UNIVERSIDAD CONTEMPORANEA
Valores sociales vs Valores económicos... el caos mexicano
Dr. Víctor Bernal Barbosa
Profesor de la UPN y de la UDLA
La sociedad contemporánea, particularmente aquella en vías de desarrollo como la mexicana, vive un desencuentro de valores que bien podríamos caracterizar como el debate actual más importante para definir el papel que debe jugar la institución universitaria. Para este breve ensayo caracterizaremos en el primer apartado los diversos tipos de valores (1) que la sociedad mexicana ha considerado principales; en el segundo, resumiremos algunos de los grupos de valores individualistas procedentes de modelos de desarrollo económico foráneos y su resultante frente al "deber ser local". Se finalizará, proponiendo una síntesis que resuelva el choque entre ambos grupos de valores.
I IDEALISMO SOCIAL
A) VALORES JURÍDICOS.
Atendiendo al artículo constitucional, el cultivo de los valores en el mexicano tendrá a: 1) Desarrollar la diversidad de sus facultados: comprensión, sensibilidad, carácter, imaginación y creatividad. 2) al mejoramiento económico, social y cultural del pueblo; 3) atender las necesidades sociales, considerando los recursos naturales y de todo tipo; 4) defender y afianzar la independencia política y económica nacionales con base en el trabajo, competencia y justicia entre los mexicanos; 5) no agotarse en las recomendaciones localistas, sino que adoptar una dimensión universal al proponer la igualdad entre todos los humanos.
B) VALORES EDUCATIVOS.
Por supuesto que los valores jurídicos tienen que ser "aterrizados" en valores educacionales específicos, los cuales mostrarán a "un mexicano dispuesto a la prueba moral de la democracia" (2) y que por implicación podrían servirnos los siguientes: 1) alentar a los niños a elegir con toda libertad; 2) para esas elecciones hay que apoyarlos en el examen de opciones; 3) sopesar éstas cuidadosamente y reflexionar en sus consecuencias respectivas; 4) estimularlos a pensar en lo que aprecian y disfrutan; 5) propiciarles la posibilidad de afirmar públicamente sus elecciones; 6) ayudarlos en la conducción congruente entre ideas y vivencias escogidas; y finalmente 7) apoyarlos en el examen de formas negativas de conducta repetitivas en su propia vida (3).
C) VALORES UNIVERSITARIOS.
Si recordamos el origen de las instituciones universitarias en Europa sabemos que la Universidad de Salemo es la más antigua (1090), seguida por la de Nápoles (1224) y después la de País y la de Bolonia (1362), es claro que la institución universitaria adopta como valor fundamental la enseñanza superior gratuita; 2) En el caso mexicano, la universidad será creada a mediados del siglo XVI y tendrá un carácter pontificio que la marcará durante los siguientes siglos dentro de los valores de la Iglesia Católica; 3) Durante el Porfiriato, su más ilustre ministro Justo Sierra, planteará para la educación mexicana los valores que hoy en día a la distancia de un siglo siguen vigentes, tales como: a) la universidad es la encargada de la educación nacional en "sus medios superiores e ideales", es decir, trátase de una pirámide en la que el conocimiento general se adquiriría en los primeros niveles, dejando el último escalón en términos de especialización, es decir, "se ambiciona que en dicha institución "se enseñe a investigar y a pensar, investigando y pensando"; b) Sierra plantea una normatividad social para la universidad, cuando afirma y rechaza que no quiere una universidad "sin ojos para la humanidad y sin corazón para el pueblo", queremos: "la ciencia que defienda a la patria". Más tarde la historia del siglo XX le dará la razón en la medida en que la solución de los problemas sociales y políticos pasa por el camino de la educación. Así, c) el maestro Sierra la considera como una obra inmensa de cultura: "demostrando que nuestra personalidad tiene raíces indestructibles en nuestra naturaleza y en nuestra historia" (4); 4) Por supuesto que la Universidad mexicana también será influida por filósofos, hechos y estudiosos, de dentro y de fuera del país; basten tres ejemplos: José Vasconcelos y José Ortega y Gasset y la reforma universitaria. El primero, rector de la Universidad Nacional (antes de ser el primer secretario de Educación Pública en 1921), advierte los riesgos si se disocia lo social de lo económico; afirma no ser "amigo de los estudios profesionales, porque el profesionista tiene la tendencia a convertirse en parásito social, parásito que aumenta la carga de los de abajo y convierte a la escuela en cómplice de injusticias sociales. Necesitamos producir, obrar rectamente y pensar. Trabajo útil, trabajo productivo, acción noble y pensamiento alto" (5).
José Ortega y Gasset plantea que la reforma universitaria no podría sólo reducirse a la corrección de abusos; considera que reforma es siempre creación de usos nuevos. Afirma que la raíz de dicha reforma está en aceptar plenamente su misión. Pero ¿cuál es ésta? Responde que en la Universidad se cultiva la ciencia misma, se investiga y se enseña a ello (6).
La Reforma Universitaria en Córdoba (1918) impactó a toda Hispanoamérica porque planteó tres prioridades: 1) elección de autoridades por la misma comunidad académica; 2) reformar programas de estudio para poder interpretar los problemas latinoamericanos e intentar su solución; y 3) lograr la autonomía de la institución universitaria (México, UNAM, 1929). Cabe precisar que dicha reforma intentó combinar calidad académica con utilidad social (7).
D) VALORES HUMANÍSTICOS.
La Universidad contemporánea está fuertemente influida por los valores humanísticos que a fines del siglo XVII dirigen las revoluciones que se suceden en esa época, tales como: la revolución Industrial, la independencia norteamericana (1776) y sobre todo la Revolución Francesa (1789), la cual nos resume en "libertad, igualdad y fraternidad". 1) Libertad en la cátedra universitaria, porque sin ella no podría ser verdaderamente universal; 2) Igualdad, porque no es la riqueza material la que determina el talento para enseñar, crear e investigar; y 3) Fraternidad, porque de que sirve la libertad y la igualdad si éstas no tienen como fin último promover una sociedad para saber convivir.
II ECONOMICISMO INDIVIDUALISTA.
Habiendo planteado en el primer apartado el deber ser axiológico de la universidad, es oportuno abordar el ser real que a fines del siglo XX pueda caracterizar a la institución universitaria, a partir de los imperativos económicos que hoy en México se expresan. Confrontaremos experiencias actuales en el mismo orden del anterior apartado.
A) VALORES JURÍDICOS: 1) la realidad se aleja de la norma: no se están cultivando armónicamente las facultades humanas; 2) el mejoramiento económico y social es contrastante entre minorías enriquecidas y mayorías empobrecidas; 3) los recursos naturales son insuficientes para atender las necesidades sociales; 4) la independencia política y económica está en riesgo si la educación, trabajo y justicia entre los mexicanos están en tela de duda; 5) la vocación internacional del mexicano se consolida en la medida en que nunca hemos sometido a ningún otro pueblo y estrechamos colaboración.
B) VALORES EDUCATIVOS: 1) la democracia escolar es una variable dependiente de la casi inminente democracia nacional; 2) la orientación vocacional suficiente y necesaria es casi inexistente; 3) consecuentemente, falta cuidado y reflexión sobre sus consecuencias respectivas; 4) mientras la escuela estimula a los estudiantes a pensar en lo que aprecian y disfrutan, el medio ambiente económico los desalienta; 5) la afirmación pública de sus opciones es apenas muy reciente; 6) la conducción congruente entre ideas y vivencias escogidas es difícil por cuanto hay un ambiente cargado de intereses materiales; 7) la escuela actual rescata numerosas formas de conducta respectivas que son superables.
C) VALORES UNIVERSITARIOS: 1) el sistema universitario mexicano se subdivide en dos grandes sistemas: uno público (cerca de 600 instituciones) y otro privado (alrededor de 100); 2) conforme a las aspiraciones del maestro Justo Sierra en las universidades mexicanas se enseña a investigar y a pensar, aunque gracias al gasto público, las universidades públicas hacen más investigaciones que las privadas; 3) la solución de los problemas sociales y políticos se aborda ciertamente en las universidades mexicanas pero aún hay escasa relación entre universidad y empresa; 4) en términos de días laborados pareciese que la universidad privada es más productiva que la pública; 5) en cambio, en términos de concientización pareciese que la universidad pública se orienta más hacia la social y política mientras que la privada más hacia la económica.
D) VALORES HUMANÍSTICOS: 1) Libertad. Es indiscutible que las universidades públicas gozan de una mayor liberalidad en sus funciones académicas, no por razones jurídicas sino por su frecuente desvinculación con el aparato productivo; 2) Igualdad. Las universidades públicas durante los últimos decenios han ido albergando a numerosos estudiantes provenientes de familias de escasos recursos, mientras que las privadas, al tener que cobrar por sus servicios se han orientado hacia la atención de estudiantes de los estratos medios y superiores; 3) Fraternidad. Ante la contrastación económica resultante es claro que no hay agresiones entre universidades públicas y universidades privadas, pero también es claro que poco se está trabajando por una convivencia alentadora y complementaria.
CONCLUSIONES
De lo anterior podemos intentar una solución que permita extraer una síntesis tanto de la posición del sistema de valores que hemos llamado "idealismo social", como de su posición antagónica a la que hemos llamado "economicismo individualista", tratando de aprovechar lo positivo y desechando las desventajas de ambas posiciones. En el plan integral podríamos afirmar que la promoción de nuestro desarrollo nacional no puede descansar en una pugna destructiva entre economía y sociedad. Es evidente que tampoco se trata de liquidar cualquiera de las dos posiciones antagónicas, porque es claro que a los promotores de la riqueza de nada les serviría tenerla sin sociedad y a la inversa: de nada serviría a la sociedad carecer de un sistema productivo que le impidiese resolver sus propias necesidades. Ambas entidades se necesitan y es en este punto donde aparece como necesidad que el desarrollo nacional mexicano se sustente en el resultado de un equilibrio dinámico entre los valores económicos y los sociales, en pocas palabras: requerimos la ley de homeostasis entre eficiencia y necesidad; entre materia y espíritu. De lo anterior se desprende que la universidad mexicana, pública o privada, ha de seguir promoviendo el desarrollo nacional en la perspectiva del mencionado equilibrio. Lo cual significa que en buena parte de las universidades públicas habrá que continuar promoviendo no sólo la concientización social y política, sino también de manera equivalente la idea económica en términos de mayor productividad y eficiencia.
Por lo que se refiere a las universidades privadas, éstas también tendrán que hacer un esfuerzo no tan sólo en mantener su sentido de eficiencia económica sino también seguir promoviendo, a través de los instrumentos educativos la concientización política y social de sus egresados.
Lo que está en juego no es la supervivencia de un sector de universidades, públicas o privadas, sino el acceso a "la edad del conocimiento" (8) para que nuestro país pueda hacer frente al internacionalismo del capital, antítesis del humanismo.
CITAS BIBLIOGRÁFICAS
(1) Miranda Pacheco, M. "La cuestión de los valores y la educación superior". Revista de Educación Superior. ANUIES. No. 68, 1988, pp. 38.
(2) Torres Bodet, J. En: Jerez, T.H. La educación valoral: humanístico y social. "El maestro". Sep-CONALTE. 1988.p.5.
(3) Le-Raíz, M. Harmin y S.B. Simón, en: Jerez, T.H., idem.
(4) Sosa, I. "Justo Sierra, utopía y realidad". OMNIA. 1986.pp.57-62.
(5) Vasconcelos, J. Cuadernos de Formación Docente. No. 24.1988.p.37.
(6) Ortega y Gasset, J. Misión de la Universidad. Madrid. Alianza.1982.
(7) Almeyra, G. "El reto: la calidad de la enseñanza". La Jornada.29 de agosto, 1999.p.68.
(8) González Casanova, P. Las universidades y los partidos. La Jornada.30 de octubre.1999.