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Año: 2022 Mes: MAYO-AGOSTO Número: 93
Sección: INVESTIGACIÓN Apartado: Gestión Educativa
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“EL VALOR DE EDUCAR” Y “ÉTICA PARA AMADOR” UN ENSAYO SOBRE LAS OBRAS DE FERNANDO SAVATER
GONZÁLEZ MENDOZA MARÍA FERNANDA, LOZADA PÉREZ FRIDA AMAIRANI

Introducción:

Conocer de escritores, de personas interesadas en la educación es grato ver la opinión de Fernando Savater, un escritor que terminó enfocándose e interesándose en la educación, pero, así como todo tiene un por qué, Savater tiene propias razones. Un claro ejemplo podemos encontrarlo en las páginas de su obra “El valor de educar”, un libro bastante interesante que logra captar y atrapar nuestra atención de principio a fin, y más aún cuando uno mismo comparte ese gusto por la educación. En esta obra desde un inicio hace referencia a que es dedicada a una maestra (su madre principalmente), pero también es dedicado a todos los maestros y maestras que existen y que buscan un cambio benéfico en la educación, ya que él considera que los maestros son subestimados y que no se les da el reconocimiento que se debe. Esta dedicatoria y motivación es la razón por la que su libro nos resulta ameno, porque a través de sus páginas nos podemos dar cuenta de que muchos seres humanos compartimos su punto de vista al respecto, pero también existe quien no concuerda con su postura y también es válido. Para poder comprender a Savater es necesario que exploremos las páginas de sus obras con la disposición de tener una mente abierta.

Savater, entre sus páginas en el libro El valor de educar, menciona que desde hace tiempo y en la actualidad la escuela es señalada como correctora para vicios e insuficiencias culturales, también como que es ahí en donde se comienzan a inculcar los valores; pero también, es señalada como que es ahí donde se da la decadencia de la lectura o se transmiten ideas más liberales. Prácticamente la sociedad culpa a la escuela de todo lo malo que ocurre en la educación del país, pero no son conscientes de que la educación comienza en el hogar, es ahí donde se nos deben inculcar los primeros valores. Savater en “Ética para Amador”, menciona que le parece repugnante que haya una asignatura llamada “Ética”, porque eso mismo impulsa a que la gente piense que la escuela es la encargada de enseñar buenos valores y educación, también, que los profesores son los encargados de llevar a cabo esa primera enseñanza.

 

 I.

¿Cómo piensa Fernando Savater?

 

Muchas personas piensan que ser maestro es sinónimo de fracaso, pero si lo reflexionamos, es muy irónico que exista este pensamiento, porque muchas de esas personas llevan a sus hijos a la escuela a que los maestros les enseñen, los culpan y piensan que son maestros porque no pudieron o no eran capaces de llevar a cabo un aprendizaje y una profesión más difícil y que sólo aspiraron a eso, pero no se dan cuenta de que el hecho de que muchos padres les dejen a completo cargo la educación de sus hijos o parte de ella, también resulta una tarea muy compleja y que requiere de habilidades con mucho profesionalismo. Incluso si lo vemos desde una perspectiva política, para formar a los ciudadanos es necesario el trabajo previo de un maestro porque servirá de guía en muchos procesos y etapas de un ser humano.

En el campo educativo, menciona Savater (2010), Poco se habrá avanzado mientras la enseñanza básica no sea prioritaria en inversión de recursos, en atención institucional y también como el centro de interés público.

En su obra Ética para Amador, Fernando Savater nos dice que su libro no es un manual sobre ética, es un libro que escribe a su hijo. Aquí él hace mucho énfasis en el tema de la libertad y el objetivo de este libro claramente es estimular el desarrollo de librepensadores.  Savater nos habla de muchas de sus opiniones que tiene en cuento a la educación (en general), por ejemplo, un punto que él expresó mediante este libro y con el que estamos de acuerdo es que si tratas a una persona como si fuera tonta o como si no lograra comprender fácilmente, puede creer que realmente lo es y, por tanto, puede llegar a serlo.

¿De qué va la ética? Hay cosas que por voluntad podemos aprenderlas o no, porque somos libres y capaces de poder elegir. Nadie sabe y ni puede saberlo todo, por eso es importante que reconozcamos y aceptemos con humildad lo mucho que sabemos y lo mucho que ignoramos.

Refiere Savater (2010), Se puede vivir de muchos modos, pero hay modos que no nos dejan vivir.

También, hay cosas que tenemos que saberlas por necesidad, porque son indispensables para nuestra vida, por ejemplo, que si dejamos de respirar morimos o que si comemos algo con veneno también provoca la muerte. Son cosas que pueden parecer pequeñeces, pero es indispensable saberlas.

Somos capaces de elegir porque bien sabemos que hay cosas que nos convienen y cosas que no. ¿Cómo sabemos qué es lo que nos conviene y qué es lo que no?  Hay alimentos, comportamientos y actitudes que no nos convienen si queremos seguir viviendo. Normalmente, a lo que nos conviene lo etiquetamos como bueno y lo que no nos conviene lo llamamos malo. Por lo tanto, saber lo que nos conviene y lo que no, es saber distinguir entre lo bueno y lo malo. Pero a veces algo puede parecer un arma de dos filos, por ejemplo, el fuego puede calentarnos, pero también quemarnos, o el agua puede quitarnos la sed, pero también podemos ahogarnos.

En Savater surgió una obsesión por la importancia de la formación en los primeros años. Freud decía que había tres tareas imposibles: educar, gobernar y psicoanalizar; pero Savater concluye que de todos los empeños humanos la educación es el más humano y humanizador de todos, y que, aunque psicoanalizar para Freud fuera como un imposible, no impidió que llevara a cabo su tarea de psicoanálisis. Según Savater (2010), Es preciso convencer a los políticos de que sin una buena oferta escolar nunca lograrán el apoyo de los votantes.

Cada uno tiene sus propias opiniones y perspectivas sobre las cosas, aunque en muchas ocasiones éstas son muy diferentes. Unos dicen que uno debe vivir para los demás, otros dicen que los demás deben vivir para uno. Unos dicen que ganar dinero es lo único que cuenta, otros dicen que el dinero sin tener salud, amor, tiempo libertad y serenidad, no vale nada. En lo único que todos estamos de acuerdo es que no estamos de acuerdo con todos.

Todos somos educados en ciertas tradiciones, hábitos, formas de comportamiento, leyendas, etc.  En cualquier educación, por mala que sea, hay los suficientes aspectos positivos como para despertar en quien la ha recibido el deseo de hacerlo mejor con aquellos de los que luego será responsable (Savater, 2010).

 II.

 ¿Por qué se debe educar?

 

Cuando las preguntas son muchas y complejas, es preciso acudir a la filosofía. En El valor de educar, Savater responde a su preocupación por la crisis actual de la educación. El tema de la educación casi nunca se menciona como un asunto principal en una conversación. La educación es muy valiosa, un acto de coraje, un paso al frente de la valentía humana.

Fernando Savater considera el optimismo como algo fundamental en la educación, de hecho, todas sus obras son tachadas y consideradas como obras optimistas.  A los educadores no les queda más remedio que ser optimistas porque la enseñanza presupone el optimismo, quien sienta repugnancia ante el optimismo, que deje la enseñanza y que no pretenda pensar en qué consiste la educación. Educar es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad de aprender y el deseo de saber.

Los hombres podemos mejorarnos unos a otros por medio del conocimiento. El optimismo es esencial para estudiar la educación y especialmente para poder ejercerla (Savater, 2010).

      Ya con una concientización previa de que somos capaces de saber lo que nos conviene y lo que no, y también tomando en cuenta que somos seres libres, Savater nos menciona que siempre podemos optar finalmente por algo que no esté en el programa, podemos decir «sí» o «no», quiero o no quiero. Tenemos que tomar siempre en cuenta que nunca tenemos un solo camino a seguir, sino varios.

      También, es importante aclarar que sí, somos libres, pero no somos libres de elegir lo que nos pasa, no podemos elegir cuándo nacer, no podemos escoger a nuestros padres, ni tampoco podemos escoger el clima, pero sí somos libres de decidir cómo actuar y enfrentar lo que nos pasa.

No es lo mismo libertad que omnipotencia. Libertar es elegir dentro de lo posible, omnipotencia es conseguir siempre lo que uno quiere, aunque parezca imposible. Por eso, entre más capaces seamos, tendremos mejores resultados para obtener nuestra libertad.

Muchas personas dicen, ¿Cómo vamos a ser libres si los gobernantes nos engañan y nos manipulan, si los terroristas nos amenazan, si las drogas nos esclavizan y además no me alcanza el dinero para comprar todo lo que yo quiero?, parece que todas las personas que piensan eso se están quejando, pero en realidad se encuentran satisfechos de saber que no son libres porque así pueden culpar a los demás de todo lo malo que pasa, piensan que es mejor decir que no hay libertad para no reconocer que libremente se prefiere lo más fácil.

La libertad no es una filosofía y ni siquiera es una idea: es un movimiento de la conciencia que nos lleva, en ciertos momentos, a pronunciar dos monosílabos: Sí o No. En su brevedad instantánea, como la luz del relámpago, se dibuja el signo contradictorio de la naturaleza humana (Savater, 2010).

Savater nos dice a través de las páginas de sus libros, que es un deber moral llegar a ser humano de tal modo. Nacemos humanos, pero eso no basta: tenemos también que llegar a serlo, podemos fracasar en el intento o podemos elegir también ni siquiera intentarlo. La humanidad plena no es simplemente algo biológico, sino es una formación que vamos creando con ciertos criterios.

Resulta evidente que no siempre está claro qué cosas son las que nos convienen, pero podemos elegir qué hacer frente a lo que nos pasa, aunque también hay ocasiones en las que preferiríamos no tener que elegir.

Fernando Savater se limita a examinar tres tipos de motivos: las órdenes, las costumbres, y los caprichos. Cada uno de esos motivos inclina tu conducta en una dirección u otra. Las órdenes y las costumbres vienen de afuera, éstas se nos imponen sin pedirnos permiso. Los caprichos salen de adentro, brotan espontáneamente sin que nadie nos lo mande.

El proceso educativo puede ser formal o informal. Es informal cuando aprendemos a través de los padres o cualquier otro adulto, y es formal cuando aprendemos de una persona o un grupo de personas socialmente designadas para ello.

Afirma Savater (2010), Si no hay atribución de ignorancia, tampoco habrá esfuerzo por enseñar.

Con esto se refiere a que tenemos que ser conscientes de lo que sabemos y comprender también que otro no lo sabe… y que consideremos deseable que lo sepa.

No es tanto la sociedad quien inventó la educación, sino más bien, crearon el afán de educar y crearon los vínculos armoniosos entre maestros y alumnos, y es eso lo que finalmente como un buen resultado ha creado a la sociedad humana y ha logrado reforzar sus vínculos afectivos más allá del ámbito familiar. Es importante subrayar que: “El amor posibilita y sin duda potencia el aprendizaje, pero no puede sustituirlo (Savater, 2010).

El hecho en enseñar a las personas y aprender también de ellos es muy importante para el establecimiento de nuestra humanidad que cualquiera de los conocimientos concretos que así se perpetúan o se transmiten. La vida humana consiste en que todo tiene un porqué, que las cosas no son nada más porque sí, sino que todo significa; lo más humano de todo es comprender que la lo que sea la realidad no depende de nosotros, lo que la realidad significa sí resulta competencia, problema y en cierta medida opción nuestra.

Podemos aprender bastante sobre lo que nos rodea sin que eso nos sea enseñado de manera directa o indirecta, pero nuestros semejantes (quien nos enseña de verdad) son la clave para poder encontrarle significado a todo lo que aprendemos. La verdadera educación no sólo consiste en enseñar a pensar sino también en aprender a pensar sobre lo que se piensa.

Refiere Savater (2010), Hay que hacer notar que el hombre sólo es educado por hombres y por hombres que a su vez fueron educados.

La principal “asignatura” que se enseñan los unos a los otros en qué consiste ser hombre y esto, aunque sea muy deficiente, lo conocen mejor los mismos humanos que cualquier otro ser existente y seres sobrenaturales.

Para ser hombre no sólo basta con nacer, sino que hay también que aprender (Savater, 2010).

El sentido de la vida humana no es un monólogo, sino proviene del intercambio de los sentidos. La condición humana es como un concierto de complicidades irremediables.

Respecto a la libertad, en muchas ocasiones tenemos ganas de hacer cosas que después tiene consecuencias malas contra nosotros mismos y nos arrepentimos. En situaciones que no son importantes el capricho puede ser aceptable, pero cuando son situaciones más serias, dejarnos llevar por el capricho así sin reflexionar, no es nada aconsejable, resulta incluso peligroso porque a veces no medimos los límites, y eso puede ponernos en riesgo. 

La libertad es el asunto sobre lo que trata la ética. Libertad es poder decir sí o no, me conviene o no me conviene, lo hago o no lo hago. Libertad es decidir. Si obedecemos porque quien nos ordena hacer algo sabe más que nosotros, ¿no sería mejor que nosotros nos informáramos para poder decidir sobre nosotros mismos?

Las órdenes, los caprichos y las costumbres en ocasiones son adecuados para hacer algo, pero también estos mismos motivos pueden resultar negativos y contraproducentes. También es algo absurdo querer estar a la defensiva y querer llevar la contraria a todas las órdenes, costumbres y caprichos porque a veces pueden ser convenientes o agradables. Pero nunca una acción es buena sólo por ser una orden, una costumbre o un capricho (Savater, 2010).

 

III.

«Moral»

 

Etimológicamente tiene que ver con las costumbres. Es el conjunto de comportamientos y normas que algunos de los que nos rodean solemos aceptar como válidos. “Ética” es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos.

También, en muchas ocasiones se nos dice: “debes hace esto” o “no se te vaya a ocurrir hacer esto”. Sin embargo, hay costumbres y órdenes que pueden resultar malas o inmorales en nuestras vidas por mucho que éstas nos sean ordenadas o acostumbradas por algunas personas que nos rodean.

No debemos confundirnos cuando decimos “haz lo que quieras” con que hagas "lo primero que te venga en gana" la idea es que hagas lo que creas que para ti es más conveniente. Tenemos que ser capaces de ver más allá de lo que nos apetece en cierto momento y lo que realmente queremos como finalidad. Puede que queramos tener todas las riquezas y facilidades del mundo, y tener personas que hagan las cosas por nosotros, pero esto podría significar sacrificar relaciones de afecto fundamentales en las relaciones humanas, finalmente luego de tenerlo todo nos daríamos cuentan que lo más valioso fue, es y será el afecto humano.
A veces, los hombres queremos cosas contradictorias que entran en conflicto unas con otras.

Es importante ser capaz de establecer prioridades y de imponer una cierta jerarquía entre lo que de pronto me apetece y lo que, en el fondo, a la larga, quiero (Savater, 2008).

Los seres humanos no partimos de la libertad, sino que llegamos a ella. Ser libre es liberarse: de la ignorancia prístina, del exclusivo determinado genético moldeado según nuestro entorno natural y social, de apetitos e impulsos instintivos que la convivencia enseña a controlar (Savater, 2008).

En el transcurso de la vida nos preguntamos siempre hacia dónde ir, que elegir especialmente cuando damos el paso hacia la vida adulta, muchas inquietudes, prejuicios, lo que quiere la familia para nosotros y lo que queremos. La ética nos enseña que lo que queremos es lo que debe guiar nuestras decisiones porque somos libres de elegir como será nuestra vida.  

Es crucial la atención, reflexionar de lo que se hace comprendiendo lo que es vivir. Uno de los temas que trata la ética, es la moral, que no es solo cumplir las reglas, es comprender que comportamientos con hacen bien y cuales pueden hacernos tener una buena vida. Son nuestras necesidades las que nos hacen apegarnos a otros seres humanos, por lo que un ser feliz, es un ser solitario, pero si pudiera bastarse a sí mismo y que no tuviera alguna necesidad no podría amar, y que quien no ama, no puede ser feliz. “La buena vida humana es buena vida entre seres humanos o de lo contrario puede que sea vida, pero no será ni buena, ni humana” (Savater, 2008).

Al centrarnos en cosas materiales, tratamos a las personas como “cosas” perdiendo el verdadero sentido de la humanidad. Las personas que solo se centran en cosas materiales, nunca podrán tener la felicidad verdadera, en donde esta permite tener una buena vida, sintiéndonos bien con nosotros mismos y con nuestro entorno.

A las cosas, hay que tratarlas como cosas y a las personas hay que tratarlas como personas: de este modo las cosas nos ayudarán en unos aspectos, y las personas en uno fundamental, que ninguna cosa puede suplir, el de ser humanos (Savater, 2008).

Menciona Savater (2008), que el aprendizaje a través de la comunicación es un proceso necesario para adquirir una plena estatura humana. La educación transmite que no somos únicos y que no somos los iniciadores de nuestro linaje, que aparecemos en un mundo donde ya está vigente la huella humana.

No hay humanidad sin aprendizaje cultural, ni mucho menos sin la base de toda cultura: el lenguaje (Savater, 2008).

Indica sobre el manejo del tiempo, el cual es la fuente de nuestra grandeza y el origen de nuestras miserias, y es un componente esencial de nuestros modelos mentales.

La enseñanza está ligada intrínsecamente al tiempo, como transfusión deliberada y socialmente necesaria de una memoria colectivamente elaborada, de una imaginación creadora compartida.

Afirma que la contraposición, educación versus instrucción, resulta hoy ya notablemente engañosa. La educación está orientada a la formación del alma y al cultivo respetuoso de los valores morales y patrióticos.

 

Para Savater (2008), separar educación, de instrucción es imposible, porque no se puede educar sin instruir o viceversa.

Savater estableció varios modelos de imbéciles: a) Imbecilidad relacionada con el hastío y la apatía (no sabe lo que quiere), b) Imbecilidad relacionada con la ansiedad de vivirlo todo (permanente contradicción de sus deseos), c) Imbecilidad relacionada con la pereza mental (conformismo y rebeldía sin causa), d) Imbecilidad relacionada con la ley del mínimo esfuerzo (poca fuerza o voluntad en hacer realizar sus planes), e) Imbecilidad relacionada con la falta de sentido de realidad (deseos de cosas imposibles). La mayoría de estos casos perviven con una constante fisura abrigada por la inseguridad, que es un factor importante que impide la construcción de un proyecto de vida armónico. “Lo contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia.

El hecho de relacionarnos con lo demás es fundamental, porque las personas poseen en común características intrínsecas humanas que los hacen semejantes, como lo es la interpretación simbólica del entorno a través del lenguaje y el razonamiento crítico, que permite tener opiniones sobre los hechos correctos o incorrectos, estas dos características nos separan de las demás especies vivientes.

La educación humanista consiste ante todo en fomentar e ilustrar el uso de la razón, esa capacidad que observa, abstrae, deduce, argumenta y concluye lógicamente (Savater, 2008).

El autor, en un punto de su libro Ética para Amador nos menciona que está de acuerdo con la postura de Marco Aurelio, quien dice que lo importante es no dejarse llevar por las conductas de las personas, sean malas o buenas, ya que son tan humanos como nosotros mismos y a la vez son imprescindibles ya que dan valor a nuestra existencia, humanizan nuestra vida. La característica de imitación del ser humano se basa en el traspaso de las habilidades y cultura entre otros, a través del tiempo, que nos hace seres influenciables y moldeables. De ahí la importancia de dar el ejemplo con nuestras acciones y que sean lo más justas posibles.

      “No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti”, es uno de los principios más fundamentales de la ética. Pero es igualmente justificado afirmar: todo lo que hagas a otros te lo haces también a ti mismo” (Savater, 2008)

Es importante aclarar que ser imbécil no es lo mismo que tonto, a lo que el autor se refiere es a la estatura moral que se debe construir. Siendo el pilar fundamental de esta construcción la adquisición de conciencia, la que si bien, se edifica bajo algunas facultades innatas, se ve potenciada y reforzada primordialmente por la atención y el esfuerzo que cada uno le asigna a las tareas morales y éticas. También hace diferencia entre el egoísta y el imbécil, diciendo que solo deberíamos llamar egoísta al que sabe de verdad lo que le conviene para vivir bien y se esfuerza en conseguirlo, y no al imbécil que cree ser feliz con lo que tiene o posee, pero al final se fastidia el mismo.

Savater también nos explica que la sexualidad del ser humano se cree que está enfocada a la relación sexual, por lo que es un tema que muchas veces se ve como algo amoral o inmoral, porque se asocia a algo que no debe ser mostrado a la luz de todos, por lo que depende de su uso.

Cuando la gente habla de moral y sobre todo de inmoralidad, el 80% de las veces el sermón trata de algo referente al sexo (Savater, 2008).

El cuerpo está hecho para disfrutar, por lo que los miedos o tabúes no son más que el miedo al placer. Aquel que se empeña en no gozar porque piensa que alguien lo está pasando mal, lo único que logra es amargarse la vida. Estos son los puritanos, los cuales piensan que algo es bueno cuando no les gusta hacerlo. El placer es algo que no se deja de lado, pero también llega a ser culposo porque no se saben cuáles son los límites de hasta dónde puede llegar, por lo que hay que darle el uso necesario, pero sin abusar del mismo; sabemos que su límite es cuando perjudica, que es cuando ya no da la alegría cotidiana. 

Aquí entra entonces la pregunta del millón: ¿Cuál es la mayor gratificación que puede darnos algo en la vida? ¿Cuál es la recompensa más grande y grata que podemos recibir por nuestro esfuerzo? La respuesta, es muy sencilla, y para algunos tal vez resulte decepcionante: Lo máximo que podemos obtener se de lo que sea, es alegría.

Para vivir bien la vida es necesaria la alegría, por lo que hay que disfrutar los placeres de la vida, sean cuales sean, porque existen para aceptarlos y disfrutarlos. Hay que ayudar a los demás cuando lo necesitan, pero no hay que lamentarse por no estar pasándolo mal con ellos.

La experiencia de la vida nos revela en carne propia, incluso a los más afortunados, la realidad del sufrimiento (Savater, 2008),

¿Cómo se relaciona y diferencia la política con la ética?, en ambos casos se busca el vivir mejor (tanto individual o social), a través de lo que más le conviene a cada cual. Pero también podemos encontrar diferencias como es el hecho de que la ética se ocupa de lo que uno hace con su libertad mientras que la política trata de coordinar lo que el resto hace con su libertad, para la ética lo importante es el “querer el bien” y la política se interesa más por los resultados de las acciones más que de las razones por las que se hagan.

Savater en su opinión (2008), nos dice que los niños antes de ponerse en contacto con sus maestros ya han experimentado ampliamente la influencia educativa de su entorno familiar y de su medio social, que sigue siendo determinante, pero no decisivo durante su enseñanza primaria. Con la Socialización primaria el niño se convierte en un miembro más o menos estándar de la sociedad. La sociedad secundaria, en cambio, es la continuidad de la socialización del niño, la cual será más fructífera, porque cuenta con una base sólida sobre la cual asentar conocimientos y enseñanzas.

Afirma que las familias están pasando por una crisis en cuanto a su funcionamiento como familia y para que funcione la familia es necesario que alguno de los padres se resigne a ser adulto. Los padres quieren ser “el mejor amigo de su hijo” y la madre “la hermana mayor de su hija”, haciendo que la familia se vuelva más informal y la formación moral y social de los hijos se encuentra en la cuerda floja. Los padres están delegando estas responsabilidades a la escuela, la cual no solo tiene que educar sobre una exigencia curricular, sino llenar los vacíos sobre moral, ética y valores.

Refiere que el eclipse de la familia se refiere a que las nuevas generaciones tiene la ausencia de buenos modelos a seguir, pero también argumenta que no todos los motivos del eclipse de la familia como factor de socialización primaria provienen de cambios ocurridos en los adultos, también, contra con la radical transformación del estatuto del propio niño, a lo que el autor Niel Postran, titula su obra La desaparición de la infancia, donde señala que la causante es la televisión, ya que los niños pasan más tiempo conviviendo con el televisor que con sus padres. Habla en cuanto a la ética y la religión, la primera debe de verse en las actitudes de los maestros y su relación con los alumnos y la religión es una opción privada donde el Estado no se debe meter.

Habla también sobre la violencia, las drogas, la educación sexual, donde desde la escuela solo se puede informar con claridad y sentido común, ya que las escuelas sirven para formar gente sensata, no santos. 

La escuela debe formar ciudadanos libres, no regimientos que luego acabarán reciclando la represión que han sufrido. Quienes enseñan es preciso que sepan apreciar las virtudes de una cierta insolencia de los que están aprendiendo. También menciona que la educación responde antes a los intereses de los educadores que de los educandos. Dice que el profesor debe ser capaz de seducir sin hipnotizar, y que la pedagogía tiene más arte que ciencia.

Nos dice Savater a través de sus páginas, que existe un gran rechazo hacia la política, ya que por lo general se hacen promesas difíciles de cumplir o que respondan a las expectativas de la gente debido a que hay una gran exigencia por parte de las personas hacia los políticos. El problema de las personas es que se piensa que ellos son seres sobrehumanos que pueden resolver todos nuestros problemas, confiando demasiado en ellos sin ver las dificultades que hay para lograr un propósito, o los beneficios y perjuicios que pueden significar a uno u otro el lograr estos objetivos que se prometen.

Indica Savater que en el terreno de la educación uno de los fantasmas es la hipotética desaparición del plan de estudio de las humanidades, sustituidas por especialidades técnicas que mutilarán a las generaciones futuras de la visión histórica, literaria y filosófica, las cuales son imprescindibles para el desarrollo de la humanidad. Cree que la principal causa de la ineficacia docente es la pedantería pedagógica, que no es un trastorno de unos cuantos, sino de la enfermedad laboral de la mayoría. Dice que la pedantería nace con la vocación de enseñar, puesto que la palabra “pedante” es voz italiana que quiere decir maestro. La diferencia es que: El pedante no abre los ojos a casi nadie, pero se los salta a unos cuantos (Savater, 2008).

 Asegura que el profesor que quiere enseñar una asignatura tiene que suscitar el deseo de aprenderla. Sostiene que la humildad del maestro consiste en renunciar a demostrar que uno ya está arriba y en esforzarse por ayudar a subir a otros.

 

Conclusiones

En conclusión, de estas dos grandes obras que son Ética para Amador y El valor de educar, ambas de Fernando Savater, yo quiero comentar y concluir que todos tenemos la libertad de opción, de elegir y de seguir ampliando nuestro conocimiento día a día, construyendo nuestras propias vidas. Por esto cuanta más capacidad de decisión y acción tengamos mayores resultados tendremos de nuestra libertad. También esto depende de nuestra cultura, educación, tradiciones, hábitos y formas de comportamientos, qué es bueno y qué es malo para cada persona. Esto nos hace seres únicos, individuales.

 Existe un dilema que muy comúnmente se da entre lo que queremos hacer y lo que debemos hacer, y el que tan libres somos para tomar esa decisión. Es fundamental mencionar los motivos que tenemos. Cuando son órdenes, las seguimos porque las sentimos una obligación frente a la persona que dio la orden. También pueden ser costumbres, las que hacemos por cotidianidad y rutina. Por otro lado, están los caprichos, los que son espontáneamente de uno mismo. Estas explicaciones nos hacen pensar, que nos hemos convertido en seres mecánicos, que hacemos las cosas sin reflexionar o analizar, porque ya hemos aprendido una forma de hacer las cosas que ha dado resultado previamente, por lo cual todas estas elecciones se limitan a estos tres motivos.   

Lo que más destaca en Ética para Amador es la libertad. Porque nos dice que es una herramienta de toma de decisión y asocia al análisis que nos lleva a la toma de estas decisiones. Las leyes morales dependen estrechamente del desarrollo como seres que tenemos durante el tiempo, de las experiencias que pasamos y su resolución.

La esencia de la vida humana es la interacción humana como tal, basada en el lenguaje que nos permite visualizar diferencias y semejanzas entre cada uno de nosotros las que nos hacen respetarnos, admirarnos y amarnos y establecer relaciones afectivas estables en el tiempo siempre considerando lo humano como propio, convirtiéndolo en una virtud para así “darnos la buena vida”.

Savater, a través de sus libros nos ofrece una interesante visión sobre nuestra actitud para con la vida, y nos invita a desarrollar nuestra capacidad crítica sobre nuestras posibilidades de libertad.

Nos plantea el escenario de la educación y nos da reflexiones que son dirigidas al maestro y a su papel de la educación. Asimismo, nos hace hincapié de lo que realizan las autoridades en educación, instituciones educativas y principalmente el maestro, con relación a la disciplina la enseñanza de la libertad y la universalización de la educación.  Indudablemente los maestros son modelos para sus estudiantes, y en sus manos esta hacer del aprendizaje de sus alumnos un deleite, tomando en cuenta que lo más importante no son las asignaturas y los contentos curriculares sino cómo éstas son enseñadas.

Savater, su libro El valor de educar lo dirige al ministro o ministra de educación en el país. Y dice que en el supuesto en que la ministra haya leído el libro, se preguntará el por qué es la verdadera y última razón para escribirlo. Savater dice que ha sido tantas veces consultado por personas que le declaraban no saber cómo educar a sus hijos. Le dice a la ministra sobre la democracia, no consiste en respetar los derechos iguales de los ciudadanos, sino que debe ocuparse de crear ciudadanos que tiene que enseñar lo imprescindible para llegar a serlo de hecho. Por eso el sistema democrático tiene que ocuparse de la enseñanza obligatoria pública que la autoridad debe garantizar y vigilar. Le cuestiona a la ministra ¿sabe cuál es el más notable efecto de la buena educación? Despertar el apetito de más educación, de nuevos aprendizajes y enseñanzas.

 

 

Referencias bibliográficas

 

Savater, F. (2010). El valor de educar. Barcelona, España: Ariel.

Savater, F. (2008). Ética para Amador. Barcelona, España: Ariel.


Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx

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