Arturo Corzo Gamboa
Asesor de la UPN 094
Los trabajos escritos elaborados por estudiantes, profesores, investigadores y profesionistas en general, constituyen el medio del que todos ellos se valen para expresar sus ideas y, lo más importante, para difundirlas, si pueden aprovechar los recursos que ponen a su disposición las instituciones, como la revista Xictli en nuestra Unidad 094 de la Universidad Pedagógica Nacional.
Un trabajo escrito —de la extensión que sea— requiere, por su importancia académica, de un cierto número de referencias a las fuentes de información que su autor ha utilizado para fortalecer los argumentos que presenta. Aquí cabe una reflexión: no se cita sólo por citar, sino para facilitar al lector de nuestro trabajo la constatación de las ideas y opiniones que estamos exponiendo; de ahí la importancia de incluir correctamente el nombre del autor citado, el título del libro, el pie de imprenta (ciudad, editorial y año) y la página o páginas de las que se tomaron las ideas referidas. La claridad de estos datos le permitirá al lector de Iztapalapa, Sonora o Campeche encontrar con relativa facilidad la obra citada. En lo que respecta a las antologías que utilizamos en la Licenciatura en Educación, plan 94, es preferible no citarlas, pues resulta difícil que alguien que nos lea en Cuajimalpa —y menos aún en otras partes de la República— pueda encontrar una de estas antologías–pirata (hay que observar que carecen del ISBN [International Standard Book Number, que es el número de identificación asignado a los libros]). Lo más conveniente es conseguir el libro del que se extrajo la parte seleccionada (en las antologías aparecen el nombre del autor, el título de la obra y los números de las páginas que se copiaron), y citar directamente dicho libro. Con esto se evitan los errores acumulados en las antologías UPN, consistentes en omisiones de palabras aisladas y líneas enteras.
Las citas que refuerzan las ideas que exponemos en un trabajo escrito pueden ser textuales, (o fieles, como dice Humberto Eco),2 es decir, exactamente como están en el libro del que se tomaron; además, siempre deben colocarse entre comillas, cuidando de ponerlas al principio y al final, o con un tipo de letra que las identifique como ajenas a nuestro propio texto; en este caso no llevan comillas. También pueden ser resumidas, lo que significa que se expresan con las palabras de quien está citando; esto se llama paráfrasis (en este caso, tampoco llevan comillas, aunque es obligatorio mencionar al autor de la idea comentada, para no incurrir en flagrante plagio).
Además, en la correspondiente nota de pie de página o al final del texto —como se haya preferido— se cita al autor por nombre y apellidos (en ese orden), a diferencia de como se anota en la bibliografía, en la que el autor aparece, en orden alfabético, por apellidos y nombre.
Ejemplo de cita textual o fiel en un párrafo que se nos ha ocurrido sobre la historia de México:
Aquel violento choque entre los españoles y los diversos pueblos mesoamericanos, a principios del siglo XVI, aún repercute, cinco siglos después, en un buen número de los habitantes de las naciones modernas que se formaron en esta parte de América. En lo que se refiere a México, «hace falta trabajar mucho [...] para superar la visión esquizofrénica de la sociedad mexicana con motivo de la Conquista. Resulta común en este país escuchar a mucha gente decir: ‘Los españoles nos conquistaron, nos hicieron y deshicieron’, como si México fuera una esencia o un objeto que hubiera existido siempre...»3
NOTA: Cuando en el texto citado aparecen puntos suspensivos entre corchetes (a veces entre paréntesis), significa que se omitió una parte de la cita.
Ejemplo de cita resumida o paráfrasis:
Aquel violento choque entre los españoles y los diversos pueblos mesoamericanos, a principios del siglo XVI, aún repercute, cinco siglos después, en un buen número de los habitantes de las naciones modernas que se formaron en esta parte de América. En lo que se refiere a México, se debe buscar la manera de acabar con ese trauma que representa la Conquista, para poder dejar en el olvido aquellas frases de reproche dirigidas a los españoles de hace quinientos años, diciéndoles: nos destruyeron; como si el país y nosotros hubiéramos existido desde entonces.4
En ambos tipos de citas las palabras latinas5 que más se utilizan son:
ibidem (abreviada ibid., ib.). Significa que la referencia es la misma que la de la nota inmediata anterior; se usa cuando autor, título, edición, pie de imprenta, son los mismos, excepto la página:
También se usa ibidem o ibid. cuando la referencia es igual a la nota inmediata anterior:
NOTA: La Real Academia Española recomienda: «Las voces y expresiones latinas usadas en nuestra lengua se acentuarán gráficamente de acuerdo con las reglas generales del español. Ejemplos: tránseat, ítem, accésit, memorándum, exequátur, alma máter».6 Podemos agregar, además, ibídem, currículum, currícula... No obstante la recomendación de la Real Academia, en nuestro medio está muy difundido el uso de las palabras latinas sin acento gráfico. (Aclaración pertinente: la palabra curriculum está en singular, y se dice: «el curriculum escolar»; en cambio, curricula, está en plural, y se dice: «los curricula», «el autor de estos curricula» (el que hizo más de dos curricula, por ejemplo, el curriculum de educación básica y el curriculum de preparatoria). En español se usan el currículo y los currículos (con acento porque son esdrújulas, pero sin cursivas, por estar escritas en nuestro idioma).
op. cit. (abreviatura de opere citato = obra citada). Se usa para hacer referencia a una obra ya citada, siempre que no se trate de la inmediata anterior; sustituye sólo al título de la obra, de ahí que deban escribirse los apellidos del autor antes de la abreviatura; después de ésta va el número de la página a la que se está remitiendo al lector:
NOTAS: a) En la referencia 3. Benito..., se lee: 2ª ed. aum., lo cual significa que esta nueva edición fue aumentada por el autor; puede también anotarse, si es el caso, corr. y aum., es decir, corregida y aumentada. b) Si ya se han citado dos o más obras de un mismo autor, no se puede utilizar la abreviatura op. cit. porque no sabríamos cuál de ellas es la indicada. En este caso se escriben los apellidos del autor, el título abreviado (debido a que ya antes se habría escrito completo) y la página o las páginas a las que se remite al lector:
NOTA: En la referencia 2, Id., La base de la..., se lee (Col. «Opúsculos», 72), entre paréntesis; eso nos indica que el libro citado corresponde a una colección llamada «Opúsculos», y que se trata del número 72 de dicha colección.
Hay autores que prefieren hacer la cita en español: ob. cit. (obra citada); cuando esto sucede no se utilizan letras cursivas, porque se trata de palabras escritas en nuestro idioma. Es muy importante no olvidar que las palabras latinas, y también sus abreviaturas, se escriben en el texto con letras cursivas, como lo estamos haciendo en este artículo.
et al. (abreviatura de et alii = y otros). Se utiliza para indicar que hay más de un autor de la obra citada. Véase la nota 1 al principio de este artículo. Hay quienes prefieren usar «y otros», en español: Laura Cázares Hernández y otros, Técnicas actuales de...
p., pp. Se usan para página y páginas, respectivamente.
sic (quiere decir «como está en el original»). Sirve para indicar que una palabra o una expresión dentro de la cita está mal escrita, tiene algún error ortográfico, concordancia defectuosa, expresa una idea errónea, etc., pero que así está en el original:
Entre 1823 y 1824 la población de Chiapas participó en un plebiscito para decidir si se unían a México o a Guatemala [sic por Provincias Unidas del Centro de América], siendo notable que para tal acontecimiento se haya determinado que el voto de cada representante de partido se contaría según el total de sus representados.
Así lo dispuso la Rial [sic] Audiencia en 1808...
ca. o c. (abreviaturas de circa = alrededor de, cerca de, aproximadamente, casi). «Ese libro se publicó ca. 1963»; «La ciudad se fundó c. 1453».
vid. (abreviatura de viden = véase). o Se utiliza para ampliar una información.
cf. o cfr. (abreviaturas de conferre = compárese, cotéjese, confróntese). Se usan para que el lector consulte otras fuentes, debido a que hay en ellas informaciones que reafirman o contradicen lo que se está exponiendo:
supra (arriba, más atrás, en la parte superior). Imaginémonos que el libro es una hoja alargada, vertical, que está frente a nosotros, y que estamos leyendo en la parte media, en la página 39; supra quiere decir que leamos arriba, más atrás..., en una página anterior a la 39.
Cuando Iturbide consumó la independencia de México en 1821, habían pasado ya once años desde que Hidalgo y el grupo de criollos del Bajío iniciaran la lucha contra el dominio español, aunque los principios no eran ya los mismos.7
infra (abajo, más adelante, en la parte inferior). o Siguiendo con el ejemplo anterior, infra significa que leamos abajo, más adelante..., en una página posterior a la 39. La cita quedaría así: cfr. infra.
NOTA: Tanto supra como infra, algunas veces van precedidas de cf. o cfr. (como en los ejemplos anteriores), o de vid. (véase), anotándose vid. infra y vid. supra. Cuando leemos un libro y nos encontramos con tales abreviaturas, éstas nos remiten hacia adelante o hacia atrás de la paginación de ese mismo libro.
id. (abreviatura de idem = el mismo). Sustituye el nombre del autor cuando éste es el mismo de la nota inmediata anterior, pero la obra a la que se hace referencia es otra:
loc. cit. (abreviatura de loco citato = lugar citado). Se usa para citar al mismo autor, la misma obra y la misma página de una nota anterior no inmediata. En este caso los apellidos del autor se escriben antes de loc. cit.:
Hay otro sistema de referencia bibliográfica; es el denominado autor–fecha, que es muy sencillo y que actualmente está siendo utilizado por muchos escritores. Con este sistema se evitan la llamada (el número pequeñito sobre la palabra del texto) y la cita al pie de la página. Pero hay que tener presente que todos los autores a los que se haga referencia deberán estar incluidos en la bibliografía o lista de referencias bibliográficas, por orden alfabético, incluyendo el título de su obra y el pie de imprenta. Si no se hace así, la referencia quedaría incompleta, y no podríamos conocer los datos que nos llevarían al autor citado y a su obra.
Ejemplo de referencia con el sistema autor–fecha:
Después de la derrota naval de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805, la declinación española se aceleró y, en 1807, Francia y España firmaron el Tratado de Fontainebleau, por el cual acordaron la invasión y el reparto de Portugal: Godoy permitiría que las tropas del general Junot atravesaran la península, a cambio del principado de Algarve (Chastenet, 1963:297), en territorio lusitano. [...] Pero los soldados franceses ocuparon también las principales ciudades españolas, y esto dio lugar a la ruptura entre Carlos IV y Napoleón. El rey español, aconsejado por Godoy, intentó escapar y establecerse en América (Pereyra, 1973:472), como habían hecho los Braganza de Portugal, que huyeron a Brasil. Sin pérdida de tiempo la Corte se dirigió a Aranjuez, donde el partido de Fernando organizó una revuelta que provocó la caída de Godoy y la abdicación de Carlos a favor de su hijo que, el 19 de marzo de 1808, se convirtió en Fernando VII, «elevado por la intriga y el motín» (Pereyra, 1973:472). Pero Napoleón cambió las cosas: obligó a padre e hijo a entrevistarse con él en Bayona, ciudad francesa en la frontera con España, y entonces Fernando regresó la corona a su padre y éste se la entregó al emperador francés. El nuevo rey de España fue José Bonaparte, hermano mayor de Napoleón. [...] La conducta de Fernando al aceptar los acuerdos de Bayona «a cambio de conservar su categoría de príncipe, una jugosa renta y alguna posesión territorial» (Mayes, 1955:9), puso en entredicho su valor personal y su patriotismo.Por su parte, el pueblo español no secundó el conformismo real: el 2 de mayo una cruenta rebelión nacional dio principio en Madrid. Andrés Torrejón, el célebre alcalde de Móstoles, pequeña población aledaña a Madrid (Thomas, 1979:52), «dio la voz que propagó la guerra por toda la monarquía» (Pereyra, 1973:473). Los cuadros de Goya son un testimonio asaz crudo y fidedigno de la resistencia popular española y de la sangrienta represalia del invasor.
En la bibliografía o referencias bibliográficas, al final del artículo, del capítulo o del libro, deberán aparecer, en orden alfabético, los nombres de los autores citados, de la siguiente manera:
Chastenet, Jacques | |
1963 | Godoy y la España de Goya, Barcelona, Editorial Planeta. |
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1955 | Honduras en la independencia de Centro–América y anexión a México, Guatemala, Universidad de San Carlos. |
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1973 | Breve historia de América, 3ª ed., México, Editora Nacional, («Colección Económica», 419). |
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1979 | Goya. El tres de mayo, Barcelona, Ediciones Grijalbo. |
NOTA: Las seis citas que se intercalaron en el texto, señalan al autor únicamente por su apellido, el año indica cuál es la obra citada y, el número que aparece después de los dos puntos, nos dice qué página del libro debemos consultar. El año es muy importante porque, en el caso de que se citara otro libro de Pereyra, ese dato nos señalaría el libro del cual se trata:
Pereyra, Carlos |
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1969 | El mito de Monroe, ensayo preliminar de Julio Irazusta, Buenos Aires, (Col. «Los clásicos latinoamericanos»), Editorial Jorge Álvarez. |
Si ocurriera que se citaran dos libros de Pereyra que hubieran sido editados el mismo año, a éste se le agregarían las letras a y b, y si fueran tres o cuatro libros, se seguiría con las letras c y d:
Pereyra, Carlos |
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1969 a | El mito de... |
1969 b | Historia del pueblo mexicano, 2ª ed., México, Editora Nacional, («Colección Económica», 356). |
La referencia se escribiría, si se citara la segunda obra, de la siguiente manera: (Pereyra, 1969 b:35), y sabríamos que se trata de su Historia del pueblo..., en la página 35.
Este sistema ahorra espacio y facilita la información bibliográfica. En los últimos años ha ido ganando terreno entre los escritores; sin embargo, no hay que olvidar que, mientras se sigan publicando libros y artículos en revistas académicas con el sistema cita–nota y sus palabras latinas, estudiantes y profesores debemos manejar ambos sistemas y utilizarlos en nuestros trabajos; además de que, conociéndolos, podremos leer dichos libros y artículos con mayor facilidad.
Las referencias a autores que han publicado en periódicos y revistas (obsérvese que los nombres de éstos van en cursivas) se hacen en la forma siguiente:
1. Paco Ignacio Taibo I, «Sobre Manet», El Universal, México, 19 de febrero de 2004, p. F3.
2. Armando Bartra, «La invención de Mesoamérica», La Jornada, México, 11 de mayo de 2002, pp. 12-14.
1. Laura Romero, «Hace 50 años, el primer asomo al ADN», Gaceta UNAM, México, 24 de abril de 2003, p. 9.
2. Barbara Tuchman, «¿Es la historia guía para el futuro?», Selecciones del Reader’s Digest, México, abril de 1984, pp. 129-134.
3. Beatriz Ojeda Saucedo et al., «Cómo justificar en geometría», Xictli, Universidad Pedagógica Nacional (Unidad 094), México, octubre-diciembre de 2003, pp. 18-24.
Para finalizar, tomamos de la revista Vía Logos8 la siguiente nota:
La Real Academia de la Lengua Española [sic por Real Academia Española] cuenta con su página Web, y en ésta se pueden hacer consultas: consulta@rae.es
Sobre la manera de escribir las citas hechas en WWW, el Departamento de Consultas simplemente señala que éstas deben contener «los datos identificatorios necesarios para que la fuente sea localizable por los interesados en su comprobación».
Por su parte, Kate L. Turabian, en el libro A Manual for Writers of Term Papers. Theses and Dissertations, (Chicago, University of Chicago Press, 1987), da un ejemplo de citación de página Web, donde aparece el nombre del autor, el tema entre comillas, la ubicación electrónica de la misma entre corchetes y la fecha de su consulta en la página WWW:
Limb, Peter. «Alliance Strengthened or Diminished?: Relationships between Labour & African Nationalist/Liberation Movements in Southern Africa». <http://neal.ctstateu.edu/history/worldhistory/archives/limb-l.html>. May 1992.
Notas:
1. Buena parte de lo expuesto en este artículo se apoya en varias obras que más adelante se citan; pero la principal de ellas es la de Laura Cázares Hernández et al., Técnicas actuales de investigación documental, 3ª ed., México, Universidad Autónoma Metropolitana/Editorial Trillas, 1995.
2. Umberto Eco, Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de investigación, estudio y escritura, trad. del italiano por Lucía Baranda y Alberto Clavería Ibáñez, Barcelona, Editorial Gedisa, 1997, p. 194.
3. Miguel Soto y Samantha Álvarez, Cómo acercarse a... La historia, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1998, p. 10.
4. Ibidem.
5. Cázares Hernández et al., op. cit.; Pedro Olea Franco, Manual de técnicas de investigación documental para la enseñanza media, 20ª ed., México, Editorial Esfinge, 1991, y Carlos Bosch García, La técnica de investigación documental, 8ª ed., México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1978. [NOTA: obsérvese cómo después del título va la edición de la obra, 20ª y 8ª; esto debe hacerse siempre, excepto cuando se trata de la 1ª].
6. Real Academia Española, Ortografía de la Lengua Española, ed. revisada por las Academias de la Lengua Española, Madrid, Espasa Calpe, 2000, p. 53.
7. Cf. supra.
8. Vía Logos, Boletín del Campus Virtual de la Universidad Nacional Autónoma de México, edit. por la Coordinación de Universidad Abierta y Educación a Distancia, México, 1999, núm. 4, p. 7.
Articulo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 D.F. Centro, México. Se permite su uso citando la fuente. Dirección u094.upnvirtual.edu.mx