Miguel Hidalgo y Costilla... una vida apasionante

Elvia Pacheco Mora
Asesora de la Unidad UPN 094

A daniela con cariño

El motivo que me inclina a desarrollar en este trabajo la vida de este personaje es que a pesar de que han transcurrido doscientos cincuenta años de su nacimiento su importancia no disminuye, al contrario se acrecienta. Miguel Hidalgo lo mismo ha sido ensalzado por historiadores como Ernesto Lemoine, que satirizado, a través de la novela los Pasos de López por Jorge Ibarbuengoitia, representado plásticamente por José Clemente Orozco en su obra muralista, interpretado actoralmente por Juan Peláez en la telenovela histórica La antorcha encendida que rescata la gesta de independencia.

Su vida transcurre entre los parámetros de la historia donde, por su vida heróica es bautizado como el Padre de la Patria; una historia que o bien deja de lado lo humano y los procesos sociales ligados a la vida cotidiana, en lo que Luis González ha llamado la Historia de bronce o bien sólo destaca lo anecdótico en aras de hacer atractivo el conocimiento histórico. Los historiadores pero sobre todo los profesores de historia no debemos perdernos en una u otra postura, al contrario, debemos tratar de ser lo más objetivos que sea posible.

Nuestro personaje nació en 1753 en la región de Corralejo, en Guanajuato. Su padre era administrador de una hacienda y viendo las pocas posibilidades que tenía su hijo para destacar en este espacio geográfico lo envió a la ciudad de Valladolid para que iniciará su carrera sacerdotal. Esta actividad era más frecuente de lo que se puede uno imaginar, pues para los jóvenes de medianos recursos era la posibilidad más viable para despuntar en todos los sentidos, ya que, como el Dr. Ernesto Lemoine señala, lo último que contaba era la vocación pues por encima de ese supuesto se hallaban las enormes facilidades que ofrecía y las posibilidades que al término de ella garantizaba.

Miguel Hidalgo permanece en esta ciudad hasta 1765, año en el que fue trasladado siendo casi un niño -pues sólo tenía doce años- a un curato de Colima, del que sale a una edad en la que había madurado su pensamiento político.

En Valladolid se destaca por ser un excelente estudiante tanto en el Colegio Jesuita de San Francisco Javier donde permanece hasta 1767, fecha de expulsión de esta orden, como en el Colegio de San Nicolás al que ingresa posteriormente. Su inteligencia lo llevó a obtener los grados de Bachiller en Artes y Bachiller en Teología lo cual no era tan fácil de lograr en esa época.

En el Colegio de San Nicolás destacó como expositor, reformador intelectual y docente, dejando profundas huellas en sus alumnos como es el caso de José María Morelos y Pavón» quien continuo con su ideario político a la muerte de su maestro. Asimismo fue profesor suplente, encargado de algunas academias, prefecto, escribano de la secretaría, auxiliar de administración, maestro de filosofía y teología, tesorero, secretario, rector y vicerector de ésta institución educativa. La suerte parece sonreirle, los estudiantes le admiran, los escolásticos rutinarios murmuran, los prelados lo miman, algunas jovencitas agraciadas le coquetean y él se dejar querer y cultivar, y quiere y cultiva.

Hidalgo poco a poco incomodaba a la sociedad de este comarca: Valladolid por lo que sus superiores deciden enviarlo al curato de San Felipe Torresmochas donde se cree disminuirán sus ímpetus reformistas. Va a ser en este ámbito donde menos va a estar quieto, pues se dedica a leer a los autores franceses y españoles, impulsa el teatro estableciendo obras teatrales, organiza una banda de música además de tertulias, donde se discutían temas diversos desde los de arte y cultura hasta problemas políticos. Declama, lee trozos de sus clásicos, baila, toca instrumentos musicales y flirtea, pues el celibato no se lo impide. Resulta que a su casa por estos motivos se le llamó la Francia Chiquita. Se relacionó con personajes importantes de ese momento como lo eran: el obispo Abad y Queipo, el intendente Riaño y el corregidor Domínguez sin dejar de lado a personajes tan importantes como Josefa Ortiz de Domínguez, Allende y Aldama y por supuesto José María Morelos y Pavón.

Su estancia en San Felipe Torresmochas duró hasta 1803 en que reclamó ser trasladado al curato de Dolores, ya que su hermano Manuel, también sacerdote, lo había dejado vacante debido a su muerte. En él permanece hasta 1810, fecha en que se inicia el movimiento insurgente, cuando invita el 16 de septiembre, al pueblo a unirse a la lucha por la independencia respecto de la corona española, a acabar con el mal gobierno de Fernando VII y a mandar a los gachupines a su madre patria, o en suma, cogerlos y luchar contra ellos ya que sólo habían traído abusos contra los indígenas, las castas, mestizos y criollos, tomando como estandarte la imagen de la Virgen de Guadalupe, lo que implica su identificación con el pueblo y las causas populares.

Evidentemente se había ganado la simpatía de los grupos sociales desfavorecidos, pues con los indígenas era paciente y los instruía, a otros grupos los escuchaba, además era muy emprendedor, sus actividades no se reducían sólo al sacerdocio. No era afecto a los trabajos de notaría parroquial, ni a celebrar muchas misas; en cambio le gustaba predicar adaptando sus saberes teológicos y tomaba muy a pecho la confesión de enfermos y moribundos. Criaba abejas, curtía pieles, fabricaba loza, cultivaba viñedos y criaba gusanos de seda. Quizá estas últimas actividades tan alejadas del prototipo de un sacerdote lo acercaron más al pueblo y lo alejaron de los poderosos.

A él se sumó un ejército de cien mil hombres que con piedras, lanzas y palos iniciaron el movimiento independiente y donde Hidalgo se erigió en su jefe y su héroe. Con esta acción y la toma de la Alhóndiga de Granaditas hirió de muerte al virreinato y empieza un proceso histórico que culmina hasta 1821 cuando se consuma la Independencia. Hidalgo muere a los cuatro meses de haber iniciado la lucha armada estableciendo acciones que van a abolir la esclavitud, acabar con las alcabalas, establecer prensas que difundieran dichas ideas independentistas. A su muerte le sigue le sigue en la dirección del movimiento insurgente José María Morelos y Pavón. Pero eso es otra historia.