NOTAS SOBRE SOBERANIA E INDEPENDENCIA

(Un antecedente ideológico de las ideas del movimiento de independencia en México)

Jorge E. Mesta Martínez

Docente de la DGENAM

1. No es posible explicarnos los conceptos de soberanía e independencia si no los ubicamos en torno a la formación y desarrollo del Moderno Estado Nacional, que surge a partir del capitalismo y cuyos inicios los encontramos a partir del siglo XIII con el empuje de las ciudades a finales de la Edad Media y con la incipiente organización política que éstas se dieron a consecuencia de sus luchas internas y de los peligros externos que afrontaron.

Sólo conociendo las vicisitudes, éxitos y confrontaciones de la formación del Estado es como comprenderemos y entenderemos las conceptualizaciones y propuestas que sobre él hicieron los grandes teóricos de la época que va de los siglos XIII al XVIII.

En su acepción actual, por Estado Nacional entendemos el máximo poder organizado en un territorio determinado, sustentado en tres ejes fundamentales:

- el monopolio de la violencia

- la legitimación (consenso)

- la hegemonía: dirección de la sociedad

El resultado de esos ejes es una organización que se sobrepone a la sociedad y que está compuesta por:

a) Un dominio y hegemonía

b) Un territorio

c) Una legislación (leyes) que regulen a los hombres en ese espacio.

d) Instituciones

e) Grupos capaces de apoyar y ejercer las funciones de gobierno (burocracia)

f) El monopolio de la violencia: aparatos coercitivos (ejército y policías)

g) Aceptación de los gobernados del dominio y subordinación al gobernante (consenso)

2. La noción de Estado, aunque algo común en el ambiente político de las ciudades italianas de los siglos XV y XVI, aparece por primera vez escrito en El Príncipe de Nicolás Maquiavelo (1469-1527):

Todas las dominaciones que han poseído y poseen imperio sobre los hombres son estados, y estos son repúblicas o principados.

Pero la formación de este Estado no fue resultado lineal, rápido y necesariamente feliz para todos los individuos o grupos sociales de una nación, sino por lo contrario, implicó un proceso lento y tortuoso donde se va conformando un grupo dirigente que en muchos de los casos representó no sólo sus propios intereses sino los intereses generales de la entidad política en formación, proceso a través del cual el grupo dirigente elimina enemigos y se confronta con clases y grupos antagónicos donde concede y quita privilegios de acuerdo con las necesidades que se le presentan. La historia moderna de las naciones es la historia de esas vicisitudes. Así, las primeras manifestaciones de su surgimiento están en las ciudades medievales de los siglos XIII, XIV y XV, sobre todo en Italia, donde surgen los señoríos como forma de gobernar. La obra de Maquiavelo es su expresión teórica, descubriendo un rasgo fundamental del Estado: el uso de la violencia.

Lo que ve Maquiavelo es este rostro desnudo tal como se muestra en las ciudades-estado del renacimiento, con sus bajezas y grandezas, sin maquillaje, en toda su expresión. De ahí su obra y sus comentarios que horrorizaron a muchos y admiraron a otros, incluso hoy en la actualidad. Lo que ve y observa es una de las facetas del poder, no la única: la violencia, por eso nos dice:

La guerra, las instituciones y las reglas que la conciernen son el único objeto al que el príncipe debe entregar sus pensamientos y su aplicación y del cual conviene hacer su oficio; esta es la verdadera profesión de cualquiera que gobierne y con ella no solo los que han nacido príncipes pueden mantenerse, sino que también los que nacieron simples particulares pueden frecuentemente llegar a ser príncipes...despreciar el arte de la guerra es dar el primer paso hacia su ruina; poseerlo perfectamente, el medio de elevarse al poder.

4. Pero el Estado no se consolidó en los señoríos de las ciudades italianas, sino se va creando en los grandes reinos europeos que incorporan territorios y dominan poblaciones, siempre luchando en el exterior con otros reinos o con los poderes medievales del Imperio y Papado, y en lo interno con nobles y grupos populares, dándose así al mismo tiempo de las confrontaciones políticas, un intenso debate ideológico, en donde se crean, definen y reformulan ideas y conceptos, entre ellos los de soberanía e independencia:

Soberanía, entendiéndola como el poder de decisión de quien detenta un territorio, en otras palabras: quién manda y porqué.

Independencia, autonomía o capacidad de hacer y tomar decisiones.

La aparición de estas ideas expresan que la fuerza no es el único elemento constitutivo del Estado Nacional y que éste requiere de consensos para construirse y consolidarse. Las explicaciones de qué y cómo es el Estado, las propuestas de cómo debe ser y la necesidad de justificar sus acciones contribuyen a ello. Los teóricos de esta etapa son Jean Bodin (1529-1596) y Thomas Hobbes (1588-1679).

J. Bodin cuya obra Los seis libros de la república, se podría considerar como un tratado sobre la soberanía, a la que considera:

- la fuerza, cohesión y unión de una república

- hacer y formular leyes que rijan la conducta de los hombres en el Estado, leyes que permitan: declarar la guerra y la paz, cobrar impuestos, anular costumbres, hacer justicia, acuñar moneda.

De acuerdo con Bodin, soberano es el que hace las leyes y no se sujeta a ninguna ley humana, es el rey, por lo que la soberanía reside en el monarca.

A diferencia de Maquiavelo, Bodin establece la necesidad de las leyes para la conducción del Estado; la figura del monarca, de acuerdo con él, es la de un gobernante que se guía por una conducta ética y sigue los dictados de Dios que es su legitimador.

Thomas Hobbes manifiesta sus ideas en el Leviatán, libro donde el concepto de soberanía se coloca en el centro de las explicaciones para entender el papel del Estado. Al igual que Bodin, la entiende como la capacidad de decidir y mandar, pero busca entender los fundamentos de su legitimidad, encontrándola en un contrato entre los hombres, cuya naturaleza violenta e incontrolable requiere de un poder que les asegure protección y seguridad a sus vidas y propiedades. La soberanía para Hobbes, es la capacidad de decidir y la trasmite el pueblo al soberano (rey, monarca) renunciando a sus libertades a cambio de seguridad. La idea de la renuncia de la soberanía por parte de los hombres se realiza a través de un contrato para sobrevivir. Con Hobbes aparecen las ideas de la sociedad como portadora de la soberanía y el contrato como el convenio que los hombres hacen con el soberano, mencionando:

...el hombre...puede fabricar un animal artificial... obra de él es ... el...gran Leviathan que se llama cosa pública o Estado...que no es otra cosa que un hombre artificial, aunque de una talla mucho más elevada y de una fuerza mayor que las del hombre natural, para cuya protección y defensa ha sido imaginado. En él la soberanía es una alma artificial, puesto que da la vida al cuerpo entero... La recompensa y el castigo son sus nervios...

5. Pero la construcción del Estado no se quedó en los estados absolutistas de España y Francia, sino que se perfeccionó como resultado de los modelos holandés e inglés. Locke (1632-1704) y Montesquieu (1689-1755) son sus manifestaciones intelectuales.

Ambos pensadores representan el sugimiento del Estado Liberal, el primero con su Ensayo sobre el gobierno civil y el segundo con su libro El espíritu de las leyes. Los dos tienen como sustrato los fenómenos políticos de Inglatera y su monarquía constitucional.

Al igual que Hobbes, Locke parte de explicar el Estado a partir de un contrato original:

Algunos tomaron la fuerza de las armas por el consentimiento del pueblo y consideraron las conquistas como las fuentes y origen de los gobiernos: pero las conquistas están lejos de ser el origen y fundamento de los Estados como lo está la demolicion de una casa de ser la verdadera causa de la construcción de otra en el mismo lugar. Es verdad que la destrucción de la forma de un Estado prepara frecuentemente el camino para otra nueva, pero sigue siendo cierto que sin el consentimiento del pueblo no se puede erigir jamás ninguna nueva forma de gobierno.

Y continúa:

Siendo los hombres naturalemente libres, iguales e independientes, ninguno puede ser sacado de ese estado y ser sometido al poder político de otro sin su propio consentimiento, por el cual él pueda convenir con otros hombres, juntarse y unirse en sociedad para su conservación, para su seguridad mutua, para la tranquilidad de su vida, para gozar pacíficamente de lo que le pertenece en propiedad y para estar más al abrigo de los insultos de quienes pretendiesen perjudicarles y hacerles daño.

A diferencia de Hobbes, en donde los hombres ceden su soberanía para dársela al soberano, en Locke la soberanía reside en el pueblo y la ejerce destituyendo a los gobernantes que no cumplen.

Con el transfondo del Estado inglés Louis de Sëcondat, Barón de Montesquieu, sostiene y aboga por la monarquía constitucional, propone limitar al monarca a la función de la ejecución de las leyes, dejando la soberanía en el parlamento, dividido en dos Cámaras, aunque restringe el sufragio a contribuyentes y propietarios. Las funciones de gobierno las distribuye en tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial, con la idea de contrarrestar la concentración del poder, dando lugar al problema de si la soberanía se podría dividir o compartir, idea que ya estaba presente en Locke.

6. La experiencia de la Revolución inglesa y la independencia de los EE.UU se conjugarían en la teoría de Jean Jacques Rousseau (1712-1778) y la propuesta de la Revolución Francesa agregando el factor popular, acuñándose junto con los conceptos de soberanía, el de voluntad general y precisándose el de pueblo y nación posteriormente por Emmanuel Joseph Sieyés (1748-1836).

Rousseau es la expresión más radical y democrática de la Ilustración, hombre escéptico de la civilización y de sus resultados acepta, sin embargo, la necesidad del Estado como el mal menor que los hombres pueden darse para resolver su seguridad y su protección generada por las desigualdades sociales. Al igual que Locke y Montesquieu tiene que explicar cómo es compatible la voluntad de cada individuo con la existencia de un organismo que supedita a todos, la compatibilidad entre la voluntad del individuo y la existencia de un organismo que supedita a todos, siendo la soberanía el concepto de su explicación.

Para él la soberanía la tiene el pueblo, entendiendo éste como la totalidad de los individuos que conforman la sociedad. Sabedor de que cada uno de ellos tiene un interés particular y por lo tanto una capacidad de decidir y actuar, sabe también, y así lo manifiesta en toda su obra, que sólo la participación total de ellos puede dar lugar al progreso y a la superación de los problemas. Situación que encuentra cuando los hombres se reúnen en una asamblea directa, dejan a un lado sus intereses particulares para buscar y lograr el interés común, el interés general, conviertiéndose en ese momento en lo que denominó la voluntad general que determina el derrotero de la sociedad. La soberanía por lo tanto, está en ese conjunto de hombres organizados que conforman la voluntad general y éstos nombran a los mandatarios (gobernantes) a que cumplan con lo que se decida en la asamblea.

Rousseau incorpora de esa manera dos ideas: la democracia directa y la de pueblo como totalidad. Sin embargo, en sus últimas cartas se da cuenta que aquélla sólo podría funcionar en sociedades pequeñas (cantones suizos, ciudades griegas, etc.) por lo que se inclinó tardíamente por una democracia representativa, aunque nunca quedó convencido del todo.

Será la experiencia de la Revolución Francesa con la participación de los sectores populares, la que permitirá precisar lo que va a ser el Estado Moderno y sobre todo lo que se va a entender por soberanía, pueblo, independencia y otros tantos conceptos que se verán plasmados en constituciones, libros, folletos y artículos periodísticos, no sólo en las luchas de independencia latinoamericana, sino en todo el pensamiento político posterior a la revolución de 1789. En ese entorno debemos entender esa figura poco conocida de Emmanuel Joseph Sieyès cuyo folleto ¿Qué es el tercer estado? aparecido al inicio de la revolución, en donde se pregunta y contesta: ¿Qué es el tercer estado? todo ¿qué representa actualmente en el orden político? nada, ¿qué pide? llegar a ser algo, contesta.

Con él adquiere el concepto de nación su más clara interpretación.

Nación es un cuerpo de asociados que viven bajo una ley común y están representados por la misma legislatura.

Por lo tanto, en su concepto, nación no es algo que está dado o algo natural, es algo que se construye cuando los hombres se dan una ley y un gobierno común. La nación es la que detenta la soberanía.

Antes de existir la nación lo que existe es una sociedad compuesta por grupos sociales en donde uno de ellos es el pueblo. En su pensamiento pueblo es todo lo que no es privilegiado y por lo tanto en el caso concreto de 1789 el pueblo era el tercer estado. ¿Quién no forma parte del tercer estado? la nobleza.

En cuanto a la división de poderes como la marcaba Montesquieu y que no podía definirse porque los teóricos de la soberanía decían que era indivisible, Sieyès la resuelve proponiendo que hay dos momentos del acto soberano: en el primero la nación se reúne para establecer su constitución y se le llama el momento constituyente; en el segundo la nación nombra sus representantes divididos en poderes, éstos no son lo constituyente, sino lo constituido, no son como los reyes soberanos, sino su servidores. Bajo esta ideas y con estos rasgos se hace la constitución francesa de 1793 y posteriormente el Código de Napoleón que serán paradigma de muchas de las constituciones de Europa y de América Latina.

7. Este es el contexto ideológico en el que abrevan nuestros próceres independentistas, sobre todo Morelos, con la diferencia que en nuestro movimiento de independencia se conjugan, además de la independencia de la metrópoli, la lucha por la soberanía y con ella la necesidad de construir el Estado Nacional, pero a su vez reivindicar las demandas populares. Lo que en Europa se dio por etapas y en diferentes momentos y contextos, en nuestro país se presentaron al mismo tiempo y hubo que enfrentarlas simultáneamente: esta es la historia de México en el siglo XIX y lo que explica la revolución de 1910 y en mucho nuestra época actual.

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