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Los valores para la interculturalidad.
Un reto para elevar la calidad de la educación

Rosa María Salgado Medina

Asesora de la UPN-163 Uruapan, Michoacán

Contexto actual y realidad educativa

Las características de nuestro país requieren de un desarrollo económico más equitativo, por tanto, la escuela se visualiza como la instancia donde pueden trabajarse aspectos como la lucha contra la intolerancia, la discriminación y el respeto, en este sentido la cultura debe procurar la vinculación entre las demandas económicas y educativas.

Una manera de enfrentar la postura económica del neoliberalismo, es la formación cultural, la cual, debe centrarse en el interculturalismo, es decir, en el respeto a la propia cultura y el intercambio igualitario. Pero ¿cómo lograr esto si desconocemos el sentido de la propia responsabilidad, el compromiso con uno mismo en el uso de la libertad y aquello que estética y filosóficamente han dado sentido a nuestra cultura?

Los cambios que afectan a la economía traen consigo una modificación al sentido de la educación y por tanto de la formación del individuo. Las necesidades económicas repercuten en la definición de lo que se considera como conocimiento útil. En este sentido, la finalidad de las acciones educativas es formar al individuo que sea útil a la sociedad, por tanto los programas educativos reflejan los intereses del sistema económico.

En nuestro país, la Modernización educativa fue concebida para elevar la calidad del servicio, ampliarlo y acentuar la eficacia; sin embargo, se apega a los lineamientos que establece el Banco Mundial para determinar un tipo de educación acorde con los intereses de un modelo elaborado por economistas.

Según este modelo (económico-educativo) se requieren de 9 elementos (Schmelkes, Silvia: 1997) para elevar la calidad de la educación: una biblioteca, uso de laboratorios, la ampliación del tiempo, la realización de tareas en casa, la implementación de libros de texto, el tamaño del grupo, los conocimientos, experiencia y salario del profesor ¿y los valores?

Bajo este modelo económico, la escuela reproduce el sistema, los hábitos y la visión frente al trabajo, ocasionando problemas como: baja calidad, desarticulación, rezago, prácticas educativas ineficientes y tendencia hacia la privatización.

Como una alternativa de solución, Silvia Schmelkes (1997) propone: que los servicios educativos sean para todos, diversificar modalidades, retomar la evaluación como paso previo a la planeación, asignar recursos especiales para atenuar desventajas y desigualdades, pero sobre todo utilizar la investigación educativa en relación con la comunidad.

Cultura, educación y los valores en el currículo

Es evidente que la cultura de los alumnos, y la del docente, determinará las exigencias educativas, pues de ésta parten las necesidades que dentro de cada contexto se vuelven primordiales. Sin embargo, la cultura muchas veces se ha dejado llevar por marcos ajenos a nuestra propia realidad o bien, como consecuencia en las formas de vivir e interpretar el mundo en el que vivimos y se hacen a un lado aspectos esenciales para la convivencia del ser humano.

Esta nueva forma de ver el mundo exige revalorar lo que se tenía y retomar de los tiempos actuales aquello que permita vivir con mayor plenitud.

En este marco es donde la escuela debe renovar fuerzas para adaptarse a las nuevas circunstancias, pero sin perder de vista que aquello que ahora se realiza será lo que distinga el mañana. La nueva vida abre muchas perspectivas y posibilidades para la transformación de uno mismo y en el mismo sentido cambiar las prácticas educativas en beneficio de la sociedad, querer mantener las mismas posturas de una educación fuera de todo contexto y momento conduce a un estancamiento y seguramente a una mayor desvinculación entre la escuela y la comunidad.

Como docentes muchas veces se olvida la importancia que tiene el estudiante, se da prioridad a los intereses personales e invade la preocupación de no cumplir con los objetivos curriculares; sin embargo, cuando se les escucha, se observa que ellos mismos son los principales portavoces de una educación que les permite conocer, hacer, convivir y ser, ellos saben como hacerlo, pero los profesores, autoridades y sobre todo la sociedad nos negamos a escucharlos y a transformar las prácticas «educativas».

Entre los valores que deben propiciarse en la familia, la sociedad, pero sobre todo en el aula se encuentran la responsabilidad, la dignidad y la honestidad, éstos son el origen de otros que también son indispensables para el desarrollo humano, tal es el caso de la sencillez, la comprensión o la humildad, el amor, la bondad, el respeto y la solidaridad, entre otros.

Estos valores deberán concretarse a través de la realización de determinadas conductas y reflejadas a través de los hábitos y las actitudes que dentro de la comunidad escolar se suscitan, es así como la disposición para ayudar a quien lo necesite, la amabilidad, la aceptación de los demás y el apoyo en cualquier actividad que se organice son aspectos que se consideran valiosos.

Asimismo, las habilidades intelectuales pertinentes en este nuevo modelo educativo abarcan estrategias cognitivas que implican el saber dialogar y escuchar, utilizar las capacidades de razonamiento, de análisis, de síntesis, de confrontación de ideas, de elaboración de juicios propios producto del debate oral y de la aceptación de ideas ajenas o del rechazo de las propias; sin olvidar también que la aplicación del conocimiento tiene un papel importante para establecer una congruencia entre lo que se hace y lo que se dice, sólo así se logrará un entendimiento con la realidad.

En relación con los espacios, los tiempos y los recursos necesarios para vivir esta experiencia de aprendizaje cabe señalar que los espacios entre cada asesoría, la organización de equipos, cualquier sesión de trabajo, los convivios, los festejos cívicos o sociales, los paseos, las competencias, la organización de juegos o concursos, pueden ser momentos y espacios aprovechables para el trabajo de todos los principios.

Solamente viendo o aprovechando cualquier espacio, momento o circunstancia como ejemplo u oportunidad de inculcar ciertos valores, es posible llegar a conceptualizar y vivenciar el aprendizaje participativo, cooperativo, experiencial, creativo y global. Entendiendo que éste es el proceso de cambio cognitivo y actitudinal que requiere de la participación de todos los implicados en la toma de decisiones, donde las relaciones interpersonales se caracterizan por una comunicación abierta y el aprendizaje respeta la relación entre el mundo interior y el exterior de cada sujeto, fomentando el desarrollo del pensamiento divergente, la creatividad, la resolución de problemas y la toma de decisiones.

La conciencia de la perspectiva es la manera particular en que se percibe la realidad de acuerdo con las características particulares de cada individuo, esto provoca que la visión del mundo no se comparta universalmente, pero es posible aprender a ver a desde otras perspectivas, por eso es importante que la escuela ayude a los alumnos a tomar en cuenta las convicciones ajenas.

Aportando más elementos, la conciencia de la salud planetaria abarca la comprensión de las condiciones del mundo, actitud que implica el entender qué es la justicia, los derechos humanos y las responsabilidades y utilizar los conceptos anteriores para aprender sobre el desarrollo y las tendencias globales con una visión de entendimiento hacia la construcción del futuro; en la escuela es primordial aplicar estos conceptos de manera mundial pensando que el futuro es mañana y que a todos nos afecta.

La conciencia de la participación es un elemento que ya se ha mencionado anteriormente, pero que aquí cobra sentido para comprender que lo que se hace o se decide de manera individual repercute de manera global. Estas repercusiones se consideran tanto en el presente como en el futuro pero de una manera holística, para lo cual es necesario desarrollar una habilidad social y política para la toma de decisiones en el sentido de la verdadera democracia. Tanto en la escuela como en la sociedad se pueden explorar técnicas y medios donde se experimente la capacidad de discernir y juzgar, así como ver y asumir las consecuencias de las decisiones propias.

Finalmente, en relación con los procesos mentales se debe mencionar que son los cambios constantes que cada persona tiene en relación con la interpretación de la realidad a la luz de sus propios paradigmas, tomando en cuenta que el aprendizaje y el desarrollo son procesos continuos y que en este marco un nuevo paradigma también puede ser una visión parcial, por ello, en la escuela, es importante reflexionar que las decisiones que se toman y los juicios que se emiten no pueden ser permanentes y en cualquier momento pueden modificarse tomando en cuenta otros modelos o perspectivas. He aquí la importancia de la responsabilidad y la honestidad.

Una manera de interrelacionar todos los elementos es a través de la propuesta que se establece en la educación global, incluyendo ejes transversales en el currículo, así haciendo a un lado los objetivos tradicionales vinculados únicamente con las áreas, materias o disciplinas se puede dar prioridad a los objetivos que remiten al conocimiento, las destrezas, las actitudes y los valores en un mismo plano.

De la misma manera en que cambian los objetivos, el sentido o naturaleza de los contenidos también tiene que modificarse, ahora se propone un planteamiento global donde temáticas generales se adecuan haciendo gala de una flexibilidad y aperturas acordes al lugar y el momento.

La misma transformación deberá observarse en el uso de los recursos didácticos, los sistemas de comunicación que se dan entre el profesor y el alumno, la organización del medio en el que se realizan todas las actividades y los instrumentos, sentido y métodos de evaluación que se implementarán durante toda la práctica.

Conclusión. Retos y desafíos

En este aspecto se retoman las características que deseamos cambiar para ser mejores. De manera general se pretende lograr un desarrollo armónico en los estudiantes con un equilibrio entre conocimientos, habilidades y valores congruentes con los requerimientos de la sociedad actual, en este sentido, la escuela debe formar sujetos con las competencias adecuadas a las nuevas necesidades. Además, se debe dar prioridad a los aprendizajes relacionados con la identidad nacional, la justicia, la democracia y la soberanía dentro del mundo de la globalización y la apertura comercial y tecnológica, pero tomando en cuenta el desarrollo de la creatividad, la competitividad, el dominio de lenguajes y el manejo de metodologías.

Por otra parte, se busca mejorar la infraestructura, los métodos y contenidos, vincular los elementos y niveles del Sistema Educativo entre sí y con el aparato productivo, por tanto es necesario vincular la escuela con la comunidad. Con todo lo anterior, en un marco nacional se pretende formar individuos capaces de competir en un plano económico, participar en aspectos políticos y ser responsables con su identidad nacional. Para lograr estos objetivos es necesario elaborar un proyecto educativo viable y acorde con las necesidades contemporáneas.

Sin embargo, todos los aspectos anteriores deben concretarse en el marco específico de cada realidad, por esta razón es necesario conocer las necesidades e intereses propios de la escuela y los problemas que enfrenta la sociedad de la localidad.

En este marco, los retos que se presentan a la escuela se vinculan principalmente con las actividades, los hábitos, las habilidades y estrategias metodológicas de estudio, estos aspectos tienen que ver con el ser y hacer de una escuela.

Desafortunadamente, lo anterior solamente se queda en el nivel teórico, ya que en la práctica los alumnos carecen de una adecuada orientación ética, no tienen un criterio propio para detectar y solucionar problemas, son dependientes y/o crean compromisos, la escuela se ha enfocado a la transmisión de conocimientos y sólo en casos aislados se fomenta la autonomía y el desarrollo de diversos hábitos, además al privilegiar determinados conocimiento (español y matemáticas, principalmente) el docente se aleja de la realidad de los alumnos, de aquello que son sus intereses y necesidades (disfrutar de la literatura, resolver problemas de razonamiento a través de juegos), aunque ambos se refieran a lo mismo la comunicación no se establece al hablar distintos lenguajes, al ver el conocimiento desde posturas antagónicas.

Existen evidencias en instituciones que han dado los primeros pasos para reconsiderar los fines de la educación, pero los vicios que se tienen en la escuela, como institución que da prioridad a los aprendizajes informativos, afectan a toda la comunidad y esto implica el iniciar con un cambio de pensamiento en la concepción que se tiene de la escuela.

Por otra parte, en la mayoría de las instituciones formadoras de docentes la transmisión de conocimientos que se hace se limita al aula, se utilizan pocos recursos fuera del uso de antologías y se hace a un lado la vivencia de experiencias que promueven el desarrollo social y espiritual en los estudiantes, además de un aprendizaje significativo.

En congruencia con la realidad descrita anteriormente y con los problemas que se detectaron se presentan como retos dentro de la escuela:

Una institución capaz de reconocer la diversidad integrando diferentes grupos y miradas debe desarrollar iniciativas variadas. Esta posibilidad suele ser obstruida desde las mismas políticas públicas, que generalmente son uniformes, y de los modelos mentales, - construidos a través de la práctica misma -, que impiden revisar la experiencia e imaginar escuelas más autónomas, capaces de atender a rasgos culturales distintivos.

Con base en todo lo anterior sólo cabe agregar que una alternativa para dignificar nuevamente el quehacer del maestro y de cualquier profesional de la educación es la propuesta de una educación intercultural, rescatando los valores que orienten la formación de los ciudadanos necesarios para conformar una sociedad más justa.

Fuentes de consulta

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FIERRO, Cecilia, La oferta valoral del docente, Conferencia dictada en la ciudad de Uruapan, Michoacán en noviembre de 2002.

GENOVARD C., Et al, «Perspectivas sociales y políticas de la educación en el final del siglo» en Psicología de la Instrucción III. Nuevas perspectivas, Madrid, Síntesis, . Pp 70 a 86.

DELORS, Jacques. Coord. «Los cuatro pilares de la educación» en La educación encierra un tesoro, Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación global desde la transversalidad. Alauda-Anaya. pp. 173 a 255.

SAVATER, Fernando, 1997, El valor de educar, México, Instituto de Estudios educativos y Sociales de América.

SCHMELKES, Silvia, 1997, La calidad de la educación primaria. Un estudio de caso, México, Fondo de Cultura Económica.

———— La escuela y la formación valoral autónoma. México: Castellanos.

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ZEMELMAN, Hugo, Una lectura epistemológica del proceso de investigación educativa, Conferencia dictada en la ciudad de Uruapan, Michoacán, 13 de julio de 2001.

Articulo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 D.F. Centro, México. Se permite su uso citando la fuente. Dirección u094.upnvirtual.edu.mx