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Año: 2013 Mes: JULIO-SEPTIEMBRE Número: 69
Sección: PALABRAS PERIPATÉTICAS Apartado: Eventos de la Unidad
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CARTAS A MI ESPOSA SOBRE PORNOGRAFÍA
Consejo editorial de la revista

Este libro, con pocas pretensiones academicistas, es un referente en la educación sexual en México, publicado dentro de una serie de bolsillo en una colección que lo mismo hablaba de extraterrestres, de civilizaciones perdidas y el Kamasutra, es una obra que no tiene una letra de desperdicio, quizá por la colección en que se encontraba (Duda de editorial Posada), los autores, prestigiados investigadores, omitieron su autoría y el nombre ficticio con que lo firman es un pseudónimo que involucra parte de los nombres de los tres participantes, uno de ellos me hizo llegar esta olvidada obra y su vigencia es de reconocerse, cabe aclarar que se escribió entre 1972 y 1975.

Su rigor formal es sacrificado en aras de la intención divulgadora para llegar de forma clara y en uso de lenguaje cotidiano al mayor número de lectores posibles, la primera parte del texto es un relato de un esposo viajero que se comunica con su esposa por medio de cartas, en tanto que la parte segunda o apéndice es la base formal del libro. Los autores tuvieron entre uno de sus referentes fundamentales el “Reporte sobre obscenidad y pornografía”, elaborado por investigadores estadounidenses durante la presidencia de Lyndon B. Johnson (1967).

Cartas a mi esposa sobre la pornografía, es un libro que de forma didáctica nos va llevando de la mano para conocer qué es este “obscuro objeto”  desde la raíz de la palabra misma (porno = prostituta, grafos, descripción), y que por medio de un recurso en formato epistolar logra que las cartas secuenciadas que envía un esposo-viajero a su amada esposa sean lecciones breves sobre el tema.

La trama desarrollada es la de un viajero que llega a las tierras nórdicas de Dinamarca y Suecia, como latinoamericano su educación sexual es rudimentaria pero su preparación académica le permite ir reflexionando al conocer proyectos educativos y vivencias al respecto. Pasa por rechazar, descalificar y condenar la pornografía como algo sucio, malsano y obsceno, su convivencia con personas educadas con base en una sexualidad distinta a la latina, hacen que se confronte primero con sus compañeros y después consigo mismo sobre la obscenidad y efectos malignos de la pornografía.

Descubre poco a poco que la pornografía es una forma de expresión, que sólo tiene mercado en los países que la prohíben, en Dinamarca y Suecia donde se permite abiertamente su mercado es delgado y recurren a la exportación para ser un negocio rentable, las sex shop y los porno show al igual que la zona de prostitución es pequeña y al parecer frecuentada sólo por los turistas. Conoce que la pornografía es una representación de la parte instintiva de las personas, y eso le molesta, pero cae en cuenta que como representación teatral, la pornografía sólo es una forma de expresión de una dimensión de las personas, la sexual así como las telenovelas explotan y representan una dimensión de las personas, la romántica.

Sufre un duro golpe pues él afirma que la pornografía erosiona la base de la sociedad, la moral, pero una reflexión promovida por el diálogo con un acompañante le hace ver qué moral e identidad que defiende promueve la de la sumisión de la mujer, la de hembra objeto, la del macho dominador como un estandarte de nacionalismo del mexicano, esa moral es la que impide que la pornografía sea de uso libre, una moral lo menos retrógrada.

El viajero (Fernando) va a una sex shop y después de mucho resistirse acude a un porno show, si bien confiesa que al principio se excita-un poco- a la larga le parece aburrido ver algo que no hace y que en todo caso puede hacer, esa percepción de aburrimiento es compartida por sus colegas nórdicos y sajones quienes ven en la pornografía un espectáculo soso y monótono.

Acude a una clase de educación sexual en Suecia que lo deja atónito por la forma en que desde educación básica se les enseña a los niños con naturalidad el sexo, cómo se les dosifica y responde de acuerdo al interés del niño y no al del maestro, las respuestas a preguntas que en México por ejemplo serían embarazosas, ahí se dan de forma natural, comprende que la base de la educación sexual está en la educación temprana y que al carecerse de esta, lo referido a la sexualidad se aprende como algo obscuro y prohibido, incluida la pornografía y masturbación.

La masturbación, desde el punto de vista progresista de los nórdicos, no es más que una forma de conocer nuestro cuerpo y de aprender a (auto) satisfacernos, para así poder satisfacer a otros y a uno mismo en una relación, no se refiere la prohibición de tocar el cuerpo con esa moral que reprime y oculta. Nota que en Suecia en las escuelas se enseña sin distingo de sexo labores que rutinariamente en México se enseñan a niñas o niños, ahí se les enseña todo a todas y todos, lo mismo a coser que a reparar cosas, la equidad de género se construye así con una base en la educación sexual. Se entera posteriormente, que el papel secundario de la mujer no es producto de la moral católica, sino burguesa.

Luego la pornografía no es sino un síntoma de represión sexual, donde no existe ésta la pornografía no tiene mercado y su uso, además tiene que ver con el nivel de estudio del lector, a mayor nivel de escolaridad mayor es el consumo y el disfrute de la misma, para las personas con baja escolaridad ver no tiene sentido sino hacer, por ello la pornografía es consumida por cierto mercado de personas estudiadas, debido al refinamiento que tiene la representación de lo que ven. Por ende su liberación en el mercado, como se ha demostrado en otros países no tiene efectos negativos, pues sus consumidores por lo general tiene parejas y disfrutan su vida sexual, no hay luego incremento de delitos sexuales al liberar la pornografía.

De ahí Fernando deriva que la censura, con la supresión de la pornografía de forma abierta , es una más de las formas de represión social que los gobiernos autoritarios emplean para el control de la sociedad, una sociedad con mayor apertura debe de ser capaz de elegir por si misma qué es lo que quiere ver, conocer, leer, debe de tener la libertad de la elección y no dejar que otros elijan lo que deben de tener a disposición, la censura de lo sexual es una manifestación de una mordaza social que aduciendo morales retrógradas infantiliza a la sociedad cuidando lo que debe de saber. En consecuencia una sociedad con mayor libertad y democracia será una sociedad mejor informada y libre de elegir, entre otras cosas adquirir o no pornografía.

El libro tiene un discurso en ocasiones moralista, pero que a partir de ellos contrasta el deber ser, por ello no deja de ser una obra recomendable, por desgracia agotada en el mercado desde los primeros años de su aparición, un libro que invita a la reflexión y promueve la búsqueda de la libertad en todos los sentidos.

Si se da un paseo por el centro histórico puede conocer a uno de sus autores, pero también si tiene suerte en las librerías de Donceles, quizá pueda localizar un ejemplar, valdrá la pena el viaje.

 

Fitzmaurice, F. (s/a) Cartas a mi esposa sobre la pornografía. Colección duda, Amor y Paz. México: Editorial Posada.


Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx

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