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La noción de campo científico en Ciencias naturales

Vicente Paz Ruiz

UPN 094

De que vamos a hablar

En este artículo se habla de la noción de «campo», la cual no encaja en las formas de hacer ciencia anteriores al siglo XIX, lo que nos habla de la historicidad del proceso y de lo relativo de dicha idea, dado que ésta es producto de la ciencia social, el principio de reflexividad es evidente. Entendemos por Campo, sensu Bourdieu, un espacio formado por fuerzas e interacciones, una arena donde se debaten los duelos de los miembros de un área de la comunidad (científica), un espacio donde adquieren reconocimiento los trabajos (científicos) por competencia con pares y sobre todo con el asentimiento de los mismos, la acumulación de aprobaciones (capital científico) otorga un peso específico a aquel que las logra y lo hacen una figura prominente dentro de él; a su alrededor gravita el trabajo de miembros subordinados, que son atraídos por la fe que ha logrado inspirar en su obra, su capital es el mayor y competirá vigorosamente contra aquel que atente contra su status, la búsqueda de ese capital es lo que dinamiza la estructura, la competencia intra y extra campo hace que la ciencia sea una zona de lucha constante por recursos y capital científico, dando al traste con la romántica idea de una comunidad científica homogénea y pura que sólo busca aportar para el bien de la humanidad.

Y yo que te creía pura. (El carácter histórico-social y dialéctico de la ciencia)

La ciencia, sobre todo la positiva, ha sido encumbrada como la depositaria de los valores más caros de la sociedad que la cobija, los científicos, según esto, los que hacen la ciencia son amantes de la verdad, rigurosos, trabajadores, honestos y generosos; sus descubrimientos pasan a convertirse en patrimonio de la humanidad y en conocimiento abierto y dispuesto para el uso de la comunidad científica, comunidad que se entiende formada por entes casi etéreos que crean conocimiento apoyándose en lo que otros ya han hecho y que lo comparten de la mejor manera. La Ciencia como estructura histórica tiene un destino: el progreso y orden que a su vez lo posibilitan.

La Ciencia tal vez sea así, pero los que hacen ciencia no lo son; los que la hacen, históricamente han tenido disputas centradas, ya sea en la imposición de su forma de trabajar o en la influencia que ejercen sobre otros. Para ellos lo valioso es que sean los primeros en publicar una idea, en darla a conocer y apabullar con ella a sus contrincantes, ver esto en el quehacer científico es lo regular.

La historia de cómo se hace la ciencia se caracteriza por una lucha para hacerse de los recursos financieros y los recursos propiamente científicos, lograr estos dos aspectos hace que se tengan bases para poder expandir o crear un campo, la lucha por estos recursos enfrenta a los investigadores que tienen que competir por un medio específico de producción en él, donde las dos especies de capital: científico y político, son la moneda de cambio. El campo se estructura con base en jerarquías, en las cuales se asciende a través de poder acumulado, la moneda dentro de esa estructura es el capital, que entendemos como un valor simbólico creado por el conocimiento y reconocimiento dentro del campo, es la onza que da y quita1.

La idea de la ciencia como algo ahistórico y descontextuado, tiene muchos problemas en ser aceptado, los hombres producen activamente conocimiento en contextos particulares, nunca pueden generalizar un significado, luego siempre debe de ser tomado en cuenta el contexto de construcción, Mannheim afirmó esto, así como Luckás y Habermas, los tres pusieron énfasis en el aspecto horizontal de dicha aseveración, pero no en la vertical.2

La importancia del sitio geográfico y la cultura donde se desarrolla una concepción es fundamental, ello involucra que los intereses asociados de grupos se dan en ese entorno, de ahí que estén tan ampliamente ligados, veamos algunos ejemplos clásicos en la Historia de la Ciencia.

El desarrollo de conceptos como la oxidación, marco para explicar la combustión, vs. la Teoría del Flogisto, es el resultado de un tiempo de cambio y de racionalización, la química analítica no puede ser entendida fuera de este tiempo, la tecnología que permite el empleo de instrumentos de medida, la tendencia al uso de la estadística como ciencia de estado, en el que Lavoisier laboraba como recaudador de impuestos3, permite la aplicación de tecnología en la resolución de problemas concretos y del uso de un método numérico que sistematice este conocimiento en un lenguaje cifrado pero común y constante para la colectividad. La Francia del siglo de las luces, como potencia mercantil, había desarrollado un sistema de pesas y medidas que posteriormente se depura para formar la base de nuestro sistema actual de unidades de medida: el métrico decimal, por ello Lavoisier tiene a la mano instrumentos de medida tan finos. Asimismo su concepción de las cosas es racional, no animista, la Teoría del Flogisto como marco explicativo de la combustión es en el fondo un remanente de una teoría animista de los objetos, un ánima o demonio que tienen las cosas, que al calentarlas escapaba (ardían) y dejaba tras de si sustancia desflogizada, sólo que en algunos casos lo quemado pesaba más que lo original, como el azufre, lo que implicaba que ¡el flogisto tenía peso negativo!; la racionalidad característica de este tiempo lo rechaza.

Lavoisier calentó estaño en un recipiente hermético, lo pesó y después de su calcinación notó que pesaba lo mismo antes y después, pero al abrirlo y entrar aire, el peso del recipiente con el estaño aumentó, luego entonces, algo del aire se combinaba con las sustancia para que ardieran, con ello se sentaron las bases de las leyes de la conservación de la masa (la materia no se puede crear ni destruir, sólo transformar) concepto angular de la química.

Para el caso de la física, Newton representa un intento imponente de entender el orden del mundo y del universo, para entender el orden divino de la mecánica celeste, luego existe un orden, un poder supremo que todo lo rige, la época de los soberanos con poder absoluto fundamentado en el binomio de poder político y religioso es evidente y se hace presente en la obra de Newton, el filósofo natural que busca encontrar el orden dado para describirlo, no para crear nada nuevo, sólo desarrollar instrumentos que permitan su comprensión y descripción como el cálculo infinitesimal. ¿Podría haberse dado una explicación como esta en otro tiempo, en otra mente menos mística que la de Sir Isaac?, difícilmente.

En biología, el cambio biológico, durante la época de los reyes absolutos en la cual Linneo aporta su idea sobre el fijismo de las especies, por su religiosidad y sobre todo el entorno en que se encuentra aboga por un no al cambio, la idea de un mundo fijo es muy concreta (y útil) para consolidar desde la ciencia la idea de un mundo basado en un orden superior, fijo. El siglo XVIII de grandes cambios, con una sociedad francesa que se desgarra en cambios radicales de regimenes monárquicos a populares, da pie a ideas de cambio en las especies, así Lamarck a pesar de haber trabajado en los herbarios del Rey tiene un pensamiento de cambio, un pensamiento transformista.

Ejemplos como los antes expuestos, pueden ilustrar como la historia es un factor fundamental para explicar y ubicar los contextos en que se ubican los pensadores y las concepciones de conocimiento que se logran en diferentes tiempos. La aldea científica como una comunidad pura, neutra, sin contaminación por parte del medio donde se desarrolla, es un mito, que Tomas Kuhnt4 pone en discusión y que Bourdieu5 desnuda con su noción de campo científico.

Un Campo borroso

La noción de Campo, parcelada y discontinua es contraria a la de comunidad homogénea y común, aplicada a la comunidad científica nos da idea de una discontinuidad horizontal, y vertical. Tomas Kunth habla de comunidad científica como una con discontinuidad vertical, con rompimientos conceptuales realizadas en un tiempo horizontal, pero con efecto en la integridad de la comunidad de forma vertical, histórica. Su rechazo a una idea de ciencia homogénea y acumulativa da indicios de la ciencia como una hermandad entre los que la hacen, en tanto que Bourdieu habla de una discontinuidad y un efecto horizontal. En el siguiente apartado hablaremos de cómo la noción de campo encaja en un tiempo determinado, lo que nos dice que hace honor a su origen social, ya que en esta área los conocimientos no son transhistóricos, sino todo lo contrario.

Es durante la Edad Media, en los grandes monasterios y centros de formación religiosa donde se reinterpretan las sagradas escrituras con la finalidad de lograr acercarse a la verdad, la generación de conocimiento está monopolizada por ésta élite religiosa. Personalidades discordantes como la de Bacon no son lo común, dentro de la estructura religiosa, el saber les da un status dentro del orden místico, el saber se convierte en una moneda de cambio, un capital cultural y científico que el propietario hace valer dentro de sus congregaciones. La noción de campo se ve difusa, aunque conserva su elemento central, la acumulación de capital con una finalidad no sólo de saber, sino de «lucro» para uso personal.

En el Renacimiento la generación de conocimiento sale de las grandes agrupaciones religiosas, si bien siguen siendo dominantes, ahora corresponde a los príncipes de los nacientes estados comerciales el establecer las condiciones para generar conocimiento. Los científicos son cortesanos al servicio del señor, quien los tiene a sus órdenes como a cualquier otro sirviente; el prestigio que el saber de sus súbditos le genera, hace que sea el mecenazgo la forma de apoyar el conocimiento; quedar bajo el abrigo de un señor es vital para la sobrevivencia de los científicos. Personajes como Leonardo o Galileo son fieles a los principios de servir al príncipe, la lucha por ser uno de los elegidos hace que el capital simbólico del saber tenga un peso específico para la sobrevivencia misma, de ahí que este tipo de luchas sea enconada, así la verdad, como principio de su trabajo, se ve supeditada a la subsistencia que el conocimiento generado les proporciona, si bien son libres para indagar en lo que gusten, tienen el compromiso de servir al príncipe cuando así lo requiera para proyectos propios.

Uno de los científicos que es reconocido como un parte aguas en el desarrollo de las ciencias, es sin lugar a dudas Galileo Galilei; maestro en Pisa y protegido del gran duque de Pisa; era un cortesano que ponía sus conocimientos a favor del prestigio de su señor. Galileo desarrolló una forma propia de trabajo que influyó en los físicos posteriormente. El método Newtoniano, se acerca mucho al de Galileo, por el uso de las matemáticas en problemas de física; es decir, para él la física no es sino matemáticas aplicadas, luego las matemáticas son la ciencia más importante. Él decía «Estoy seguro sin observaciones que el efecto sucederá tal como lo digo, porque debe de ser así», ello nos habla de su racionalismo, se le considera como un platónico, ya que trabaja con lo que se denomina juicios a priori analíticos, a diferencia de la forma en que trabajan los empiristas, con juicios sintéticos a posteriori.

Sin importar que se apoyara en la matemática y en sus ideas como orientadoras de un trabajo, nunca desligó su razonamiento de lo empírico, nunca despegó el experimento del lenguaje, sólo que el experimento en él es una confirmación objetiva de lo verdadero de su razonamiento, que está subordinado al elemento racional. El experimento es el que valida, el que da certeza a la formulación racional. Lo racional, la idea, se basa en la empiria, pero ésta a su vez se reinterpreta como una regularidad que corrobora dicha idea maestra. Galileo no usa el supuesto de que el experimento me da por sí mismo la verdad, este es un fenómeno al servicio de su razón, el método baconiano es así modificado.

Es por ello que Galileo introdujo el uso del telescopio en las observaciones astronómicas, creía en el sistema copernicano de órbitas circulares, las irregularidades observadas en las órbitas de los planetas no podían ser explicadas por este modelo; Kepler por su parte, sin este tipo de instrumento, había postulado la teoría de las órbitas elípticas, según la cual se podía hacer correcciones a lo observado por Galileo, éste le escribe a Kepler para recibir su opinión sobre su telescopio y en respuesta le pide un instrumento y la oportunidad de ser su escudero para trabajar con él, Galileo no le envía el telescopio pedido y no sólo eso, tampoco le responde. La generosidad, el espíritu de cooperación entre científicos queda en entredicho desde tan temprana edad de la ciencia. La noción de campo no tiene nada de simbólica, el poder del conocimiento convertido en elemento vital es un hecho.

Después del Renacimiento y el mecenazgo, la Ciencia se vuelve una actividad que da prestigio a los Reyes, ahora se da el caso inverso, la clase acomodada, la gente con posición, cortesanos con títulos nobiliarios, son ahora los que hacen la ciencia, ésta se vuelve una actividad propia de la clase privilegiada, el conocimiento es una forma de reafirmar el poder de una clase, con el se disputa el favor del Rey, pero no recursos. Los grandes científicos de la época no hacen ellos mismos los experimentos, tienen a su equipo que trabaja para él, el gran señor los dirige, los alienta, los alimenta, el mecenazgo ahora tiene otra visión, la del gran señor, el científico brillante, que no necesariamente logra el conocimiento, es el que lo detenta. La noción de campo es difícil incluirla aquí, los trabajadores al servicio del señor son los Technician, los técnicos, sólo el señor puede pensar, sólo él lo puede hacer y dar a conocer lo que se descubre dentro de su ámbito, ellos son los que definen que estudiar, su autonomía en ese sentido es absoluta, no así en cuanto a los técnicos, ellos están supeditados a hacer lo que el señor indique, para ello son contratados, así el señor que hace ciencia no puede ni debe pensar en obtener beneficio monetario por su labor, tiene dinero para hacerla, es un desprestigio que le paguen, no es un technician, autónomamente define quien ingresa a su campo y quien no. El trabajo científico es absolutista como era el tipo de gobierno de aquel entonces.

Ejemplos de casos que se inscriben en la situación anterior, lo tenemos en, Robert Boyle que junto con Mariotte enunció la ley de Boyle-Mariotte6. Boyle es uno de los responsables de que la química haya pasado de la alquimia a ser considerada una ciencia, el químico escéptico, como se le decía (recordemos que el pensamiento de los escépticos perduró por más de 2500 años). Fue fundador de la Sociedad Real (Royal Society) realizó importantes experimentos sobre las propiedades de los gases, la calcinación de los metales y la distinción entre ácidos y álcalis.  El trabajo experimental basado en el método científico es lo que caracteriza su obra, sin embargo, distaba mucho de ser un technician, era incapaz de tomar un tubo de ensaye, era el mecenas de su centro de trabajo, detentaba el poder dentro del grupo que formaba, su producción científica era elaborada por otros, no obstante integraba y publicaba, daba a conocer, pero no realizaba ningún experimento. La autonomía que le daba el status de prestigio y su poder económico, estaba lejos de ser aplicado dentro de su laboratorio, ya que quienes trabajaban para él lo hacían bajo sus proyectos.

El prestigio de Robert Boyle era recurrente, era un prestigio trabajar para él y a su vez sus technicians adquirían prestigio. Se podría decir que era un hombre libre y desinteresado que producía conocimiento para el bien de la humanidad, pero es obvio que no, reafirmaba su posición de gentleman por lo que hacía, el conocimiento que generaban estaba certificado por su prestigio público. El habitus científico que desarrollaba al interior de su centro de trabajo implicaba el uso del método, de desarrollar ideas que el maestro validara, la noción de campo hacia el interior del «laboratorio» de Robert Boyle se entiende, pero hacia afuera es borroso, sólo tiene sentido cuando se invoca al nivel disciplinar, ahí construye las bases, (es uno de los principales) que le da el status de ciencia a la química, lo que lo mueve, su ganancia es la «ley de prioridad intelectual», ser el primero, está alejado de la búsqueda de recompensas garantizadas en especie, en valores concretos, está a la caza de créditos honoríficos, simbólicos para ser visible en la corte del Rey y lo que ello implicaba.

Campo aclarado

El contexto donde encaja la noción de campo es en la ciencia de la segunda mitad del siglo XIX, si antes existió el mecenazgo y después la ciencia como quehacer de getlemens, que la podían hacer porque podían pagarla y subvencionar a quienes les ayudaran, llega a una etapa de institucionalización, cuando se hace en las grandes universidades e institutos, primordios de ese orden se encuentran en el Instituto Pasteur. El tipo de hombres que cobran por hacer ciencia, que necesitan de recursos que los alimentaran para poder sobrevivir, adquirir prestigio y ser profesionales de la ciencia, deriva de centros de esa clase, los institutos son centros que se comportan como lo podría ser el espacio de Robert Boyle, pero éste opera a partir de los recursos del estado, de donaciones privadas o de los beneficios que trae vender lo que se investiga.

La profesionalización y sobre todo la institucionalización, hacen que la noción de campo cobre relevancia, lo cual se puede ver dentro del instituto y en las luchas por recursos en el campo del mismo, la guerra por los recursos, por espacios, por certeza, por verdades en primera instancia, no por ser replicadores, sino por ser originales, por poner la ciencia al servicio de la sociedad, es un hecho que el conocimiento fluye abundantemente, pero antes la sociedad tendrá que pagar con recursos y reconocimientos, el desinterés y la pureza del medio científico es aquí cuestionado severamente. Existe un interés porque mi instituto sea el de mayor prestigio para que se me reconozca como parte de ese prestigio y eso redunde en beneficios para mi persona, el beneficio personal es buscado por encima de cualquier otro cosa, incluida la verdad. La disputa Pouchet - Pasteur no era una pura discordancia epistemológica sobre el origen de la vida, sobre si era formada de manera espontánea o creada por microorganismos que se reproducían; la lucha se centraba en el beneficio que le traería a cada uno de los equipos7, Pouchet pierde terreno al perder la disputa con Pasteur y también una gran cantidad de dinero que se ofrecía a aquel que demostrara la cuestión del origen de la vida, mientras que Pasteur aumentó su prestigio e ingresos por su descubrimiento, esto le significó impactar a la industria de la fermentación de los vitivinicultores y cerveceros.

En el siglo XX, podemos ver cómo la institucionalización de las ciencias, tanto en las universidades como en los institutos, da como resultado fuertes pugnas internas y externas por recursos, status, en suma capital científico, estas presiones generan a su vez campos nuevos ante la deformación que por presión reciben campos ya establecidos. En el terreno de la biología, la teoría de la evolución por selección natural era la dominante a principios de siglo XX; sin embargo, uno de sus componentes, el gradualismo, que era atacado por un grupo de genetistas quienes proponen la mutación y no la selección natural como el mecanismo de la evolución, la mutación hacía que las especies «brincaran» y su cambio no fuese gradual; dentro de estos genetistas, se encontraba T. Morgan, quien atacaba ferozmente al gradualismo y la sección natural, su campo, la genética se ve enriquecido y fortalecido, se interesó por las cuestiones de evolución (campo ajeno) y lo modifica, creando por tensión una área de estudios de evolución con base en la genética y en general en las biomoléculas, (biología molecular, genética de poblaciones, etc.). La evolución da fortaleza al campo de la genética y ésta a su vez altera el campo de la evolución, escindiendo dos nuevos. Luego los campos no son cerrados, sino abiertos y deformables; al expandirse se escinden, dando lugar a una propagación de su área y una distribución del trabajo en sus disciplinas.

Con esto concluyo

La imagen de supuesta neutralidad de la ciencia ha sido muy discutida, numerosas observaciones de cómo nuestro conocimiento en realidad está mediado por intereses y actividades se encuentran en las obras de Marx, Lukás y Habermas entre otros. El primero relaciona el hecho y el valor, además todo aquello que lo niega lo agrupa dentro de la etiqueta confusa del positivismo8, las explicaciones –dice– deben de estar con los pies pegados a la tierra, el conocimiento, según esto, es el producto real de los hombres en la medida en que viven y trabajan dentro de una sociedad. Luckás por su lado rechaza, indignado las posiciones contemplativas y afirma que la conciencia y, por lo tanto, el conocimiento de todo tipo, dentro de cualquier contexto, estaba necesariamente relacionado con los intereses humanos; siempre es producto de la actividad de grupos particulares de hombres que lo generan racionalmente en el curso de la promoción de sus intereses.9 Por su parte Habermas ve el conocimiento científico como producto de comunidades de hombres en interacción, que operan y perciben la realidad, no de una manera ociosa y contemplativa, sino en términos de intereses instrumentales, particulares, manipuladores y predictivos. Tales intereses se constituyen en el proceso de la generación y evaluación del conocimiento.10

Los tres autores citados anteriormente tienen en común el quitar el aspecto individual al conocimiento y aportarle un aspecto de grupo, social, así mismo desarrollan una visión activa y nada neutra de la misma. En el primer aspecto, le quitan el carácter individual al darle énfasis a la actividad de grupos, son grupos los que generan el conocimiento, son grupos los que lo evalúan, son grupos los que lo aceptan; el conocimiento no puede ser una experiencia individual porque el hombre no tiene de forma particular referentes, ni a quien comunicarle lo que percibe; esta actividad sólo tiene sentido en colectivo. El segundo aspecto el rechazo a la pasividad está implícito en la actividad de los grupos para construir concepciones de la realidad.

El tercer aspecto el rechazo a la neutralidad se hace evidente en las ideas de estos autores, Marx sostiene que el hombre hace su mundo en el proceso del trabajo, el mundo y la realidad son construidos e interpretados según las necesidades del hombre,11 no de manera neutra ni pasiva. Luckás refiere que el conocimiento se genera racionalmente (por los hombres) en el curso de la promoción de sus intereses; el que los objetos caigan y se explique ello, no tiene que ver mucho con promover los intereses de un grupo social, sin duda las experiencias en que se basaba eran las de lo social como podría ser lo histórico o lo político.

Por último Habermas, consciente de ser producto de una sociedad y un mundo tecnologizado asume que el conocimiento científico y el técnico en general están orientados hacia un interés de control y predicción, siendo estos la base natural para el conocimiento científico y por consecuencia para su generación. Luego, el conocimiento no es producto de la contemplación neutra, sino de un interés definido de los grupos que la producen.

Por último, Bourdieu aporta en su noción de campo, el romper con la idea de que el mundo científico es un mundo ideal, precisamente al hablar de campo habla de un mundo dividido. Un campo es aquel dotado de estructura y es un terreno de luchas para conservarlo o transformarlo en beneficio propio. La idea de un grupo de científicos trabajando por el bien común, por el progreso de la ciencia, se ve cuestionado, dando en contraste la visión de un terreno donde existen seres calculadores en busca de la verdad, eso si, pero también y sobre todo, de los beneficios sociales y simbólicos garantizados a aquellos que parecen haberla descubierto.

Notas

1. Bourdieu, P. «El Campo científico» en Los usos sociales de la Ciencia, Ediciones nueva visión, Buenos Aires, 1997, pp. 11-57.

2. Barnes B., El problema del conocimiento en León Olivé (coordinador), La explicación social del conocimiento, UNAM, México, 1994, segunda edición, p 81.

3. Pertenecía a la Ferme Générale, una corporación que se ocupaba de cobrar para el Rey los impuestos de sal y tabaco (el cual en polvo era muy popular como rapé), cualquier irregularidad era castigada ejemplarmente, por ello eran odiados y temidos por la clase media. Lavoisier no sólo era miembro, sino que era yerno del director de la misma. Citado en Asimov, I. 1959. Momentos estelares de la ciencia. Alianza editorial, p 47.

4. Kunth, T. 1971 La estructura de las revoluciones científicas. Fondo de Cultura Económica.

5. Bourdieu, P.2003. El oficio del científico. Ciencia de la Ciencia y la reflexividad. Anagrama.

6. Esta ley dice que los gases disminuyes su volumen al incrementarse la presión sobre ellos en una proporción constante, a mayor volumen menor presión y viceversa.

7. La Academia de las ciencias ofrecía una jugosa recompensa a quien demostrara y diera pruebas contundentes sobre la cuestión del origen de la vida, Pouchet era un animista, pensaba que la vida se podía crear por una sustancia que tenía el aire, Pasteur diseña los matraces de cuello de cisne para dejar entrar aire a sus cultivos hervidos, pero no polvo ni partículas suspendidas; con ello logró, demostrar que la vida no se podía crear espontáneamente, sino que provenía de otro ser vivo. La comercialización de este invento es la pasteurización de las bebidas perecederas para su conservación.

8. Barnes B., op. cit., p 64.

9. Idem, p 65.

10. Idem, p 69.

11. Citado en Barnes B., Op. cit, p 64.

Articulo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 D.F. Centro, México. Se permite su uso citando la fuente. Dirección u094.upnvirtual.edu.mx