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Año: 2023 Mes: ENERO-ABRIL Número: 95
Sección: INVESTIGACIÓN Apartado: Educación Ambiental
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EDUCACIÓN AMBIENTAL EN EL NIVEL PREESCOLAR: DESCUBRO, CONOZCO Y PROTEJO MI MEDIO EDUCAR PARA TRANSFORMAR LA REALIDAD AMBIENTAL
Mtra. Teresita del Niño Jesús Maldonado Salazar
Educación ambiental
La educación ambiental es un proceso educativo y cultural integrado a la formación del ser humano desde su infancia, mediante el cual adquiere el conocimiento del mundo natural, la ecología y la complejidad de la relación de la sociedad con la naturaleza. Tiende a la formación de competencias que permitan al educando entender su entorno, pues a partir de su realidad ambiental y sociocultural debe involucrarse en la problemática presente y emprender acciones para solucionarla.
La educación ambiental se ha ido construyendo a contracorriente a partir de los años setenta. En nuestros días, el reto es construir una educación que promueva que las personas desarrollen una conciencia ambiental y contribuyan en el tránsito hacia el nuevo paradigma, al contribuir a la transformación progresiva de las pautas de aprovechamiento de los recursos y a sostener interrelaciones personales tendentes a la equidad social. Las transformaciones que requieren los sistemas educativos son importantes no sólo para resolver los problemas de cobertura y calidad, sino también para incorporar esta nueva ética, sin la cual es muy difícil pensar que se puedan abrir nuevos caminos al desarrollo social y a la sustentabilidad ambiental.
En este contexto, a la educación ambiental le compete contribuir a la construcción de sociedades sustentables a través de estrategias de prevención, fomentar la educación para el consumo, promover la corresponsabilidad y la participación social. En estos procesos se propone la formación de individuos capaces de establecer relaciones de solidaridad, cooperación, equidad, tolerancia y respeto a la pluralidad.
La ética es una piedra angular de la educación ambiental, lo que significa reflexionar sobre las bases éticas de los programas educativos, pues ningún cambio que parta solamente de lo conceptual y de lo metodológico será efectivo si no se sustenta en el replanteamiento del modelo axiológico.
La ética debe influir en nuestras acciones para que éstas sean congruentes con el pensamiento; la acción es el mejor recurso para desarrollar nuestro modo de pensar, sólo a través de la acción comprometida podremos transformar el medio y construir nuestro pensamiento.
La educación ambiental pretende formar una conciencia individual y colectiva sobre los problemas ambientales que logre convertirse en a una conciencia y actividad sociales. La conformación de esta conciencia es un reto. Su principal compromiso en el ámbito escolar es la incorporación de la dimensión ambiental, la cual se ha dado lentamente; en general se han añadido al currículum contenidos ambientales. La dificultad estriba en que su inclusión plantea una renovación ética, conceptual y metodológica.
La educación ambiental se revela como un elemento dinamizador; al tratar de diseñar un currículum en materia ambiental, es importante que se parta del estudio de las necesidades del contexto para que la acción de la escuela responda ellas.
Los contenidos de la educación ambiental van más allá de los conceptos e incluyen actitudes, valores, competencias. Los programas deben contener temas transversales que puedan abordarse dentro de las áreas curriculares a través de una doble perspectiva: contextualizar la realidad y la problemática del mundo contemporáneo, así como contribuir en lo posible a la transformación de esa realidad.
La educación debe constituir la fuerza gestora del cambio y el impulso hacia la libertad, la tarea de la educación cobra un nuevo sentido, en la medida en que permite la concientización de la realidad, la ruptura, la creación, la búsqueda y la independencia. Planear supone una imagen del futuro, imagen que ofrece guía, ánimo, orientación, esperanza.
La educación ambiental en preescolar comprende la exploración del mundo circundante, el descubrimiento de la realidad. La preparación de los docentes, así como su interés por atender y satisfacer las demandas de los niños y su capacidad para mantener su curiosidad, dirigir la observación y darles oportunidades para que experimenten y descubran por sí mismos, son aspectos fundamentales para la consecución de un desarrollo armónico en la formación de los pequeños.
El niño y el medio
Es importante considerar que el niño toma conciencia del mundo físico, biológico y social a partir de la observación y de la exploración del medio ambiente inmediato.
El cuestionamiento de la realidad circundante -la necesidad de descubrirla, conocerla, tomar contacto con ella- constituye el más sólido fundamento para la existencia del conjunto de actividades que abrirá ante el niño el camino del descubrimiento y la experimentación científica. Aproximarse, luego observar, más tarde experimentar, aseguran al pequeño un mayor conocimiento de la realidad, cuya organización y comprensión se dará en un creciente orden de complejidad.
Debemos partir de su innata para orientarlo en la búsqueda de respuestas de todo aquello que lo inquieta en su entorno.
Cada grupo constituye una realidad distinta, determinada por el lugar, por las condiciones de vida, por las experiencias que como grupo o individualmente cada niño ha vivido y está viviendo.
Un poco de historia
A finales del siglo XIX, las ideas de Pestalozzi tuvieron gran influencia en la filosofía de Federico Froebel y en la concepción el manejo del medio natural al destacar la necesidad de poner al niño en contacto con él. Este pedagogo pone énfasis en que para favorecer el desarrollo y por ende la educación desde sus primeros años de vida debe reconocerse la relación que existe entre la naturaleza y el ser humano.”[1]
Las ideas anteriores se retomaron en los primeros Programas de 1903 y 1928, elaborados por Estefanía Castañeda, quien destacó el contacto y la observación de la naturaleza para que el preescolar adquiera conocimiento y amor hacia ella. Consideró que uno de los objetivos de la educación preescolar era enseñar el cuidado del entorno natural.
Entre los contenidos del Programa de 1903, destaca: el “estudio del medio natural, el cuidado de los animales, observación de fenómenos físicos, nombres de flores y frutos, hacer hortalizas, colecciones de hojas, conchas, bellotas, etcétera. Con esto, permitió conocer las características del lugar donde vive el alumno y aprovechar este vínculo para propiciar un aprendizaje acerca de su entorno.
En tanto, el Programa de 1928 –que reforma el anterior, (por primera vez se da la denominación de Jardín de Niños con un enfoque nacionalista) vuelve a retomar el fundamento teórico de Froebel y Pestalozzi de tener presente el medio ambiente donde se desenvuelve el pequeño para brindar experiencias en el hogar, escuela, la comunidad, por medio del juego.
El programa de 1936, elaborado por Berta von Glumer, parte de un concepto de enseñanza -aprendizaje de integración total a la vida social y natural que rodea al niño. Los temas en este programa se dividen en seis: “hogar, religión, vida cívica, la patria, trabajo y la naturaleza.”[2] La educadora realizaba por mes actividades alusivas a cada estación del año que correspondía (invierno, primavera, verano y otoño).
El Programa de 1942, que aún conserva un sentido nacionalista, fue elaborado por Rosaura Zapata, quien retomó las ideas de Froebel con modificaciones propias, debido a las condiciones de trabajo de las educadoras mexicanas. Para ella la prioridad era propiciar una relación entre el hogar y la comunidad con un vínculo especial en la naturaleza. En sus contenidos se maneja: “cultivo de plantas, cuidado de animales, observación de algunos fenómenos atmosféricos, el empleo del agua (lavado de manos, ropa y regado de plantas.”[3]
La pedagogía de Froebel influyó grandemente en el currículum de la educación preescolar en México, desde sus inicios durante varias décadas que sirvieron de referencia de la forma en que la maestra enseñaba a los alumnos a través del medio circundante como una alternativa de apoyo para el proceso enseñanza–aprendizaje.
Se atribuía al medio un valor educativo que permitía al niño establecer las bases tanto de su desarrollo cultural como mental, lo que facilitaría la adaptación al mismo. El papel del docente, es el de un sujeto activo, previsor para la búsqueda de ese ansiado contacto con el entorno de acuerdo con las exigencias del preescolar.
Decroly sostuvo que el camino para adquirir el conocimiento tiene tres pasos fundamentales: observación, asociación y expresión; por ello, las labores tienen continuidad en cada grado escolar. Consideraba que los propósitos de la educación preescolar son asumir actitudes de cariño nada los animales y plantas donde él se responsabilice de tareas fáciles como el regado, limpieza de su área de trabajo, aseo personal, entre otras.
Por primera vez se organizan campañas sencillas sobre: “forestación, reforestación y protección de pájaros.”[4] Es característico que los recursos didácticos que utilizaban las docentes eran sobre de la naturaleza para proporcionarle un uso en las técnicas gráfico plásticas con los niños, además de hacer frecuentemente tareas de jardinería para el cultivo de hortalizas.
El Programa de 1970 se rige con base en la reforma educativa, se puede adaptar a cualquier región del país, toma como eje central el juego y tiene una organización de diez unidades para trabajarse en hechos establecidos por el entorno del alumno.
En él se buscó una continuidad entre los contenidos educativos de preescolar y de la educación primaria, por lo que se señalan como objetivos la: “Protección y mejoramiento de la vida física y mental, comprensión y aprovechamiento del medio natural, mejoramiento de la vida social, experiencias de la vida práctica y juegos de expresión creadora.”[5].
A partir de 1976 se elaboran Guías Didácticas, que constituyeron un material de apoyo para las maestras; buscan dar elementos a las docentes para atender las necesidades de su grupo en forma colectiva e individual, de los educandos de manera sistemática, por ello los contenidos se relacionan con el conocimiento de los seres vivos, fenómenos naturales y sociales, entre los que destacan: “el reino animal, algunas de sus características como los beneficios que proporciona al hombre.”[6]
El Programa de 1979 perseguía entre sus objetivos fomentar en el niño la progresiva interacción con el medio circundante y proyectarlo hacia la comunidad de la que forma parte, como elemento activo. Entre los temas a desarrollar contempla: el niño, la comunidad y la naturaleza, de donde se desprenden los subtemas: cómo me cuido y mejoro el lugar donde vivo, cuidamos el agua, hay árboles y qué podemos hacer para cuidar este lugar.
El Programa de 1981 tiene un enfoque psicogénetico, que conceptúa el conocimiento del mundo sociocultural y natural como parte integral en el desarrollo del infante. Al Jardín de Niños le corresponde propiciar experiencias continuas en las tareas diarias para que contribuyan al proceso de enseñanza-aprendizaje.
Los contenidos de este programa se dividen en diez unidades que parten de la realidad inmediata del preescolar, con un sólo núcleo organizativo llamado: El niño y su entorno. A su vez, de cada unidad se desprende una situación.
Un suceso relevante fue que en el diario oficial del 14 de febrero de l986 se publicó un decreto que considera en su artículo quinto que la Secretaría de Educación Pública adoptaría medidas pertinentes a efecto de iniciar una pedagogía ecológica formal a nivel nacional, para lo cual se introdujo la materia de ecología en los planes de los docentes y realizó programas de capacitación al magisterio sobre la misma. Así como también tendía que incorporar contenidos educativos sobre temas ecológicos en el libro de texto preescolar.
En el programa de educación preescolar de 1992 se contempla una organización de juegos y actividades relacionados con distintos aspectos del desarrollo, denominados bloques. Esta organización responde a necesidades de orden metodológico, para garantizar el equilibrio de las actividades.
A través del bloque de juegos y actividades en relación con la naturaleza, la educadora favorece el desarrollo de labores vinculadas a ésta y sus fenómenos, con el fin de propiciar que el niño conozca su entorno y establezca relaciones causa-efecto de los eventos de su medio natural, ya que esto lo prepara para adquirir nociones sobre diversas áreas de la ciencia, de una manera global y lógica, parte de la observación y la experimentación para obtener explicaciones a preguntas que el pequeño formula. Dicho bloque, integrado por los siguientes aspectos: salud, ecología y ciencias, es el espacio donde se hace alusión a lo ambiental con un sesgo naturalista-biologista, en que se abordan fenómenos vinculados con la problemática ambiental, sin considerar los hechos que la han originado y agudizado.
El programa 2004 establece los propósitos fundamentales que a su vez se expresan en competencias clave, así como los principios pedagógicos en los que debe basarse el diseño de actividades o situaciones didácticas. En este sentido el programa educativo es el medio a través del cual se concreta la misión que la sociedad asigna a la educación como servicio público; la elaboración del programa implica considerar esta misión, así como los avances derivados de la experiencia y la investigación respecto de los procesos de desarrollo y aprendizaje infantil, las características y alcances de la intervención educativa.
Destaca que dicho programa toma en cuenta la diversidad cultural y regional en nuestro país, lo que lo hace flexible para aplicarse en cualquier parte de la República; además, tiene carácter abierto, es decir, las educadoras eligen las actividades didácticas convenientes para propiciar competencias afectivas, sociales y cognitivas del niño.
Establece temas generales con contenidos educativos como el desarrollo personal y social, lenguaje y comunicación, pensamiento matemático, exploración y conocimiento del mundo, expresión y apreciación artística, así como desenvolvimiento físico y salud.
Como ya se mencionó, el plan está organizado a partir de competencias, las cuales son definidas como el conjunto de capacidades que incluye conocimientos, actitudes, habilidades y destrezas que una persona logra mediante procesos de aprendizaje y que se manifiestan en su desempeño en situaciones y contextos diversos.
La selección de las competencias que incluye este programa se sustenta en la convicción de que los niños ingresan a la escuela con un acervo importante de potenciales, experiencias y conocimientos que han adquirido en los ambientes familiar y social en que se desenvuelven, y de que poseen enormes facultades de educación. La función de la enseñanza preescolar consiste en promover el fortalecimiento de las competencias que cada niño posee.
Los propósitos fundamentales son la base para la definición de las competencias que se espera logren los alumnos en el transcurso de su permanencia en el jardín de niños.
En relación con la educación ambiental, los propósitos son que los pequeños:
Desarrollen la capacidad para resolver problemas de manera creativa mediante situaciones de juego que impliquen reflexión, la explicación y la búsqueda de soluciones a través de estrategias o procedimientos propios, y su comparación con los utilizados por otros.
Se interesen en la observación de fenómenos naturales y participen en situaciones de experimentación que abran oportunidades para preguntar, predecir, comparar, registrar, elaborar explicaciones e intercambiar opiniones sobre procesos de transformación del mundo natural y social inmediato, y adquieran actitudes favorables hacia el cuidado y la preservación del medio ambiente.
Se apropien de valores y principios necesarios para la vida en la comunidad, actuando con base en el respeto a los derechos de los demás; el ejercicio de responsabilidades, la justicia y la tolerancia, el reconocimiento y aprecio a la diversidad de género, lingüística, cultural y ética.
Una vez definidas las competencias que implica el conjunto de propósitos fundamentales, se procedió a agruparlas en campos formativos:
Desarrollo personal y social
Lenguaje y comunicación
Pensamiento matemático
Exploración y conocimiento del mundo
Expresión y apreciación artística
Desarrollo físico y salud
La acción educativa en preescolar debe tender a que los niños y las niñas:
Construyan conocimientos que les permitan comprender a la naturaleza, la sociedad y sus constantes interrelaciones (saber acerca de.... conceptos).
Adquieran habilidades para la solución de situaciones problemáticas presentes en su entorno inmediato (saber hacer... procedimientos).
Incorporen valores y actitudes como la responsabilidad, la cooperación y la participación, así como para la resolución de problemas ambientales (saber ser y saber convivir).
Para lograr estos propósitos es necesario que los docentes conozcan a sus alumnas y alumnos: sus saberes previos, sus experiencias, inquietudes, intereses, necesidades, deseos y aspiraciones. Esto permitirá no sólo reconocer y recuperar lo que saben acerca de su entorno, sino también sus formas de actuar en él, su saber hacer y sus valoraciones en relación con el medio en el que han vivido.
El desarrollo de actividades de educación ambiental nos permite:
Tratar contenidos relacionados con el conocimiento del medio social
Trabajar con el medio natural
Y que los niños:
Tomen conciencia de que forman parte del medio ambiente y, por lo tanto, aprendan a valorarlo y apreciarlo
Participen en la gestión de su propio entorno contribuyendo a su cuidado y mejora
Reconozcan su entorno inmediato como espacio de vida
Construyan conceptos, procedimientos y valores para comprender y valorar el medio ambiente
Expresen sus ideas y opiniones y las confronten con otros
Aprendan a pensar, a resolver problemas y a ser creativos
Interpreten la realidad que los rodea
Metodología educativa
La elección de un método constituye una parte central del modelo educativo, define el camino que elegimos para alcanzar los objetivos propuestos y concreta nuestra forma de entender el proceso educativo.
Si pretendemos educar a los individuos para que desarrollen una visión compleja y comprometida con su realidad, es importante considerar la complejidad del sujeto que aprende y del medio en el que se desarrolla por lo que debemos:
En un primer momento, tomar en consideración las características de los alumnos y alumnas, así como el lugar donde se desenvuelven.
Aprovechar la curiosidad innata del niño y la niña para acercarlos a reconocer su entorno y a establecer relaciones de respeto con todos los seres vivos que lo conforman.
Partir de la reflexión sobre la problemática ambiental local.
Desarrollar un proyecto integral que involucre a todos los miembros de la comunidad (padres y madres, docentes, alumnos y alumnas) para contrarrestar la problemática ambiental de la comunidad donde se ubique el Jardín de Niños.
Esta planeación debe ser flexible y dinámica para posibles reorganizaciones.
Desarrollar un proyecto basado en las necesidades e intereses de los preescolares, que permita que no sólo aprendan lo que es interesante para ellos.
Abordar los contenidos de una forma globalizadota considerando tanto lo intelectual, como lo afectivo. Romper esta unión provocaría tener una visión parcial del medio.
Propiciar la construcción de aprendizajes significativos a partir de promover que el educando como ser activo construya su propio conocimiento.
Favorecer que los niños y las niñas reconozcan las relaciones entre las partes que conforman su entorno.
Que los docentes orienten a los educandos para que conozcan el medio ambiente, aprendan a respetarlo y adquieran ciertas actitudes como la observación, investigación y el cuestionarse acerca del medio.
Considerar que el niño y la niña tienen un acervo histórico en lo referente a su entorno, lo cual permitirá una mayor adquisición de lo aprendido con el fin de reforzarlo modificarlo.
Propiciar el desarrollo de los valores de solidaridad, participación y corresponsabilidad.
Aceptar la diversidad y respetar a los individuos favorece la educación para democracia la y la equidad.
Priorizar los procesos internos del educando.
Los métodos globalizadores favorecen:
Relacionar los contenidos con las necesidades del educando y su vínculo con los seres vivos, con la sociedad, con los medios.
Buscar, el aprendizaje de procesos de investigación, así como la libertad y la potenciación de cualidades como la creatividad y la tolerancia.
Favorecer el trabajo en equipos, el aprendizaje colectivo y las tareas compartidas.
Propiciar la toma de decisiones en los alumnos y alumnas.
Papel del docente
Ser docente no es una tarea sencilla, en tanto que cumple con una función social y educativa determinante para el desarrollo científico, tecnológico y cultural de nuestro país, así como para la formación de una actitud crítica y propositiva en los educandos con respecto a su ambiente natural y social. Los docentes deben facilitar y organizar situaciones para que el aprendizaje sea dinámico y funcional, para lo cual se requiere que el Jardín de Niños propicie un ambiente de confianza, respeto, comprensión y, sobre todo, comunicación necesario para optimizarlo.
Corresponde a la educadora ser la guía que acerque al niño al conocimiento del ambiente para que aprenda a respetarlo.
En una práctica educativa coherente con los fines de la educación ambiental se hace necesario que el docente:
Conozca al educando en todas sus manifestaciones para que lo entienda y comprenda como un ser integral, con capacidad reflexiva y crítica.
Parta del conocimiento de las características del grupo para realizar una actividad acorde a sus características psicológicas y cognoscitivas y a sus conocimientos previos.
Se transforme en un coordinador de las acciones de aprendizaje, aprovechando todos los elementos y factores del proceso.
Tenga una actitud abierta, en cuanto le permita entender que el educando también le enseña y que él también aprende.
Desarrolla relaciones de cooperación y respeto con los participantes.
Propicie la creación de un ambiente favorable, de respeto y cordialidad.
Establezca una comunicación adecuada y apoye la participación responsable de los educandos.
Favorezca la seguridad e independencia como los elementos básicos para interactuar con el medio.
Fomente la cooperación y la solución de problemas con responsabilidad, autovaloración, sentido mítico, cooperación y creatividad.
Para el desempeño de esta tarea es necesario que el docente tenga:
Habilidad para propiciar la comunicación abierta y el respeto mutuo.
Conocimiento de los problemas de donde emergen los temas generadores.
Habilidad para la utilización de recursos didácticos.
Nuestro reto
La crisis que vivimos como humanidad nos obliga a interrogar directamente al ser sobre cómo hemos hecho las cosas, cómo nos hemos organizado, cómo hemos ejercido el poder y construido el saber.
¿Cómo podemos iluminar el final del camino, más allá de los múltiples juegos de palabras y estrategias conceptuales, en una sociedad cuyos hábitos de vida están empecinados en ir al lado contrario de la armonía?
¿Cómo alcanzar la armonía con la naturaleza, con los otros seres humanos y hasta con nosotros mismos? ¿Cuántas veces nos castigamos o nos despreciamos por ser incapaces de alcanzar los prototipos que nos dicen son los que valen? ¿Cuántas veces nos sentimos perdedores por no ser capaces de consumir todo lo que creemos necesitar? ¿Cuántas veces nos descubrimos inflexibles, intolerantes, irresponsables, indiferentes a lo que sucede a nuestro alrededor, siempre con el pretexto de que no tenemos tiempo porque se nos hace tarde, para perseguir el pan de cada día.
¿Cómo sobrevivir en una sociedad cuyos niveles tecnológicos nos asombran cada día y nos hacen sonreír porque se asemejan a la magia, al tiempo que, paradójicamente, nos hemos vuelto incapaces de hablar con nuestros vecinos, amigos, hermanos y padres?
Esta encrucijada es un llamado a la reflexión filosófica, a la producción teórica y al juicio crítico, en suma, una búsqueda de la respuesta a: ¿cómo revitalizar el mundo?
Buscar la reapropiación del mundo desde el ser y en el ser conlleva:
Reconocer las potencialidades de lo real sin abandonar los sueños.
Reflexionar sobre la naturaleza de nuestro ser, aprender a conocernos, darnos tiempo.
Abrir nuevos cauces en el devenir del ser y del tiempo.
Reconocer la incertidumbre, el caos y el riesgo como condiciones intrínsecas del ser y del saber.
Reconstruir nuestra identidad a través del diálogo con nuestro ser íntimo y con nuestro entorno.
Cuestionar los valores que permean el conocimiento del mundo y atrevernos a pensar en otros que nos signifiquen más que lo que nos han inculcado.
Promover una nueva comprensión del mundo, en el que la diversidad y la diferencia sean reconocidas como un valor.
Romper con la contradicción sociedad – naturaleza para vivir en armonía con todas las formas de vida.
Proyectar hacia lo infinito, lo impensado.
Reencontrar el sentido de la existencia a través de nuevos códigos éticos y valores culturales.
Forjar nuevas formas de solidaridad y empatía con el otro.
Unirnos a las reivindicaciones de género, promover la participación y la expresión de la ciudadanía.
Retomar la cuestión del ser en el tiempo: si la conciencia de la muerte es el límite desde el cual se significa el sentido de nuestra existencia, luego entonces la sustentabilidad es la marca de la vida.
¿Qué hemos hecho como educadores?
Invito a mis compañeros docentes de preescolar a hacer un recuento de cómo hemos enfrentado nuestro compromiso con los niños, con los padres y las madres, con nosotras mismas…reconocer nuestros aciertos y limitaciones y repensar nuestras metas.
Cuestionémonos sobre la forma en que hemos contribuido a que nuestros niños se conviertan en seres libres a partir del concepto hegeliano ser libre no es nada, devenir libre lo es todo. No partimos de la libertad, llegamos a ella.
Para evaluarnos les propongo algunas preguntas: ¿Hemos atendido los intereses de los niños o los nuestros? ¿Hemos sido capaces de formar buscadores por excelencia? ¿Cómo participamos en la formación del núcleo básico de la personalidad de los pequeños? ¿Apreciamos y valoramos a nuestros niños y los hemos enseñado a valorarse? ¿Fomentamos la pasión intelectual o la apatía estéril que se refugia en la rutina? ¿El placer de ser, de saber? ¿La autonomía o la sumisión? ¿Formamos hombres y mujeres para reproducir el orden existente o para que sean capaces de transformarlo?
Nuestra práctica profesional se ha desarrollado en un contexto de crisis: económica, política, social, axiológica, de paradigmas. Nos hemos sobrepuesto al derrotismo? ¿Hemos convertido la crisis en un espacio de oportunidad?
Ahora podemos perpetuar el prejuicio, repetir las prácticas anquilosadas, o asumir el reto de desmitificar nuestras posturas, sobreponernos a la ingenuidad con la que nos etiquetan, luchar sin miramientos por dar a los niños lo que nos piden, no dejarnos vencer por la apatía, por la inercia. Ejercer nuestras potencialidades liberadoras a partir del reconocimiento de las tendencias constructivas y destructivas del contexto familiar, social, escolar…
Educar es un acto de valentía, implica responder a nuestro compromiso ético, político y social. Contribuyamos a la formación de los futuros ciudadanos que el mundo necesita: íntegros y responsables, críticos y transformadores, más allá del discurso. Luchemos por una educación de calidad que no niegue a nadie ese derecho. Seamos agentes contra la discriminación y los prejuicios, reconozcamos el valor de la diversidad.
Acompañemos a nuestros niños en la empresa titánica de su propia construcción como gestores de un mundo mejor. Contribuyamos a que los niños fundamenten su autoestima en principios axiológicos de solidaridad, respeto y amor, dirigidos a reforzar su autonomía intelectual y moral. Esto impedirá que negocien su personalidad a partir de parámetros de mercado y como intercambio de mercancía.
El rasgo esencial de la docencia es la creatividad y por ende la criticidad, ejerzamos la docencia como praxis orientada a que el educando reconstruya la cultura, diga su palabra, convierta su deseo en pregunta, encuentre en el respeto al otro los límites de su libertad cotidiana, así como las peculiares formas que adquieren los derechos; elabore el significado y el sentido del mundo social, de la condición y de la dignidad humanas.
Estoy segura de que hemos puesto nuestro mejor esfuerzo cada día desde nuestro salón de clases, dirección, supervisión, desde nuestra particular trinchera. Continuemos por ese sendero, a este nuevo amanecer lo ilumina la esperanza.
Trabajemos para formar hombres y mujeres capaces de preservar el medio ambiente y construir una sociedad más justa y equitativa. Del tamaño de nuestro esfuerzo es el tamaño de nuestra esperanza.
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[1] CASTAÑEDA, Estefanía. Programa arreglado según el curso de los Kindergarten de Manhathan. Bronx Nueva York, 1903. p 257.
[2] VON, Glumer Berta. Técnicas de Kindergarten 1936, edit. Talleres, México, 1957. p. 198.
[3] ZAPATA, Rosaura. Programa de educación preescolar 1942, México, p. 99.
[4] SEP. “Programa de Jardines de Niños” México, 1960, p. 55.
[5] SEP. “Programa de Jardines de Niños” México, 1970, p.5.
[6] SEP. “Guías didácticas” México, 1976. p.11.
Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx