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El psicodrama de Jacob Levy Moreno: ¿una opción educativa?

Antonia Yudelevich Pekalok

Asesora de la UPN 094

Las técnicas psicodramáticas pueden usarse en forma efectiva en cualquier campo que requiera cierta exploración de las dimensiones psicológicas de un problema, tales como la educación, la psicoterapia y las relaciones industriales. Comprender y tratar los temas actuales frecuentemente requiere un aprendizaje experiencial y de participación integrado con el análisis verbal y cognitivo.
Blatner 1

El psicodrama fue el resultado de un largo proceso, muy relacionado con la vida y la búsqueda personal de su creador el médico-psiquiatra rumano-vienés Jacob Levy Moreno (1889-1974).

El cuestionamiento básico de Moreno se dirigió hacia una sociedad que tiende a reprimir en lugar de estimular la espontaneidad y la creatividad, una sociedad que privilegia el producto en detrimento del acto creativo, y una sociedad que limita a cada ser humano en lugar de ser el espacio que le permita desarrollarse.

El psicodrama es una modalidad educativa práctica; es además una forma de promover, encauzar y propiciar el crecimiento personal. Finalmente, es un método terapéutico aplicable a niños, jóvenes y adultos.

Como modalidad educativa, el psicodrama tuvo sus orígenes hacia 1911 en Viena. Desde 1908, Moreno solía observar a los niños en sus juegos en los jardines y parques de Viena. Notó entonces que los niños ensayaban roles familiares y culturales como los de mamá, papá, rey o reina, policía, etc. También notó que los niños usaban la fantasía representando roles de mitos o fábulas que más correspondían a sus necesidades o frustraciones. Con ellos empezó a usar la técnica del juego de roles (role playing) como medio para ampliar o corregir su percepción personal, haciendo que los niños se pusieran en el papel de sus padres o maestros y así vieran las cosas desde otro punto de vista.

Como forma de desarrollo y crecimiento personales, Moreno aplicó métodos psicodramáticos en su Teatro de la Espontaneidad, cerca de la Ópera de Viena, entre 1921-1923. Grupos de actores y actrices que trabajan con él representaban con espontaneidad y sin ensayo temas sugeridos por el público presente. Algunas veces personas del público subían al escenario a representar ciertos papeles de los personajes envueltos en el tema. El público presentaba temas no sólo por lo novedoso, sino también por su relación consciente o inconsciente con los mismos. Al igual que los niños, los adultos usaban su imaginación o la representación de ciertas escenas para acercarse a un problema en el que se sentían involucrados. Al mismo tiempo, la representación espontánea de personajes y escenas, al parecer extraños al auditorio, les servía para ampliar sus experiencias imaginativamente y para practicar varios roles sociales, culturales y políticos.

Tanto a los niños como a los adultos, la representación de ciertos roles servía de satisfacción parcial a necesidades o deseos reprimidos por la educación familiar o por las restricciones sociales y culturales. De ahí que pronto usó Moreno el psicodrama como método terapéutico.

Definición de psicodrama

El psicodrama es una forma de psicoterapia inspirada en el teatro de la improvisación y concebida por Moreno como grupal o «psicoterapia profunda de grupo».2 Para él, «el psicodrama representa el punto decisivo en el apartamiento del tratamiento del individuo aislado hacia el tratamiento del individuo en grupos, del tratamiento del individuo con métodos verbales hacia el tratamiento con métodos de acción». 3

El psicodrama es una técnica global que integra el cuerpo, las emociones y el pensamiento, con un énfasis particular en la acción corporal para reforzar los sentimientos y las emociones. Uniendo la acción psicodramática con las expresiones verbales, se logra la integración de la persona y consecuentemente su salud.

En el psicodrama no hay interpretaciones, confrontaciones verbales, consejo ni moralización. La dinámica y fuerza terapéutica viene de la actuación misma en que participan espontáneamente y al unísono el cuerpo, los sentimientos, las emociones, la imaginación, la memoria y la búsqueda intelectual de la mejor solución a la situación conflictiva.

Otra fuente dinámica de la fuerza terapéutica del psicodrama viene del grupo. Los integrantes del grupo participan activamente tomando el papel de las personas que forman la trama del problema del protagonista, y de esta manera, al mismo tiempo que ayudan al director y al protagonista como asistentes terapéuticos, son también pacientes trabajando en su problema.

La influencia dinámica y terapéutica del grupo se observa en las tres fases de una actuación psicodramática que propone Moreno: calentamiento, acción y participación. En el calentamiento, por su espontaneidad para lograr la integración y cohesión del grupo. En la actuación, fungiendo como egos auxiliares y dobles. En la participación, dando apoyo al protagonista al exponer sus situaciones dolorosas o satisfactorias similares a las expuestas por el protagonista. Moreno llama a este última fase la verdadera terapia de grupo, ya que en ella se realiza la catarsis del grupo y se complementa la del protagonista.

Conceptos básicos del psicodrama

Uno de los conceptos más repetidos por Moreno es el de la espontaneidad. Se entiende este énfasis si se recuerda que el descubrimiento del psicodrama como técnica terapéutica fue precedido por sus esfuerzos de desarrollar una mayor naturalidad en la conducta humana en su Teatro de la Espontaneidad. La definición clásica de espontaneidad dada por Moreno es: «La respuesta nueva a una situación antigua o una respuesta adecuada a una situación nueva».4

Moreno distingue cuatro clases de espontaneidad:

  1. La primera es aquella que reactiva las conservas culturales y los estereotipos sociales y da una cualidad dramática a la acción; es la espontaneidad que da novedad y vivacidad a los sentimientos, a las acciones y a las palabras, aunque no sean algo nuevo ni original. A ésta la llama dramática y la considera el cosmético de la psique.
  2. La segunda forma de espontaneidad es la que crea algo nuevo rompiendo los moldes de las conservas culturales y engendrando nuevas formas de expresión, nuevas ideas y sentimientos. El que tiene esa espontaneidad creadora se esfuerza continuamente por vivir experiencias nuevas dentro de sí mismo y cambiar el mundo que le rodea dándole nuevos modos de sentir, pensar y obrar.
  3. La tercera forma de espontaneidad la llama Moreno la de originalidad. No es una producción completamente nueva como en la segunda clase, no sólo la expresión más viva y dramática de una forma antigua. Esta tercera clase se basa en una conserva cultural, pero añadiéndole rasgos nuevos que expresan la situación actual del sujeto. Esta clase de espontaneidad la ve Moreno en los dibujos de los niños y en las poesías de los adolescentes, cuando no son sólo repeticiones de lo aprendido.
  4. La cuarta forma de espontaneidad la ve Moreno en las respuestas adecuadas a situaciones nuevas. Es la adaptación plástica de las habilidades propias, la movilidad y flexibilidad de la persona que se adapta rápidamente al medio y estímulos que lo rodean.

Estas cuatro clases de espontaneidad se entrelazan y complementan en una persona que haya desarrollado un alto grado de espontaneidad. Una sola forma produciría una reacción sesgada y desproporcionada.

El psicodrama, lo mismo que el antiguo Teatro de la Espontaneidad, tiene la finalidad de desarrollar la espontaneidad y así propiciar la integración de la persona que ante una situación –nueva o antigua- moviliza sus impulsos corporales, sus sentimientos, emociones, pensamiento y voluntad, para dar la respuesta más adecuada en el momento presente.

Moreno admiraba la espontaneidad de los niños a quienes observaba detenidamente en los jardines y parques de Viena. Desafortunadamente este desarrollo del niño se frena con los moldes culturales rígidos que lo obligan a repetir lo que dicen sus padres y maestros.

Por un momento parecería que la espontaneidad iba a hacer de la inteligencia, la memoria y las fuerzas culturales, escalones que le sirviesen al niño para su desarrollo personal. Pero después queda sometida a estereotipos sociales y culturales rígidos y potentes que dominan las situaciones humanas. A medida que el niño crece en este ambiente, la espontaneidad es una función olvidada.5

El psicodrama propone dos pasos para desarrollar la espontaneidad. El primero consiste en inducir a la persona a dejar de depender de los roles introyectados y conservas culturales. El segundo paso lo liga Moreno con el de la empatía, en la actuación de dobles y egos auxiliares. Estos tienen que ver las cosas a través de los ojos del protagonista, movilizando su cuerpo en posturas y movimientos semejantes a los del protagonista, agudizando su imaginación y pensamiento en la dirección que les da el mismo protagonista. De esta manera dejan sus roles personales a un lado y experimentan nuevos roles, aumentando así el ámbito de sus experiencias.

El segundo concepto básico para Moreno, y que está íntimamente relacionado con el de espontaneidad, es el de creatividad. Si el hombre es espontáneo, es creador en los distintos grados detallados por Moreno al describir las distintas formas de espontaneidad: dramática, original, personal y adecuada. En cada una de ellas hay algo nuevo creado por la persona. José Agustín Ramírez lo explica así:

La creación acompaña al hombre espontáneo en su vida diaria, en sus obras ordinarias, en su enfrentamiento con todo su ser a las situaciones nuevas o viejas que se le presenten en la vida. Moreno hace constante hincapié en la integración del hombre en su totalidad: –cuerpo, sentimiento, voluntad y pensamiento. Cuando se enfrenta a la vida en sus variados matices y múltiples manifestaciones con todo su ser, estará obrando espontáneamente y su obra será siempre creadora.6

Un tercer concepto que Moreno destaca al hablar de espontaneidad y creatividad es el de «conserva cultural». El acto creador de Beethoven es el momento en el que conjunta todas sus facultades, sus tragedias personales, su ideal de libertad y hermandad, y crea sus sinfonías. A la obra ya escrita e interpretada miles de veces la llama Moreno «conserva cultural» y ésta aprisiona el espíritu creador del hombre.

Estrechamente relacionado con los conceptos de espontaneidad, creatividad y conserva cultural, está el concepto del momento: el aquí y ahora. Por sus limitaciones, el hombre necesita apoyarse y copiar moldes y formas religiosas, artísticas y culturales del pasado en lugar de depender de la espontaneidad y creatividad del momento. Al respecto dice que su postura «ha sido siempre de un estudio directo y experencial del momento: el hombre en acción, el hombre forzado a actuar en el momento. Es la consideración de la historia como parte del momento –sub specie momenti– y no el momento como una parte de la historia».7

Otro concepto básico que Moreno aporta es el de rol. Presenta distintas descripciones de lo que es un rol. Dos de ellas son:

  1. La forma tangible y actual con que se expresa un sujeto y que se llama personalidad o carácter.
  2. La cristalización del modo de responder de un sujeto a las situaciones vitales por las que ha pasado, por ejemplo, hijo, esposo, padre, etc.

Los roles pueden ser una creación espontánea del hombre; pueden ser también una conserva cultural y social. Si la persona utiliza los roles culturales como un apoyo para elaborar sus respuestas ante la vida, adaptándolos e integrándolos, entonces le ayuda. Pero si la persona actúa siempre de acuerdo a los imperativos sociales, entonces está inmerso en el conflicto de ser ella misma.

Los juegos de roles y cambios de roles son técnicas muy importantes del psicodrama. Este último consiste en ponerse en el lugar de otra persona y ver y sentir desde su punto de vista. Cabe señalar que el psicodrama tiene por objeto ayudar a reconocer, formar, modificar y coordinar todos los roles o todas sus funciones.

Otro concepto fundamental de Moreno es el de tele. Lo define como la intuición, percepción y aceptación de las cualidades de las otras personas si el tele es positivo; o la intuición y percepción de características que producen el rechazo de la otra persona si el tele es negativo. Ya en 1914 Moreno había definido el tele como el encuentro de dos personas que mutuamente cambian ojos para ver a la otra con sus propios ojos y dentro del cuadro existencial en que se encuentra. Como resultado se da una empatía mutua, aceptación profunda y amor sincero.

Por último, un concepto de Moreno íntimamente relacionado con sus ideas de rol y tele y con su visión social del hombre, es el de átomo social. Según él, la personalidad de un hombre es el conjunto de roles en que opera. Cada rol representa una función esencial para su desarrollo y creatividad. Además, el sujeto está íntimamente ligado a otros para existir: hay personas que son esenciales para que el hombre ejecute sus funciones con espontaneidad y creatividad. De aquí deriva el concepto de átomo social: el conjunto de personas y grupos que son necesarios para el funcionamiento adecuado de un individuo en cada uno de sus roles.

Para que el átomo social sea sano y constructivo, debe haber reciprocidad en la elección. Si no hay reciprocidad o tele positivo, el átomo social está enfermo y la actividad del individuo se verá limitada. El individuo espontáneo y creador no se aferra a un átomo social que carece de vitalidad, y elige nuevas opciones.

La aplicación de los conceptos anteriores en la educación puede representar una opción innovadora. La integración del cuerpo, las emociones y el pensamiento; la generación de nuevas formas de sentir y de pensar; la capacidad de responder adecuadamente a situaciones nuevas; la aceptación del otro; la fuerza del grupo, y la creación de un «átomo social» sano nos hablan de mujeres y hombres nuevos. ¿Valdrá la pena intentarlo? Yo… creo que sí. Y tú, maestro, ¿qué piensas?

NOTAS:

1. A. Blatner. Acting-in. Practical Application of Psychodramatic Methods. 3a. edición. New York; Springer Publishing Company, 1996, p.124

2. J.L. Moreno. Psicoterapia de grupo y psicodrama. México, Fondo de Cultura Económica, 1959,p. 108

3. J.L. Moreno. Psychodrama. First Volume. Beacon, N.Y., 1985, p. 10

4. Moreno es citado por: José Agustín Ramírez. Psicodrama . Teoría y práctica. México, Ed. Diana, 1988, p.27

5. Ibidem, p.29

6. Ramírez, op. cit., p.31

7. Ramírez cita a Moreno, p. 33

Articulo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 D.F. Centro, México. Se permite su uso citando la fuente. Dirección u094.upnvirtual.edu.mx