EDITORIAL
Con este número de Xictli, correspondiente al trimestre julio, agosto, septiembre, casi estamos recuperándonos del desfasamiento que nuestra revista ha sufrido por causas ajenas a nosotros y esperamos que este ejemplar y el próximo estén en sus manos oportunamente; es decir, antes de salir a vacaciones de fin de año, cumpliendo así con la meta que nos propusimos para este año 2000 de diseñar, imprimir y distribuir entre nuestra comunidad las revistas 37, 38, 39 y 40, lo más oportunamente posible. Estamos de esta manera a merced de lo que esperamos sean acertadas y oportunas decisiones académico-administrativas de los responsables de la administración centralizada de la Unidad Ajusco.
En los artículos que configuran este número 39 de Xictli, encontramos serias reflexiones en torno a la pedagogía de Pestalozzi, a la necesidad de una Reforma Universitaria, al aprendizaje significativo y la divulgación de la ciencia.
Todos estos trabajos nos aportan elementos conceptuales, metodológicos y prácticos para la necesaria reflexión crítica del discurso y de la práctica educativas y en torno a sus protagonistas acerca del proceso formativo de la enseñanza-aprendizaje. También estos elementos nos permiten el análisis y la comprensión de las determinaciones que le dan la particular fisonomía que tiene hoy día la educación nacional.
Además de esta reflexión de lo interno del fenómeno histórico, social y dialéctico de la educación, tenemos que iniciar la de su entorno económico, político y social, a fin de aproximarnos al conocimiento y a la comprensión del contexto integral de la educación, sobre todo en estos tiempos de crisis, de decepción y de esperanza en los que deseamos, que al cambio de gobierno, se transforme también el sistema educativo, conservando sus fortalezas y eliminando radicalmente sus debilidades. Un sistema educativo que forme los hombres integrales que el país necesita, que elimine la contaminación política nefasta que ha perjudicado la educación durante más de 70 años, poniendo los intereses de diversos grupos por encima de la academia, que elimine la tentación, en nombre del cambio, de olvidar y aprender de los grandes logros que la historia de la educación en México ha tenido, la tentación de olvidar la naturaleza eminentemente humana del proceso fomativo y de proponer una visión y una práctica educativas más pragmática, utilitaria, mecánica, vertical y deshumanizada, ya que no fueron capaces de aprender de la experiencia que tanto han criticado y que nos ha llevado a la crisis social educativa y específicamente moral y axiológica que hoy aqueja a nuestra sociedad.
El 2 de julio del 2000 al igual que el 5 de diciembre de 1997 ha despertado enormes expectativas en la sociedad, una enorme esperanza entre los jóvenes, los hombres maduros y los viejos, entre hombres y mujeres mexicanos que hartos de la corrupción, de la desigualdad, de la explotación, de la mentira y de la deshonestidad, suspiramos por tiempos mejores en todos los órdenes, y el educativo no es la excepción, la diferencia es que en aquella elección del 97, Cuauhtémoc Cárdenas y el PRD con su política en general y la educativa en particular ya decepcionaron y ahora Fox cuenta como en aquel diciembre el hijo del «Tata» Lázaro; con el beneficio de la duda y con la enorme expectativa de la sociedad. Esperamos que no siga los pasos del líder mexicano del partido del sol azteca, que cumpla sus promesas de campaña y que haga de la educación uno de los pivotes del desarrollo nacional y del desarrollo humano e integral de cada uno de los mexicanos a través de una reforma realmente en serio, ojalá y este sea el caso, de no ser así, que la patria se lo demande.