Los grupos como comunidades creativas: el enfoque gestáltico de Joseph Zinker

Antonia Yudelevich Pekalok

Asesora de la Unidad UPN 094 D.F., Centro

...un experimento de grupo es un evento creativo que crece partir de la experiencia grupal. Tal evento no es premeditado y sus resultados no pueden predecirse; es una creación de todo el grupo.

Joseph Zinker

Definición de grupo

Para Joseph Zinker, un grupo no sólo es una pequeña comunidad cohesiva, donde las personas se sienten recibidas, aceptadas y confrontadas; también es un lugar y un ámbito donde las personas pueden crear en común. Un grupo ideal es un sitio donde cada uno somete a prueba sus límites de crecimiento, una comunidad cuyos miembros pueden desarrollar, hasta los más altos niveles, su potencialidad humana.

En este contexto, puede definirse al grupo como comunidad de aprendizaje, es decir, conjuntos de personas que se han reunido en torno a otra más capacitada, que las dirige, para resolver problemas personales e interpersonales. Aprendizaje supone cambio de conducta, no sólo en bien de la adaptación y el ajuste, sino también como movimiento hacia niveles más altos de comprensión y realización de sí mismo.

Un grupo no equivale a la simple suma de los individuos que lo componen. Todo grupo es un sistema único, dotado de su propio carácter especial y su propio sentido del poder; un conglomerado de las energías que emanan de los individuos y se interrelacionan en una configuración sistemática. Es una totalidad, una entidad, una Gestalt cuya índole es más amplia que la suma de sus varias partes.

La interrelación puede ser dispersada o desviada por confabulaciones, conflictos internos, lealtades y actitudes estáticas. El terapeuta guestáltico** aprende una variedad de métodos para aplicar la energía del grupo a un sistema integrado de trabajo creativo. También se requiere, por parte del que dirige, la especial capacidad necesaria para convertir los talentos y las resistencias del grupo en un sentimiento de comunidad unificada.

Como catalizador, el director guestáltico integra los dispersos temas individuales bajo formas de creaciones comunitarias espontáneas.

Modelos de proceso grupal: sus objetivos y limitaciones

Zinker presenta tres modelos de proceso grupal antes de plantear su propio modelo: a) el de Carl Rogers, b) el de la rueda de carro rota de Fritz Perls, y c) el de psicodrama.

a) Carl Rogers

Los terapeutas rogerianos estimulan al grupo en forma no directiva, como vehículo que permitirá a los miembros sentir confianza recíproca y hallar maneras de apoyarse unos a otros. El grupo determina su propio destino, aclara y sigue su propia dirección. Le parece a Zinker que aunque el terapeuta rogeriano declara no tener autoridad, esto no es así, ya que quien facilita el proceso tiene enorme poder en el grupo.

b) La antigua terapia guestáltica: la rueda de carro rota.

Durante los años que Zinker trató a Frederick Perls, éste enseñó terapia guestáltica presentándola con ayuda de un miembro del grupo que pasaba al centro («silla vacía»). Los miembros restantes lo rodeaban y observaban mientras Perls trabajaba con él. No se realizaba esfuerzo alguno, ni existía ninguna intención de dar intervención al grupo en ese proceso; Perls consideraba que otros podían aprender por observación e incluso tener experiencias positivas con sólo presenciar su tarea. No le interesaba el proceso de grupo como tal, sino efectuar demostraciones con métodos de trabajo e individuos en presencia de grupos.

Algunos discípulos de Perls tomaron al pie de la letra este estilo centrado en el individuo y elaboraron un modelo de terapia de grupo en que los integrantes de éste se turnan para trabajar con el maestro en el centro, mientras los demás observan. James Simkin siguió este modelo.

Zinker representa este sistema como una rueda de carro rota. Está rota porque hay escasa interconexión entre los integrantes, y más bien hay una acción vicaria con la acción que se desarrolla en el centro. La rueda rota no gira. No constituye una comunidad en el pleno sentido de la palabra. Los asistentes experimentan un contacto terapéutico con el terapeuta y la persona que ocupa la «silla vacía», pero tienen poco que ver unos con otros.

La fuerza del sistema, señala Zinker, radica en que el terapeuta y el cliente sienten una especie de apoyo comunitario; les parece estar rodeados por un círculo de energía que dice «sí» a la lucha librada en torno de la tarea terapéutica. Pero la debilidad del sistema radica en que:

1) No emplea las ideas, sentimientos y talentos de quienes integran el grupo al servicio de un proceso creativo que beneficie a todo el grupo.

2) El terapeuta ejecuta todo el trabajo, sin permitir al grupo que lo respalde, lo cual no da cabida a otros.

3) El asumir la responsabilidad de sí mismo en los grupos de Perls, no propicia el concepto de responsabilidad social; es decir, el que las personas se ayuden unas o otras en el grupo terapéutico o en cualquier otro marco comunitario.

4) Psicodrama: un movimiento revolucionario

Otra forma importante en que se ha dado la terapia grupal, ha sido el psicodrama, donde los integrantes del grupo sirven como personajes en el drama de un individuo particular que hace de protagonista. Desde el principio hasta el fin, el protagonista constituye el centro de la atención terapéutica del grupo, lo cual -a juicio de Zinker- se convierte en una limitación, ya que con frecuencia descuida el proceso en marcha y no permite que se despliegue la propia conciencia de cada integrante del grupo.

El psicodrama fue, en su momento, un movimiento genuinamente revolucionario. J.L. Moreno habló del «aquí y ahora» en la década de 1920 y fue un precursor que puso el acento sobre la resolución creativa de problemas en una comunidad por medio del drama.

Principios del proceso grupal guestáltico

El proceso grupal guestáltico, en la perspectiva de Zinker, funciona de acuerdo con cuatro principios básicos:

1) Primacía, en cada momento, de la experiencia grupal en marcha. Aquí se enfatiza la experiencia presente. La atención se centra en torno de lo que experimenta el individuo momento tras momento, y en el plano del grupo significa que todo cuanto suceda en ese marco tiene importancia y debe ser aclarado, subrayado y creativamente orientado hacia una resolución. No debe pasarse por alto ningún comportamiento que se dé en el interior del grupo. Ningún tema individual está aislado de un tema central.

2) Proceso de desarrollo de la conciencia grupal. En terapia guestáltica conciencia significa que un individuo presta atención a su experiencia. En el plano del proceso grupal, esto asume la forma de preocupaciones y temas que se comparten.

La conciencia grupal comprende las preocupaciones del grupo; éstas son más que la suma de las conciencias individuales, y cada uno tiene el deber de considerarlas. La estrategia adecuada para trabajar con la conciencia del grupo consiste:

Primero: subrayar o tornar explícita esa preocupación.

Segundo: traducir a vivo interés la conciencia de esa preocupación.

Tercero: traducir la preocupación a acción e interacción entre los postulantes del grupo.

3) Importancia del contacto activo entre los participantes. El crecimiento debe operarse en el confín que separa al individuo y al ambiente. Es el encuentro entre lo que yo soy y lo que no soy yo, lo que me obliga a inventar nuevas respuestas para enfrentarme con el ambiente y avanzar hacia el cambio. El ambiente tiene impacto sobre mí. Y yo crezco por intermedio de este equilibrio entre asimilación y acomodación a un ambiente cambiante. La tarea del grupo guestáltico consiste en dar relieve al encuentro y al contacto entre individuos.

En el nivel de los procesos grupales, el contacto se experimenta como sensación de ser cada uno único, como sensación de las diferencias que hay entre cada miembro del grupo y también de las similitudes. Es una experiencia de generalidad, de comunidad, a la vez que de individualidad. La persona se piensa a sí misma como alguien en relación con otros.

Se quiere, en la metodología de Zinker, brindar a la persona una oportunidad de descubrirse y comprenderse a sí misma en su realidad social. También se quiere mostrarle su capacidad de modificar el comportamiento de otros en una situación experimental relativamente segura y flexible.

4) Empleo de experimentos de interacción estimulados por un líder que interviene activamente en ellos. En el proceso de grupo guestáltico –subraya Zinker- el terapeuta constituye una autoridad, pero se mueve con fluidez en el grupo. Puede decidirse por ocupar el centro y estimular activamente el trabajo individual con los miembros del grupo; o puede optar por hacerse a un lado, retirarse del centro y participar en el grupo como uno mas de sus integrantes. Su presencia siempre se siente y su poder se experimenta con claridad. Mediante halagos y estímulos, el terapeuta induce al grupo a comportarse experimentalmente, a modificar de manera intencional su propio proceso.

Reglas básicas básicas para los participantes en grupos guestálticos

1) Asumir la propiedad del lenguaje y la conducta. Se le pide a la persona que diga «yo», en vez de «usted» o «alguien», para evitar eluda la propiedad específica de lo que dice.

2) Otorgar prioridad a lo que experimenta aquí y ahora, así como transmitir las sensaciones, pensamientos y emociones en ese mismo momento.

3) Prestar atención en la forma en que atiende a los demás.

4) Plantear la pregunta bajo la forma de afirmación: «Me parece que yo a ti te intereso un bledo». De esta manera no se evade con preguntas como: «¿Te importa el bienestar de quienes integran este grupo?»

5) Esforzarse por hablar directamente al otro, no a un espacio situado en medio del cuarto; llegará más a fondo a los demás.

6) Prestar atención a los sentimientos de los demás y reconocer su validez. Esto evita interpretar al otro.

7) Prestar atención a su propia experiencia física, así como a los cambios de postura de los demás.

8) Partir de la base de que lo que otros dicen es confidencial.

9) Aceptar, en el experimento, correr riesgos al participar en la discusión. El grupo constituye un laboratorio humanístico donde se puede poner a prueba la influencia de conductas que hasta ese momento a la persona le podían parecer inaceptables. Por ejemplo: «Si manifiesto mi enojo, destruiré a otro». Así podrá comprobar que el otro sigue vivo después de haberle manifestado su enojo.

10) Aprender a «poner entre paréntesis» y excluir aquellos sentimientos o expresiones que interrumpen en forma evidente algún acontecimiento importante en marcha dentro del grupo.

11) Respetar el espacio psíquico de los demás tanto como le gustaría que respetaran el tuyo. Si bien se alienta a las personas para que cambien, no se les fuerza a hacerlo.

El experimento de grupo

Zinker menciona que en el sistema guestáltico se integran, por una parte, la pureza de Rogers en lo experimental y, por otra, el enfoque claramente estructurado de Simkin. La acción del grupo siempre arranca de la experiencia que sus integrantes tienen entre manos, en vez de empezar por una interacción preestablecida entre dos personas, o por un ejercicio arbitrariamente establecido.

Un experimento de grupo es diferente que un ejercicio de grupo. Éste es un dispositivo de aprendizaje preparado, que en general carece de relación con un despliegue espontáneo del proceso grupal. En cambio, un experimento de grupo es un evento creativo que crece a partir de la experiencia grupal. Tal evento no es premeditado y sus resultados no pueden predecirse; es una creación de todo el grupo. Un ejemplo que presenta Zinker es el siguiente:

Varios miembros del grupo adoptan una actitud de crítica a los líderes. Éstos preguntan a aquéllos si tal situación les recuerda alguna experiencia de su pasado. Alguien les refiere una historia de una familia donde los padres la pasaban bien juntos, pero dejaban aparte a los niños. Todos los del grupo parecen identificarse con la analogía.

A medida que el drama se despliega, el grupo elabora «insights» sobre su relación con los líderes, sobre cómo padres e hijos chocan entre si hasta crear insatisfacción y rebelión. Cada persona tiene una oportunidad de explorar su puesto en este drama, y el experimento ayuda al grupo a descubrir un concepto nuevo dentro del cual puede examinar sus propios problemas sin aislarse de sus líderes.

En el grupo, la acción puede empezar por una afirmación que formula uno de los integrantes, o por una conversación entre varias personas. Tal interacción puede incluir intervenciones verbales por parte del terapeuta, de otros integrantes que se hayan comprometido con la situación, o del grupo como totalidad.

El experimento siempre crece a partir de los datos que hay en juego, de la existencia del grupo en el aquí y el ahora; por lo tanto, amplifica la situación particular y la propulsa. Al alcanzar su nivel más alto, el experimento hace entrar al grupo en una novedosa creación resolutoria de problemas, en la que cada integrante aprende algo especial acerca de sí mismo.

Los experimentos pueden crearse a partir de una experiencia particular de un miembro, tal como una fantasía o un sueño, a partir de un dilema en el que el grupo se encuentra. El grupo entero puede experimentar con situaciones de la vida diaria.

En una experiencia de este tipo, la energía circula no sólo entre el terapeuta y los del grupo, sino de acuerdo con varias combinaciones e intercambios entre las personas. El grupo utiliza su energía en marcha y en constante desarrollo. La energía de un individuo puede dirigirse hacia «afuera», en dirección al grupo, y, a la vez, la energía del grupo puede dirigirse hacia «adentro», en dirección al individuo, para obrar sobre éste como catalizador y en apoyo de un aprendizaje de sí mismo. Por ejemplo, para ayudar a un individuo a crear nuevas caracterizaciones de si mismo, un grupo puede pedirle que juegue en torno de su conducta dando una imagen opuesta a la que suele dar.

La auténtica experimentación del grupo también indica poner a prueba y ampliar el rol del terapeuta. La tarea más importante de éste es crear una atmósfera o modelo que permita que la creatividad y la inventiva del grupo se manifiesten. El grupo puede proponer un tema importante y grave; por ejemplo, la tristeza. Para orquestar ese tema, el terapeuta hábil deberá apelar a una serie de recursos internos:

1) Su comprensión clínica de la tristeza.

2) Su capacidad para visualizar una situación «real» en la que, sin forzar la acción, él pueda trabajar con el grupo.

3) Su capacidad para infundir energía al grupo, de modo que la acción pueda orientarse hacia su resolución.

4) Su sensibilidad a la capacidad emocional del grupo, que le permitirá dosificar la intensidad.

5) Su sentido del juego, el humor y la flexibilidad y su disposición a inclinarse ante la voluntad de la «imaginería» grupal.

6) Su sentido de la marcha de los sucesos y de la resolución del caso, de modo que nadie, al concluir la sesión, se quede en suspenso con su inquietud.

A la vez que tiene en cuenta las cualidades dinámicas de los integrantes individuales y del conjunto grupal, el terapeuta es un improvisador, un director escénico que prepara las luces, la música y la presentación del drama mismo.

a) Experimentos de grupo emanados de experiencias particulares

En particular, subraya Zinker, es el empleo de la metáfora lo que permite a las personas acercarse unas a otras y avanzar en una dirección (analogía de la familia).

Zinker nos presenta un experimento en el que un miembro del grupo relata un sueño. Trabajado éste en un nivel individual, luego es desarrollado como experimento de grupo, de modo que cada individuo puede obtener un fruto de la «imaginería» original de quien soñó.

Partiendo del supuesto de que todos compartimos temas arquetípicos, el sueño individual puede ser beneficioso para todo el grupo. Una vez que el individuo ha agotado su propio sueño y tomado contacto consigo mismo, todo el grupo puede asumir papeles en el drama y participar activamente en éste. Así, si el sueño contiene una casa desmantelada, un niño tullido, sus padres y su automóvil rural, los miembros del grupo pueden elegir roles que a su parecer guardan pertinencia con sus propias vidas. Uno puede optar por el niño tullido y decir al grupo cómo se siente impotente ante las mujeres fuertes. Otro puede elegir el rol de madre dominante; otro, el de casa desmantelada, y así sucesivamente. El que sueña ayuda al grupo a comprender la producción del sueño como experiencia dramática para todo el grupo.

En su escrito «El trabajo onírico como teatro», Zinker presenta un boceto dramático del sueño mencionado. El niño es interpretado por Juan, de cuarenta años; Lina, mujer de edad mediana, se ofrece a desempeñar el papel de madre. El boceto empieza con una introducción. Primero habla el hombre: «Soy un niño tullido que no puede respirar, y tal es mi existencia». La mujer responde: «Soy una madre dominante. Mantengo tullido a mi hijo y esa es mi existencia».

Las experiencias individuales en el grupo se prestan a convertirse en experimentos grupales donde puede intervenir la mayoría de sus miembros, y no sólo los personajes principales. En el caso recién mencionado, por ejemplo, los del grupo puedan optar por papeles de alter ego de los distintos personajes. El alter ego expresa una fuerza, un motivo o sentimiento que el «actor» pasa por alto, pero que otro integrante del grupo conoce por experiencia propia.

El que refiere su sueño, es decir, el creador del drama, no se pierde de vista en el proceso; puede observar cómo el drama, sea pesadilla o cumplimiento de un deseo, asume forma concreta ante sus ojos. Puede intervenir y modificar la acción. Puede investirse de uno de los roles e interpretarlo en detalle. Puede hacer experimentos con distintos desenlaces. De esta manera, el autor del sueño abreva en toda una gama de fuerzas que actúan en su interior y las somete a prueba en el escenario del grupo, que le brinda apoyo.

El grupo también puede modificar la representación de un drama a fin de trabajar en torno de sus propias cuestiones. Todos tienen participación, intercambian roles. Cada uno se siente vitalizado en el proceso de comprender una nueva parte de sí mismo. Por fin, el grupo asume en cuanto comunidad la propiedad del sueño, al introducir espontáneamente variaciones en su proceso y modificar el desenlace de la acción.

b) Problemas derivados del grupo y desarrollo de experimentos

El desarrollo por el terapeuta de un experimento se relaciona con la situación en que el grupo se encuentra como tal. Algunas de estas situaciones pueden ser:

1) Insatisfacción con el líder.

2) Falta de energía en el grupo.

3) Falta de intimidad o cohesión en el grupo.

4) Dificultades incipientes.

5) Atascamiento previo a la conclusión de una experiencia de grupo.

6) Decir adiós a alguien que se aparta del grupo.

7) Disensiones ásperas dentro del grupo en torno de un problema particular.

8) Aparición de confluencias personales dentro del grupo.

9) Tedio y falta de estimulación.

10) Competitividad y lucha por el poder.

11) Tendencias agresivo-pasivas.

12) Consejos estereotipados ofrecidos por miembros del grupo.

13) Dificultades que no se resuelven entre dos o más participantes.

14) El grupo, al tratar un tema particular, llega a un punto muerto.

15) Algunos miembros disputan ásperamente, pero sin entrar de ese modo en contacto.

16) Muerte de un integrante del grupo o de alguien importante para uno de ellos.

17) Dos participantes se enamoran entre sí.

El terapeuta, ante alguno de estos problemas de grupo, puede estar allí para suavizar, alentar e iluminar los problemas en juego, mediante la mera formulación de observaciones claras y oportunas acerca del proceso en marcha, o puede optar por ampliar y ahondar el proceso desarrollando experimentos de situación que tienen por meta alcanzar un nivel de resolución de problemas.

Se trata de escoger una situación en el grupo y luego ampliarla hasta el carácter de experimento, el cual puede ser inventado por el líder o por varios otros participantes. Zinker presenta un ejemplo: la insatisfacción del grupo con respecto a Marcos porque se retira con frecuencia de la acción y a veces se ha dormido. Surge la idea de un tribunal como experimento. Se trata de una dramatización grupal de desenlace incierto, pero que puede dar oportunidad de resolver en forma creativa conflictos surgidos dentro del grupo.

En el transcurso de este experimento, Marcos se convirtió en su propio abogado, fuerte y elocuente. A medida que fue experimentando su poder y energía crecientes, su papel en el grupo se transformó. El recurso de la sala de justicia dio al grupo oportunidad de examinar su propia naturaleza. Se disolvieron antiguas connivencias y se crearon nuevas lealtades.

Zinker señala que pueden inventarse otros experimentos de grupo, de acuerdo con la situación en que éste se encuentre, y menciona algunos de los experimentos en que él intervino. En su mayor parte, se basaron en una visión metafórica que el grupo tenía de sí mismo.

1) El grupo se encuentra en un navío espacial o en algún otro vehículo, realizando un largo viaje.

2) El grupo reconstruye un recuerdo traumático de uno de sus integrantes.

3) El grupo crea la muerte, el entierro y la resurrección de uno de sus miembros, a quien preocupa su condición mortal.

4) El grupo se experimenta a sí mismo como una congregación y celebra una asamblea donde se dicen plegarias y se imparten bendiciones.

5) El grupo es una tribu primitiva que festeja algo de suma importancia para ella.

6) El grupo es una casa, o un edificio, o un castillo y cada uno de los integrantes representa un aspecto particular de esa estructura, de acuerdo con el tema que prevalezca en la vida de ese individuo.

7) El grupo es un zoológico y cada persona encarna un animal determinado.

Estos experimentos no son prefabricados. Siempre se derivan de problemas particulares que surgen en los grupos y son ideados para esas situaciones específicas.

«Mecánica» de la experimentación

Si bien un experimento puede ser sentido o experimentado como algo que sucede, no se limita a suceder; exige penetración y trabajo por parte del líder. A lo largo del proceso experimental es preciso enfrentar problemas de preparación, distribución cronológica, cohesión y disponibilidad de energía.

1) Técnicas (vehículos) y creaciones.

Inventar una idea para un experimento. Recurrir a metáforas, fantasías, interpretación de roles, relatos de cuentos e improvisación. Los temas pueden ser de carácter arquetípico, como el bien y el mal, o tomados de la vida, como el nacimiento y la muerte, la separación, el matrimonio, el duelo, las situaciones de emergencia, las relaciones básicas entre madres e hijos, padres e hijas.

2) Preparación y graduación del experimento.

No basta inventar una idea para un experimento. También hay que considerar si el grupo es capaz de llevarlo a cabo, si se trata de un experimento demasiado difícil o demasiado fácil, o demasiado prosaico para que el grupo lo asuma y haga algo de él.

Zinker presenta un cuadro que describe la graduación de un experimento particular, centrado en torno de un problema de incomunicación dentro del grupo entre María y Juan.

El experimento avanza por etapas graduales, de modo que brinde al grupo niveles de participación cada vez más activos.

3) Energía y distribución cronológica.

El tema de la energía adecuada tiene importancia superlativa. Un grupo -advierte Zinker- es como un ser amado. Es preciso atender a sus sentimientos, sus necesidades y su energía disponible.

Por ello recomienda observar al grupo, detenerse en los ojos, las posiciones físicas, la respiración, la atención que se prestan unos a otros y la que le prestan al terapeuta.

Si el terapeuta no entiende las observaciones fundamentales sobre la energía del grupo, se transforma en un actor o ejecutante aburrido que centrado en si mismo, pierde al grupo después de dos o tres contactos.

El punto de la distribución cronológica es difícil de describir. Se necesita una sensibilidad especial para saber cuándo algo dará buen resultado y cuándo no. Es preciso considerar el avance de la hora, así como la receptividad y la relación entre los integrantes del grupo en cualquier momento dado. Puede suceder que, en ese preciso momento, el grupo no esté preparado para dar un salto creativo. Un experimento brillante e intuitivo, intentado en un marco cronológico errado, fracasará.

4) Cohesión del grupo.

La experimentación creativa exige un grupo de personas capaces de trabajar fuerte con espíritu cooperativo y un líder a quien se respeta, se aprecia y se siente como ser humano real.

Es importante conocer el propósito que un grupo tiene. En los grupos cohesionados, con frecuencia se expresan sentimientos de afinidad y afecto. Crear cohesión en el grupo supone establecer contacto adecuado entre sus participantes y señalar el punto en que se pierde la conexión entre ellos.

El viaje existencial

Zinker narra su experiencia con un grupo de Belville que no había logrado superar su espíritu inicial de recelo, insatisfacción, tendencia a la disputa y falta de comunidad. Consideró que el grupo necesitaba un vehículo por cuyo intermedio cada persona pudiera expresar sin riesgos sus sentimientos acerca de la vida en grupo, y para ello recurrió a la fantasía.

Era un fin de semana, y al comenzar la tarde Zinker pidió a cada persona que escribiera una fantasía o sueño que describiera en términos figurados qué era para ella la vida en el grupo. Las fantasías resultaron ser una sucesión de pesadillas cuyo recuento dejaba una impresión de dificultades admitidas, confesadas.

En la mañana siguiente, el grupo pasó de las fantasías y sueños individuales a la construcción de una fantasía de grupo. El sueño que crearon era un viaje en avión en el que se encontraban un asaltante y un saboteador, por lo que pedían un «navegante sabio» que los ayudara a aterrizar. Después de creado el sueño, Jorge lo leyó al grupo. Todos quedaron estupefactos. Florencia observó que el texto del sueño poseía la grandeza de un tema religioso para una comunidad. Zinker pensó, entonces, que si el grupo lograba considerar esa expresión colectiva en una atmósfera espiritual, que supusiera amor y respeto mutuo, sus propios mensajes de unos a otros seguirían «gravitando» en el grupo. Entonces sugirió que David, sacerdote, se pusiera de pie y leyera el sueño como si fuera un texto religioso. Agregó que cuando se leyera algo importante, quienes se identificaran con ese pasaje dijeran: «Y ésta es mi existencia», o bien: «Así somos nosotros como grupo de personas, a esto nos parecemos».

Al concluir el servicio, hubo en el grupo una silenciosa agitación, una aguda, sensación de que se había revelado la propia verdad. Y también tristeza al escuchar esas manifestaciones que habían formulado acerca de sí mismos. Al cabo de unos minutos de silencio, el grupo, espontáneamente, comenzó a representar la fantasía que había creado. Todos se sentían como si estuvieran en un avión y comenzaron a conversar sobre el punto de destino del vuelo. Finalmente se escuchó la voz de la azafata: «Señoras y señores, acabamos de aterrizar en el país de la confianza, en la ciudad del amor entre hermanos (pausa)... y hermanas...» Alguien contestó: «... y después de recoger los equipajes, ¡tenemos mucho que hacer!»

Nos dice Zinker que así terminó aquella particular experiencia de grupo. No sólo reveló la situación existencial de éste; además, por primera vez sus integrantes empezaron a apoyarse y confiar entre sí, y a ver las posibilidades de trabajar constructivamente unos con otros en lo futuro.

Texto de referencia

Joseph Zinker, El proceso creativo en la terapia guestáltica, México, Editorial Paidós, 1995, (Serie Mayor, volumen 77), pp. 129-156.

Notas

* El proceso creativo en la terapia guestáltica (1977) de Joseph Zinker, es el primer libro en el que se analiza el proceso creativo de la terapia guestáltica y se describe detenidamente el papel que el terapeuta desempeña.

** Para este trabajo se ha respetado la forma en que el traductor escribe el término guestalt en el texto mencionado. En alemán la palabra se escribe Gestalt y se pronuncia guestalt.