El niño hiperactivo
Luis Felipe Ortíz
Gómez
Asesor de la Unidad UPN 094
Los maestros pueden confundir a un niño hiperactivo con uno simplemente inquieto y travieso. Sin embargo, es importante detectarlo y actuar debidamente para apoyarlo.
¿Cómo se puede identificar a un niño hiperactivo?
Los niños hiperactivos casi siempre presentan más de una de las siguientes alteraciones:
1. Demasiada actividad o actividad desmesurada. El niño presenta una sobre-actividad, gran energía, duerme poco, es incapaz de permanecer sentado, no deja de hablar, no tiene control sobre la modulación de su voz, es escandalosos.
2. Comportamiento social inadecuado. Tiende a golpear, es agresivo, interrumpe continuamente las conversaciones, interrumpe las clases, grita, molesta a los otros niños, les gusta hacer payasadas. En ocasiones se comporta como si fuera más pequeño, es rechazado (debido a su comportamiento), siempre está desaliñado.
3. Incapacidad para concentrarse. Sus periodos de atención son sumamente cortos, se distrae con la mayor facilidad por estímulos externos (un ruido, el paso de una persona, un auto, etcétera) y cambia de actividad. No logra concentrarse en tareas escolares.
4. Excitabilidad. Se altera fácilmente, es incapaz de esperar su turno, tiene muy baja tolerancia a la frustración, se irrita por cualquier cosa, no tolera que se le nieguen las cosas.
5. Impulsividad. Es incapaz de controlar sus impulsos, actúa nerviosamente, puede apretar o estrujar a otro niño e incluso morderlo sin ningún motivo o simplemente por impulso. No mide el peligro, puede arrojarse a una alberca sin saber nadar, puede cruzar una calle sin detenerse, haciendo caso omiso del tránsito. Por su forma impulsiva de actuar puede poner en peligro su vida o la de los otros. Esta deficiente regulación de sus impulsos no le permite utilizar al máximo sus capacidades.
El que un niño presente «hiperactividad» o «Síndrome de hiperquinesia», como también suele llamarse, no quiere decir que tenga un retraso mental; por el contrario, generalmente estos niños tienen una inteligencia superior a lo promedio o totalmente normal. Se puede asegurar que nunca dos niños hiperactivos son iguales, ya que es muy importante considerar las diferencias individuales.
La hiperactividad se da más en niños que en niñas
Los grados de hiperactividad varían, pues hay niños que no pueden estar tranquilos ni por un momento y son muy agresivos, no pueden mantenerse dentro de un salón de clases por su comportamiento antisocial. Hay otros que por ningún motivo pueden concentrarse y son incapaces de realizar una tarea escolar.
Es de llamar la atención, aunque no se sabe la causa, que la hiperactividad la padecen con mayor frecuencia los niños que las niñas.
¿En que influyen los padres?
No existe ninguna evidencia de que un niño sea hiperactivo por un mal manejo de los padres, por una familia desintegrada (cuando falta alguno de los padres), por falta de cariño o grandes exigencias en la escuela.
La teoría más aceptada como causa de las alteraciones que presenta un niño hiperactivo es que existe una inmadurez cerebral o una maduración cerebral tardía y que los síntomas suelen desaparecer conforme el niño va creciendo y se acerca a la adolescencia.
Las estadísticas señalan que un 5% de los niños en edad preescolar presentan algún tipo de hiperactividad.
También es importante mencionar que el niño hiperactivo tiene una imagen muy pobre de sí mismo, debido a que no logra tener éxito escolar ni una buena relación con sus compañeros. Todo esto puede causarle problemas emocionales.
¿Que tipo de ayuda médica se debe proporcionar?
Un niño completamente normal puede, de vez en cuando, presentar algunas de las conductas descritas anteriormente, pero si el niño presenta más de una de estas actitudes en forma constante deberá ser canalizado al servicio médico.
Existen tratamientos específicos, hay múltiples medicamentos que pueden ser utilizados, normalmente se emplean por un lapso de seis meses a un año y medio, logrando con esto que se prolonguen los periodos de atención, baje su irritabilidad, disminuya su actividad y duerma mejor.
Es importante la cooperación de los padres y maestros. Estos deben observar y reportar el comportamiento del niño para que el médico pueda encontrar la dosis de medicamento adecuado, ya que cada niño requiere de un medicamento y una dosis específica.
¿Cómo deben apoyar los padres?
Los padres deben tener un gran control en las relaciones con su hijo hiperactivo, como deben tenerlo con un niño normal. Sin embargo, deben estar también conscientes de que van a necesitar paciencia con él.
Habrá que explicarle con claridad las tareas que se le encomiendan y en muchas ocasiones habrá que repetir estas explicaciones varias veces.
Hay que tratar siempre de que mejore su conducta, pero se le debe aceptar tal como es y quererlo sin reservas. Podemos tener cierto control sobre algunas características de él, pero no podemos reprimir sus impulsos, pues tarde o temprano hallarán una válvula de escape. Se debe seleccionar actividades en las que pueda canalizar sus energías como: deportes, actividades al aire libre, etcétera.
Disciplina y reconocimiento
Todos los niños deben saber qué es con exactitud lo que se espera de ellos y con mayor razón los niños hiperactivos con los que se debe utilizar una disciplina firme pero cordial. Los padres deben ponerse de acuerdo con las reglas de conducta que deberán regir en casa y las sanciones a los que se harán acreedores por faltar a las reglas establecidas.
Se debe determinar los puntos de sanciones o de derechos y aplicarse en la forma más constante posible. La sanción debe ser aplicada a estos niños inmediatamente después de la falta cometida. El lugar y la hora de la conducta inadecuada será la que determina la sanción. Por ejemplo, si comete la falta a la hora del juego se le enviará a su cuarto a estar tranquilo. Si ocurriese a la hora de la comida, no tendrá derecho al postre.
No se debe amenazar al niño con una sanción que no se pueda aplicar de inmediato y nunca se le debe castigar por alteraciones de su conducta que él no pueda controlar, como derramar el agua de beber en la mesa (torpeza), sobreactividad o problemas de distracción al realizar sus tareas escolares, por citar algunos ejemplos.
Asimismo, debe estimulársele positivamente, después de una acción meritoria. Es mejor una caricia y el reconocimiento verbal, que algo material. Hay que recordar que es importante aumentar su autoestima. También es conveniente mencionarle cada vez que haga las cosas incorrectamente, El por qué debe hacerlas correctamente.
Es necesario establecerle rutinas diarias como hora de comer, de dormir, de jugar, de ver televisión, de realizar tareas escolares. Si por algún motivo especial se tiene que romper con alguna de estas rutinas se le deberá explicar más de una vez el por qué del cambio, ya que esto le proporcionará la estabilidad emocional deseada.
Tareas y responsabilidades
Para que el niño lleve a cabo su tarea escolar, lo más adecuado es:
¿Como manejar las frustraciones?
No es conveniente que se le compare con hermanos o compañeros, ya que él es diferente y eso no sería justo. Por el contrario, se le debe apoyar a que sus relaciones con otros niños sean armoniosas. Hay que procurar que tenga un amigo (no más) para jugar a la vez, pues es fácilmente excitable. Lo adecuado sería que él y su amigo jugaran en su propia casa, y así el padre o la madre de él pueden vigilarlo y ver que sigan las reglas de disciplina de la casa.
Con frecuencia el niño llega a un límite de frustración en el cual puede explotar emocionalmente y volverse muy agresivo; por eso es importante que los padres y los maestros aprendan a reconocer una serie de signos que presentará el niño antes de sus frustraciones lleguen al máximo.
Una buena forma de evitar una explosión sería desviar la atención del niño hacia algún otro tipo de actividad, distraerlo y hacer que se olvide de la razón de su frustración.
Los padres deben hablar de todo esto con sus maestros para evitar un problema mayor en la escuela. Y deben recordar que la conducta de un niño hiperactivo no es el resultado de lo que sus padres hayan hecho o dejado de hacer.
Los padres y los maestros son humanos y habrá momentos en que se sientan enojados por el comportamiento del niño. En esos momentos deben recordar que el niño tiene un problema, que exige atención médica, y que por tal motivo se comporta de determinada forma. El gritarle o castigarlo no lo ayudará en nada. Es mejor tranquilizarse y manejar la situación adecuadamente.
¿Cómo será de grande?
Es lógico que un niño guarde resentimiento y se devalúe a sí mismo al no ser aceptado por sus hermanos, compañeros o profesores y por tener fracasos escolares continuos. Para mantener en alto su autoestima hay que reconocerle y estimularle positivamente las conductas que deban ser reforzadas.
Como principio fundamental, los padres y los maestros de un niño hiperactivo no deben dejar que el niño se desanime o piense que es un constante fracaso. Hay que recordar que conforme vaya creciendo y llegue a la adolescencia sus problemas irán disminuyendo, aunque siempre va a ser más activo e impulsivo que sus compañeros.
Muchos profesionistas como pedagogos, abogados, médicos, hombres de negocios o ejecutivos fueron niños hiperactivos y llegaron a ocupar grandes puestos porque aprendieron a canalizar su energía de manera positiva. Una hiperquinesia bien canalizada es sumamente positiva. La coordinación entre padres, los maestros y el médico es fundamental.
Por otra parte, si a un niño hiperactivo se le brinda un lugar estable, lleno de cariño y comprensión, las posibilidades de éxito serán mayores.