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Año: 2022 Mes: MAYO-AGOSTO Número: 93
Sección: PALABRAS PERIPATÉTICAS Apartado: Literatura
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Relatos desde la educación: Nuestras vidas y miradas en tiempos de pandemia
MTRO. FRANCISCO ALVARADO
Relatos desde la educación:
Nuestras vidas y miradas en tiempos de pandemia
La labor docente en confinamiento durante la pandemia de COVID-19 ha representado un reto con particularidades diversas como diferencias existen entre profesores de todos los niveles educativos. A pesar y a favor de esta experiencia, la educación de los estudiantes ha seguido adelante, aún sin contar con instrumentos didácticos y de evaluación que nos indiquen sobre los procesos de aprendizaje y su pertinencia al futuro.
La investigación educativa también enfrenta necesarios cambios de enfoques y abordajes; ahora se debe considerar el sentir de los actores de las investigaciones que reflexionan sobre su propia práctica docente.
En este contexto se han integrado en este documento las narrativas de los integrantes del proyecto “Actividades científicas y ambientales para una educación interdisciplinar: Estudio desde la investigación-acción de la práctica docente de profesoras de preescolar” del CESPII-UPN 2019-2021, que expresan la mirada de estos retazos de vida acontecidos en estos tiempos.
Nos parece que por algún momento pasó por nuestras cabezas desistir de todo el proyecto, del equipo de investigación, de echar todo por la borda ya que el inicio de año fue muy incierto apenas logramos reunirnos dos o tres veces pues hubo un cierre de la UPN por problemas entre las autoridades y el sector administrativo durante un mes, posteriormente cuando se entregan las instalaciones se declara por la SEP la suspensión de clases en todos los niveles educativos y después el Gobierno Federal declara la suspensión de actividades de todo tipo dejando solamente las esenciales, con la promesa de reanudar labores pasando el periodo vacacional de semana santa, enseguida se declaró la nueva normalidad postergando al 31 de mayo, ante los casos presentados por el virus se decidió finalizar el ciclo escolar con el trabajo a distancia.
En el mes de mayo nos comunicamos entre nosotros por diferentes medios, de tal manera que logramos formalizar las reuniones a través de diversas plataformas, claro que antes de esto estuvimos trabajando en diversas actividades tanto individuales como colectivas del proyecto logrando obtener varios productos.
Relato #1
El mundo paró
Todo marchaba “normal”, los niños a clases, los adultos a trabajar, la vida veíamos transitar, el mundo giraba; hasta que un día, en un país muy muy lejano, ese que exporta de todo para todos, potencia mundial y principal comerciante también exportó la enfermedad y de repente, como nunca se había visto, el mundo paró, sin excepción en cada rincón se hablaba del COVID- 19; múltiples versiones inundaban los medios de comunicación, las personas de ese lado del planeta temían, enfermaban, se escondían y otros morían; sin embargo, lo veía lejano, ajeno.
Marzo comenzaba, en la escuela que trabajo alumnos, docentes y directivos esperábamos recibir la primavera y llevar a cabo la ceremonia cívica del Natalicio de Benito Juárez, pero eso no pasó, se convocó a junta extraordinaria, recibimos la instrucción por parte de las autoridades educativas para extremar precauciones y reforzar medidas sanitarias, se restringió el acceso a niños o personal con síntomas de resfriado como tos, catarro, fiebre y malestar general; cambió la rutina en las actividades diarias, lavado de manos con mayor frecuencia y dedicación en el proceso, se aplicaba gel antibacterial a niños y adultos cada 20 minutos, las actividades al aire libre y colectivas se suspendieron así como el servicio de comedor, se adelantó una hora la salida del centro escolar para toda su población estudiantil, mientras las docentes y personal intendente dedicaban empeño en la limpieza y desinfección de espacios y mobiliario para terminar cada jornada . La población escolar comenzó a disminuir al pasar de los días, se redujo más del 70%, en mi clase el alumnado era de 15 niños y niñas, de los cuales 3 o 4 asistían con regularidad.
¿Qué pasaba, en realidad era para tanto? recordé que hacía algunos años en nuestro país se había presentado la llamada enfermedad Influenza AH1N1, pensé que era igual, “pasará pronto”; entonces, las clases presenciales se cancelaron y fue hasta este momento que la incertidumbre me invadió, escuchar a las compañeras maestras e intendentes expresar su temor, pero no por enfermar del ya famoso virus, manifestaban preocupación por perder su trabajo y generó intranquilidad en mi vida.
Los días, semanas y meses transcurrieron junto con las clases en línea, esas planeadas al calor de la misma incertidumbre, en una de estas clases ya nadie se presentó, fue así que pasó, dos de mis compañeras fueron despedidas debido a que sus grupos se quedaron sin alumnos, los padres causaron la baja de sus hijos; sin alguien con quién trabajar se despidieron de forma “temporal”. Por primera vez sentí miedo y no por causa de la enfermedad viral, miedo a quedarme sin trabajo, dejar de percibir un sueldo pero sobre todo dejar sin comer a mi menor hija, pensé en cada posibilidad para conservar mi lugar como docente, decidí innovar mi práctica educativa, hacer mis clases más “vistosas, atractivas” adquirir habilidades con las que no contaba, trabajar en el manejo de las tecnologías y la enseñanza en línea con el fin de que los padres no se llevaran a sus hijos; pero ni con eso me alcanzó, el esfuerzo no bastó, fui llamada para informarme que mi sueldo se redujo el 25%, así, sin preguntar, solo aceptar y firmar.
No volví a ver a mis alumnos, la clausura y hasta los abrazos fueron virtuales; pasaron las vacaciones, nada mejoraba, al contrario, la zona donde vivo y laboro es considerada de alto contagio y con múltiples casos positivos a COVID; otro ciclo escolar inició a la distancia, ahora enseño a través de una pantalla, desde la recamara convivo con 15 niños y niñas, que cada día denotan su propia historia a través del encierro, el miedo perdura, la incertidumbre se hace presente cada día, no quiero enfermar, no quiero sumarme a las filas del desempleo, lo único que deseo es estar entera para mi hija y familia. Continuo en la búsqueda de herramientas y nuevos aprendizajes, no basta con conservar mi trabajo, ahora el compromiso de “educar para transformar” tiene eco, cobra mayor sentido, ahora ¡me transformo para educar!
Relato #2
Tiempo de Pandemia (Un cambio inesperado)
Antes de la pandemia mi vida giraba en torno al estrés, al correr de la vida diaria, al ir y venir, pendientes del trabajo, de la casa, de la escuela y así corrían los días sin que algo pudiera hacerlo diferente. Pensaba en darme tiempo para hacer ejercicio, para tejer, para leer, para dedicar tiempo a mis “hobbies”, pero las ocupaciones del día a día me impedían realizar dichas actividades; el cansancio diario, físico y mental estaban inmersos en mí ser.
De pronto llega el mes de marzo, todo pintaba a seguir igual que en los últimos años, levantarme temprano para ir a trabajar, regresar a casa y realizar las labores domésticas, dedicar el fin de semana a lavar, ir por la despensa, terminar pendientes del trabajo, pensar en la planeación de la semana y dedicar un tiempo a convivir con la familia.
Fin de semana de puente, catorce, quince y dieciséis de marzo. Organizamos ir a un balneario en familia, llegamos a Tulancingo Hidalgo, todo pintaba a que el día sería cálido, a pesar de que el Sol estaba a su máximo esplendor, el viento era bastante fuerte, así que tratamos de disfrutar las albercas (eran aguas termales) sin importar que al salir del agua el frío era intenso. Decidimos regresar a las 5:00 de la tarde pues de pronto comenzó la lluvia.
El día, lunes dieciséis de marzo decidimos ir a Xochimilco. El plan fue comprar plantas e ir a comer a casa de la mamá de mi cuñada y así lo hicimos. Disfrutamos la tarde comiendo bistec con ensalada de verduras, platicamos y vimos un programa de tv.
El martes diecisiete de regreso al trabajo hay caos, al grupo de los niños pequeños de maternal les mandaron un aviso que no se presentarán ese día. Mandaron otro aviso que decía que los alumnos que tuvieran gripe, flujo nasal, temperatura o alguna enfermedad respiratoria no se presentaran a la escuela. Al ingreso de los alumnos se realizó un filtro, los docentes a cargo usaban cubrebocas.
Se hizo un segundo filtro al ingresar a los salones, donde las docentes hicimos preguntas a los niños respecto a cómo se encontraba su salud y cómo había sido su fin de semana, durante esa revisión se detectaron niños con mocos, con tos y con gripe, así que se les regresó a la puerta de entrada. Se les proporcionó el desayuno mientras se les llamaba a sus padres para que fueran por ellos. Los niños “sanos” tomaron su desayuno en el comedor, los cuales fueron seis en total de preescolar, cuando el total de alumnos en preescolar era de ochenta y seis.
Las maestras que padecen de asma y en ese momento sufrían enfermedad respiratoria no se presentaron a trabajar, entre ellas la directora ya que tenía gripe. Así que la comunicación para organizarnos con la directora fue vía WhatsApp, al enterarse que se quedaron seis niños en todo preescolar nos pidió ponernos de acuerdo las seis maestras que nos quedamos para permanecer solo tres y rolar los demás días de la semana, pues se tenía contemplado trabajar hasta el viernes veinte de marzo, de acuerdo con un comunicado de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
A mí me tocó retirarme de la institución y regresar jueves y viernes, de esa semana así que terminé algunos pendientes de trabajo y decidí ir al supermercado por alimentos que necesitaba, la gente en la calle actuaba como de costumbre… Para la tarde de este martes nos mandaron un aviso en el cual se nos informaba que se suspendían las clases hasta nuevo aviso.
De entrada, al recibir ese comunicado fue preguntarme ¿Qué sucede? ¿Por qué de un momento a otro se suspende todo? Jamás me imaginé que fuera una situación tan delicada y que impactaría tanto en el mundo, en la sociedad, en los individuos.
Los primeros días los tomé como unas vacaciones repentinas, así que hice pendientes del hogar. Al mirar las noticias todo empezaba a verse en caos, para el fin de semana las noticias eran que la gente acababa con el papel higiénico, jabón, alcohol, gel y algunos alimentos perecederos de los supermercados, había histeria colectiva.
Todo esto sucedía porque meses antes en Wuhan, China, se había propagado un virus que denominaron “coronavirus”, el cual, en las noticias se decía, se contrajo por comer caldo de murciélago. Ahí comenzó la tragedia, este virus pasó de una persona a otra en países como China, Italia, España y otros, hasta llegar a México. La Organización Mundial de la Salud (OMS) había declarado emergencia sanitaria internacional.
En casa platicamos de la situación, por fortuna contábamos con un poco de alcohol y gel antibacterial, debido a que desde la influenza acostumbramos a usar el gel. No tomamos como prioridad el hecho de correr al supermercado por compras de pánico, debido a que teníamos alimentos suficientes para algunas semanas. Tenemos un conocido que inició la venta de sanitizante y cubrebocas, le compramos producto, pues nos comentó que la situación iba a empeorar.
Para el lunes veintitrés de marzo mandaron un aviso por parte de la escuela, que íbamos a comenzar a trabajar de forma virtual, nos pidieron crear una cuenta en Facebook con el nombre del grupo y de las maestras, al mismo tiempo tener comunicación por Whatsapp con los padres de familia. Al contar con los datos de cada padre o madre de familia se empezaron a subir avisos de la forma de trabajo a partir del siguiente día. Algunos padres de familia comenzaron a participar de las actividades, a comentar, subir vídeos y fotos como evidencias del trabajo que realizaban con sus hijos. De los veinte alumnos del grupo, solo siete eran constantes, los otros trece eran esporádicos y en pocas ocasiones mandaron evidencia de las actividades
Durante la primera semana de trabajo virtual hubo presión por parte de la dirección hacia nosotras; esto es, que debíamos hallar la manera de que los padres de familia participaran y entregaran sus evidencias. Transcurridas un par de semanas esta exigencia cambió, debido a que la dirección se puso en contacto con los padres y se dio cuenta que había familias que no tenían internet, que sólo contaban con un dispositivo electrónico con el cual podían tomar clases en línea. De igual forma al tener hermanos en primaria le daban prioridad a los niveles escolares más avanzados y a los pequeños de preescolar los dejaban fuera de las clases virtuales o actividades.
En otros casos padres de familia tenían que seguir con su vida laboral y se les dificultó estar con sus hijos para realizar actividades o tomar clases en vivo; en otros casos se quedaron sin trabajo, así que la situación se tornó difícil para algunas familias de la Fundación “A favor del niño”.
Desde la práctica docente, me acostumbré al trabajo en línea, de inicio me pareció relajado y tranquilo, mi compañera y yo acordamos horarios, trabajamos así algunas semanas, al presentarse algunas complicaciones familiares para ella me tuve que hacer cargo del trabajo. El horario laboral se volvió extenso, debido a que trabajaba más tiempo en la computadora que cuando era presencial. En ocasiones permanecía la mayor parte del día frente a la computadora, realizando planeaciones, recabando evidencias de las actividades (situación que a la fecha es una constante).
En cuanto al trabajo con los padres logramos adaptar las actividades, hicimos planeaciones se explicó cómo llevar a cabo la actividad y los que tenían la oportunidad de realizar el trabajo lograron captar la forma de efectuar las propuestas, así como entregar fotos o vídeos de lo realizado. Logramos adaptarnos y trabajar a distancia con los padres de familia, mi rutina la mantuve, debido a ello me levantaba temprano, me bañaba, desayunaba y me conectaba para realizar mi trabajo virtual. En las primeras sesiones en vivo me ponía muy nerviosa, sentía que algo iba a salir mal, me fui acostumbrando, así como al uso de la plataforma zoom para este tipo de eventos.
Las noticias en redes sociales, noticieros y de familiares eran alarmantes: “no salir de casa, en caso de salir usar cubrebocas, evitar lugares aglomerados de gente”. Empecé a entrar en pánico, pensar en cómo estaba la situación, me provocó mucho miedo. Se comentó que los síntomas del virus son dolorosos y muy fuertes, me hizo pensar si solo salir al patio de la casa era motivo de contagio.
Personas entrevistadas en las noticias decían que el virus no existe, que solo era un invento del gobierno, escuchar rumores de que todo era una cuestión de política y economía, que eran inventos, me hizo pensar que así era.
De pronto nos dan la noticia de que una compañera estaba contagiada de coronavirus, así como su novio y su roomie. Me dio pánico el comenzar a darme cuenta, que el virus se encontraba más cerca de lo que yo pensaba, pues a la semana nos llegó la noticia del fallecimiento de una amiga muy cercana. Con esta última noticia no queríamos salir de casa, mi mamá entró en terror, pero también era necesario salir por alimentos. Por lo tanto, platicamos que dejaríamos de ver las noticias de tv, en redes sociales también evitaríamos el amarillismo, así como las “fake news” referentes a coronavirus.
En mi familia pensamos en crear un horario para hacer ejercicio, ya que al iniciar enero empecé con un plan de alimentación sana. Logramos adaptarnos a la situación y llevar a cabo nuestras nuevas metas. Así que me armé de fuerza y tuve que reiniciar mis salidas para comprar los alimentos necesarios. El tener contacto con gente externa desconocida me provocaba nerviosismo y ansiedad, cada vez que tocaba algún objeto me ponía gel y si tenía la oportunidad de lavar mis manos lo hacía, al regresar a casa limpiamos cada objeto, paquete, alimento que entraba a la casa (aún lo seguimos haciendo).
Las noticias de gente cercana enferma seguían llegando, tratábamos de estar en calma. De pronto un fin de semana llega mi papá con la noticia de que un compañero de su trabajo fue diagnosticado con coronavirus en casa entramos en pánico, mi papá tomó las medidas necesarias con mayor rigidez, así como cada uno de nosotros, en mi pensamiento entró la idea de que alguno enfermaría.
Me preocupé por mi papá, así que hicimos un té que nos recomendaron. Durante esa semana mi mamá, mi papá, mi hija, y yo tomamos el té. Ya pasaron dos meses y seguimos sanos; los niveles de ansiedad y pánico han disminuido. Seguimos llevando a cabo las medidas necesarias.
Lo que escuchaba o veía de noticias referentes a contagios era que empeoraron, en China todo ya estaba en calma y habían disminuido los contagios, que en Italia y España seguían en aumento, evité en medida de lo posible llenarme de miedo, en ocasiones al salir a la calle me encontraba con lonas que decían “zona de alto riesgo y contagio”. Llegaban noticias de que mi colonia era zona de alto riesgo, amigos decían que en sus colonias se hallaban los mismos avisos. Lo que me hizo pensar en que estos avisos eran un referente para que la gente permaneciera en sus hogares, cosa que solo algunos hacían, pues en las ocasiones que iba al supermercado o al mercado, no se respetaba el uso del cubrebocas.
Durante este tiempo me he dado cuenta, que la población mexicana necesita educación sobre salud, a pesar de que la mayor parte de la población tiene acceso a los programas de tv abierta, no somos capaces de seguir las indicaciones que se nos dan, lo que me lleva reflexionar: las personas no creen en los comunicados de las televisoras o los mismos son ineficientes. Muy poca gente tiene conciencia del cuidado de sí mismos y de su familia en cuestión de salud. Dentro de mi hogar seguimos tomando las medidas necesarias, al ingresar alimentos, productos de limpieza, de higiene personal o cualquier otro elemento que provenga del exterior lo limpiamos y sanitizamos, así como a nosotros mismos, procurando salir sólo a lo indispensable.
Si algún día llegamos a semáforo verde debemos seguir cuidándonos y no bajar la guardia porque sabemos que el virus continuará en el ambiente, mutando y tomando fuerza.
Relato #3
COVID-19 en la casa de mis recuerdos
Es difícil poder expresar todo el remolino de emociones a las que durante estos últimos seis meses o algo más han surgido en el confinamiento, debido al a azote mundial de la pandemia COVID-19 ocasionada por el virus SARS-COV2, aquí quiero hacer un paréntesis una nueva palabra que para el año 2020, significa la sentencia de muerte aunada al miedo para la raza humana, que los medios de comunicación presentan en estadísticas con miles de cifras alarmantes aumentando el temor a morir.
Para describir el inicio del tornado de nuevas vivencias me encontraba en un principio en la Universidad Pedagógica Nacional tomando clases, en un determinado momento ingresó un profesor y sugirió que disfrutáramos de las últimas clases, a lo que sorprendida contesté -pero aún estamos en octavo cuatrimestre- a lo que él respondió –el tiempo pasa rápido y tendrán otras actividades– palabras proféticas.
Unas semanas después el gobierno de la Ciudad de México anunció el confinamiento en casa para evitar la propagación de COVID-19. Cuánta razón tenía el profesor, ahora todo cambiaría, aunque el tiempo no ha pasado tan rápido como quisiera, para encontrar la cura a este mal que nos aqueja. En mi trabajo se nos comunicó que ahora el trabajo tendría que realizarse en casa, utilizando las nuevas tecnologías. Como docente en mi centro de trabajo constantemente se nos mencionaba que deberíamos de usar las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) El conjunto de tecnologías, lo que se convirtió en una realidad. Así que hoy son la base de una comunicación eficaz y eficiente que develan el conocimiento.
Si en los últimos 50 años los medios de comunicación a través de la tecnología evolucionaron rápidamente, en unos cuantos meses el uso de la tecnología a través de Internet, de los nuevos dispositivos y de las diferentes plataformas y softwares disponibles superan las predicciones del futuro, y fuimos obligados por una necesidad a utilizarlos para realizar muchas de las actividades cotidianas, por ejemplo, hacer compras, trabajar, estudiar, etc. Un avance de la nueva sociedad, no solo crear la tecnología como algo teórico sino ponerse en práctica.
Y aquí en uno de tantos hogares de la Ciudad de México me encuentro con una realidad, el tener que dar clases de forma virtual, estudiar la nuevas plataformas para que los alumnos no perdieran el ciclo escolar y pudieran salvar el cuatrimestre de la universidad con la esperanza de que en un par de meses todo regresará a la normalidad de una rutina de estrés, de ir aprisa, pero pasan los meses y no se termina sino que se reafirma se vuelve como lo llaman una nueva normalidad, y eso genera desequilibrio, lo normal en el uso de la tecnología o el de quedarse en casa, acaso en las nuevas medidas de limpieza, tal vez un conjunto de varias actividades. El poder estar en casa calmó esa ansiedad de correr para alcanzar transporte y llegar a tiempo a trabajar, o ir al súper por la tarde, preparar la clase para el día siguiente, el realizar la planeación. Las condiciones cambiaron, la compra de la despensa se realiza una vez a la semana, puedo desayunar, comer, cenar, en casa con mi familia.
Disponerme a dar clases y como ahora se dice “a conectarse con los alumnos”, presentar la clase más activa, dinámica que me permita interactuar con los niños que no solo sea yo el emisor y ellos los receptores, dar prioridad a su estado de ánimo, porque los hábitos son diferentes en la enseñanza-aprendizaje una muestra interesante surge en lo cognitivo/afectivo que se maneja en lo colectivo escolar y en la convivencia, un nuevo enfoque en la relación estrecha que ahora hay en el hogar, no solo como un apoyo, para algunas familias una presencia que antes no existía. Me entusiasma que el niño pueda lograr una buena síntesis y aplicación de lo observado y llevado a la vida diaria. El equilibrio emocional, la proyección y aplicación de los aprendizajes a la vida y que en un futuro espero no sea muy lejano a otros contextos, como el elemento culminante de un buen aprendizaje.
Cambiar la dinámica del día a día no fue fácil, sin embargo, me dio otra perspectiva para disfrutar de la vida, el poder recordar lo maravillosa y sabia es la naturaleza, el clima cambió, por las noches se puede ver la luna y las estrellas, debido a que el cielo está más despejado y me recuerda a mi infancia, en el cielo se podía ver parvadas de aves y no el ruidoso avión. Incluso la lluvia hace que el pasto, las plantas crezcan más rápido. El agua del aguacero la recolectó en una jícara, que utilizó como alimento especial para que florezcan las plantas.
El pequeño jardín de la casa floreció, evocando a mi padre que lo cuidaba, tenía un pequeño ciruelo que daba más de 100 frutos, y más árboles frutales que siempre estaban con flores y frutos, también tenía rosas de diferentes colores, hortensias, malvones y otras flores de ornato que no recuerdo su nombre pero que su belleza está en mi mente. Hoy en casa me doy un tiempo para regar ese jardín, y descubrir que el manzano floreció y se llenó de frutos, hace 5 años que no sucedía, el paisaje de ese jardín ha cambiado. Algunas tardes riego las plantas, planto unas y trasplantó otras, ahora en una esquina hay una noche buena de dos metros y en otra una pequeña que planté hace dos años, sus flores son pequeñas, también hay un ave de paraíso, aunque su apariencia no sea la misma, es igualmente hermosa, ahora tiene mi presencia.
Si estoy en el jardín escucho cantar a los diferentes pájaros que lo visitan, a los gorriones pecho amarillo, algún canario, o los pájaros de pecho rojo, que tienen ese color por la mezcla con un cardenal que se escapó de alguna jaula y los pájaros silvestres. Cuando era pequeña en la casa donde vivía, en los meses de mayo y junio aparecían los nidos de las golondrinas, las que todas las mañanas cantaban de alegría. También hay colibríes y además aparecen mariposas. Dando las seis de la tarde como reloj preciso las aves cantan anunciando que es hora de retirarse a sus nidos y yo digo que adormir.
El confinamiento, inquieta al hombre. Un día escuché en la radio que cuando surge la ansiedad o ronda la depresión en el ser humano, una terapia es generar vida, y esa nueva vida está en la naturaleza, por eso experimenté con una maceta olvidada que tenía sembrada la planta llamada cuna de Moisés, ahora tengo como diez plantas de esa especie, varias plantas de anturio, rojos, rosas, blancos y unos de color matizado, dos nuevas adquisiciones una violeta y una orquídea que estoy cuidando para que se aclimate y pueda florear.
Estar en el hogar, me ha hecho cocinar, recordar la receta de mi madre del panque de naranja que nos hacía cuando éramos pequeños y que trató nuevamente de reproducir, intento decorar los pasteles que realizó para los cumpleaños que se han presentado durante esta pandemia. Así mismo he aprendido a preparar con harina masa para hacer tortillas las cuales las hago diariamente, y realizar nuevas recetas. He podido terminar el suéter que empecé hace como cinco años, el diseño y el tipo de estambre ha cambiado, he hecho otros dos y tengo en proceso otro. He bordado un par de servilletas que les he tejido la orilla, una de ellas la realicé con punto de cruz y deshilado y tengo una que estoy realizando en puro deshilado.
El estar en casa me ha permitido terminar mi proyecto de intervención docente, en la noche cuando es hora de dormir, parece que para mí es hora de estudiar, de escribir, de investigar, de dejar que el corazón y la razón actúen. Alguna vez escuché decir a un escritor que para hacerlo no hay que sentarse a esperar a que aparezcan las musas, sino que hay que obligarlas a que aparezcan, llamándolas diariamente. El estar en casa me ha obligado a estudiar, a recordar y querer investigar por ejemplo la paquetería de Excel que es un programador y que con los avances ahora está dotado de mejores herramientas, o mejores buscadores que permitan seleccionar la información, buscar libros y poderlos descargar para que den solución a mis cuestionamientos.
El confinamiento, me hizo abrir nuevos panoramas buenos y malos, porque no puedo decir que todo es rosa, hay momentos de angustia, de ansiedad, de preguntas, de reclamos, de llanto que son necesarios para darles vuelta a la página y sonreír a los nuevos acontecimientos, mientras seguimos viviendo. Siempre he considerado que la vida te da varias posibilidades para solucionar los problemas, pero hay que estar vigilantes para verlos pasar y apropiarse de ello.
COVID
Cambiar parece ser la nueva forma de seguir
Organizar de manera diferente mi sentir
Vivir más allá de la muerte del ser
Identificar al sueño de volar
Día a día surge la quietud del ir y venir
Cambia como remolino se envuelve en la calma
Ocaso preferido de la muerte que persigue el alma
Vida que apenas se asoma y en la quietud se empalma
Ímpetu que impacta con la oscuridad
De aquí para allá remolca el corazón a la orfandad
Relato #4
¿Por qué no podemos salir?
¿Coronavirus? ¿Quién es?
Durante los últimos meses hemos sido parte de la historia, estamos viviendo una pandemia que nos está transformando, nuestra vida ha cambiado y el día de hoy por fin logramos comunicarnos con el “personaje” más famoso del año 2020, con ustedes ¡Coronavirus!
-¡Hola!
Mi nombre es SARS-Cov-2 y vengo de Wuhan, China, mis amigos también me llaman COVID-19 y por supuesto Coronavirus, sí, por la corona que uso ya que evidentemente soy el rey de una gran familia de virus, que todos conocen porque son los causantes de una de las enfermedades más comunes como el resfriado, la familia SARS (Severe Acute Respiratory Syndrome).
Efectivamente, mi familia es muy común en el mundo y al menos yo creía que se llevaban bien y sabían vivir juntos, es por esto que decidí que yo también quería, ¡recorrer el mundo!
De tal manera que, en diciembre de 2019 salí a recorrer la tierra poco a poco y me llevé una gran sorpresa, ¡el planeta no estaba preparado para mí!
Durante 10 meses aproximadamente he explicado y me ha sorprendido la reacción de todos los habitantes del universo.
He sido culpable de alterarlo todo, pero nadie ha pensado en mí y en cómo lo he vivido.
Es verdad que al ser un virus es importante que los seres humanos tengan cuidado, se protejan si no quieren enfermar y por supuesto teniendo en cuenta mi parentesco y que soy el rey, la protección era mayor, pese a que para toda mi familia es buena idea usar cubrebocas, ya que de esta manera evitan contagiarse o que nosotros, ¡queramos quedarnos a vivir en ustedes!, cosa que no les haría bien. Pero todo esto era sólo algo que yo creía porque la realidad era otra, mi familia ha recorrido el mundo, pero los seres humanos no nos conocen, no saben vivir con nosotros, no les interesa enfermarse ni cuidarse.
De hecho, pude observar el poco amor y respeto del medio ambiente, no les interesa si enferman o estar en peligro, tampoco cuidar el proteger su hogar, su cuerpo.
He podido observar el cambio climático, como han desaparecido animales porque ya no tienen comida o un hogar ya que talan árboles, los bosques y selvas están desapareciendo.
La convivencia ya casi no existe, todo lo hacen a través de una pequeña cajita, es decir, el celular y la computadora, el internet es el centro de todo, pero no lo utilizan para bien.
Con mi llegada el uso de la tecnología creció, pero hizo notar que, aunque viven a través de internet no saben utilizarlo adecuadamente, no aprovechan este recurso y el trabajo ha crecido, precisamente porque, ¡llegué de sorpresa!
Pero no todo ha sido malo, el que permanezcan en sus casas es para evitar contagios y que yo me quede para siempre en un lugar, lo que provocaría que toda la gente enfermara y como su cuerpo y defensas no me conocen ni saben cómo vivir conmigo, desafortunadamente morirían y por supuesto yo no quiero eso, yo solo quiero conocer y recorrer el mundo y las maravillas y naturaleza que aún existen antes de que éstas desaparezcan.
Como estaba diciendo, pese a que he sido culpado de todo, creo que es una responsabilidad conjunta, en donde los seres humanos no saben cómo prevenir y cuidar de ellos, su salud parece no interesarles ya que se mostró que gran cantidad de la población no come bien, no toman agua, ni hacen ejercicio, ni duermen lo que necesitan, guardan sus emociones y no tienen comunicación ni se relacionan entre sí.
Es por esto que es una gran enseñanza de la que se pueden aprovechar las áreas de oportunidad, se puede mejorar y el tiempo en el que ahora están en casa se tiene tiempo para hacer más actividades, cumplir sus sueños, comenzar a leer ese libro que siempre quisieron, jugar, aprender a tocar un nuevo instrumento, un nuevo idioma o simplemente darse unos minutos para descansar, para ver una película o una serie porque el mundo no se detiene, pese a que yo esté en este viaje la vida sigue para el resto del mundo y la humanidad sigue viviendo, estudiando y trabajando.
Se ha hablado en exceso de lo negativo, se ha inculcado miedo, pero sobretodo eso, se debe dar información, brindar herramientas para actuar, prevenir y solucionar. No todo es malo, pero es importante saber que dentro de todo lo negativo también existen cosas positivas y podemos actuar y transformar para bien.
Agradezco la oportunidad que me dieron para poder expresarme y también dar mi punto de vista y sentir, no soy malo, solo quiero existir, vivir y la única manera es coexistiendo con todos los habitantes de la tierra.
El mundo cambia y está en constante transformación y crecimiento.
Relato #5
El planeta Tierra y Covid19
Esto que estamos viviendo ahora
es el precio que estamos pagando
por la contaminación indiscriminada del hombre,
por la manipulación irresponsable del conocimiento
que se adquiere a través de la tecnología
para hacer mal uso de los genes jugar con ello,
sí, manipular la vida.
Donde derrotar al otro con ventajas biológicas
se convierte en una violación masiva a los derechos,
las ganancias y la codicia se apropian del poder
mientras nosotros estamos amenazados para
no poder progresar pues estamos en crisis mundial,
perdemos la salud y la vida sin importar la condición social,
económico y cultural, fragmentar esferas, acabar con ellas
trae como consecuencia hacinamiento,
soledad, tristeza, angustia, incertidumbre día a día.
El planeta Tierra vuelve a respirar,
el hombre dejó de invadir cada lugar,
ríos, montañas, bosques, manglares tienen habitantes
una vez más, regresan aquellos que fueron expulsados por la impunidad.
Se reducen los espacios,
se reducen los tiempos,
se reducen la vida misma al andar.
Covid llegó para darnos un tiempo para meditar,
hacer conciencia que estamos haciendo mal,
valoremos los seres humanos y no humanos para
seguir y existir por dos mil años sin parar,
La huella humana debemos de erradicar con acciones
de sensibilización y empatía, actuar ya
acciones en la cotidianidad se tendrán que modificar
pues, planeta Tierra solo hay uno, no tenemos más.
Relato #6
COVID-19 desde el interior
El devastador virus, ya esperado, finalmente invadió la ciudad. Llegó con la promesa mortal de salir a nuestro confiado encuentro, plan derrocado por la estrategia del confinamiento. Ahí empezó mi historia, que transitó de la plenitud al vacío, de la felicidad a la infinita tristeza y del miedo al terror.
El inicio fue fácil. En familia y armados de cordura nos encapsulamos en nuestro escondido refugio, del que pensábamos saldríamos, victoriosos un par de meses después. Nos rodeaba un muro de piedra, cerrojos de hierro y maderas gruesas, materiales que formarían frontera entre el peligroso exterior y nuestro apacible interior. Las magistrales y privilegiadas precauciones desafiaban el contagio, aun cuando el amplio mundo exterior en un mar de penas se las arreglaba con mucho esfuerzo.
Pronto me di cuenta, que la trinchera impuesta contra el amenazante exterior se veía superado por el frenesí interior de cada uno de nosotros. El mundo virtual nos agobiaba a cada uno, situación que provocaba mundos individuales en un mismo espacio, haciendo rechinar los ya incómodos engranes de la familia. Varias tácticas de convivencia se ejercieron, la meditación, el ejercicio físico, la jardinería, el momento del juego de mesa, la cocina y comer juntos. Nuestras personalidades afloraron, nuestro lado hermoso y nuestras histerias bailaron intentando balancearse en una sinfonía común. Aprendimos a vivir en el caos del interior. Fuera, el virus seguía causando estragos, cada vez más cerca.
Ocurrió que los meses de confinamiento propuestos no serían suficientes para el control de la pandemia. Llegó un cumpleaños, luego otro con un frustrado intento de festejo. A partir de esto, nuestro hogar se torna fastidioso, intolerable y amenazador. El virus funcionó, sin siquiera desgarrar nuestras células. Mi niña sintió ahogarse en un odio que traía allí guardado, desde no sé cuánto tiempo y con un apurado salto liberó su cuerpo de la muralla que la reprimía. Voló al vacío, a la nada, a la violencia, al eterno presente y se esfumó repentinamente.
Creí encontrarla en el ciberespacio, con la ilusión de verla de nuevo. Su imagen, su pensamiento ahora eran una realidad virtual, una realidad vacía que fui llenando con desesperado dolor y tristeza. Me aferré a lo único que me dejó, los recuerdos que de ella tenía y que terminarían en sus días previos a sus veinte años.
Al interior de nuestro confinamiento, los cotidianos encantos se perturbaron, desencadenaron lluvias y tormentas que oprimieron, enfrentaron y apagaron nuestros corazones. La pandemia y la ausencia transcurrieron en paralelo. En el exterior, los estragos de la terrible enfermedad cada vez se manifestaban en círculos más cercanos, muchas vidas se apagaron. Y lloré por los enfermos y por los que partieron.
La segunda ola llegó con las consecuencias del confinamiento, la emergencia económica; aunque para nosotros el sostén de la familia, privilegiado, depende de un salario con obligaciones atendidas en línea. Pero seguía siendo prioridad mi niña a la deriva. Esperanzas y desilusiones me acompañaron en una constante súplica para que ella acariciara el fondo, mismo que cada vez era más profundo, violento y perturbador. Parecía imposible lo que nos sucedía, ninguna narración a alguien que se atreviera a preguntar un poco más allá del ¿cómo estás? era creíble. Cuando pensé que ya mi hija estaba perdida, cuando ya no podía suceder nada peor, una llamada me mostró que faltaba lo más terrible. La apuesta apuntaba al canje de mi vida, la de mi esposo y la de mis dos hijos, a cambio de la de ella.
Y aprendí a orar y a pedir perdón por preferir la vida de los míos y no la de ella. Entendí que la vida es un instante hecha de momentos fugaces y que con un soplo se apaga. Y así llegó la violencia. Entró con el terror de las balas que penetraron por la puerta de mi casa. Las pesadillas de la muerte de los míos y la mía misma me mantenían en un grito. Mis hijos, por seguridad, se fueron. Las denuncias fueron levantadas más nunca atendidas. La realidad se había pervertido en la dimensión tóxica de la adicción y se había confundido con el cómodo mundo inexistente virtual, ajeno a las verdaderas alegrías y al dolor. Si hubiera una emergencia económica, qué más fácil que arrancar el dinero con el miedo a la sangre.
Y aprendía a odiar y a desear la muerte, aunque fuera por el temido virus. Mi familia se rompió, mis niños, mi niña, siguieron su camino, afuera, conviviendo con la epidemia, que no los ha matado pero que brinda lugar ahora más seguro que adentro, el interior del hogar, ahora destrozado, exasperado.
Intento abrir ventanas con la ilusión de que la tragedia escape y de que mi espíritu descanse en el ser docente, vaciando esperanza en otros que ya no son mis hijos, en la generación aún no pensada, que hará posible la existencia en paz, más allá de la enfermedad, de un ser humano renovado desde su interior y que piense en el futuro, en una vida que aplaste este sistema económico que compra monstruos detenidos y encarnados, feroces y despiadados.
Ni esta historia, ni la de la pandemia de COVID, ha llegado a su final, final que espero se lleve la pesadilla del vacío, la tristeza y el terror.
Relato #7
RELATOS COVID19, Bienvenido Siglo XXI
Parte I
La previa
Desde finales del siglo pasado, durante los últimos 15 años se decía en los medios universitarios “hay que crear carreras y profesiones que seguramente van a impactar y predominar en el mercado laboral”. Específicamente se señalaban las áreas de la Informática, la Ingeniería Genética, la Biotecnología y la Cuestión Ambiental, en cierta medida algunas universidades mexicanas se pusieron las pilas enfocándose en ello.
Durante la primera década del siglo XXI, ha habido algunos eventos importantes, pero podemos destacar la presencia de nuevas enfermedades causadas por microorganismos, principalmente los virus, recuerdo que en el año 2009 se nos apareció el virus de la Influenza (bueno ya existían varios) llamado AH1N1 que causó las primeras pandemias de este siglo, provocando las primeras alertas de lo que vendría más adelante.
También llegó el virus del Ébola que fue descubierto en 1976 pero entre 2014 y 2016 causó estragos a nivel mundial poniendo a temblar a muchos países.
Parte II
El innombrable año 2020.
Ahora ubiquémonos en el momento actual, año 2020, inicio de la segunda década del siglo XXI; se dijo a finales del año 2019 algo para empezar a preocuparnos, que en la ciudad de Wuhan, China, había surgido un nuevo virus denominado SARS CoV2 causante de la enfermedad COVID 19, dejando entrever que aparentemente todo estaba controlado; sin embargo, a inicios del 2020 se dio el aviso de varios casos en diversos países del mundo, destacándose que había que impulsar medidas sanitarias sencillas, pero muy importantes para evitar su propagación, a pesar de ello se multiplicaron los casos, hasta que apareció en escena Tedros Adhanom Ghebreyesus Secretario General de la Organización Mundial de la Salud OMS (WHO) por un periodo de 5 años ( de 2017 a 2022), dicha organización cuenta con 194 miembros y 2 miembros asociados. Dicho personaje hizo el anuncio de que se trataba de una pandemia a nivel mundial desprendiéndose que lo mejor era estar en casa, aislados y sin contacto exterior.
En muchos países se hizo de manera persuasiva, sugerida y hasta obligada, en ciertos casos apoyados con los equipos de seguridad oficiales.
Parte III
Las preguntas sin respuesta
De aquí vinieron muchas interrogantes;
¿qué vamos a hacer?
¿qué pasará con el trabajo?
¿Cómo conseguir comida?
¿qué pasará con las escuelas?
¿qué hay con la familia?
¿Qué política sanitaria se implementará?
¿incrementará la violencia intrafamiliar?
¿los delincuentes abusaron más?
¿las cifras oficiales de casos serán creíbles?
¿A quién le hago caso?
Y muchas más que todavía están por venir…
Parte IV
Las mentiras populares y otras cosas (mitomanías)
Otros detalles que llaman mi atención acerca de lo que se dice en diferentes sectores de la sociedad son de los más increíbles, pues van desde:
“decir, que el virus no existe”
“que es invento del Gobierno”
“que solamente, se da en las personas grandes”
“a mí no me pasa nada”
“que el virus se cura con miel y otros menjurjes”
Hasta:
“lo que ha afectado al sector salud”
“el desconocimiento para tratar los casos”
“el ver personajes importantes que se contagian o dan positivo y a los pocos días aparecen como si nada hubiera pasado”
“el cinismo de algunos personajes públicos para declararse positivos al COVID19”
“que se inventó en un laboratorio”
Por supuesto que lo mencionado anteriormente se dice sin ningún argumento, solamente el correr de la vox populi. Lo que sí queda claro es que para el 191020, según la Universidad Johns Hopkins, había 40 000 000 millones de casos confirmados y más de 1 000 000 de muertos en el mundo.
Parte V
El intento burdo dizque de cambio de modelo educativo.
Un sector que me interesa es el educativo; en nuestro país, México, desde el mes de marzo de 2020 se avisó que las clases se suspendían en todos los niveles educativos, la institución denominada “escuela” cerró sus puertas, creyéndose que al poco tiempo abriría y se cumplirían con los programas escolares; sin embargo, siguió cerrada y se concluyeron algunos periodos escolares dependiendo de la institución fueron anuales, semestrales, cuatrimestrales, trimestrales, etcétera, permaneció la contingencia sanitaria, aun así llegaron e iniciaron los nuevos ciclos escolares 2020-2021.
Cabe destacar, que el cierre escolar anterior fue trabajado en línea y a distancia con toda la buena disposición de los profesores, sin la formación ni la capacitación en esta nueva modalidad, con escaso o nulo apoyo institucional, sin olvidar que los recursos fueron proporcionados por los propios maestros. Sin embargo, no solamente es cambiar de modelo, primero hay que prepararse y esto no se hizo, se continuó dejando en manos de los docentes la operatividad, por ejemplo, nuestra institución demostró su falta de sensibilidad al no permitir que los equipos de cómputo que están bajo resguardo de los docentes fueran llevados a sus casas, en algunos casos se dejaron equipos portátiles personales y para recogerlos se tuvo que demostrar su propiedad, imagínense.
La contingencia sigue y seguirá, no sabemos por cuánto tiempo, pero seguirá…
Parte VI
El sufrir de los maestros.
Es increíble cómo desde el escritorio se pueden decidir las políticas educativas de un país, está claro que las condiciones presentadas lo ameritaban, pero aventarse al ruedo sin considerar a todos los actores, eso sí deja mucho que desear, más si se toma en cuenta que abarcó desde el nivel preescolar hasta el posgrado.
Transitar de un modelo educativo tradicional presencial a un modelo educativo en línea, a distancia, virtual o cómo se le quiera denominar, no es fácil. Quién haya tenido la oportunidad de haber trabajado como Tutor o profesor en línea sabe perfectamente que el trabajo se multiplica.
Además, si reconocemos que se trabaja con una plataforma Moodle, en el mejor de los casos, de ello a andar experimentando con diferentes aplicaciones tampoco es fácil, si a lo anterior le sumamos la edad de los maestros desde el punto de vista generacional las cosas se complican enormemente.
Otro aspecto que se presenta está relacionado con el horario de trabajo se pierde la noción del tiempo y ahora se tiene que estar disponible 24/7 o sea en cualquier momento para atender a los alumnos y otros requerimientos, o después de terminar de impartir las clases, también hay que revisar trabajos, tareas y lo que se les haya encomendado a los alumnos.
Parte VII
El lado oscuro de la educación
Durante este periodo de contingencia sanitaria, al menos en nuestro país México, en los diferentes medios de comunicación han aparecido notas acerca del papel de los maestros en esta nueva tarea de enseñar en otros espacios denominados virtuales.
En algunos casos, felicitando a los maestros por su creatividad, pero en la mayoría de ellos denostando la actividad docente, replicando algunos videos donde un buen número de maestros nos muestran su lado oscuro yendo desde la burla, el bullying, hasta el acoso sexual reflejando el lado oscuro de la educación, ése que vemos en las aulas presenciales, pero luego lo negamos. Pero ahora el aula virtual se convirtió en la Santa Inquisición del siglo XXI para juzgar y condenar a cualquiera porque se ha publicado en las Redes Sociales sin aclaración alguna o escuchar la réplica de los involucrados.
Parte VIII
La casa se convirtió en escuela
Si para las personas que estaban acostumbradas a trabajar en una oficina, llámense burócratas, empleados de empresas privadas, ahora con la cuarentena, nueva normalidad, contingencia sanitaria, encierro en casa o cómo se le quiera llamar, han tenido que trasladar su trabajo a su casa y actualmente se le denomina el “home office”, en nuestro entender la oficina en casa o bien laborar desde la casa se convirtió en un cambio radical con múltiples desventajas para el empleado.
En cambio, para los maestros desde el nivel preescolar hasta el posgrado se decidió por parte de las autoridades educativas trasladar el aula presencial como aula virtual a la casa. Sin considerar el sinfín de situaciones que se presentan al momento de aplicar el “home office”.
Tal vez a muchos maestros no les cayó el 20 y siguieron, y siguen trabajando como si solamente hubieran cambiado de lugar, pero no ha sido así, para la gran mayoría ha significado proveer todos sus recursos posibles y más cuando no se tenía ninguno, por ejemplo, la compra de una computadora, bien sea de escritorio o Laptop, contratar servicio de Internet, compra de paquetería para la computadora, pagar suscripciones a aplicaciones para poder trabajar en aulas virtuales, audífonos, en algunos casos escritorios, entre otras cosas, vino a afectar su economía personal y familiar al dar prioridades a otras cosas.
Finalmente, destinar un espacio de la casa para poder impartir su clase, aquí se hace un alto y -nos preguntamos acerca de las condiciones tanto de maestros como de estudiantes y del sector administrativo para poder llevar a cabo esta actividad- cosas no previstas por la autoridad educativa, ahora imagínense que en las familias mexicanas existe demasiada desigualdad; viéndose que algunos sí pudieron adaptarse en la propia casa pero en los casos más extremos o desfavorecidos se tuvo que salir a la calle a conseguir o no conectividad en las señales públicas.
O bien, se presentan escenarios donde toda la familia tiene que estar conectada al mismo tiempo ya sea como estudiante, educadora, administrativo y/o académico o profesor, la casa se transformó y se convirtió en un caos.
Parte IX
El pueblo permaneció en la lista negra.
Cuando la autoridad política ejecuta las instrucciones de la autoridad sanitaria para intentar llevar un mejor control de la pandemia a nivel estatal, una de las tareas fue publicar semanalmente una LISTA NEGRA que contiene las colonias, barrios, pueblos, unidades habitacionales de las alcaldías de la CDMX que presentan el mayor número de casos positivos de COVID19, resultando muy triste que tu pueblo solamente en una o dos ocasiones estuviera fuera de esa lista.
Aquí, podríamos deducir una serie de factores que provocan la actitud de la gente en este sentido, pero creemos que lo más prudente sería preguntarle a la gente a través de cuestionarios cortos, entrevistas breves, o directamente cuestionando a las personas para tener ideas más claras y directas acerca de lo que piensan y por qué sucede esto según sus puntos de vista.
Parte X
El mañana incierto
Lo que sí me queda claro, es que el futuro no es nada claro, la vida cambió totalmente, no sé si será para bien o para mal, pero debemos aprovechar esta oportunidad para replantear lo que queremos en lo individual, familiar, social, como comunidad, como pueblo, como nación, o en el mejor de los casos, en el nivel planetario.
Tenemos que seguir atentos a lo que nos digan las autoridades de salud, partiendo desde la OMS hasta el médico familiar, si se tiene.
Hacer caso en cuanto al comportamiento que debemos seguir y cómo conducirnos, a su vez darnos cuenta, que estamos en un nuevo siglo donde las sorpresas continuarán, esperamos también que logremos tener más oportunidades de sobrevivencia y sobre todo para no morir de hambre de que la economía mejore…
A manera de reflexión
Cada uno vislumbra desde su realidad los estragos que el también llamado SARS-CoV-2 ha dejado en su vida, a partir de ahora representa un precedente mundial y forma parte de la historia del ser humano. Reconocernos como parte de la naturaleza, que en una constante experimenta cambios, que se adapta y sigue adelante nos permitirá entender, aceptar y reinventar nuestra vida.
Siendo así que para nuestro equipo de investigación nos encontramos en un momento decisivo para continuar con la meta que nos habíamos propuesto y con la firme intención de participar en varios foros, así como consolidar las líneas de investigación que hemos iniciado.
Por aquí les dejamos una probadita de lo que fuimos capaces de hacer y sentir ante los cambios inesperados en nuestras vidas y en el trabajo del proyecto.
Integrantes del equipo de este proyecto de investigación de la UNIDAD UPN 097 CDMX Sur
Autores de los relatos:
Aída Sandoval Montaño
Aide Peña Fragoso
Angelica María Valverde Sanvicente
Erika Natalia Valdez Sánchez
Jazmín Hernández García
Marian Crisol Valverde Sanvicente
Francisco Alvarado Pérez
Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx