Imagen, Símbolos y Representaciones Sociales de la UNAM a 450 años de su Fundación y a 73 de su Autonomía

(parte 2 de 2)

Profr. Antonio Meza
Asesor de la Unidad UPN 094 D.F., Centro

Breve panorama sobre el origen y desarrollo histórico de la Universidad

El antecedente histórico más remoto de la UNAM, de la Universidad en nuestro país, lo encontramos en el siglo XVI, puntualmente, en 1552, año en el que se funda la REAL UNIVERSIDAD DE MÉXICO a expensas del Rey de Castilla, con el fin de formar a los jóvenes criollos y mestizos del naciente país y para evitar el viaje hasta España para realizar estudios superiores.

En el año de 1595 el Papa Clemente VIII certificó la constitución de la Universidad, disponiendo que los estudios de derecho canónico y teología fueran autorizados por la Iglesia Católica; por ello se le denominó además de Real, Pontificia.

Originalmente la Universidad estuvo constituida por las facultades de: teología, derecho civil, medicina y artes. La Real y Pontificia Universidad de México era la única institución que otorgaba títulos académicos, incluso los extendía a aquellos alumnos que estudiaban en otras instituciones.

Para Javier Garciadiego, la Universidad posee algunas características notables: es longeva, es importante social y culturalmente, y en política es estratégica. Esto es, su evolución ha sido paralela a la ciudad de México -acaso a la del país entero- y desde mediados del siglo XVI hasta el último tercio del siglo XX, salvo algunas interrupciones, fue la única institución de enseñanza superior en todo el escenario nacional».

Para el autor de Rudos contra científicos, la universidad fue una institución más bien tradicional, pues el proceso de enseñanza que allí se practicaba se basó durante casi dos siglos, en contados libros escolásticos; por ello es que en el siglo XVIII, a fin de poner al ritmo de los tiempos al Imperio Español, se introdujeron las llamadas Reformas Borbónicas que en la educación superior de México se tradujeron en la creación de varias instituciones de educación superior, entre ellas: el Real Seminario de Minas, el Jardín Botánico y la Real Academia de Artes de San Carlos.

A pesar de que la Universidad entró en conflicto con estas nuevas instituciones, de la marginación que sufrió merced a estas reformas borbónicas, se mantuvo intacta. Tal vez esta característica de permanencia, determinó la existencia de otra no muy aceptable pero constante en su historia, por lo menos hasta después de la Revolución Mexicana, a saber, su conservadurismo.

Este conservadurismo determinó, por ejemplo, que la Universidad -desde el punto de vista de José Luis Soberanes, se opusiera al movimiento de Independencia, encabezado por Hidalgo. Estas características dieron pie a fuertes críticas para la Universidad por parte del insigne pensador liberal don José Ma. Luis Mora, quien la calificó de perniciosa y sugirió su clausura y desaparición.

Con la desaparición de la Real y Pontificia Universidad, se crearon diversas instituciones de educación superior en la ciudad y en las provincias mexicanas, con una nueva estructura y con una concepción filosófica y pedagógica radicalmente distinta como base de su orientación académica; nos referimos al Positivismo, traído a México por Gabino Barreda, quien se formó directamente con el gran filósofo positivista Augusto Comte. Barreda lleva a cabo, por encargo de don Benito Juárez, la reforma educativa de su gobierno, cuya obra culminante es  precisamente la Escuela Nacional Preparatoria, institución que se constituye en la base para la construcción de la nueva Universidad Nacional de México, proyecto de don Justo Sierra que aún cuando había sido ya planteado desde el año de 1881, fue hecho realidad sólo hasta el 22 de septiembre de 1910.

Este acontecimiento fue uno de los eventos más significativos que el porfiriato llevó a cabo para dar énfasis a las celebraciones por el centenario del Movimiento de Independencia.

Desde la Reforma Educativa de 1833 y hasta la refundación de la Universidad de México en septiembre de 1910, la presencia de la Universidad fue intermitente, con apariciones y desapariciones frecuentes determinadas por los marcos económicos y políticos tan cambiantes en la segunda mitad del siglo XIX.

Existe una característica contradictoria a lo largo del desarrollo histórico de la Universidad ya que, por un lado, se presenta como la institución del progreso y del adelanto científico, artístico, cultural e intelectual y por el otro, como una institución conservadora. Esto explica quizá -como lo hiciera durante el movimiento de Independencia- el poco apoyo y participación que la Universidad dio y tuvo durante la Revolución Mexicana.

La recién creada Universidad permaneció al margen del movimiento de 1910 -17.(...) Dada la situación social del México de aquella época, la mayoría de los integrantes de la Universidad, maestros, alumnos y autoridades, gozaban de una situación privilegiada, lo que explica su rechazo al movimiento revolucionario.2

A partir de esta fecha podemos establecer una breve cronología de los hechos más significativos en la vida contemporánea de la Universidad, entre ellos destacan:

1. De 1917 a 1929 se da el llamado Período de Agregación, ya que durante este lapso se lleva a cabo -para la estructuración de la universidad- sólo una suma de instituciones sin una instancia que las coordine y las gobierne.

Sobresale en este período la gestión de José Vasconcelos como Rector (1920), ya que por primera vez esta institución se vincula con la sociedad al participar en la campaña de alfabetización.

2. En 1929, siendo presidente de la República Emilio Portes Gil, y Rector de la Universidad Antonio Castro Leal, se otorga a la Universidad –como resultado de un conflicto estudiantil– su AUTONOMÍA, convirtiéndose así en la Universidad Nacional Autónoma de México.

El conflicto de referencia terminó en julio de 1929 con la promulgación de la Nueva Ley Orgánica de la Universidad Nacional. Los años siguientes se caracterizaron por una actitud nada tersa entre la Universidad y el gobierno, pues este último llevó a cabo serios recortes presupuestales.

Sólo hasta 1933 la universidad logró su autonomía absoluta. La Universidad deja de ser Universidad Nacional para convertirse en la Universidad Nacional Autónoma de México.3

El período de 1929-1933, significa para la Universidad el paso de la autonomía al establecimiento del Estatuto General, es el lapso del pacto interuniversitario, que busca básicamente crear una hegemonía propia con sus propios intelectuales, con sus propios actores y sujetos.

3. Durante las décadas de los años 30 y 40, la Universidad vuelve a sufrir una especie de abandono; sin embargo, para los años 50 vuelve a ser centro de la atención nacional al crearse durante la gestión del presidente Miguel Alemán la nueva casa de nuestra Alma Mater: Ciudad Universitaria. El proyecto de Ciudad Universitaria no es un proyecto sólo de naturaleza estética y urbana, es como casi todo en nuestro país, un proyecto político, pues no respondía a la saturación del antiguo barrio estudiantil ubicado en el centro de la ciudad capital, ni a ninguna otra necesidad de este tipo.

Ya en estas instalaciones, la UNAM ha sufrido en su desarrollo histórico una enorme y rica cantidad de vicisitudes, de eventos históricos, de momentos brillantes y de experiencias amargas. Baste recordar su papel protagónico en el movimiento de 1968, premios otorgados por sus investigaciones, reconocimientos a sus maestros y alumnos, la campaña de desprestigio contra la UNAM, etc. y, más recientemente, los movimientos huelguísticos en los que han particido el CEU y el CGH.

La Universidad en su longevo desarrollo histórico, ha sufrido altas y bajas, ha tenido en la historia nacional y de la ciudad de México presencia significativa y muchas veces una presencia más bien modesta u oculta. A pesar de las vicisitudes sufridas por la Universidad, de una u otra forma, siempre estuvo y esta aquí como nuestra Máxima Casa de Estudios con todas sus fortalezas y debilidades, contra viento y marea.

Las representaciones sociales de la UNAM

A. Lo real y lo simbólico en la UNAM

La Escuela Nacional Preparatoria, así como las diversas facultades, escuelas, centros e institutos, son parte integral de la UNAM y por ese sólo hecho comparten con ella historia, imagen, status, prácticas habituales que se han sedimentado hasta convertirse en ritos; así como la propia UNAM, comparte la caracterología de la sociedad en la que ha nacido y se ha venido desarrollando.

La Universidad Nacional Autónoma de México es una institución que tiene un significado especial y un papel muy importante para la sociedad mexicana. Es su “Máxima Casa de Estudios”; vale decir, la instancia depositaria del saber por antonomasia y como tal, la sociedad mexicana tiene acerca de ella, de las dependencias y miembros que la formamos, ciertas ideas, imágenes y representaciones sociales. La UNAM simboliza para todos unas cosas y otras cosas no, significa entre otras, la posibilidad de que —al acceder a ella — se pueda cambiar y progresar, de volverse alguien especial y mejor. La UNAM nos ofrece la representación de la movilidad social, ofrece la imagen de una institución que, al pertenecer a ella, da una naturaleza especial y posibilidades de futuros mejores.

Es necesario aclarar que estos símbolos, imágenes y representaciones sociales que la UNAM genera en su propia comunidad y en la sociedad toda, no necesariamente corresponden a la realidad, aun cuando esta mismas sean producto de ella.

Un principio básico que posibilita el origen, establecimiento y desarrollo de las instituciones, —y el caso de la UNAM no es la excepción— es el hecho de que éstas responden por lo menos hasta el momento, de una o de otra forma, a ciertas necesidades sociales objetivas. Al responder o satisfacer dichas necesidades, la institución se garantiza a sí misma, primero existencia, luego supremacía, arraigo, reconocimiento y aceptación; pero sobre todo, control social. ¿A qué necesidades sociales objetivas —reales o imaginarias— responde la UNAM, que la han hecho prevalecer ?

La UNAM forma parte del Sistema Educativo Mexicano, la Universidad constituye la cúspide del mismo. La UNAM, al desarrollar en sus diversas escuelas, centros, institutos y facultades las tres actividades sustantivas que le son propias, la docencia, la investigación y la extensión y difusión de la cultura, responde a ciertas necesidades de la sociedad a la que pertenece.

Al ejercer la docencia, tiene como fin formar a los hombres y los cuadros de profesionistas que el sistema social requiere para seguir existiendo como tal. En este sentido, la Institución Universitaria, se presenta como una entidad productora y reproductora, como parte del aparato ideológico educativo-escolar que es la escuela, muy a pesar de su mal entendida AUTONOMÍA y de que en su seno sea frecuente que se den movimientos que podrían caracterizarse no sólo como de oposición sino hasta de una verdadera resistencia.

Cuando ejerce la investigación, crea y estimula la producción del conocimiento. En México, la UNAM realiza más del 70% (Informe de OCDE) de la investigación importante y trascendente; esto le da cierto status social y provoca determinadas representaciones sociales. Como se sabe, el conocimiento da poder, aun cuando la imagen de la Universidad aparezca como el símbolo griego del saber desinteresado, como una instancia aséptica, ajena a estos negros rubros del poder. Si sabemos que el saber es poder y que la Universidad crea y cultiva el conocimiento, luego entonces la UNAM tiene poder, el poder del conocimiento; ahora necesitaríamos indagar ¿al servicio de quién se pone o se debería poner ese saber que a fin de cuentas significa poder?

Más allá de las funciones que le confiere la sociedad, más allá de que cumpla o no, que satisfaga o no las necesidades sociales que el Estado y la sociedad de clase le señalan, la UNAM, como una institución pública de educación superior, implica elementos simbólicos. Ella misma representa símbolos y produce imágenes y representaciones en los diversos grupos de la sociedad. A través de uno o varios símbolos o imágenes sancionadas, garantiza su existencia, status y aceptación social y coadyuva a la reproducción del sistema y de los contextos de gobernabilidad, aunque dialécticamente genere también su contrario, la conciencia crítica, la resistencia.

Siendo lo simbólico parte importante de la institución, sin embargo, no se puede reducir sólo a lo simbólico; pero tampoco puede desligarse de ninguna forma de ello. La UNAM, como el PRI, la ESCUELA, la Iglesia, el TRI, la Guadalupana (tratado en Xictli 19), etc., comporta todo un sistema simbólico; es decir, el conjunto de significantes, significados, imágenes y representaciones sociales e incluso ritos ligados entre sí (Castoriades) que comunica e impregna en la mente de los miembros de su propia comunidad y de la sociedad en general.

La UNAM tiene y comunica su propio sistema simbólico, mismo que genera en los miembros de la sociedad civil, dentro y fuera de la Universidad ciertos símbolos, imágenes y representaciones de ella misma. Cierto conjunto de símbolos e imágenes que se han establecido como naturales -por más que no lo sean- entre los miembros de la sociedad y de la comunidad universitaria, en quienes despierta esperanzas, sueños, ilusiones, etc.; es decir, imágenes y representaciones expectantes de futuros promisorios que, se piensa, se harán realidad cruzando el umbral y luego permaneciendo en el ámbito universitario de la UNAM.

B. El Concepto de Representación Social

Representación Social es un concepto del campo sociológico usado por Emile Durkheim caído en el olvido. El concepto de Durkheim, dice Jodelet, no logró circunscribir a la representación social a su especificidad.

Este concepto pasa al campo de la Psicología Social cuando en 1961, S. Moscovici lo rescata y lo vuelve a poner en circulación. La noción de representación social nos sitúa en el punto donde se intersectan lo psicológico y lo social. Este hecho nos salva, por un lado, de un vicio reduccionista: el psicologismo, mismo que podría derivar del hecho de que se considera a la representación social como un tipo específico de conocimiento y por tanto como un proceso intraindividual, en donde el contexto social se subestima y, por el otro, de un sociologismo, al reducir a la representación social sólo a un fenómeno social, cultural e ideológico.

Con el concepto de representación social se designa también a una multiplicidad de fenómenos que se observan y analizan desde diversos miradores y con distintos niveles de profundidad, fenómenos individuales y colectivos, psicológicos y sociales.

Las representaciones sociales se presentan bajo diversas formas, algunas veces como imágenes que concretan e integran un conjunto de significados: ¿Qué imágenes y símbolos integran la representación de la UNAM?, otras, como los sistemas de referencia a partir de los cuales interpretamos la realidad, le damos orientación y sentido a nuestra vida y a sus entornos, así como explicación a lo que nos sucede. La representación social se manifiesta también como el conjunto de categorías, teorías, concepciones y supuestos que nos permiten, además de lo anterior, clasificar circunstancias, fenómenos e individuos con los que nos relacionamos. La representación social es cada una de estas cosas y frecuentemente todas juntas.

La representación social es una forma de conocimiento social que implica una actividad mental de los individuos y grupos, a través de la cual, éstos fijan su posición en relación con los objetos, sujetos, acontecimientos, contextos y procesos de interrelación e intercomunicación que se dan en la vida cotidiana de estos grupos e individuos.

La representación social es así un tipo específico de conocimiento socialmente elaborado y compartido. Es el producto y el proceso de una elaboración psicológica y social de lo real.

Bajo sus múltiples aspectos intenta dominar esencialmente nuestro entorno, comprender y explicar los hechos e ideas que pueblan nuestro universo de vida o que surgen en él, actuar sobre y con otras personas, situarnos respecto de ellas, responder a las preguntas que nos plantea el mundo, saber lo que significan los descubrimientos de la ciencia y el devenir histórico para la conducta de nuestra vida, etc. En otros términos, se trata de un conocimiento práctico. Al dar sentido, dentro de un incesante movimiento social, a acontecimientos y actos que terminan por sernos habituales, este conocimiento forja las evidencias de nuestra realidad consensual, participa en la construcción social de nuestra realidad; para emplear una expresión de quienes lo han elevado a la dignidad de objeto de una nueva sociología del conocimiento (Berger y Luckman 1966).4

Es necesario aclarar que la representación social no es un reflejo mecánico del mundo exterior, que existe una serie de mediaciones entre el sujeto y el objeto con el que éste se relaciona cognitivamente. La representación psicológica social consiste en un proceso de construcción, no es sólo un proceso de reproducción. El acto de representación es un acto de pensamiento por medio del cual un sujeto se relaciona con un objeto. No existe representación social cuyo contenido no se relacione con un objeto, sea éste real, mítico o imaginario; para el caso de nuestro estudio el objeto es la Institución y la Institución Educativa en general, y la UNAM en particular.

La representación social es también la representación de un sujeto, de la relación entre sujetos y en este sentido, aquélla es tributaria o está determinada genéticamente por la posición que ocupan los individuos. Así, toda representación es una representación de algo o de alguien.

El acto de representar consiste en hacer presente en la mente algo que se encuentra alejado; pero también algo que está presente (la UNAM), de esta manera la representación social es la reproducción mental de otra cosa, sea esta cosa: persona, objeto, acontecimiento material o psíquico, idea, etc.

Finalmente, terminaremos señalando las características que Jodelet otorga a toda representación social. Estas son, a saber:

•  Siempre es la representación de un objeto.

•  Tiene un carácter de imagen y la propiedad de poder intercambiar lo sensible y la idea, la percepción y el concepto.

•  Tiene un carácter simbólico y significante.

•  Tiene un carácter constructivo.

•  Tiene un carácter autónomo y creativo.

C. Metodología de Investigación.

Esta investigación tiene dos fases: la primera, hecha en 1996 al interior de la comunidad de la Preparatoria 2 de la Escuela Nacional Preparatoria y de algunas otras comunidades de diversas escuelas y facultades. Los fines de aquella experiencia fueron los de investigar cuáles eran las condiciones en las que laboraban los trabajadores universitarios, así como qué simbolizaba para esta comunidad la UNAM, cuál era la imagen y la representación social que de esta Institución tenían.

Para saber esto, se aplicaron 300 cuestionarios entre los miembros de la comunidad mencionada y cuyos resultados, para los efectos de este trabajo, son tomadas como hipótesis a comprobar o disprobar en la segunda fase de esta investigación.

Según este estudio, el sistema simbólico, sus imágenes, los rituales y las representaciones sociales que genera la UNAM dentro y fuera del seno universitario, son: 1. EL SÍMBOLO DE PERTENENCIA, 2. SÍMBOLO DE SINGULARIDAD O  DE SER ESPECIAL, 3. SÍMBOLO DE IGUALDAD, 4. ADEMÁS DE ESPECIAL, AUTÓNOMO.

Así pues, siendo necesario un mayor y más profundo análisis de las significaciones de la UNAM en/y para la sociedad mexicana, decidimos volver a realizar otra investigación acerca de las representaciones sociales que genera la UNAM entre los miembros de su comunidad y entre los de la comunidad externa.

Para el efecto utilizamos dos de las técnicas pertenecientes a los Métodos Interrogativos y una perteneciente a los Métodos Asociativos que se suelen indicar para la investigación de las representaciones sociales, me refiero a la Técnica de Entrevista, al Cuestionario y la Asociación Libre respectivamente.

Se aplicaron 150 cuestionarios entre la comunidad universitaria: maestros y alumnos del posgrado de Administración Pública, maestros, alumnos y trabajadores de la Preparatoria 2 de la ENP, exalumnos de la UNAM. También fueron aplicados 75 cuestionarios a personas externas a la Universidad, con el fin sólo de contrastar respuestas y saber si negaban o afirmaban lo expresado por los universitarios interrogados y entrevistados.

Consideramos necesario reiterar que se manejaron esas cantidades, que no son una muestra representativa, desde los criterios cuantitativos de una investigación, toda vez que la indagación en torno a las representaciones sociales es una investigación eminentemente cualitativa y, en consecuencia, no es sumativa, ni acumulativa.

D. Resultados y Conclusiones de la lnvestigación (El Procesamiento de datos)

Asociación libre I. REPRESENTACIÓN SOCIAL DE LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA: Al analizar con cuáles conceptos los participantes (maestros, alumnos, exalumnos y trabajadores) asocian a la UNAM y al universitario, encontramos la siguiente red de asociaciones:

  Como se puede observar, la Institución Educativa de la UNAM es asociada de manera fundamental con conceptos, imágenes, ideas y símbolos de: AUTONOMÍA (82%), LIBERTAD (74%), DESARROLLO (80%), RACIONALIDAD (62%), AVANCE (52%), SABIDURÍA (58%) y TRASCENDENCIA (50%) INDEPENDENCIA (40%).

La UNAM también es asociada -aunque de manera menos importante- a conceptos tales como los de: PERTENENCIA (48%), INDEPENDENCIA (40%), MOVILIDAD SOCIAL (38%), IGUALDAD (36%), DISTINCIÓN (34%) y ALGO ESPECIAL (16%).

Los sujetos encuestados e interrogados evidencian que la representación social que tienen de la UNAM está asociada a imágenes, conceptos e ideas más sueltas y menos reiteradas, pero presentes, constituyendo la representación social de la UNAM. Estos conceptos son de: CULTURA, INTERDI- CIPLINARIEDAD, EDUCACIÓN SUPERIOR, ESPERANZA,ORGULLO, OPORTUNIDAD, PROGRESO, ACADEMIA, RESPONSABILIDAD, IDENTIDAD PROFESIONAL, RECONOCIMIENTO PROFESIONAL, FORMACIÓN, CONOCIMIENTO, PLURALIDAD, FLEXIBILIDAD, INVESTIGACIÓN, EMPLEO, RESPETO, ADMIRACION, LUCHA POLÍTICA, RETO, APERTURA, UNIVERSALIDAD, CIENCIA E INTERACCIÓN SOCIAL.

Tal vez, y casi tan importante como la AUTONOMÍA, la representación social de la UNAM está constituida por el reconocimiento que de ésta se hace como LA MÁXIMA CASA DE ESTUDIOS (85%) y el otro 15% utiliza un concepto similar aunque no equivalente.

ASOCIACIÓN LIBRE II. REPRESENTACIÓN SOCIAL DE LA UNAM PARA CON LA COMUNIDAD EXTERNA. Al analizar con cuáles conceptos los participantes de la comunidad externa relacionan a la UNAM y al universitario, encontramos la siguiente red de asociaciones:

Como se puede observar, la Institución Educativa de la UNAM es asociada por la comunidad extrauniversitaria de manera fundamental con conceptos, imágenes, ideas y símbolos de: AUTONOMÍA (90%), AVANCE (80%), SABIDURÍA (77%), DESARROLLO (70%), LIBERTAD (67%) y TRASCENDENCIA (63%) MOVILIDAD SOCIAL (57%), INDEPENDENCIA (53%)

La UNAM también es asociada -aunque de manera menos importante- con conceptos tales como: RACIONALIDAD (40%), IGUALDAD (37%), PERTENENCIA (37%), DISTINCIÓN (23% ) y ALGO ESPECIAL (20%).

Los sujetos encuestados e interrogados evidencian que la representación social que tienen de la UNAM está asociada a imágenes, conceptos e ideas más sueltas y menos reiteradas, pero presentes, constituyendo la representación social de la UNAM. Estos conceptos son los de: EVOLUCIÓN, ORGULLO, TRADICIÓN, APOYO, RECONOCIMIENTO, OPORTUNIDAD, RESPONSABILIDAD, IDENTIDAD PROFESIONAL, RECONOCIMIENTO, PLURALIDAD, DEMOCRACIA, ACCESIBILIDAD, y LEGITIMACIÓN DEL SISTEMA.

De la misma forma que la comunidad universitaria, para la externa y casi tan importante como la AUTONOMÍA, su representación social de la UNAM está constituida por el reconocimiento que de ésta se hace como «LA MÁXIMA CASA DE ESTUDIOS» (87%) y el otro 13% utiliza un concepto similar aunque no equivalente.

Las representaciones sociales también pueden reflejar las expectativas de los individuos o de grupos de ellos respecto de alguna cosa o evento, respecto, como en nuestro caso de una Institución Educativa: la UNAM. Algunas de las preguntas del cuestionario o del guión de la entrevista que se aplicaron, tienen como objeto indagar sobre lo que se espera de la UNAM y de los universitarios. Dentro de las características que la comunidad social otorga al perfil de los universitarios destacan las siguientes:

Como ya hemos señalado, el contexto social determina el proceso a través del cual se crea la representación social, pero también determina los contenidos (conceptos, ideas, símbolos e imágenes) de ella. Resulta hasta cierto punto lógico que la imagen del universitario que tienen los individuos y las comunidades acerca de lo que debe ser un universitario exija características como la de salir como profesionales PREPARADOS, CAPACES, con el manejo de conocimientos científicos y técnicos. Tradicionalmente se pedía a los estudiantes VOCACIÓN y que los egresados fueran hasta CRÍTICOS.

Tal vez el contexto de crisis crónica que hemos estado viviendo en los últimos años, determine por ejemplo que los encuestados hagan énfasis en la exigencia de que los universitarios, ya como profesionales en ejercicio o como estudiantes sean: HONESTOS, CREATIVOS, ÉTICOS, CON VISIÓN DE FUTURO, SOLIDARIOS y COMPROMETIDOS con la sociedad a la que pertenecen y a la cual le tienen que regresar algo de lo que ésta ha invertido en su formación. El universitario tiene el deber de coadyuvar a la solución de los problemas sociales.

Aun cuando esta característica no aparece explícitamente como exigencia del universitario, en cada respuesta de los miembros de la comunidad que fue investigada, se encuentra implícita la de ser agradecido.

EL AGRADECIMIENTO. Casi el 100% de los investigados manifiestan gran amor al Alma Mater y su agradecimiento a la Institución que les brindó el medio para vivir y para superarse como profesionales y como seres humanos.

Finalmente, merece una mención especial la respuesta dada a la pregunta 6 de nuestro cuestionario y que tiene que ver con las expectativas que la comunidad universitaria y la sociedad en general tienen en relación con la UNAM. ¿Qué esperan de ella y qué debe ofrecer ésta a la sociedad? El conjunto de respuestas es interesante, pero realmente es como una losa pesadísima para los hombros de la institución universitaria. Podríamos decir que, en virtud de las condiciones concreto- materiales de nuestro contexto social, esperan TODO. Algunas de las respuestas dicen que de la UNAM esperan que ésta les debe ofrecer, entre otras cosas, MAYORES OPORTUNIDADES DE ACCESO A ELLA, MEJORES ESTUDIANTES Y MEJORES PROFESIONALES, CULTURA, INVESTIGACIÓN, ACTUALIZACIÓN, CALIDAD, CONCIENCIA SOCIAL, CONOCIMIENTO, AVANCES CIENTÍFICOS, DESARROLLO TECNOLÓGICO, ELEMENTOS PARA LA AUTOSUFICIENCIA ECONÓMICA, CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA DEL PAÍS. Hasta aquí estas expectativas parecen lógicas; sin embargo, llama la atención que se espera de la UNAM alternativas para la SOLUCIÓN DE LA CRISIS, SE ESPERA CAMBIO Y TRANSFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD, a fin de poder SATISFACER LAS NECESIDADES SOCIALES.

Resulta muy frecuente que las respuestas reclamen un papel comprometido de la Universidad y de los universitarios en el DESARROLLO, AVANCE Y PROGRESO DEL PAÍS; aquéllos deben ser motores de éstos. Se plantea la intervención de la Universidad en el logro de mejores niveles de vida y en la solución de los problemas tanto individuales como sociales.

Por si la losa descrita en las líneas anteriores fuera poca cosa, es necesario señalar finalmente que un buen porcentaje de las respuestas pide SEGURIDAD de que la UNAM y los universitarios van a ser todo eso. Piden GARANTÍA de que sus expectativas serán satisfechas por nuestra Institución y por su comunidad.

Podemos concluir que las hipótesis planteadas de entrada ( resultados del estudio anterior) han sido comprobadas y enriquecidas con el descubrimiento de otros factores en los que ya hicimos énfasis.

E. La Representación Social de la UNAM: una contrastación con la realidad

Desde mi punto de vista, el sistema simbólico, sus imágenes, rituales y representaciones sociales que genera y se generan dentro y fuera del seno universitario, son:

1. El símbolo de pertenencia. Pertenencia en un doble sentido: como lo que es mío y como aquello a lo que yo pertenezco. Se dice, dentro de la primera intención, “nuestra” Universidad, es la Máxima Casa de Estudios de los mexicanos. Esto es, una casa en la que maternalmente, como madre, como «ALMA MATER», nos cubre y nos protege y nos garantiza beneficios y cosas mejores para los universitarios y para la sociedad toda.

A partir de este símbolo estigmatizamos, atacamos y nos defendemos —a veces con razón, otras sin ella— a todos aquellos (los diversos movimientos estudiantiles de protesta, las críticas de los medios, etc.) que quieran romper o violentar nuestra casa.

2. Símbolo de singularidad o de ser especial. La mayoría de los miembros de la comunidad universitaria, maestros, alumnos y trabajadores (así lo expresaron éstos últimos en las encuestas que se aplicaron en la investigación a que ya nos hemos referido) piensan que pertenecer a la Universidad, estudiando o trabajando, es un orgullo, a pesar de los bajísimos sueldos y de ciertas condiciones que —como se sabe— no constituyen el mejor contexto para el estudio o el trabajo. Consideramos —incluyendo a los padres de familia de la comunidad universitaria— que, ser universitario es ser distinto, responsable y comprometido.

Un ejemplo de esta representación social de singularidad entre la comunidad universitaria se da en los miembros de la Prepa 2, ya que pertenecer a ella, en especial ser alumno de ella desde la Iniciación Universitaria (I.U.), es algo especial, pues para empezar, no todo mundo tiene acceso a este plantel universitario, sólo ingresan en general aquellos alumnos que tienen 10 de promedio al salir de la primaria. Es especial porque, además, es la única preparatoria con seis grados, que es por esto heredera directa de los fundadores liberales de la Escuela Nacional Preparatoria y del proyecto de don Justo Sierra. Se es especial dado que desde los 12 años de edad los niños alumnos de la IU son ya universitarios con todos los derechos y obligaciones que esto implica.

3. Símbolo de igualdad. Se piensa que en la escuela se borran las diferencias; que como universitario se tienen las mismas oportunidades que cualquier mexicano. Al pertenecer a la UNAM —se sostiene por lo menos en el discurso— las diferencias sociales desaparecen y el alumno tiene la posibilidad de mejorar, porque la educación ofrece la oportunidad de igualar y remontar rezagos económicos, sociales y culturales, merced a la movilidad social que el ser universitario posibilita. Empero, desde la crisis de 1982, esta movilidad ha manifestado serios problemas de tránsito, cuando no de retraso y franca falta de movimiento. Véase el caso de cientos de egresados universitarios que con su título bajo el brazo, acabaron tras el volante de un taxi, en un puesto de tacos, vendiendo libros o cualquier otra cosa.

4. Además de ser especial, autónomo. La UNAM se cuece aparte, porque es autónoma, es independiente del Estado y de todo poder judicial. Es un mundo aparte desde que en 1929 ganó su autonomía. Pero, ¿que tan autónoma es en verdad? Daniel C. Levy en su obra Universidad y Gobierno en México, señala que la UNAM y, en general las universidades públicas, gozan de un alto grado de autonomía frente al gobierno, sobre todo en cuanto a designación de funcionarios y manejo de personal y de la infraestructura, en lo académico y en cuanto al manejo de las finanzas. Señala también Levy que quizá de todas las universidades de Latinoamérica, de Europa del Este y de algunas de Europa occidental, la mexicana se caracteriza por su alto grado de autonomía respecto del Estado, cosa que resulta contrastante si tomamos en cuenta la naturaleza autoritaria del Estado Mexicano; pero principalmente, por el simple hecho de que quien paga manda.

Esta contradicción, desde mi punto de vista, es aparente, ya que si, como hemos señalado, las instituciones sociales y la escolar en particular hereda de una u otra forma las características de la sociedad en la que se establece y se desarrolla, y que también reproduce las características de la misma, por sólo este hecho, la amplitud de la autonomía se reduce.

Suponiendo que la autonomía de que habla Levy fuera tal, tendríamos que reconocer —en lo afirmado en el párrafo anterior— que al interior de la UNAM los mecanismos de toma de decisiones y los de elección de funcionarios, por más que existan órganos colegiados para el efecto- se sigue dando fundamentalmente en forma que todavía dista mucho de ser democrática. En la autonomía (y esto es una gran contradicción con la representación social de democracia, singularidad y honradez universitarias, se reproducen, aunque de manera muy singular y específica, los rituales de la antidemocracia y el autoritarismo del sistema político-social mexicano.

Es por ello, que en este momento resulta de primerísima importancia, sobre todo después de la crisis universitaria del 99, la organización y desarrollo del CONGRESO UNIVERSITARIO en el que se debe discutir con la libertad, con el rigor, con la profundidad, con la visión prospectiva nacional e internacional propias del espíritu universitario, el proyecto de universidad que los tiempos y la sociedad mexicana reclaman.

El congreso debe tener como base, una crítica honesta y constructiva de los vicios y debilidades que se han dado a lo largo de la historia de nuestra máxima casa de estudios, así el estímulo y crecimiento real de sus fortalezas, que redunden en una formación cuantitativa y cualitativamente distinta y superior de las generaciones de universitarios por venir, ya que éstas, como lo ha señado el Sr. Rector, Dr. Juan Ramón de la Fuente, tienen la misión de acrecentar el prestigio de la UNAM y de posicionarla en un lugar preponderante en un mundo globalizado y de revolución tecnológica, dentro de la cual siga siendo, merced a la praxis de los hombres que:

Así pues, siendo necesario un mayor y más profundo análisis de las significaciones y representaciones sociales que de la UNAM en/y para la sociedad mexicana, concluiremos que, siendo autónomos y diferentes, sin embargo, ni somos, ni debemos, ni podemos ser tan independientes, y sí somos iguales a todos los mexicanos, a pesar de nuestra especial pertenencia a la máxima casa de estudios del país.

Bibliografía

Althusser, Louis, Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, 1975.

Castoriades, Cornelius, La institución imaginaria de la sociedad, en Marxismo y Teoría Revolucionaria, documento fotocopiado.

Marx, Carlos y F. Engels, Obras escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1976.

Meza Antonio, Marx, Engels y la Educación, UNAM, México, 1995 .

____ La institución y lo imaginario en Cornelius Castoriades, No. 21 de la Revista Xictli, UPN, México, Enero - Marzo de 1996.

____Varios, Cambio político y gobernabilidad, CONACYT, CNCP y AP, México, 1992.

Notas

1. Javier Garciadiego, RUDOS CONTRA CIENTÍFICOS. La Universidad Nacional Durante la Revolución Mexicana, UNAM Colmex, México 1996. p. 19.

2. Universidad Pedagógica Nacional, POLÍTICA EDUCATIVA EN MÉXICO. VoL 2, UPN, México 1981, P.131.

3. Narciso Bassols. Secretario de Educación Pública, citado por Daniel Moreno, PRESENCIA DE LA UNIVERSIDAD. Ed. Costa Amic, México 1970, p. 67.

4. Denise Jodelet, LA REPRESENTACION SOCIAL: -fenómenos. conce-nto -v teoría., P.473

5. lbidem p. 475.

6. lbidem p. 478.