CINE Y EDUCACION
Teresita del Niño Jesús Maldonado Salazar
Asesora de la Unidad UPN 094 D.F., Centro
La pregunta ya no es ¿eso es verdad? Sino ¿para que sirve? En el contexto de la mercalización del saber, esta última pregunta la más de las veces significa: ¿se puede vender? Y en el contexto de argumentación del poder: ¿es eficaz?
LYOTARD.
Hoy se tornan tambaleantes y efímeros los cimientos de nuestra sociedad. Nuestro tiempo se va haciendo explosivo al acumular contradicciones y antagonismos entre la comunicación industrializada y la expresión auténtica; desacuerdos entre la producción de los hombres cultos y las necesidades de las mayorías, incompatibilidades entre la estructura social y la educación, disfunciones entre la escuela y la vida.
Actualmente la escuela compite con otras agencias socializadoras, en ocasiones mucho más potentes en cuantos tales, que ella misma. Es el caso de los medios de comunicación de fuentes igualmente amorfas de socialización, la escuela pierde terreno, sobre todo cuando no es capaz de incorporarlos a su interior como objeto de reflexión, crítica y de decisión. El texto que hoy ponemos a su consideración en este artículo, a mi juicio nos acerca a este análisis, en particular al de la relación entre el cine y la educación.
Una de las características que hace al cine un producto cultural atractivo, es que no se requiere para disfrutarlo una preparación previa, ni de códigos elaborados; sin embargo, su disfrute es mayor en tanto se cuenta con más formación e información.
El cine no es sólo un medio de comunicación y de entretenimiento como se autodefine o como lo conciben muchos de sus consumidores habituales, es también un agente educativo. A través de sus mensajes, visuales, verbales y sonoros, las empresas productoras, los escritores, guionistas, artistas, anunciantes, se expresan, informan, sugieren, proponen y presentan una gran variedad de elementos relativos al mundo, a sus prácticas reales y a su simbolización.
LA VIDA ES MEJOR QUE LA ESCUELA de Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán y otros autores nos muestra que el cine cumple funciones no sólo de entretenimiento, su trascendencia va más allá del goce estético y la actividad recreativa. El arte todo, es la fuente original del conocimiento y el cine como parte de aquel, es la síntesis de diversas manifestaciones artísticas; podríamos incluso aventurarnos a afirmar, que es el cine la expresión artística más acabada.
En el texto citado, los autores proponen dos grandes temáticas de análisis: el ámbito escolar y el de la educación no formal e informal. A partir de ellos nos aportan reflexiones importantes respecto al modelo de sociedad, la escuela como institución, la dinámica de las familias, la creatividad, el talento, el amor a la naturaleza y la problemática científica entre otros...
Se analizan las diversas maneras en que se concibe la escuela: como un espacio de control, en el que frecuentemente la estancia en ella constituye más un acto de sacrificio que una oportunidad de formación. La escuela como agente socializador y perpetuador de una sociedad castrante, recurre a la coerción, la represión y a la disciplina impuesta de manera autoritaria. La función de domesticar a la juventud es resaltada en los diferentes filmes analizados. Pero al mismo tiempo, observamos que el alumno tiene espacios alternativos de educación dentro de la escuela que son más significativos que lo que recibe en sus aulas.
El poder, el deseo por el poder y por su libre ejercicio, son características de lo humano, sin embargo, a pesar de que se juegan en todas las interacciones sociales, son reiteradamente negados u omitidos. En la escuela se rehuye hablar de ellos. Justamente esta actitud de ocultamiento, hace necesario que las reflexiones sobre la educación escolarizada incorporen en su análisis este fenómeno. Reconocer el poder y el deseo por el poder, es importante no para desaparecerlos, sino para que alumnos y maestros se puedan manejar mejor en relación con él.
El encuentro del poder y el deseo se produce dentro de un marco institucional en el que aparentemente domina una racionalidad neutral, cuya finalidad explícita es la educación institucionalizada. Desde el discurso de la racionalidad, el cumplimiento de los objetivos de la escolarización, se realiza al margen de los intereses subjetivos y particulares de quienes participan en ella, gracias a la aplicación de un conjunto de normas que dicha institución juzga convenientes, válidas y deseables. Sin embargo, a pesar de sus pretensiones, este discurso lógico y racional, se encuentra cruzado y determinado por una producción imaginaria que determina la manera de ser de la institución.
LA VIDA ES MEJOR QUE LA ESCUELA, nos muestra que ésta suele convertirse en un espacio de lucha de poderes de los sujetos y fuerzas en pugna. A pesar de la tendencia de la institución a conservarse y representarse como estática, su dinámica es el conflicto, en la que luchan dos proyectos: uno de conservación y otro de transformación.
Pone de manifiesto la inercia de la institución escolar y su deseo (o sea el deseo de quienes que la han instituido) es evitar toda contingencia, toda diferencia y mantener todo bajo control.
Otro aspecto interesante en el análisis realizado por los autores es la figura del docente: víctima de condiciones adversas y victimario de los alumnos a través de los mecanismos de control y represión que le impone el sistema y él aplica. En el deseo del maestro por el poder se diseñan estrategias diversas para el ejercicio sin culpa del mismo: disciplina, orden, administración, evaluación, etc. Con el fin de forjar a los hombres y a las mujeres del mañana, de pulir asperezas, de dotarlos de saber. El análisis realizado por los autores desmantela la mitología encubridora de la escuela y del maestro que los hace aparecer como bienhechores desinteresados que sólo pretenden el beneficio de los alumnos y a la institución escolar como un lugar neutro y racional donde lo único que ocurre es la administración didáctica de los saberes científicos.
En otros análisis, los autores resaltan el afán del docente por superarse y el compromiso con sus alumnos que lo llevan a franquear las fronteras de lo institucional.
Una cualidad del libro es recuperar la voz de los diferentes actores sociales y abordar los procesos de diferenciación bajo modelos singulares de resistencia y de homogenización de la sociedad, se abordan en esta obra a la sociedad, la familia y el grupo como ámbitos educativos importantes.
Nos revela que nadie educa a nadie, pero al mismo tiempo nadie se educa solo, es la realidad misma que nos desafía a conocerla, en el proceso dialéctico de acomodación y resistencia.
LA VIDA ES MEJOR QUE LA ESCUELA nos aporta diversas posibilidades de análisis, una nueva manera de ver el cine de ellos. Algunos son: las funciones de la escuela, los símbolos, objetos, prácticas y significaciones con los cuales se identifican los niños y los jóvenes y a partir de las cuales perciben su realidad social y se sitúan en ella.
Los maestros no podemos interesarnos solamente en asuntos estrictamente escolares, los medios de comunicación deberían ser para nosotros un motivo de estudio, de reflexión y congruencia a nuestro quehacer.
Ante el panorama de rápidos cambios culturales y sociales, el rezago educativo debe entenderse, no sólo como el déficit de cobertura y eficiencia de la escolarización sino como un auténtico rezago en las concepciones y prácticas culturales y pedagógicas al interior de la escuela; por ello, contribuir a reconstruirlos es nuestra responsabilidad.
LA VIDA ES MEJOR QUE LA ESCUELA nos lleva por un camino interesante que no concluye y que más bien sugiere explorar un terrreno poco visitado, donde el recorrido por diversos films se vuelve fascinante, y el cine se convierte en un espejo crítico que no sólo compete al productor, sino al consumidor de la película que siempre podrá aportar renovadas lecturas del mismo.