Florina González Camarillo
Asesora de la UPN 094
La educación como fenómeno social solamente puede ser entendida a la luz de los acontecimientos históricos, políticos y sociales en los cuales se encuentra inmersa.
La educación latinoamericana, al igual que la historia general del continente, se ha venido conformando bajo la influencia evolutiva de las diferentes fases económicas por las cuales hemos atravesado.
Por eso a cada periodo histórico le corresponde una corriente de pensamiento social y filosófico acorde a la distribución del poder y la riqueza.
De manera conjunta con el sistema educativo, el avance científico y tecnológico cobra especial relevancia económica y política como resultado de la influencia que tiene en la conformación y funcionamiento de los modelos de desarrollo propios de las diferentes formaciones sociales del continente americano.
Es claro que la relación entre el avance científico y la estructura económica y política es inseparable, sin embargo, el tipo de relación entre ambas depende en gran medida del grado de desarrollo social, cultural y científico que registre cada país en forma particular. En el caso de los llamados países del primer mundo, los cuales posen una fuerte capacidad científica y tecnológica, el funcionamiento de sus sistemas educativos se presenta de manera favorable para garantizar una vinculación efectiva con el desarrollo económico e industrial del momento.
En cambio para los países dependientes o subordinados a las economías avanzadas, la importancia que representa el avance de la ciencia y la tecnología es de distinto orden, incluso en algunos casos secundario.
Para poder explicar el papel de las instituciones de educación superior y el proceso de la actividad científica en América Latina es necesario señalar que el origen histórico de nuestras estructuras estuvo íntimamente relacionada a los procesos establecidos por los centros de desarrollo científico de Europa central y de los Estados Unidos, pero siempre bajo una constante relación de rezago y dependencia que todavía seguimos padeciendo en la actualidad.
El descubrimiento de América abrió para el viejo mundo un amplio y nuevo mercado de artículos y promovió de manera extraordinaria la división del trabajo. Sin embargo, el mismo proceso impacto de manera diferente a los habitantes de las zonas recién descubiertas. La conquista colocó a toda Latinoamérica en una posición de creciente subordinación y dependencia económica con respecto al sistema mundial del capitalismo comercial en expansión que se manifestó en la organización educativa, la cual se caracterizó por ser una institución fundamentalmente teológica, destinada a cubrir las demandas laborales, docentes y de investigación generadas por la explotación de las riquezas naturales y los servicios de los grupos dominantes
El movimiento de independencia en América Latina fue la respuesta a los intereses económicos del sector productor de materias primas de exportación. El afán de independizarse políticamente para poder aumentarla capacidad de exportación a la emergente metrópoli inglesa condujo a nuestra burguesía a buscar una política económica que fortaleció aun más la dependencia económica y con ello «el desarrollo del subdesarrollo».
Durante el periodo de la independencia y del nacimiento de los Estados – Nación, las universidades latinoamericanas permanecieron al margen de los cambios. Las instituciones de educación superior se desarrollaron en un ambiente social en el que predomino el positivismo científico y el liberalismo económico y político.
La influencia e la cultura francesa también se manifestó en las universidades a través de las formas enciclopedistas y liberales de la enseñanza. En igual forma se adopto el sentido profesionalizante del modelo universitario francés, lo cual limito aún más las oportunidades para desarrollar el ambiente propicio para la investigación.
La actividad científica en América Latina no nació ni se institucionalizo de la misma forma que en Europa. Por un lado las condiciones sociales y económicas eran diferentes, los procesos históricos y la cultura de cada una de las regiones habían tenido un proceso distinto pero sobre todo se manifestaba una relación de superioridad e imposición de los conquistadores hacia los pueblos subordinados.
Al finalizar el siglo XIX el imperialismo acelero la producción y exportación de materias primas en Latinoamérica. Con ello volvió a transformar la estructura económica y de clase en los diversos países el continente. La burguesía latinoamericana se hizo entonces socia menor del capital extranjero e impuso otras nuevas políticas que a su vez estrecharon la dependencia con respecto a la metrópoli imperialista.
Stéger plantea que la importancia de los modelos científicos en América Latina, de manera particular los que corresponden a universidades comenzó desde los primeros años del siglo XX. « En su organización y funcionamiento, la participación de científicos latinoamericanos fue limitada, incluso en la discusión sobre los temas a tratar. De este modo, la investigación en América Latina, desde su origen no alcanzo la importancia que tuvo en otros países .Su desarrollo tampoco contó con la consolidación de un pensamiento científico propio ni con las adecuadas condiciones socio – culturales que lo posibilitaran; por el contrario, su implantación y trayectoria estuvieron condicionadas por la influencia de las presiones económicas, políticas y culturales del exterior. Stéger p. 17
El nacionalismo burgués y el desarrollo industrial del siglo XIX en los países más avanzados de América Latina también constituyen la respuesta política de la burguesía latinoamericana a un cambio en la estructura económica y nacional que a su vez fue provocada por la crisis de las metrópolis imperialistas, resultado de las dos guerras mundiales y la crisis económica que sufrió el capitalismo en el año de l929.
Esta crisis al frenar la importación y exportación en América Latina crea las condiciones para una política de desarrollo industrial en países como México,Brasil o Argentina. Cabe señalar que esta oportunidad de desarrollo se vio limitada por la estructura de clase de las burguesas nacionales dependientes y de las condiciones estructurales de cada uno de los países. En el caso mexicano, el débil y poco organizado sistema educativo obstaculizo el desarrollo de la investigación, la ciencia y la tecnología.
Nadie puede dudar que la época en la que vivimos se caracteriza por una crisis general en todo el sistema social y que la coyuntura por la que atravesamos se encuentra marcada por transformaciones profundas pero contradictorias al mismo tiempo.
Por un lado encontramos el impresionante avance de las fuerzas productivas a partir de las cuales se ha podido prolongar y mejorar la vida humana pero que al mismo tiempo mutila y empobrece la vida de casi la mitad de los habitantes del planeta. « Millones de seres humanos, especialmente en el tercer mundo, sufren todavía hoy las consecuencias brutales del hambre y de enfermedades endémicas cuya cura ya se conocía en la Edad Media. Más de mil doscientos millones de adultos son violentados por el horror político y económico del desempleo estructural, mientras millones de niños y niñas son cotidianamente sometidos al maltrato y la violencia de un mercado de trabajo que los reduce a meros esclavos, negándoles los más elementales derechos humanos y desintegrándolos física, psicológica y afectivamente «.. (Friggotto. A cidadania negada. P. 9)
Por otra parte, las sociedades latinoamericanas no podemos sustraernos al fenómeno y efectos de la globalización que van desde la intensificación de los flujos trasnacionales de información, mercancías y capital alrededor del mundo hasta el desarrollo de nuevos bloques comerciales.
Sin embargo, la globalización como una etapa más del modo de producción capitalista, no es un proceso neutral en el que todos nos beneficiemos de la misma forma debido a que «la economía globalizada esta controlada por una élite trasnacional integrada por los países del g-7 (las siete naciones más desarrolladas del mundo), las instituciones financieras internacionales, las organizaciones supranacionales y las corporaciones multinacionales (CMN). Actualmente 600 de estos últimos controlan el 25 % de la economía mundial y el 80% del comercio del mundo; y muy pocos países pueden escapar a la influencia internacional de Wall Street, del Banco Mundial y de Hollywood» (Alcántara Santuario p. 121).
Cualquier intento por explicar las transformaciones que los sistemas sociales presentan actualmente deberán ubicarse en este contexto, los cuales se han venido acelerando desde la crisis financiera de 1970 y el viraje del modelo keynesiano al neoliberal. Paralelamente el capital financiero y los monopolios mundiales están ejerciendo cada vez mayor influencia y presión en las economías y planes de nuestros países.
Tampoco podemos dejar de considerar el avance en las formas de producción, así como el impresionante desarrollo de la ciencia y la tecnología, las cuales lejos de conducirnos a un mundo más equitativo y con mejores opciones de vida para la mayoría de la población han desembocado en una brecha enorme entre los países industrializados y las naciones en desarrollo.
El problema al interior de las sociedades latinoamericanas se ha visto agudizado debido al papel que están jugando las nuevas tecnologías, entre ellas, las asociadas con la informática las cuales están impactando de manera profunda distintas formas de trabajo de la moderna sociedad capitalista.
Los avances científicos de la microelectrónica que han sido incorporados al proceso laboral ha traído como resultado un aumento extraordinario en el proceso productivo en detrimento del número de personas que se requieren para llevar a cabo la producción.
El capitalismo como modo de producción no busca la satisfacción de necesidades, hay que recordar que su meta consiste en obtener cada vez mayores ganancias. Razón por la cual el desempleo siempre ha sido una constante de este sistema. Sin embargo hoy mas que nunca nos enfrentamos a la sustitución del hombre por la máquina y a su continuo desplazamiento.
Los avances científicos y técnicos permiten un impresionante aumento en la productividad con un número mínimo de trabajadores. Pero estos cambios y transformaciones no solamente impactan a la producción, afectan por igual las formas de organización, luchas sindicales, derechos laborales y formas de contratación y capacitación entre el personal.
El desempleo estructural y el aumento en el ejercito industrial de reserva son una de las principales características de la economía mundial contemporánea, lo cual ha traído como consecuencia el aumento de la desigualdad, no solamente entre personas sino también entre las naciones.
Paralelamente los procesos educativos y de formación están siendo redefinidos ante los cambios y nuevas necesidades que el mercado requiere.
Desde 1960 empieza a cobrar fuerza la teoría del capital humano, derivada de una lectura economisista elaborada por Teodoro Shultz. A través de ella se defendía la idea a partir de la cual entre mayor educación poseyera una persona, mayores posibilidades tendría de encontrar un mejor empleo.
Esta proposición no solamente era válida a escala individual, también tenia impacto a nivel macrosocial pues a partir de la inversión en educación, se sostenía que los países pobres podrían alcanzar el desarrollo.
Dicho planteamiento tuvo un enorme impacto en el campo educativo, desde entonces se pretendió ver a la educación como la panacea por medio de la cual los problemas de una sociedad serian resueltos
Ante los avances de la ciencia y el desarrollo de la tecnología se han incrementado y transformado las formas de trasmisión del conocimiento en los diferentes centros y niveles educativos.
Por ello la educación, en especial la superior se ha visto en la necesidad de redefinir su papel al interior de la sociedad ante las fuertes presiones de los planes gubernamentales y la dinámica del mercado.
Tradicionalmente la universidad tenia como meta tres funciones básicas: la docencia, la investigación y la difusión de la cultura, las cuales al iniciarse el siglo XXI no pueden aislarse del surgimiento de la economía post-industrial, en la cual la productividad descansa fundamentalmente en la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la administración, más que en la cantidad de capital o trabajo.
Los procesos educativos y de formación están siendo redefinidos lo cual se refleja en el nuevo discurso pragmático que se maneja al interior de la UNAM, en las prácticas educativas que hacen hincapié en el valor del dinero, la responsabilidad social y la planeación.
Para entender el desarrollo de la ciencia y la tecnología así como el papel desempeñado por la UNAM, es necesario ubicar a la universidad en un contexto social e histórico amplio que sin duda nos remontara a la época colonial en donde España se dedico a explotar la riqueza minera, así como los recursos naturales del país pero sin preocuparse jamás por promover un desarrollo industrial basado en la actividad científica y técnica.
Si bien es cierto que algunos institutos de investigación científica se fundaron casi al finalizar el siglo XIX y que posteriormente fueron incorporados a la UNAM en el año de l910, con el estallido de la Revolución su actividad se vio frenada durante varios años.
Con el nacimiento de los gobiernos surgidos de la Revolución Mexicana la educación se fijo como meta la formación de hombres libres, cultos y autosuficientes con el propósito de que cada uno e ellos contribuyeran al desarrollo político y económico del país.
José Vasconcelos promovió una filosofía vitalista encaminada a formar una raza creativa y fecunda que dignificara nuestro mestizaje.
Con la legada de Calles al poder, los propósitos educativos transformaron su orientación hacia la técnica, como respuesta a las demandas de infraestructura que el país necesitaba para impulsar el desarrollo industrial.
La educación socialista promovida por Cárdenas busco sentar las bases de la industrialización del país. En este contexto nació el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la capacitación para el trabajo y se fundaron las escuelas de tipo técnico tanto en el campo como en la ciudad. Para promover la industrialización del país, el gobierno federal promulgo varias leyes que establecían altas tarifas a las importaciones de productos manufacturados, garantizando así el mercado interno a los productos nacionales. Dicha estrategia económica trajo el establecimiento de un gran número de industrias en el sector privado, pero suprimió en cambio la motivación de los industriales por innovar y por estar en condiciones de competir en los mercados internacionales. En esta forma el uso social de la investigación científica quedo restringida a la formación de profesionistas y a la provisión de servicios en áreas tan estratégicas como la salud, la agricultura y la energía. (Ver Alcántara Santuario p.69)
Los nuevos programas para la educación universitaria y la investigación fueron promovidos con la colaboración de un grupo de destacados intelectuales emigrados de la guerra civil española, los cuales también fundaron el actual Colegio de México.
Sin embargo fue hasta los anos setentas cuando el sistema público de enseñanza superior se expandió y se incrementaron los sitios para realizar investigación científica.
El compromiso del gobierno federal para impulsar la ciencia y la tecnología se manifestó con la fundación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Sus actividades se concentran en el otorgamiento de becas para realizar estudios de postgrado en el país y el extranjero, el financiamiento a proyectos de investigación en ciencia y tecnología y la publicación de revistas de circulación nacional sobre temas científicos o técnicos.
Para muchos estudiosos de la educación superior el énfasis y la importancia en la investigación científica no son casuales. De acuerdo con autores como Daniel Bell1 a medida que avanza el capitalismo y se arriba a una sociedad post-industrial, el conocimiento técnico derivado de la ciencia se convirtió en el principio axial de la sociedad moderna y por consiguiente, en la clave del progreso económico, político y social. De aquí que la universidad que produce conocimientos se constituya también en la institución axial de la sociedad moderna.
La sociedad industrial y la universidad se necesitan recíprocamente ya que una sociedad basada en el conocimiento depende del constante avance de ese conocimiento y del aumento del número de personas dedicadas a él. Pero no solamente se requiere la producción de una ciencia «pura» y de élite, también se necesita gente socializada conforme a las reglas que en la sociedad imperen, así como de personas capacitadas para entender los nuevos códigos y símbolos introducidos por la ciencia.
Estas exigencias son las que han orillado a la UNAM a transformarse continuamente y a intentar responder a las demandas de la nueva realidad.
Loa años ochentas fueron testigos del viraje que sufrió la economía internacional como resultado de la reducción del «Estado Benefactor», el cual esta siendo reemplazado por un «Estado neoliberal» que contribuye a la promoción de la competencia económica internacional mediante recortes a los gastos sociales, desregulación económica, disminución de impuestos al capital, privatización y «flexibilidad « laboral. Este nuevo tipo de Estado abandona su papel como agente económico directo (productor de bienes y servicios) y como organizador de la vida económica (regulador de los salarios mínimos, control de precios o subsidios), para convertirse en un agente subsidiario cuya función principal es garantizar un ambiente económico y social que propicie la acumulación del capital. Dicho Estado también deja de cumplir su compromiso como proveedor de los servicios públicos entre los cuales encontramos salud y educación.
Lo anterior se refleja al revisar el gasto federal en ciencia y tecnología durante los años ochenta cuyo nivel máximo se registro en 1981 al dedicarse el 0.46 % del PIB y descender a su nivel más bajo en 1989 cuando se redujo hasta el 0.27 % del PIB. En tanto que en países como Francia, Inglaterra, Estados Unidos o Alemania los porcentajes oscilan entre 2.2 y 3.1 % de su PIB. ( Alcántara Santuario p.70 )
Al mismo tiempo, la investigación científica y humanística que se realiza en México se concentra en pocos lugares como el Centro de Estudios Avanzados (Cinvestav), El Colegio de México, El Colegio de Postgraduados de la Universidad Autónoma de Chapingo, La Universidad Autónoma de Nuevo León, las universidades de Guadalajara, Veracruz y Yucatán, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Universidad Nacional Autónoma de México.Conviene señala que de las instituciones anotadas es la UNAM la mayor y más importante institución de educación superior en el país y en donde se lleva a cabo más del 40 % de la investigación realizada en todo el país.
Durante el periodo del Estado benefactor la educación al interior de la UNAM se considero como una inversión pública de carácter vital para la sociedad, así como la formadora de cuadros científicos y políticos que el país requería. En cambio en la época del Estado neoliberal la tarea cultural y científica de la institución es vista solo como una parte del problema económico que nos rodea actualmente.
Por eso, cualquier análisis sobre la labor desempeñada en la UNAM deberá considerar el momento coyuntural por el que atraviesa el mundo al iniciarse el siglo XXI y en donde las relaciones con los países vecinos se han modificado, en especial con los Estados Unidos a causa de la firma del Tratado de Libre Comercio
El control imperialista de los estados Unidos al continente latinoamericano, y en especial a México, se manifiesta a través e varios sectores económicos entre los que sobresale el capital financiero, la industria farmacéutica, la biotecnología, la información y el software.2
El agotamiento del modelo de producción en serie y la división del trabajo que acompaña a dicho modelo, así como la tercera revolución científica y técnica han provocado grandes cambios en el terreno educativo.
Los avances tecnológicos van acompañados por el aumento de los bienes culturales electrónicos y de la mega industria que comúnmente nos rodean: televisión por cable, internet, videos, etc.
Por eso el rápido desarrollo de las nuevas tecnologías interactivas esta propiciando cambios cualitativos y cuantitativos al interior de la UNAM, especialmente en términos del aprendizaje individual, la educación a distancia y en la revisión de planes y programas de estudio, los cuales intentan dar respuesta a las nuevas condiciones laborales, científicas, técnicas, políticas, sociales y económicas que el mundo nos presenta actualmente.
Bibliografía
Frigoto, Gaudencio. A ciudadania negada
Alcántara Santuario et. al. Educación, democracia y desarrollo en el fin del siglo.México.siglo XXI.1998.
Stéger Hanns Albert. «Teoría y práctica de la investigación socioeconómica en América Latina « en revista de la universidad en el mundo, número 77, México, 1975.
Bell Daniel. El advenimiento de la sociedad postindustrial. Madid, Alianza 1994.
Notas:
1. Consultar a Bell Daniel. El advenimiento de la sociedad post-industrial, Madrid, Alianza, 1994.
2. Ver : La Jornada. Artículo ¿Quién gobierna al mundo? Publicado el 31 de mayo del 2002.
Articulo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 D.F. Centro, México. Se permite su uso citando la fuente. Dirección u094.upnvirtual.edu.mx