CINCO ESCRITOS MORALES
José Enrique Martínez Cano
Profr. investigador y Miembro del Colegio de Filosofía en la DGENAM DF.
Los escritos de Umberto Eco se caracterizan por dos aspectos comunes: el primero es que son ocasionales, originados en conferencias de actualidad; y el segundo es que son temas esencialmente de carácter ético.
Estos escritos han sido publicados y/o pronunciados en esta década y hacen referencia a través de un profundo análisis de circunstancias histórico sociales a los grandes problemas de la actualidad en varios países.
La obra que nos ocupa es la compilación de cinco escritos que son:
Conferencia pronunciada en la apertura del Congreso de las perspectivas del Tercer Milenio, realizado en Valencia, España en enero de 1997.
b) Adaptación a la introducción al Foro Internacional sobre la Intolerancia, realizado en París por la Academia Universal de las Culturas en mayo de 1997.
c) Publicación con el nombre …"per chi suona la campana", para el periódico "La República".
Pensar en la guerra
El texto, da por explícito el consenso de las naciones en el mundo contemporáneo al respecto del tema sobre la guerra; y le considera, como el logro de un resultado de satisfactores, a los fines por los cuales se empezó.
Para Eco, hablar de la imposibilidad de la guerra y de la inutilidad de la misma resultaría contradictorio. A pesar de ello, las reflexiones sobre el tema son validas, y nos dice:
"Dado que la guerra permite conseguir resultados "fructíferos", los que podrían convencer sobre el que, de la necesidad de realizarla, en ciertos casos; la guerra es una posibilidad razonable, y un deber para el intelectual el negarla".
Para el autor, el ejercicio de la función intelectual, tiene un sustento ético, en cuanto acción crítica, como la aproximación al concepto de verdad; por lo que manifiesta que "El intelectual no debe tocar el clarín de la revolución"; es decir, que la función del intelectual consiste en excavar las ambigüedades y sacarlas a la luz, y por tanto su primer deber, que es el "Pensar" (lo que desempeña el papel de Pepe Grillo), para no equivocar la lealtad con la libertad; ya que la lealtad es una categoría moral (ética), y la verdad es una categoría teórica.
Con base en lo anterior, la función intelectual no está separada de la moral, pues es una elección moral la decisión de su ejercicio, el cual se traduciría en un ejercicio de la virtud.
Desde esta perspectiva, para el literato italiano, la comunidad intelectual ha cambiado la manera en que el mundo ve la guerra. A pesar de ello, hay una forma radical de pensar en ella, y es la de reflexionar las condiciones de su posibilidad, dado que la guerra está en contradicción con las aducidas a su favor.
Lo anteriormente expuesto, manifiesta que a través de la toda la historia de la humanidad, la guerra ha tenido como condición fundamental el realizar el "juego" que permita obtener beneficios; esto determina el nacimiento y desarrollo de varias formas de capitalismo multinacional, pues si antes se jugaba en beneficio del poder individualista, hoy se juega en términos económicos (era del capitalismo multinacional).
En
otras palabras, la guerra desde la antigüedad hasta la época contemporánea,
es como una partida de ajedrez, un
juego autófago. La humanidad ha
practicado la guerra como solución a su estado de desequilibrio psicológico,
igual que hoy la resuelve recurriendo a las drogas y/o al alcohol, o a maniatarnos
a través del tabú, o de tal o cual concepción ideológica.
Desde esta visión, Eco concuerda con Foucault, sobre el poder y lo que representa el poner en competencia infinitos poderes. Por todo ello, el intelectual -al elegir el espacio del silencio táctico (la reflexión)- requiere para su manifestación, a partir de la conciencia de las contradicciones, del poder persuasivo de la proclamación del silencio, pues la reflexión no exime de la asunción de responsabilidades (deber del intelectual).
Eco señala que la guerra (cualquiera que sea, en cualquier ámbito), anula toda iniciativa humana ante tal "juego" ya que no puede justificarse, porque es peor que un delito, es un despilfarro inútil.
El fascismo eterno
La experiencia por vivencia propia del autor, le permite plantear desde el análisis de lo que representaba el fascismo, que como tal era un totalitarismo "fuzzy" (podría traducirse en difuminado, confuso, impreciso, desenfocado), un collage de diferentes ideas políticas y filosóficas, una colmena de contradicciones, un ejemplo de descoyuntamiento político e ideológico; para así poder caracterizar lo que denomina "fascismo eterno o Ur-Fascismo" (otras formas de despotismo o fanatismo).
Así, al mencionar por ejemplo el culto a la tradición o tradicionalismo, Eco señala que éste conlleva un sincretismo, es decir, una combinación de tolerancia de las contradicciones; se manifiesta como forma de rechazo al modernismo o negación de los valores espirituales (irracionalismo), el que a su vez lleva al culto de la acción por la acción (actuar antes de y sin reflexión alguna), que no es más que el desacuerdo que signa la diversidad y que explota el consenso exacerbado del miedo a la diferencia; que hurga en lo individual o social el llamamiento a las clases frustradas, dando origen al nacionalismo, o dando origen a la identidad como obsesión, lo que permite el complot que a su vez es apelar a la xenofobia, donde no hay lucha para la vida, sino vida para la lucha, porque la vida es una guerra permanente, donde el elitismo (ideología reaccionaria) implica el desprecio por los débiles; desarrollándose así el Ur-fascismo, desde el elitismo popular, hasta el de masas. Desde la perspectiva de lo individual, que es ser educado en el culto a la muerte para convertirse en héroe, hasta el proceso que transfiere a la base del populismo cualitativo o voz del pueblo que habla la neolengua traducida en léxico pobre y sintaxis elemental. Todo ello, con la finalidad de limitar los instrumentos del razonamiento complejo y crítico, fin éste que propicia la dictadura de cualquier ismo.
Así pues, para el autor, la libertad y la liberación son logros de una tarea vigente que no acaba nunca, pues no se puede olvidar e holocausto de la II Guerra Mundial.
Sobre la prensa
El ensayo sobre este tema, está constituido por comentarios sobre la situación de los medios de comunicación (prensa y televisión), sobre todo en sus relaciones con el mundo político, a partir de la influencia de los medios y su función en cuanto control y crítica de los otros poderes como es el económico, el político y el sindical.
Desde esta perspectiva, la reflexión de Eco es una invitación tanto a la prensa como al mundo político, a mirar más al mundo y a mirarse menos en el espejo.
Eco concluye, considerando que la prensa en el sentido tradicional del periódico y la revista de actualidad que se adquiere, tiene la función fundamental no sólo fomentar el crecimiento cívico de un país, sino también la satisfacción y placer de la lectura, como la oración del hombre moderno; donde la prensa debe de hablar más, no sólo para millares de ciudadanos, dado que son personas que nos deben importar, no sólo por el hecho de que estén construyendo algo, sino porque de su crecimiento y de su crisis depende el futuro de la sociedad.
Cuando entra en escena el otro
En este escrito, Umberto Eco plantea el debate sobre la postura del religioso católico Carlo María Martini y la propia. Son temas sobresalientes sus consideraciones de la «religiosidad laica, la ética moral y la ética natural», mismos que el autor considera como los puntos fundamentales para encontrar los principios de una ética basada en la fe, en la trascendencia, que no puede reconocer que los principios naturales han sido esculpidos en el corazón, como sentimiento humano fundamental, donde quedan márgenes no superpuestos, y que en los conflictos de fe deberán prevalecer la caridad y la prudencia.
Por lo anterior el autor aborda la cuestión ética a partir de "universales semánticos", para arribar a la noción de la corporalidad, lo que conlleva a la base de la ética, como el respeto a los derechos del otro, incluyendo el de hablar y pensar; llegando a la dimensión ética moral o jurídica que regula las relaciones interpersonales que se mimetizan en la conducta humana.
Las migraciones, la tolerancia y lo intolerable
Las migraciones
En este apartado nuestro pensador reflexiona sobre la serie de problemas que ocasiona el fenómeno de la migración humana. Inicia estableciendo una diferenciación entre inmigración (admitidos según decisiones políticas) que aceptan las costumbres del país al que emigran, y la migración, cuando los migrantes transforman radicalmente la cultura del territorio al que migran. Esta problemática de tanta actualidad nos llevará en el próximo milenio, a la constitución de un continente multirracial, que implicará necesariamente la confrontación de culturas.
La intolerancia
El planteamiento anterior, es ejemplo de lo factible que puede ser el problema de la intolerancia, a partir del fundamentalismo, el integrismo, el racismo pseudocientífico, que como posiciones teóricas presuponen una doctrina. Lo que presupone un problema de educación de los adultos como resultado de pulsiones elementales.
Planteándose como desafío el educar constantemente la tolerancia del adulto, que empiece a disipar las razones étnicas y religiosas desde la tierna infancia antes de que se convierta en costra de al conducta humana de la próxima centuria.
Lo intolerable
Cuestionamiento y análisis de ello y la posibilidad de asumir compromisos, de cambiar las reglas y leyes, es el poner en cuestión nuestra misma identidad, es decidir y actuar, dispuestos a pagar el precio del error, es poner en juego nuestra filosofía, la ciencia, nuestra cultura misma.
Lo que obliga a definir día a día lo intolerable lo inaudito, y la capacidad solidaria como regla de conducta en una sociedad que debe ser preparada para asumir solidariamente las responsabilidades y el autorreconocimiento en la toma de decisiones ante el reto de lo cotidiano.
Es así, que desde este punto de partida los siguientes ensayos que se esbozan, tratan desde la perspectiva personal de Eco, el de evidenciar constantemente el deber ser desde lo ético en cada cultura a partir de hacer reflexionar a los lectores sobre diversas temáticas, he hilvanar la conformación de dicha reflexión, ante este deber ser del intelectual, al que aduce el autor.
* Umberto Eco: Cinco escritos morales, Barcelona, Lumen. 1997. 140 p.