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Año: 2012 Mes: ENERO-MARZO Número: 63
Sección: INVESTIGACIÓN Apartado: Historia de la Educación
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La educación racionalista en el sureste mexicano
Luis Meza Navarrete
Antecedentes
En la Europa de la primera década del siglo XX, en España, Bélgica y Francia, se dieron a conocer las ideas educativas del pedagogo español Francisco Ferrer i Guardia a través de las revistas denominadas “la Escuela Moderna” y “la Escuela Renovada”. De tendencia anarquista, su influencia se esparció por varios países europeos y particularmente en México.
Según este pensador, las respuestas a las preguntas de los niños no debían buscarse en explicaciones religiosas que sólo envilecían el espíritu y robaban la libertad. Tampoco podían venir del Estado, porque enajenaba al individuo a través de un monopolio oficial ejercido en el campo de la educación; el alumno, con base en la ciencia experimental, debía indagar en la realidad, acompañado de un permanente espíritu crítico. Es decir, la escuela tendría como misión la formación de personas instruidas, libres de todo prejuicio, capaces de analizar su realidad a partir de las bases racionales de las ciencias naturales.
En 1908, Ferrer, en unión con otros colaboradores, estableció la Liga Internacional por la Educación Racional de la Infancia cuyas bases orientaron en términos generales su labor pedagógica:
- La educación infantil debe sostenerse en una base científica y racional, alejada de toda noción mística.
- La educación va más allá de la mera instrucción, porque debe procurar el desarrollo armónico de las facultades del niño para alcanzar su máxima potencialidad.
- La educación moral se alcanza con el ejemplo y debe estar sustentada en la solidaridad
- Los programas y métodos de enseñanza deben estar adaptados a la psicología del niño
La llamada Escuela Moderna, sostuvo el laicismo como uno de sus principios fundamentales, establecía que el racionalismo científico debería orientar la labor educativa y sólo aceptaba la información sostenida con hechos mediante el uso de la razón, lo que le dio un carácter eminentemente antidogmático.
El proceso de aprendizaje debía realizarse en libertad, al dotar al niño del ambiente necesario para que estuviera en contacto con aquello que le signifique cariño o amor, de esta manera se alentaba su espontaneidad y despertaba su entusiasmo. Así, se podría desenvolver sin prejuicios morales e ideológicos –que le proporcionaba la educación tradicional- y constituirse en un sujeto solidario, activo y pensante.
En México, en el año de 1914 a cinco años del fusilamiento de Ferrer1, la Casa del Obrero Mundial le erigió un busto en el patio central de su edificio y en el teatro Abreu, Jesús Urueta2 le rindió un homenaje al pronunciar un discurso que enalteció su obra y memoria.
Rápidamente, las ideas pedagógicas de este librepensador catalán fueron extendiéndose a lo largo del país, pero de manera particular, se abordarán las experiencias educativas de dos estados del sureste mexicano: Yucatán y Tabasco.
Yucatán 1915-1923
En 1915, el presidente de la República Venustiano Carranza, designó al general Salvador Alvarado, gobernador provisional del Estado de Yucatán. El nuevo mandatario, originario de Sinaloa, avecindado en Sonora y de ideas liberales, inició una serie de reformas sociales, económicas y políticas orientadas a mejorar las condiciones de vida de los sectores más desprotegidos; por ejemplo la liberación y retorno de los Yaquis a Sonora, quienes habían sido deportados por Porfirio Díaz y fungían prácticamente como esclavos de las haciendas henequeleras, lo enfrentó a los grandes terratenientes conocidos como “la casta divina” y además, permitió la conformación de agrupaciones políticas de tendencia progresista, entre las que destacó el Partido Socialista Obrero de Yucatán.
En este contexto, ese mismo año se llevó a cabo un Congreso Pedagógico en la Ciudad de Mérida, en cuyas conclusiones se propuso que el sistema de organización de las escuelas primarias en el Estado debería tener, como principio básico, la libertad.3 Al año siguiente, el profesor José de la Luz Mena, uno de los organizadores de dicho congreso y principal impulsor de la educación racionalista en la entidad, inició la difusión de los preceptos de la nueva enseñanza al publicar su libro titulado “De las tablillas de lodo a las ecuaciones de primer grado”.
Mientras tanto, en los últimos meses de 1916 y a principios de 1917, el Congreso Constituyente se reunió en la Ciudad de Querétaro con el propósito de dotar de una nueva Carta Magna a la Nación. Los debates más álgidos se centraron en los temas de la organización del trabajo, la tenencia de la tierra y la educación. En este último, destacó la discusión en torno al contenido y sentido del artículo tercero constitucional, el diputado Luis G. Monzón4 propuso que se adicionara el término “racional” a la definición de enseñanza. Su iniciativa fue rechazada y la redacción final del artículo fue considerada demasiado neutral a los ojos de los constituyentes pertenecientes al ala “radical” del Congreso.
La ambigüedad inherente al concepto de laicismo, fue interpretada en los hechos por cada grupo social a su conveniencia, para aquellos de tendencias conservadoras implicaba la posibilidad de brindar cualquier tipo de enseñanza ya que se podía equiparar al término “libre” y los radicales la dotaron de un carácter combativo, con una tendencia francamente anticlerical que incluía la prédica antirreligiosa.
De regreso a Yucatán, en 1918 se realizó el primer Congreso Obrero Socialista en la ciudad de Motul, organizado por el Partido Socialista del Sureste, -principal fuerza política del Estado- las reformas discutidas en el congreso abarcaban importantes problemas sociales, políticos y económicos: hacer realidad el reparto de tierras para acabar con la situación miserable del peón y la situación vulnerable del obrero; iniciar campañas antialcohólicas, especialmente en las zonas rurales, así como incentivar la participación de la mujer en la sociedad. Aunque las discusiones estuvieron referidas a la entidad, los problemas abordados eran de carácter nacional. Uno de los temas más importantes estuvo dedicado a la educación. En dicho congreso se propuso el establecimiento de la Escuela Normal Socialista que se sostendría bajo los preceptos de la educación racionalista. Esta escuela distinta, contaría con profesores cuya formación respondiera a la nueva corriente pedagógica: la escuela tendría como base la libertad, la extinción de premios, castigos y diplomas, contaría con talleres, huertas y gabinetes de experimentación y sería mixta en todos los niveles; el trabajo diario y libre sería la fuente de las deducciones y obtención del conocimiento científico.5
En 1921, durante el segundo Congreso Obrero Socialista en la ciudad de Izabal, se dio seguimiento a lo acordado tres años atrás en Motul y se concluyó que la escuela racionalista debería ceñirse a tres principios básicos:
a) Unificación del sistema escolar
b) Capacitación para el trabajo de utilidad social, y
c) Educación para la vida cívica y política6
El 6 de febrero de 1922, durante el gobierno de Felipe Carrillo Puerto7, se estableció en todo el estado la educación racionalista a través de la Ley de Institución de las Escuelas Racionalistas en el Estado. En el decreto correspondiente, se plasmó en los hechos una búsqueda de la coherencia entre la doctrina socialista que profesaba el gobierno estatal con las nuevas características que debía poseer la escuela, que resaltaba la enseñanza orientada hacia la acción y el trabajo, a través de la capacitación para el trabajo manual y productivo.8 Asimismo, Carrillo Puerto reforzó la obligación de los hacendados henequeneros de establecer escuelas para los trabajadores, combatió el analfabetismo, creó la Universidad Nacional del Sureste (hoy conocida como la Universidad Autónoma de Yucatán), fundó escuelas politécnicas, de artes y oficios y de agricultura. Como otro hecho sobresaliente, el 14 de febrero del mismo año, se fundó la Liga de Maestros Racionalistas Francisco Ferrer i Guardia.
El experimento racionalista en Yucatán duró lo mismo que el gobierno con tendencia socialista de Carrillo Puerto. En 1923, estalló un levantamiento armado en gran parte del país, encabezado por Adolfo De la Huerta en respuesta a la designación de Plutarco Elías Calles como sucesor de Álvaro Obregón. El gobernador Carrillo no secundó el movimiento, por lo que fue perseguido, capturado y asesinado por los alzados en enero de 1924.9
Tabasco 1922-1926
La influencia de las ideas racionalistas alcanzó a otros estados del sureste. En particular, en Tabasco después del asesinato de Carrillo Puerto, el profesor José de la Luz Mena recorrió e estado impartiendo conferencias sobre la nueva escuela. En el Congreso Obrero de la ciudad de Frontera en 1925, se propuso la implementación de la educación racionalista.
El gobernador, Tomás Garrido Canabal10 polémico personaje, poseía ideas aún más radicales que las de Carrillo Puerto, las más conocidas fueron sin duda las de corte anticlerical, cuando limitó el número de sacerdotes en el estado y les impuso requisitos que en su momento hicieron imposible su labor, como la obligación de los sacerdotes a contraer matrimonio civil.
En referencia a lo educativo, en diciembre de 1926 promulgó la Ley de Educación Pública que incorporaba las ideas pedagógicas de Ferrer i Guardia. Tal acción, fomentó la creación de las escuelas al aire libre, que tenían como características principales la carencia de aulas –se trataba sólo de una especie de palapas- en medio de un extenso terreno, en el que los alumnos podían aplicar los conocimientos que iban adquiriendo. La intención era ir más allá de la simple preparación teórica: la escuela no sólo debía instruir, sino formar hombres con una fuerte conciencia de la responsabilidad, un profundo amor por la tierra y al trabajo y un fuerte sentido de patriotismo.11
En palabras del propio Garrido:
Es de acuerdo con la Escuela Racionalista, que seguimos enfrentando la Razón, al Dogma; la Acción, al Intelectualismo; la Coeducación, al Aislamiento de los sexos; la Autoeducación, al Autoritarismo. En otros términos: ofrecemos la Verdad de la Ciencia contra los absurdos de la Religión; provocamos el desarrollo total y simultáneo de las facultades del niño; favorecemos su iniciativa y ponemos en juego su capacidad creadora; enaltecemos a la mujer educándola en iguales condiciones que al varón; respetamos la personalidad del niño; lo enseñamos a ser libre dentro de sus actividades, y a tener un claro concepto de su responsabilidad.12
Asimismo, se implementaron las escuelas-granja destinadas a preparar a los alumnos y capacitar a los docentes en cuanto a las enseñanzas agrícolas, ganaderas e industriales, los planes de estudio estaban diseñados para fomentar el cooperativismo y rápidamente, se fueron creando sociedades con tales características a lo largo de la entidad.
La participación del Estado en la educación fue muy específica, comprometida y adelantada para la época: los libros y los útiles escolares eran gratuitos, se legisló sobre la obligatoriedad de la enseñanza y se establecieron sanciones para los padres que no enviaran a sus hijos a la escuela. Además, se enseñó educación sexual y se instalaron escuelas mixtas, se prohibió el trabajo infantil en horas de escuela y se eliminaron los castigos corporales, entre otros.
Cabe destacar que la transportación a las escuelas cercanas a Villahermosa era gratuita, la implementación de los desayunos escolares era una novedad. Diariamente de la granja de Garrido “La Florida”, se enviaban a las escuelas dotaciones de leche, frijol y plátano.13
La característica más sobresaliente de la política educativa del garridismo fue la misma que caracterizó a su gobierno: la intensa tendencia a atacar todo lo que oliera a religiosidad, un ejemplo fue sin duda, la utilización de muchos templos católicos como escuelas entre la que destacó la conversión del edificio de la Catedral de Villahermosa en la Escuela Racionalista “Francisco Ferrer i Guardia”.
Un hecho destacable, fue que en el momento de su mayor auge en el Estado, el 20 de octubre de 1928, la Liga de Maestros Racionalistas envió a las cámaras de diputados y senadores una iniciativa de reforma al artículo tercero constitucional, con el propósito de instaurar la educación racionalista en todo el país, las legislaturas de Tabasco y Veracruz apoyaron dicha propuesta que finalmente no fue aceptada.
La escuela racionalista permaneció por más de una década en el Estado de Tabasco, ya que sobrevivió al regreso de Garrido a la gubernatura en 1931 y el último intento por establecerla a nivel nacional se extinguió junto con ella en 1933. En ese año, se elaboró el Plan Sexenal del Partido Nacional Revolucionario (PNR) que se definió por la implementación de la escuela socialista en el país.
Referencias
1Fue juzgado como autor intelectual de un atentado anarquista, sentenciado a muerte y fusilado el 13 de octubre de 1909
2Orador, pintor y periodista Chihuahuense
3Como lo establecía el ideario de Ferrer i Guardia
4Profesor normalista originario de San Luis Potosí
5Martínez Assad, Carlos. Los Lunes Rojos, la educación racionalista en México. SEP-Caballito, 1986, p. 13.
6Ibidem. p. 39.
7Político y revolucionario mexicano, gobernador de Yucatán por el Partido Socialista del Sureste.
8Vid los Fundamentos de la Ley de Institución de la Educación Racionalista. En: Martínez Assad, Carlos. op. cit. pp. 41-45.
9En 1927 el denominado “apóstol de la raza de bronce” fue declarado benemérito de Yucatán.
10Participó en el gobierno del General Salvador Alvarado en Yucatán e inició su carrera pública durante el Gobierno de Francisco J. Mújica en Tabasco, gobernador del estado en tres ocasiones en periodos interrumpidos entre 1919 y 1934.
11Chávez Zamora, Isabel G. Tomás Garrido: De líder carismático a líder institucional. Gobierno del Estado de Tabasco, 1987, p. 70.
12El Nacional, México, D. F., 20-XI-1933.
13Dromundo, Baltasar. Tomás Garrido. Su obra y su leyenda. Guaranda, 1953, p. 137.
Bibliografía
Chávez, Zamora, Isabel Guadalupe. Tomás Garrido: de líder carismático a líder institucional. México, Gobierno del Estado de Tabasco, 1997, 113 págs.
Dromundo, Baltasar. Tomás Garrido: su vida y su leyenda. México, Guarania, 1953,
160 págs.
Martínez Assad, Carlos. Los lunes rojos: la educación racionalista en México. México, SEP-Ediciones el Caballito, 1986, 157 págs.
Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx