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Año: 2014 Mes: JULIO-SEPTIEMBRE Número: 73
Sección: INVESTIGACIÓN Apartado: Historia de la Educación
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APUNTES SOBRE LA EDUCACIÓN PRIMARIA EN TABASCO (1917 – 1992)
María Magdalena Méndez Brito, Vicente Paz Ruiz

María Magdalena Méndez Brito

UVM Villahermosa, magdambrito@hotmail.com

 

Vicente Paz Ruiz

UPN U 094 D.F. Centro, vpaz@upn.mx

 

 

Presentación

En este artículo se habla de la historia de la educación primaria en Tabasco, aspecto poco documentado. Se dividió el trabajo en tres etapas empleando el criterio de las políticas que han permeado al Estado: Etapa uno, proyecto garridista (1917 – 1940), etapa dos, proyecto de unidad (1940 – 1970), etapa tres, petrolización (1972 – 1992). El proyecto racionalista da un impulso a la educación primaria, respondiendo a las necesidades locales, en el proyecto de unidad, el Estado se reinserta al currículo único nacional, hasta que en los 60 el gobernador Madrazo, ex camisa roja de Tomás Garrido impulsa la educación en el plan de 11 años, tendencia que vuelve a tomar fuerza de 1977 a 1992 durante el boom petrolero. El enfoque fue hermenéutico/etnográfico, en el primer caso se trabajó en los archivos históricos (dispersos) de la Biblioteca Pino Suárez y del Instituto Juárez de Tabasco (Ahora UJAT). Se documentó que el magisterio tabasqueño, tiene raíces ajenas a su cultura, provienen de la Normal de Orizaba y de Xalapa de principios del siglo XX. La ausencia de una cultura magisterial sólida, se da como producto de un rompimiento brusco de la escuela racionalista y su inserción en un proyecto nacional, ajeno al Estado. Así como de la explosión en la matrícula de alumnos de primaria, durante el “boom” petrolero y  la importación de maestros con alta movilidad y bajo conocimiento de la cultura local. La importancia del aporte se da debido a que no existe un archivo histórico sobre educación primaria (AH), del Estado. La información en los anales del Instituto Juárez de Tabasco, es la única referencia organizada y por ende escasa ya que los maestros normalistas se formaron poco tiempo ahí. En este escrito se organizan dichos hallazgos.

 

Tabasco, el espacio geográfico un condicionante de su historia

La República mexicana se encuentra dividida de manera natural en regiones, una de ellas, es la que corresponde a la planicie del Golfo de México que abarca desde el Estado de Tamaulipas hasta el sureste, en la región de los grandes ríos en Tabasco, el cual ocupa el 1.3% de la superficie del país. Este Estado se caracteriza por tener dentro de sus límites una de las reservas de agua más grandes del mundo por habitante, ya que su precipitación pluvial anual supera los 2300 mm, sus recursos naturales han atraído desde tiempos remotos la presencia del hombre.

La naturaleza, pródiga en recursos ha colocado así mismo barreras naturales en este sitio para el desarrollo de la cultura occidental, las zonas pantanosas, los grandes ríos, las tupidas selvas no han sido lugares propicios para el desarrollo económico, no así las planicies naturales e inducidas que han sido desmontadas en grandes extensiones en la región natural denominada Grijalva, donde se ubica la Chontalpa, que en sus límites con las montañas de Chiapas, ha propiciado un auge económico basado en la agricultura y ganadería extensiva.

Fue a esta tierra donde Cortés arribó en su conquista del imperio Azteca y aquí donde le fue obsequiada una de sus principales aliadas la Malitzin, al triunfo español, siguió su expansión dentro de todo el territorio de lo que es hoy México, adentrándose por estas tierras en su camino hacia las Hubieras, es aquí donde la tradición marca el ahorcamiento de Cuautemotzin y con ello la derrota definitiva de los Mexicas.

En la época colonial tuvo poca importancia esta zona, a no ser por las ermitas y templos de los evangelizadores de los cuales quedan pocos vestigios, esta siempre fue una zona de paso, su ciudad principal San Juan Bautista sirvió de base para las expediciones hacia el sur y como entrada para la capital del país. Es por esto que la independencia no afectó la vida de esta región, es hasta la invasión norteamericana que se da nota de este sitio, es por su puerto de frontera por donde llegaron los norteamericanos y posteriormente durante la intervención francesa, los europeos.

En el siglo XX, el interés por esta zona se despierta por las facilidades que el Gral. Porfirio Díaz otorga para la explotación de las selvas y tierras. La United Fruti Co. se asienta en la región imponiendo casi totalmente el cultivo de plátanos, esto, aprovechando el clima de la región. Las zonas planas son cultivadas en tanto que las selvas son saqueadas por los caucheros y caoberos, se inicia el auge de los cacaoteros, pero la forma de producción fue feudal, fe de ello lo dan los vestigios de Haciendas cacaoteras v.gr. La luz, lo que origina una disparidad entre su población.

Esa disparidad se hace más notoria por regiones, ya que en el puerto de frontera, en San Antonio de los Naranjos y en San Juan Bautista se tiene auge, pero en las zonas selváticas, las costas y los pantanos la pobreza y abandono es una constante. En la década de los 50, el presidente Adolfo Ruiz Cortines incorpora esta región a la vida nacional por medio de la carretera panamericana, facilitando su comunicación con el país e iniciando así su modernización, los hallazgos petroleros en tierra y frente a sus costas en los límites con Campeche han hecho de esta zona una de importancia estratégica para el país y uno de los Estados que en la actualidad crece a un ritmo superior a la media nacional, sin embargo los rezagos educativos persisten, ya que el esfuerzo apenas empieza, baste decir que sólo existen tres universidades públicas de reciente creación para la gran demanda de la entidad.

La historia de la educación en México ha sido documentada en trabajos de Meneses (1998), Muñoz (1992),  (Ornelas, 1996), sin embargo la historia se ha acercado a la educación en el Estado de Tabasco desde una visión restringida y parcial. Aguirre (s/f) elabora una investigación sobre la educación primaria en México, como un invento del siglo XIX y Espinosa (s/f) continúa en esa línea al estudiar su consolidación en el siglo XX, pero ambos son generales. La historia de la educación primaria del Estado de Tabasco es un aspecto que no ha sido tocada de forma integral, las publicaciones existentes se quedan en cierta época, aislada del resto de la historia (Martínez, 1981, Benegas, 1980, González, 1976) o bien son trabajos en tiempos parciales que denotan la ausencia de estudios a fondo (Taracena, 1954, Muñoz, 1992, Chablé, 1996), con la finalidad de aportar en el conocimiento de la historia de la educación primaria buscamos “reconstruir”, la historia oficial de la educación primaria en Tabasco.

Reconstruir, recrear la historia oficial de la educación primaria en Tabasco, es una tarea titánica, pendiente y que notamos necesaria de realizar. Busca subsanar modestamente la falta de materiales sobre historia de la educación primaria del Estado desde una complementariedad de la voz de sus actores y la historia oficial documentada.

La revisión de bibliografía especializada se realizó por lectura de documentos en centros específicos como las Bibliotecas: Martí, Pino Suárez (reserva Tabasco), archivo fotográfico histórico del Estado, de la escuela de ciencias de la educación de la UJAT, de ciencias sociales (UJAT), los archivos históricos de la SEP y del Archivo general de la nación. La información se ordenó de acuerdo a las jerarquías etapas históricas de estudio. El primero de ellos abordó un desarrollo histórico de la educación en el Estado de Tabasco comenzando por el racionalismo, posteriormente hablamos de la época desarrollista, haciendo énfasis el plan de once años y finalizamos con la modernidad educativa estabilización del boom petrolero del Estado. En el segundo y tercer apartado, se complementa la búsqueda documental con los testimonios de tres actores del plan de once años y una de la modernización educativa, los testimonios docentes serán articulados con base en entrevistas profundas, estructuradas a partir de cinco preguntas base: ¿Cómo fue su vida antes de la normal?, ¿Cómo fue su vida en la normal?, ¿Cómo trabajó durante el periodo en específico de nuestro interés?, ¿Cómo ha sido su relación con el sindicato?, ¿Cómo fue su vida profesional y privada después del periodo de estudio?

La premisa que sustenta este trabajo se encuentra en Arnaut (1998), quien  nos habla del docente como un puntal de los proyectos educativos del país, nos dice que el Estado ha logrado hacer de una profesión libre como fue el magisterio del siglo XIX a una profesión de Estado como se le concibe dentro de los proyectos educativos impulsados por los presidentes del siglo XX en México. Se da por el desplazamiento del normalismo decimonónico por el magisterio rural, base del proyecto educativo pos revolucionario, mediante diversos programas dispuestos por las autoridades federales y locales para la “profesionalización”, normalización y nivelación laboral del magisterio en servicio.

 

Hablemos de la educación decimonónica.

El Estado, desde tiempos de la Colonia fue un lugar de tránsito y de explotación, pero nunca un sitio con condiciones para habitarse, lo malísimo de su clima menguaba con enfermedades a sus moradores.

Las misiones evangelizadoras, por lo disperso de las comunidades tuvieron poco arraigo y sólo en las partes de la montaña de Jalapa y Tacotalpa se pueden encontrar vestigios de esta actividad, San Juan Bautista y San Antonio de los Naranjos eran sitios donde la población se concentraba, permitiendo una mediana labor evangelizadora.

En los centros religiosos estuvo el origen de la educación de los pobladores de esta zona. Las capillas tenían anexas pequeñas escuelas parroquiales donde se les evangelizaba, alfabetizaba y se les enseñaban técnicas de trabajo, como talla de madera. La educación dependió de las órdenes religiosas.

El desarrollo educativo en Tabasco se deja ver en las memorias de Don José Eduardo de Cárdenas y Romero, en donde pide en las Cortes de Cádiz de España que se instituyera la educación pública (1811) en Tabasco y como principio pide que se funde un colegio en la capital.

A la caída de la Corona Española en tierras mexicanas, las misiones siguieron desempeñando este papel, ahora ya no atendían sólo a los pobres e indios choles y mayas, sino que establecieron escuelas parroquiales y de confesión en las ciudades mencionadas, aunque la educación superior la hacían, los hijos de los ricos, en Mérida o en Chiapas. Se observaban dos tipos de atención, la clerical, cada vez más selectiva y la que impartía el Estado, muy escasa y pobre dirigida principalmente a mestizos pobres, los indios eran vistos más como bestias de carga que como personas.

Al inicio del México independiente, Tabasco se sintió abandonado a pesar de ser un Estado fundador del pacto federal, independizándose media docena de veces y reintegrándose al país otras tantas, debido a que se convirtió en un punto estratégico, la riqueza forestal y agrícola que producía era transportada directamente a Europa o los E. U. por el puerto de Frontera, sitio que fue invadido tanto en 1847 como en 1863, por Estadounidenses y franceses en sus respectivas intervenciones.

En ese entonces la iglesia tiene a su cargo la educación y es hasta 1831 cuando se establece una casa religiosa para la enseñanza pública. En 1844 se fundó el colegio de Educación Ntra. Sra. del Pilar  en Teapa, manejada por religiosas. Por parte del Estado, para 1948 ya existían 11 escuelas de primeras letras, (Taracena, 1954).

Durante la invasión norteamericana Juan Bautista Traconis se distinguió por lograr frenar el avance de los invasores, en el  destruido y bombardeado San Juan Bautista, e infringirles por medio de la guerra de guerrillas una derrota, que de poco valió pues la capital del País cayó ese mismo año de 1847. En la segunda invasión, la francesa, se dieron hechos de guerra de escasa importancia estratégica en el conjunto Nacional en el Estado. Las hazañas de Don Andrés Sánchez Magallanes y la gesta de valor del indio de Jalpa, Gregorio Méndez, dieron lustre y muestra de lo que era la Patria para los Tabasqueños. Si ella los olvidaba, ellos no. A la invasión francesa vino la respuesta del Coronel Gregorio Méndez, que en la batalla del Zacahual derrotó y freno a los franceses, hecho que la memoria Nacional no ha reconocido como debiera, ese 27 de febrero de 1864, está grabado en el colectivo tabasqueño y es un punto de su unidad e identidad. Ese hecho contribuyó a imponer el orden de la nueva república en el Estado.

La falta de vías de comunicación con el resto de País, su baja población y cacicazgos propios hicieron de Tabasco un punto aislado de la República, sin infraestructura que hiciera necesaria la creación de una estructura educativa, sus necesidades las cubría en Yucatán o Chiapas.. Juárez intentó llevar a la práctica sus ideales reformistas, en lo educativo impulsó la educación pública y la hizo obligatoria, laica y gratuita por mandato constitucional, pero en los hechos no tenía los recursos para hacerlo realidad. Durante el gobierno juarista, se da impulso a la educación, pero sólo a la que se imparte en las ciudades o villas, la del campo y fincas cacaoteras queda descuidada y al buen juicio de los hacendados. En las ciudades se da inicio a un sistema educativo, todavía dominado por la iglesia ya no en las iglesias, pero si en centros educativos de prestigio.

En 1857, se hace obligatoria la educación primaria. Se crea la Junta de Instrucción Pública y en 1863 se funda en Villahermosa la Escuela Central de niños y la escuela amiga de las niñas. En 1864, durante el Gobierno de Juárez se disponen de los fondos para la construcción y manutención del Instituto, que llevará su nombre, una de las piedras angulares de la cultura tabasqueña, inaugurado después de su muerte en 1879, el Instituto Juárez (de Tabasco) nace en una casona del centro de San Juan Bautista. Se dejó así de lado la consolidación de una base para un sistema educativo, haciendo énfasis en la educación superior

A 50 años de la Independencia del País y siendo prácticamente una provincia fundadora del Pacto Federal, Tabasco estaba descuidado en lo educativo, al entender a la educación como un reflejo perpetuador de la sociedad, la pobreza educativa nos hablaba de un Estado atrasado y pobre, polarizado ante los hacendados y sus servidores y los hijos de la peonada; aquellos en las ciudades, los últimos en las plantaciones, sin más esperanzas en la vida que sobrellevar su miserable existencia. Fue por esto que la creación de una carrera de pedagogía en el IJT, con requisitos de primaria superior no correspondiera con la realidad de la inmensa mayoría de la población, pero sí de aquellos que vivían en las villas florecientes del Estado, (Ortiz y Valencia, 1995).

La creciente explotación forestal y agrícola que se hacía del suelo de la perla del sureste, hacía necesaria una burocracia letrada que administraba el flujo de riquezas, esa fue la razón por lo que la matrícula de niños en primaria se triplicara en 25 años, que corresponden no a la búsqueda de igualdad del Marco Juarista, por el contrario coinciden con la apertura del País a las empresas transnacionales, al otorgamiento de prebendas y concesiones a los dueños del dinero, que vieron en el Estado un río de oro verde que podía fluir y cosecharse impunemente, con pingües ganancias y dejando miseria y devastación a sus pobladores.

El crecimiento de esa clase burocrática, administradora de capitales extranjeros, que extraían maderas preciosas, cacao, plátano y bejuco, fue lo que propició durante la paz porfiriana un crecimiento de infraestructura y matrícula escolar, una necesidad de explotar, no de civilizar, ello se dio en sus villas. Una de ellas San Juan Bautista no era sino un puerto ribereño, Frontera, era el punto central de la economía de la selva y por su clima menos riguroso, Tacotalpa y Teapa fueron las capitales del Estado.

A la estabilidad relativa de los gobiernos Lerdo y sobre todo el porfiriato, se deben los avances que poco a poco la esmeralda del sureste tuvo en su evolución social. A la muerte de Juárez ocupó la presidencia Don Sebastián Lerdo de Tejada, quien estuvo sometido a fuerte presión por parte del General Porfirio Díaz, quien finalmente, por las armas, se instala en el poder al grito de “no reelección”. Su gobierno duró desde 1876 hasta 1910, con una breve mascarada protagonizada por el General Manuel González de 1880 a 1854, quien sentó las bases legales para la reelección de su compadre.

La paz porfiriana se caracterizó por sus métodos de control brutales, la polarización de la distribución de las riquezas, la semi esclavitud de los trabajadores y una vuelta al tipo de producción feudal, pero permitió el desarrollo de la infraestructura básica del País y la explotación de zonas, como Tabasco casi vírgenes, aunque fuese primordialmente en beneficio de los grandes hacendados o bien del capital extranjero.

En 1879 se empieza a extender la educación pública- la primaria elemental era de tres años, se llamaba superior o de seis años-. Después, en 1892, se expide la ley de instrucción pública en donde el Estado se hace cargo de la educación primaria, la educación es laica, gratuita y obligatoria. Para 1898 se creó la escuela rural y en 1904 se fundó la Escuela Normal para las señoritas y Escuela Normal para profesores de educación primaria elemental. Para principios del siglo XX ya había 76 escuelas primarias y una secundaria oficial, (Taracena, 1954).

A finales del siglo XIX, Tabasco sigue siendo una provincia alejada y aislada del resto del país, en el mejor de los casos en un sitio de paso para las ciudades de Tuxtal, Campeche y Mérida, su explotación forestal y agrícola es brutal, con mano de obra indígena y mestiza, esa pujante economía basada en la explotación del medio hace necesaria la creación de un estamento burocrático, ampliando el esfuerzo educativo de la región, que a pesar de eso es la zona más descuidada en ese sentido de la federación. En 1878 se contaba tan solo con 38 escuelas, que atendían a 2184 alumnos, casi todos ellos hijos de comerciantes o burócratas, dejando sin nada a lo rural.

Esa falta de adherencia a la tierra, del uso salvaje del medio y de la explotación de sus habitantes originales y mestizos pobres hizo del Estado un sitio sin una cultura, que se refleja en lo magisterial, Tabasco nunca desarrolló una cultura pedagógica propia, no tiene una sola normal entonces y los pocos maestros que llegan a sus tierras, provenían de los Estados vecinos, el Instituto Juárez forma desde sus inicios a pedagogos notándose con ello la diferencia de realidades, la de las ciudades y la del campo.

En 1879 el Instituto Juárez  impartía el bachillerato y las carreras de Jurisprudencia y Pedagogía, (en consonancia con la forma de organización de la Administración Federal; el Ministerio de Jurisprudencia e Instrucción Pública). Las cerca de 38 escuelas que había en todo el estado no representaban una fuente de trabajo para los futuros pedagogos, y habla de lo alejado que estaba el mundo de las ciudades de Tabasco y su realidad y necesidades sociales del campo.

 Al finalizar el siglo XIX e inicio del XX, el interés por esta zona se despierta por las facilidades que el General Porfirio Díaz otorga para la explotación de las selvas y tierras. Las compañías transnacionales agrícolas estadounidenses se asientan en la región imponiendo casi totalmente el cultivo de plátanos, aprovechando el clima de la región. Las zonas planas son cultivadas,  en tanto que,  las selvas son saqueadas por los caucheros y caoberos, se inicia el auge de los cacaoteros siguiendo la forma de producción feudal, lo que origina una disparidad entre su población.

La ausencia de núcleos densos de población, lo disperso de los poblados, la falta de vías de comunicación terrestres hacía inaccesibles sitios cercanos entre sí, hacen que se concentre el desarrollo de la infraestructura en las ciudades como la capital, donde florecen escuelas e institutos de formación docente, como el IJT, pero las 38 escuelas con que se contaban no eran fuente de empleo ni se fomentaba la expansión del sistema educativo, por lo que los fundadores de estas escuelas fueron maestros provenientes de las normales de; Orizaba primero y Xalapa después. Los maestros Laubcher y Rébsamen, llevaron la escuela europea al Estado antes que un modelo regional o nacional, los modelos alemanes y suizos, combinado con la tradición de los maestros de Chiapas y Yucatán que llegaron a atender la escuela de pedagogía del IJT, improntaron a sus alumnos y los alejaron de la raíz de lo propio. De 1904 – 1905,  sentaron las bases para la creación de la Normal Independiente del IJT, en el sitio donde ahora está la Escuela “Lic. Manuel Sánchez Mármol”, en calle 5 de mayo, en Villahermosa, (Instituto de cultura de Tabasco, 1988).

Para responder a la demanda de docentes de primaria, en tres años, de 1887 a 1890 se formaron en el IJT 42 maestros, se importaron 110 de otros Estados para hacer un total de 152, con un porcentaje del 27% de maestros autóctonos y un 63 % externo. Cabe aclara que esos 152 docentes atendían ya a 3160 niños en 55 escuelas, casi todas urbanas. La falta de sensibilidad de los gobernantes hizo que el IJT se volviera elitista y desalentara una formación masiva de maestros, que era lo que se requería, por el contrario se vuelve más exigente en sus requisitos de ingreso (egresan como bachilleres) y se titulan como maestros de primaria superior.

En ese entonces la mano firme del dictador Díaz, se hace presente en el Estado con su análogo el General Abraham Bandala, quien dura en el poder 17 años y sigue favoreciendo la ubicación de las escuelas en las ciudades y poblados grandes. Descuida el campo, donde está más del 80% de la población, en ese entonces. No obstante crea la escuela rural en 1892 y hace de la instrucción pública algo gratuito, su esfuerzo permite que durante su gestión se triplique la matrícula en las escuelas. En 1904 se crea la escuela normal para profesores de instrucción elemental y superior con la profesora Inocencia Galván al frente de un equipo de maestros de Xalapa, con personajes como José Ochoa Lobato e Ismael Chistensen, bajo la férula de Arcadio Zentella como director general de instrucción pública, vemos que prosigue la inserción de raíces ajenas en el magisterio estatal. La Carrera de Pedagogía en el IJT era todavía más alejada de la realidad, los bachilleres eran preparados en 3 líneas de pedagogía; la general (filosofía), la histórica (historia de la pedagogía) y la práctica. Para obtener el título de maestro de instrucción primaria se cursaban 6 años, 2 de bachillerato y cuatro de profesional. Los textos en que se apoyaban eran franceses que entraban por Veracruz, (Chablé, 1997).

Si bien había carencia en formación, los Normalistas ilustres como Don Arcadio Zentella y Alberto Correa Zapata dieron lustre al Magisterio del Estado. Don Alberto fue el sustituto del maestro Rébsamen en la Dirección de la Normal Nacional. En 1910 al convocarse el 1er. Congreso Pedagógico, los maestros de todo el País le rindieron justo tributo. En aquel entonces La infraestructura del Estado se acrecentó con tres centros formadores de docentes: El (IJT) Instituto Juárez de Tabasco y su Escuela de Pedagogía, la Escuela Normal para Profesores de Instrucción Primaria Elemental y Superior, la escuela (Rural) de experimentación agrícola (Normal Rural) “La Granja”.

Como corolario al mandato de Bandala se construye un edificio afrancesado a las afueras de Villahermosa, que alojó a la escuela de experimentación agrícola “la Granja”, que posteriormente funcionará como escuela normal rural, de gran importancia en la historia de la educación del Estado. El General dio paso a la diversidad de escuelas de formación docente, todas con raíz foránea, como fueron la escuela regional para campesinos, la escuela normal rural para campesinos, la escuela normal urbana del maestro tabasqueño, la escuela experimental agrícola “la granja” y la escuela de pedagogía del IJT. (Chablé, 1997)

Lo anterior no denotaba la división en estamentos entre la clase magisterial, aquellos que vienen del parnaso de Xalapa, seguidores de la escuela europea, los formados en los institutos de Chiapas y Yucatán, los provenientes de la élite del Instituto Juárez de Tabasco y los maestros habilitados, los últimos atendiendo a las escuelas alejadas o de difícil acceso, situación que detonó durante la época de la escuela racionalista.

 

La escuela racionalista

La educación en el Estado, como ya hemos visto, durante el siglo XIX estuvo polarizada, bien atendida en las villas para los hijos de la clase burocrática y totalmente descuidada fuera de ellas, esa situación, no era sino un reflejo de las condiciones imperantes en el País, la clase dominante se dividía en los industriales, los políticos, y en provincia sus hacendados, su fuerza de producción (plusvalía) era la masa de pobres que vivían en condiciones de miseria.

En Tabasco, un Estado casi aislado, de paso fluvial hacia el emporio henequenero de los yucatecos, era considerado un sitio de recolección, más que otra cosa, en el se aprovechaba y se cosechaban sin sembrar los árboles milenarios de la selva alta en su colindancia con Campeche y Guatemala, en la zona plana de la Chontalpa se explotaban frutos pero preferentemente el cacao, su importancia comercial era casi monopólica en el mundo en cacao, en tanto que en las zonas cercanas a las montañas se favorecía el monocultivo del plátano, oro verde que hacía de Teapa una zona de importancia comercial. Hacía la zona de Huimaguillo y Cárdenas se explotaba caña y hacía Tenosique daba inicio la industria ganadera. Sin embargo, los dueños reales de Tabasco eran las compañías americanas: Sothern Banana, Co., Standard Fruit and Stream Ship, (Martínez, 1991).

La comunicación era más fácil con Cuba y Florida (Nueva Orleans) que con el resto del País, sus puertos permitían eso. Un viaje al centro del País representaba días de camino por zonas fluviales y carreta hasta la colindancia con Veracruz, donde el ferrocarril comunicaba al Golfo con el centro, por ello la ruta comercial de Tabasco al centro del País era Frontera, Veracruz, vía marítima y de Veracruz a México por vía férrea.

En esas condiciones surge “El Hombre del sureste”, Tomás Garrido Canabal, fue un personaje polémico que buscó el bien propio y el de su Estado natal, al cual quería sacar de su atraso en una sola generación. Era hijo de terratenientes y ejerció un poder absoluto en Tabasco durante cerca de 20 años, de 1919 a 1937, fue influido por el pensamiento socialista de Salvador Alvarado, gobernador de Yucatán (1915 – 1918) y de Felipe Carrillo Puerto, tenía un acendrado apego a las tradiciones de su tierra, en lo educativo fue influido por la escuela racionalista jacobina que impuso el Gral. Francisco J. Mujica cuando se hizo cargo del gobierno estatal en la segunda década del siglo XX. Garrido tenía afinidad por el pensamiento anticlerical del grupo Sonora, que por su cercanía con la forma de pensar y apoyo que recibió en el sureste, fue premiado con la gubernatura de su Estado. Se había ganado este derecho por las armas, defendiendo la gestión del Carlos Green, en una lucha intestina entre radicales (rojos de la Chontalpa) y moderados (azules de los ríos), vence a estos últimos y ocupa de manera interina el poder de 1919 a 1920. Volviendo a él en 1923 – 1926 y reelecto en 1931 – 1934. Fue secretario de agricultura en la gestión de Cárdenas por imposición de Calles, a la caída del “turco” dejó su cargo federal, regresó a su Estado, de ahí partió a un exilio voluntario a Costa rica, donde murió. Él impulsó de manera firme la escuela racionalista de Ferrer Guardia.

La escuela racionalista tuvo varios experimentos, si bien la escuela socialista como proyecto nacional se dio hasta 1936, se aplicó de forma radical en el norte del país en La laguna, en el sur, en Yucatán, en Veracruz y sobre todo en Tabasco, donde la cuestión educativa era alarmante en sus ausencias. La gran masa analfabeta del Estado requería de un fuerte  apoyo de formación docente, que no existía, por ello se habilitaron a maestros, con estudios mínimos de tercero de primaria. Independientemente de ello, el modelo educativo activo era incomprensible para los maestros del IJT que pasaban de una escolástica casi pura, a una escuela moderna de acción.

La gestión de Garrido se recuerda como un intento por hacer de los logros de la lucha armada revolucionario algo tangible, Tabasco fue llamado por eso el laboratorio de la revolución. En lo económico se basó en la mecanización del campo y en la incipiente industrialización, se fundaron granjas colectivas y se fomentó el anticlericalismo, volvió a Tabasco un Estado seco, con prohibición de consumo de alcohol, reconoció el derecho al voto de la mujer.

En lo educativo se apoyó en la escuela racionalista (positiva) derivada del pragmatismo de Dewey  y de Francisco Ferrer Guardia; la escuela para el trabajo donde se deja de lado el verbalismo y lo nemotécnico frente a la acción investigadora. Se dejó de lado o inhibió la función de las normales, Existían escuelas para formar maestros, tanto de entorno urbano como rural. En 1908 se edifica la Estación Agrícola Experimental, la Federación da la concesión para establecer la Escuela Granja “Simón Sarlat”, en la que se estudiaría la carrera de Agronomía, con el compromiso del Gobierno Estatal de becar a diez estudiantes.

En septiembre de 1922, en el mismo edificio de la escuela Granja, se abre también la Escuela Normal de Maestros Rurales, patrocinada por el Gobierno Estatal, con una inscripción de 38 alumnos. Pero debido a la rebelión que encabezó don Adolfo de la Huerta en diciembre de 1923, “La Granja”, fue ocupada por la tropa hasta 1932. El 9 de enero de 1932, una vez abandonada por el ejército, se abrieron inscripciones en la normal rural para el ciclo escolar 1933. La Escuela Normal Rural para campesinas “Dolores Correa Zapata” operaría en el edificio de “La Granja”. En 1934, se trasladó también ahí la escuela del maestro Tabasqueño. Trabajaron separadas, hasta mediados de 1935. Para 1936 se fusionan en el solo nombre de Escuela Normal Rural del Estado, reformándose el Plan de Estudios con el fin de ajustarlo “al de las escuelas normales del país”, (Chablé, 1997, Taracena, 1954).

A pesar de esa infraestructura Garrido las dejó de lado y se apoyó para su plan educativo en los grupos de jóvenes voluntarios, quienes llevaban comida, educación y técnicas agrícolas a las comunidades más apartadas en donde fundó un gran número de escuelas, en ellas se impartía educación sexual,  se carecían de infraestructura, eran al aire libre con techos de palma, de ahí que de 1920 a 1936 sólo se reportan escuelas sin mampostería.

En las escuelas se les enseñaba a los jóvenes a leer a escribir, pero también a trabajar y a pensar racionalmente antes que teológicamente. Se debía hacer del niño un factor social y un soldado de la justicia y la libertad al enseñarle la solidaridad colectiva, el trabajo en granjas, sobre los intereses individuales.

Garrido antepone un modelo racional y que quiere hacer propio del Estado a uno nacional impulsado por Vasconcelos, en los hechos lo desconoce y se dedica a fortalece su modelo, lo educativo se vuelve prioridad y triplica el gasto a la educación en cuatro años, pasa de $276,000 a $750,000, que absorbe el 40% del gasto público. Triplica asimismo el número de escuela primarias de 142 existentes en 1926 a 450 en 1934, incrementándose la matrícula de alumnos por 10, de 3503 en 1922 a 35830 en 1933. El número de profesores se incrementó de 168 en 1922 a 1010 en 1933. Cabe aclarar que los maestros eran casi en su totalidad habilitados y las escuelas prácticas al aire libre sin infraestructura. Al final del garridismo, y tomando como referencia los logros del general Bandala, se multiplicó por 10 la matrícula de estudiantes en primaria, pasa de cerca de 3000 a más de 30,000, atendidos por 1010 maestros, más de la mitad de ellos de plaza estatal.

La educación superior se dejó de lado en el Estado, dejando morir casi de inanición al Instituto Juárez de Tabasco (IJT), donde se formaban desde el siglo XIX pedagogos en el nivel licenciatura, insuficientes en cantidad y descontextuados con el problema educativo del Estado. Es en esa coyuntura cuando se da paso y contradictoriamente se abandonan a su suerte las escuelas regionales campesinas de formación docente, la escuela normal urbana del maestro tabasqueño, la normal campesina “Dolores Correa Zapata” y la escuela normal rural “La granja”.

 El magisterio durante el garridismo vio crecer su número y sus centros de formación, donde destaca la escuela rural para maestras campesinas (1925), no obstante lo común fueron los maestros con tercero de primaria, eran la respuesta rápida a un problema educativo, escuelas sin infraestructura tomando como ejemplo la naturaleza no requería maestros de normal ni mucho menos del IJT, las cuatro escuelas formadoras de docentes, existentes en Tabasco en los 20, no respondieron a las demandas educativas del Estado que Tomás Garrido les urgía resolver, de manera inmediata, no aprovechó ese impulso civilizador de la escuela racional para fomentar el fortalecimiento de las instituciones formadoras de docentes, todo lo contrario, de ahí la falta de una escuela que diera continuidad a sus ideas, no dejó las semillas de su germen, creo un intenso huracán que arrasó las endebles y jóvenes raíces de un magisterio naciente.

El garridismo cayó en desgracia a la caída de su protector, el General Calles, profundo anticlerical que encontró en el “Hombre del sureste”, un inestimable aliado, quién llevó a la práctica la desfanatización de su pueblo, si bien Tabasco nunca se había caracterizado por su religiosidad, la huella que dejó la escuela racionalista fue profunda, los maestros habilitados, sin formación mínima que se vieron beneficiados con trabajo y responsabilidad superior a sus formaciones, se volvieron en los defensores de esa forma de pensar, que a fin de cuentas era un intento por regionalizar un proyecto educativo opuesto a un mandato centralista. Al faltar la influencia de hombres de confianza de Garrido en el gobierno del Estado, Francisco Trujillo Gurría, cortó de tajo ese proyecto (1939 a 1943). En ese año el Estado se incorporó a la escuela de unidad propalada por Jaime Torres Bodet, el gobernador Noé de la Flor Casanova (1943 – 1947) incorpora el esfuerzo local al servicio de la patria en peligro ante la declaración de guerra internacional, esa acción unió al sureste con el proyecto nacional y el educativo. La intromisión del Instituto federal de capacitación del magisterio en las cuestiones educativas del Estado hizo realidad su plena incorporación a lo nacional dejando subordinado lo regional. La escuela socialista y la racional eran cosas del pasado.

 

La escuela de unidad

En los primeros años de la década de los cuarenta, la docencia no sólo se había convertido en una profesión que dependía principalmente del gobierno federal, sino que estaba encuadrada dentro de una organización sindical casi única. Este proceso de centralización y estatización, logra un avance con la constitución del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en 1943, cuyo crecimiento numérico y participación política lo hacen una fuerza hegemónica en los asuntos educativos. La exigencia sindical de negociar los asuntos educativos responde, pues, no a una demanda del magisterio por mejoras laborales, demanda sentida de sus bases, sino como una estrategia de la cúpula sindical tendiente a consolidar su influencia sobre el sistema educativo para llevar los asuntos educativos al lo laboral. 

Todo esto ha llevado a una enorme rigidez de la administración de la secretaría de educación pública (SEP), donde los empleados son inamovibles, los reclutamientos de personal tienen injerencias sindicales, además que muchas autoridades medias deben su fuente de legitimidad el SNTE.  Así el magisterio en su imagen se ha desgastado pues se le relaciona con la imagen de sus líderes, cuyas ambiciones pasan por encima de sus deberes con la niñez.

El número de escuelas durante el proyecto desarrollista, insertado de manera brusca en la idiosincrasia del sureste se incrementó a 591, ya con infraestructura de mampostería, su matrícula de alumnos se elevó a más de 42000, atendidos por 1075 maestros en 1944. La formación de los docentes no se eleva, sino por el contrario entra en un estancamiento, las poblaciones de la normal rural no pasa de 40 por generación y el Instituto Juárez decae en sus números en su escuela de pedagogía.

Diez años después, seguía incrementándose el número de escuelas, 816, de docentes, 1569 así como el de alumnos, 59923 en 1952. Pero la formación docente propia del Estado estaba estancada por lo que se traía maestros de otros sitios con plaza federal, o se habilitaba a maestros con estudios mínimos, en ese momento el IFCM juega un papel relevante pues nivela y prepara a los maestros de todo el Estado, apoyándolos en sus estudios y aportando a su economía. En pleno desarrollismo, se sobreestima la feracidad de la tierra de Tabasco, Ruiz Cortines quería fundar ahí el granero de la nación en un Estado sin problemas de riego y con un clima ideal para la agricultura, que permitiera varias cosechas al año, sin embargo el presidente no tomó en cuenta la pobreza de suelo firme con que se contaba. No obstante,  buscó su industrialización y unió al país con el sureste a partir de la carretera México Villahermosa, inaugurada en 1956 y que dio un punto de salida a los productos agrícolas.

En 1959, sube al poder un descendiente ideológico del Hombre del sureste, Carlos A. Madrazo B., durante su juventud formó parte de las “camisas rojas” e incluso viajó a México con Garrido cuando este fue nombrado secretario de agricultura, siempre fue una figura predominante en la vida política del Partido revolucionario institucional (PRI) estatal y nacional.

Don Carlos industrializó, a un alto costo, a la Chontalpa, comprometió sus recursos naturales pero a cambio entregó un Estado en primera línea de importancia estratégica en el país. La infraestructura básica de la Villahermosa actual, fue su obra, el progreso en lo educativo fue espectacular, construyó 536 escuelas, todas de mampostería en convenio con el CAFPCE, equivalentes a 1043 aulas, por medio de acuerdos estatales, regionales y comunitarios, impulsó la construcción de la escuela normal, creo la colonia magisterial, vivienda para el maestro, dio forma a la ciudad universitaria de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco UJAT, continuadora del linaje del IJT, durante su mandato se incrementó en un 43% la matrícula de alumnos en las primarias (119776 inscritos en 1964), fomentó la creación de la escuela secundaria para que tuvieran edificios propios, ya que operaban en las primarias por las tardes, promovió un incremento salarial a los maestros del 146% a los urbanos y 186% a los rurales con parcelas ejidales, fomentó la construcción de escuelas rurales en las más apartadas de las comunidades, obras que gustaba de supervisar personalmente.

En la ciudad universitaria aloja a los normalistas, en respuesta a la situación de que es la época del mayor número de formación de maestros a nivel nacional, pero la  “granja” sólo tenía 24 estudiantes por lo que la normal rural desaparece y es demolida hasta sus cimientos, los maestros son formados en un solo centro, la escuela de pedagogía que para 1973 se consolida como la escuela de ciencias de la educación.

Impulsó la creación de una planta de desayunos escolares, reconoció el problema de formación docente y la insuficiencia de las escuelas formadoras para responder a la demanda educativa del Estado, tan solo en 1959 se cerraron 61 escuelas por falta de docentes, nunca volvió a permitir eso, fomentó la importación de maestros de otros Estados con plaza federal para cubrir la demanda estudiantil, trayendo 873 de ellos y habilitando a 920 del mismo Estado.

La mayoría de los maestros que atendieron a los alumnos de primaria, durante el proyecto de unidad, venían de otros Estados o bien eran habilitados, pero el núcleo de ese esfuerzo fueron los egresados de “la Granja”, eran el grupo de contacto con las comunidades, los que se identificaron con ellos, como iguales.

La formación docente con los maestros de la granja, independientemente de su generación, fue de corte militarizada, a ella acudían los más desprotegidos, ya que era un internado para hijos de campesinos o de personas de escaso recursos, sus alumnos eran todos de la clase social más baja. Eso nos habla de la cercanía que tenían hacia el pueblo, ya que eran parte de ellos.

La práctica docente, como reflejo de la formación, del habitus y de la inculcación de la escuela, era aprendida de manera constante fuera de las paredes de la normal, en ella se legitimaba su ejercicio y se les daban aspectos básicos para su ejercicio profesional,

La realidad de las comunidades y la tensión para resolver problemas de la misma gente hacían que su práctica se enriqueciera constantemente para dar respuestas a comunidades no solo en lo pedagógico, sino sobre todo en lo social.

La formación dentro de la granja era de corte militar, se trabajaba por cuadrillas y esa fracción fomentaba el cooperativismo y ellos eran beneficiarios del corporativismo, el cual era una práctica común al egresar de la escuela. Los alumnos desde dentro eran formados en la política del partido en el poder, así aprendían a corta edad los beneficios de servir al partido para beneficio personal y comunitario. Ese aprendizaje les era de utilidad, ya que formados en una escuela rural, tenían un sesgo hacia la labor comunitaria la que se favorecía por sus aprendizajes de política y gestión, ponían sus aprendizajes al servicio de sus comunidades.

Don Carlos A. Madrazo ha sido uno de los gobernadores más destacados de Tabasco, ejerció de 1959 a 1964, hizo de Tabasco un punto estratégico para el comercio regional, modernizó las grandes ciudades del Estado, impulsó una red carretera que comunicara los diferentes municipios, su gestión de tipo desarrollista propulsó la industrialización con el proyecto “limón”, antecesor del plan “Chontalpa”, su enérgica gestión le valió ser nombrado presidente del PRI en 1964. Inició su carrera política dentro de los grupos de jóvenes que apoyaban el proyecto socialista del “Hombre del sureste”, los “Camisas rojas” en la década de los 20.

El plan de once años fue ampliamente respaldado en Tabasco por don Carlos, ese fue el gobernador que conoció nuestro maestro entrevistado, el que construyó escuelas en comunidades apartadas como aquella con que iniciamos este escrito, que fomentó el compromiso tripartito, que subió el sueldo a maestros y que se dedicaba a ver que lo que ordenaba se hiciera.

La modernidad educativa

Los hallazgos de ricos yacimientos petrolíferos en los pantanos de Tabasco y su explotación, en los años 70, así como la concentración administrativa de los recursos de la sonda de Campeche en tierras tabasqueñas propicio un impulso a la economía del Estado, que de 1971 a 1993 se beneficia de la riqueza de su subsuelo a cambio de la destrucción de su entorno hasta en un 90%. Esa bonanza económica, se refleja en la consolidación de la infraestructura de las grandes ciudades y una oleada de inmigrantes, que llegan en busca de los beneficios que son evidentes.

El gobernador Leandro Rovirosa Wade, es quien tiene en suerte recibir al Estado petrolero más rico del país, pero siguió importando maestros de los estados vecinos, a pesar de ello, la riqueza redunda en lo educativo en una mejora en su infraestructura y en la ampliación de su sistema, el cual mejora en todas sus líneas. Se funda la normal para maestros Rosario María Gutiérrez Skildsen en Villahermosa y la normal de Balancán.

Su matrícula de alumnado sigue creciendo, sus maestros y escuelas también, pero a pesar de las dos normales en funcionamiento, más la escuela de pedagógica de la UJAT y la nivelación de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), no se da abasto para cubrir la demanda y sigue importando maestros de otros Estados, los cuales cumplen pocos años en servicio en Tabasco y regresan a sus lugares de origen, por lo que el recambio de docentes es constante, son pocos los que viniendo de otras localidades toman al Estado como su casa.

Para 1993 se firma el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), que tenía como uno de sus cinco puntos centrales, la federalización de la educación, esto es el paso de toda la cuestión educativa como una responsabilidad de los Estados. Tabasco había pasado por una etapa intermedia, ya que una parte de sus docentes y escuelas eran de dotación y manutención federal, dependientes de los recursos de la SEP y otra era estatal. Se funda la unidad de servicios coordinados que busca facilitar esa duplicidad administrativa, en los años 80. A mediados de los 90 pasa a formarse la Secretaría de educación del Estado de Tabasco, que asumía como propia la cuestión de la educación y funciona con sus propios recursos, esquemas y programas. Sin embargo, en lo técnico pedagógico sigue dependiendo de las decisiones del centro del país.

Tabasco durante la Gestión de Roberto Madrazo, a fines de los 90, incorpora sus maestros a su techo financiero, toma como propias las evaluaciones nacionales y sus maestros entran en el concurso de carrera magisterial, lo que busca fortalecer al sistema educativo estatal.

Sin embargo. para principios del siglo XXI, el Estado de Tabasco aparece, según las evaluaciones del centro, a nivel nacional, en el lugar 32 en cuanto a aprovechamiento escolar en educación primaria (SEP, 2002). Este dato si bien es discutible debido a lo riesgoso de usar patrones homogéneos para situaciones diferentes, no deja de ser preocupante, es reflejo sin duda de contar con uno de los menores porcentajes de escuelas de dotación completa todas en zonas urbanizadas, en contraste con cerca del 11% de escuelas unitarias, lo que habla de lo difícil que es para el Estado dotar de servicios elementales a su población que habita zonas de difícil acceso.

Atiende, para 2002, en 2173 escuelas a 304956 alumnos en su nivel primaria, contando con 10077 docentes, lo que da una relación alta maestro – alumno (30), correspondiendo un promedio de casi 4.6 maestros por escuela lo que nos habla de la dispersión de población y documentando el alto número de escuelas unitarias. La curva demográfica de su población en edad de recibir educación está desviada a la primaria con 321,542 habitantes entre los 6 y 12 años dejándose de atender a 16586 alumnos potenciales, en secundaria baja esta población a 135,608, esto nos dice que el paso de primaria a secundaria es complicado y a pesar de los altos índices de eficiencia terminal (86.8) no alcanza para asegurar una educación básica para la población demandante, (Muñoz, 1992).

Este resultado de ocupar el lugar 32 de aprovechamiento, es contrastante con sus indicadores educativos comparado con los de otros Estados, así la población alfabetizada con edades entre 8 y 14 años, por ejemplo es del 98%, superior al promedio nacional de 95.3%, el esfuerzo por atender a la población indígena es bajo, ya que sólo el 3.7% de sus habitantes lo es, a diferencia de Estados como Yucatán y Chiapas con un 37% ambos. Su población alfabetizada mayor a 15años es del 90.2% donde el promedio nacional es de 90% en tanto que su índice de deserción, de 2.0 es apenas un poco mayor a la media nacional 1.8, pero muy superior a Chiapas o Guerrero con valores superiores a 3.4. (INEGI, 2002)

Sobre las relaciones causales entre el número de maestros por escuela y el porcentaje de aprobación, los datos de Tabasco en ese sentido muestran la siguiente tendencia:

Año

Alumnos

Grupos

Docentes

Escuelas

Ef.ter

Aprob

1996

312,939

14,097

9,805

2,116

63.7

8.46

1997

310,060

14,077

9,942

2,152

66

7.93

1998

315,777

14,041

9,976

2,149

87.4

7.96

2000

 306,494

 

 10062

 2173

86.8

6.40

2002

304, 956

 

10077

 2173

 

 

Tabla 1. Tendencia del crecimiento de la matrícula y docentes en Tabasco. Elaboración propia

 

La tendencia de reprobación es a la baja, el de eficiencia terminal es a la alta, el número de alumnos atendidos tiende a la baja así como el número de docentes y escuelas, sin embargo los porcentajes en que disminuyen los alumnos (7.45 % en cinco años) es superior al que disminuyen los docentes (5.37%) pero inferior al que disminuyen las escuelas (14.61 %) lo anterior se da por la tasa de natalidad 3.6, que es alta con respecto a la media nacional (2), y no se relaciona con la matrícula para primaria la cual disminuye. Esto quiere decir que hay más maestros para menos alumnos, la relación ha cambiado de 31.6 a 29.4 en cinco años, la relación no ha variado de 4.6 maestro por escuela, si decimos que el problema de la calidad de la educación primaria radica en el número de maestros por escuela y el de alumnos por maestro, sería cuestión de tiempo lograr una composición que permita modificar los valores bajos del Estado (SEP, 2006).

Las generaciones de las dos normales en 20 años de existencia no rebasa a los 1000 docentes, sin embargo, el número de mentores en ese mismo tiempo se ha multiplicado por 10, la deficiencia en número ha tenido que ser subsanada con maestros foráneos y habilitados, aunque en estos últimos años la demanda docente ha empezado a decrecer.

 

Consideraciones finales

El problema de la educación primaria en el Estado de Tabasco tiene que ver mucho con su composición social, con la distribución de su población, con el impacto que la nueva riqueza petrolera ha inyectado, tiene que ver con la distribución asimétrica de la población docente, concentrada en las ciudades y tiene que ver con la falta de arraigo de los docentes en las zonas de difícil acceso, en las escuelas rurales sobre todo de tipo unitaria y multigrado, desarrollar un plan estratégico que apunte hacia el desarrollo diferenciado de esas dos realidades es prioritario.

Pero todo esto tiene un componente histórico que debe de ser tomado en cuenta al desarrollar planes educativos para el Estado, por un lado impulsar cada vez más la calidad de la educación que se imparte en la Chontalpa y en las cabeceras de los demás municipios, dotar de infraestructura adecuada a las escuelas ya existentes e insertar el uso de las nuevas tecnologías que un Estado con desarrollo industrial requiere. Pero por otro dar al maestro elementos que le permitan crear raíces, crear una identidad y un sentido profesional en pro de su Estado, ello se puede realizar a partir de dar a conocer trabajos de este tipo dentro del magisterio en servicio y en formación, conocer la historia de su gremio y el impacto que ha tenido en el desarrollo de su Estado.

Por otro lado, está el atender a las comunidades de escasa población, donde habilitar una escuela con cinco alumnos es problemático, donde las condiciones naturales y de pobreza hacen que se deserte o simplemente no se asista a la escuela, desarrollar un plan estratégico para fomentar la profesionalización docente, su arraigo en lugares de difícil acceso, ello es necesario para que el Estado no promedie como el arroz negro del país en educación, los niveles de la misma en las ciudades son altos, ahora falta apoyar a las zonas desprotegidas para lograr una educación con equidad y sobre todo con calidad humana.

La educación en el Estado ha tenido dos hitos que le han dado presencia a nivel nacional, esos los dieron los caudillos tabasqueños: Tomás Garrido Canabal (1920 – 1936) el hombre del sureste y su escuela racionalista y Carlos A. Madrazo Becerra, (1955 – 1963) con su aplicación del plan del once años, líder político del sureste y ex presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Desafortunadamente, las gestiones restantes no han promovido cambios de fondo como dichos personajes, ese sería algo por hacer, no esperar un caudillo, sino fomentar en cada uno de los maestros ese cariño por su tierra y el espíritu de esfuerzo de sus líderes paradigmáticos, promover, los docentes una política que entienda la particularidad del Estado y el potencial como profesionales de la educación de los maestros convencidos de su labor, producto de conocer su historia y compromiso social.

 

Bibliografía

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Campos Julieta y Enrique González Pedrero (1983), Tabasco: Las Voces de la Naturaleza, México, Fondo. Ed. del Gob. Del Edo. De Tab.

Chablé López, Josefina. (1

Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx

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