ANTERIOR HOME SIGUIENTE

 

Reflexiones en torno a la idea de la historia de kahler

Antonia Yudelevich Pekalok

 

Las críticas que produce una obra historiográfica, o aquella que se ocupa del quehacer del historiador son proporcionales cualitativa o cuantitativamente a la forma en que el autor maneja el tema y a la riqueza de ideas que contengan sus reflexiones. En el presente caso, el autor del que me ocupo no es una figura cumbre, pero los planteamientos epistemológicos que presenta siguen teniendo vigencia. Saber hasta qué punto es válido hablar de «conceptos engendradores de historia», del «significado como forma y como propósito», o bien, de «niveles existenciales en la historia», son los fines que persigue el presente ensayo. Esta reflexión se hace necesaria, sobre todo, para saber hasta que punto el análisis de la historia es capaz de cambiar la realidad misma.

Las respuestas que surjan ante estas cuestiones no pretenden ser definitivas, responden más bien a la inquietud de acercarnos con una actitud crítica y retomando algunas ideas de Marx, a las interpretaciones de la historia que se nos ofrecen.

El papel que desempeña el concepto en el proceso del conocimiento

En el texto ¿Qué es la historia?, Kahler sostiene que «…los conceptos y representaciones de la historia se funden con la historia misma; ellos por una parte se vuelven acontecimientos que influyen sobre la historia que engendra historia nueva. Pero sólo en esta capacidad activa y activadora constituye historia la historiografía, y no como una función separada, teórica».1 Considero que Kahler sobrevalora el papel que desempeñan los conceptos en el análisis, y dentro de la realidad. El concepto es la abstracción que hacemos de las relaciones esenciales de determinada realidad y hacemos esta abstracción porque es la forma en que la mente puede ordenar la realidad, pero esto no significa de ninguna manera que la abstracción sea la realidad misma. Si tomamos, por ejemplo, un fenómeno físico, podemos ver que el físico observa al fenómeno y abstrae determinadas relaciones esenciales de ese fenómeno; de ahí saca conclusiones que le ayudarán a repetir el experimento y a comunicar su conocimiento. Pero nunca estará comunicando la realidad misma, sino que está comunicando –por medio de conceptos- la abstracción que él hizo de la realidad.

Veamos otra afirmación que hace Kahler:

Para constituir así sea una sencilla ‘historia’ se necesitan por lo menos tres factores: conexión de acontecimientos, relación de esta conexión con algo o alguien que dé a los acontecimientos su coherencia específica, y finalmente una mente comprensiva que perciba tal coherencia y cree el concepto… cuando algo tiene un significado queremos indicar que forma parte de algo mayor o superior a ello mismo, que es un eslabón o una función dentro de un todo comprensivo, que apunta a algo que está más allá. O que este algo representa en sí mismo un todo consistente, un orden coherente en el que las partes están relacionadas entre sí y con el todo…2

Concuerdo con la afirmación que hace Kahler, en cuanto a que los factores que constituyen «una sencilla historia» son necesarios para hacer historiografía. Pero en lo que atañe a la historia real, considero que esta coherencia no existe: lo que existe es una sucesión de acontecimientos que el historiador puede interpretar, lo cual no significa que la historia real no exista, a pesar de la falta de conciencia del hombre. La historia se sigue dando, los acontecimientos se siguen sucediendo, esté o no preparado el hombre para darles coherencia o para comprenderlos.

Kahler sostiene que la «mente comprensiva» es la que da coherencia y significado a la historia y por ende la crea:

De todo esto se sigue que algo tiene significado sólo para la mente humana que lo comprende… y comprendiéndolo, de hecho lo crea; por su mero hecho de comprender cambia el cuadro de su mundo y –como dicho cuadro envuelve un cambio reflexivo en su alrededor- cambia su mundo mismo, la realidad de su mundo.3

Estaría de acuerdo con Kahler en que el significado lo da la mente humana, pero haciendo la aclaración de que una cosa es que el hombre dé un significado y otra es que la realidad tenga el significado que él le quiere atribuir. La mente humana no crea las cosas del mundo; las cosas existen independientemente del hombre, y Kahler estaría afirmando que el mundo existe en la mente y que para cambiarlo es suficiente un acto de comprensión. Esto no es así: comprender algo no significa que podemos cambiarlo automáticamente. Una cosa es la realidad y otra el concepto que de ella formamos. Desde mi perspectiva, Kahler confunde el plano ontológico con el epistemológico y, por ende, la historia con la historiografía. Una cosa es el acontecer histórico y otra cosa es la forma como se cuenta de ellas.

Kahler también confunde el significado «como forma» y el significado «como propósito». No se puede decir, por ejemplo, que el significado «como forma» que dieron a su historia los judíos, lo haya convertido en significado «como propósito», y hayan podido cambiar por lo tanto la historia. Aquí nuevamente Kahler sobrevalora el papel activo del significado de los conceptos y entonces la historia real aparece como un conjunto de categorías en la cabeza del hombre, que al cambiar de significado «como propósito» cambia el curso de la historia.

Analicemos ahora la conclusión a la que llega Kahler en este aspecto:

«…hay que dejar perfectamente claro que la causalidad en sí misma no constituye significado…»4 …como una coherencia significativa requiere una mente consciente que la conciba, la historia sólo puede producirse y desenvolverse en conexión con la conciencia. Conforme el hombre nota mejor la coherencia de lo que hace y lo que ocurre, en análoga medida le atribuye significado y lo convierte en historia. De esta manera crea historia, no sólo teóricamente, como concepto, sino actualmente, como realidad. Pues no bien se forma un concepto, empieza a influir sobre el mundo real, y a cambiarlo. Se funde con la realidad, se vuelve parte de ella… O sea, que la historia empieza en el hombre.5

Aquí tenemos la expresión más clara de la confusión que muestra Kahler entre el sujeto cognoscente y el objeto de conocimiento, y que se remite a la confusión entre el plano de la realidad y el plano del conocimiento. El hombre puede escribir historia (historiografía), pero esto no implica que la historia sólo pueda producirse y desenvolverse en conexión con la conciencia. El historiador (sujeto cognoscente) no crea la historia (objeto de conocimiento); el acontecer histórico ocurre independiente de nuestra conciencia, aunque el pensamiento del hombre (la ideología, concretamente) haya influido en el cambio del acontecer histórico. El hombre y la sociedad son los protagonistas de la historia, pero en tanto que la viven, no en tanto que la escriben.

Ahora bien, esto no quiere decir que el historiador no pueda influir para que se produzcan cambios en la realidad, pero esto es distinto a decir que son los conceptos per se los que cambian la realidad: los conceptos son un medio para el cambio, pero este no se produce de manera automática, sino que son los hombres con su actividad práctica los que lo realizan.6 Por lo tanto, en cuanto a la aseveración de Kahler de que «la historia empieza en el hombre», considero que no es en el hombre sino con el hombre: el hombre es historia, pero la historia no está en la mente del hombre.

La ideología en la teoría de la historia de Kahler conlleva a la afirmación de que el proceso histórico ha sido una constante transformación que los conceptos han sufrido en el pensamiento del hombre y que al transformar los conceptos estos se insertan en la realidad transformándola. Esto significaría que el hombre ha «creado» la historia y la ha transformado a partir de sus representaciones; por lo tanto, la historia que no ha «creado» conceptualmente el hombre, no existe. Dado que Kahler es un «homo occidental» concluye: «nuestra civilización occidental es la única que ha producido historia propiamente humana, historia explícita y distintivamente humana».7 Ante esta afirmación cabe hacerle algunas preguntas a nuestro autor: los King, los Vedas y el Mahabharata, ¿no fueron hechos por humanos?, ¿no contienen historia? Y la insistencia de Tlacaélel –consejero de Izcoátl y de varios reyes más– de cambiar la visión de la historia mexica para hacerlo aparecer emparentado con los toltecas, ¿acaso no es un grado de conciencia histórica y un manejo ideológico de la historiografía?

Conclusiones

De acuerdo a lo expuesto en las páginas anteriores, podemos concluir lo siguiente:

Primero: Kahler confunde el proceso teórico de conocimiento histórico con el proceso real de la historia, de ahí que hable de conceptos engendradores de historia, y no de conceptos que sirven al análisis teórico-científico.

Segundo: La ambivalencia que da a la connotación del término «significado», lo lleva a confundir el significado «como forma» con el significado «como propósito». Comprender el significado de la historia no quiere decir que podamos cambiar el curso de la historia. El cambio lo produce la actividad práctica del hombre y no sólo su pensamiento.

Tercero: Su afirmación de que algo tiene significado cuando «forma parte de algo mayor o superior a ello mismo, que es un eslabón o una función dentro de un todo comprensivo, que apunta a algo que esta mas allá», parece implicar una visión teleológica de la historia.

Cuarto: La interpretación subjetivista que da de la historia, desemboca en la afirmación ideológica de que la única historia verdaderamente humana es la occidental, lo cual es a todas luces insostenible.

Notas:

1. Erich Kahler, ¿Qué es la historia?, México, Fondo de Cultura Económica, 1966, (Col. Breviarios, 187), pp. 14-15.

2. Ibidem, p. 16.

3. Ibidem, p. 17.

4. Ibidem, p. 19.

5. Ibidem, pp. 21-22

6. La práctica –para Marx– son todas las formas de actividad del hombre, toda la actividad histórica y social de la humanidad: ...No partimos de lo que los hombres dicen, se representan e imaginan, ... partimos de los hombres en la actividad real y de sus procesos de vida reales. Carlos Marx, «Tesis sobre Feuerbach», en La ideología alemana, 7a. reimpresión, México, Ed. Cultura Popular, 1977, Tesis I, p. 38.

7. Kahler, op. cit., p. 28.

Referencias bibliográficas

Kahler, Erich. ¿Qué es la historia? México, Fondo de Cultura Económica, 1966, (Colección Breviarios, 187).

Marx, Karl. La ideología alemana. 7a. reimpresión, México, Ed. Cultura Popular, 1977.

Articulo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 D.F. Centro, México. Se permite su uso citando la fuente. Dirección u094.upnvirtual.edu.mx