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Año: 2022 Mes: ENERO-ABRIL Número: 92
Sección: INVESTIGACIÓN Apartado: Inclusión
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La cultura en la cotidianidad del sujeto y como facilitadora de su socialización.
Hugo A. Silva López

Introducción

 

Hablar de cultura es hacer un ejercicio semántico muy complejo debido principalmente a que a lo largo de la historia han ido cambiando las diferentes concepciones que se tenían de este término en función del enfoque disciplinar desde el cual se ha estudiado, se hace imprescindible partir desde su origen etimológico donde encontramos una relación con el acto de cuidar o cultivar la tierra, dicha analogía hace referencia al proceso que emprenden los individuos en el cultivo de su mente y espíritu que les confiere una identidad que posteriormente le dará forma a la sociedad en la que se desenvuelven (Busquet, 2006).

Se considera de vital importancia hacer un análisis basado en los dos enfoques predominantes para el estudio de la cultura, el humanista y el antropológico; para lo cual se describirán sus principales características destacando cómo se ha ido impregnando de un carácter simbólico de significado a cada una de estas corrientes, para nuestro caso se retomará la visión antropológica como eje conductor para este artículo, pues nos servirá de guía para el desarrollo de nuestra temática.

Se abordará el estudio de la cultura desde su composición semiótica y como esta, le confiere una estructura multidimensional integrada por los diferentes códigos y signos culturales que permiten el acto comunicacional entre los individuos que conforman una sociedad, lo que comúnmente las ciencias sociales denominan la construcción social de sentido, un entramado complejo donde interactúan tanto la percepción social subjetiva como objetiva del individuo y que puede desembocar en procesos conflictivos que terminaran reconfigurando la cultura original detonando procesos de hibridación cultural muy particulares como el estudio de caso que se describirá al final del presente artículo referente al proceso de adaptación que han vivido los inmigrantes mexicanos radicados en USA en los últimos 40 años. (Bourdieu,1979).

 

 

La cultura humanista versus la cultura antropológica

 

Cuando nos remontamos a nuestros orígenes como especie humana invariablemente volteamos a ver aquellos vestigios de culturas milenarias como la griega, la egipcia, la persa, la babilónica, entre otras; que le fueron dando forma a lo que hoy conocemos como civilización, sin embargo, en cada uno de esos periodos encontramos una relación dialéctica donde vemos como el hombre transforma al mundo y a su vez el mundo lo transforma a él.

Resulta llamativo el hecho de que en la dinámica cultural de todos los pueblos casi siempre se ha caído en una jerarquización clasista de la cultura, determinada principalmente por el poder adquisitivo que se tenga para acceder a toda la gama de productos culturales que están reservados muchas de las veces solo para las clases acomodadas, por ejemplo los grandes conciertos de música clásica en los mejores recintos o a exposiciones pictóricas en las galerías más importante del mundo; es aquí donde identificamos al enfoque humanista de la cultura, donde impera esta “exclusividad” que lo único que ha propiciado es acentuar las brechas sociales entre los diferentes sectores de la población.

Por otro lado, tenemos el enfoque antropológico de la cultura, aquí se parte de la totalidad compleja del ser y por ende nos encontramos frente a un entramado mucho más integral donde se analizan las manifestaciones y/o producciones de una colectividad en específico, es decir se estudia la vida en sociedad del hombre y como es que a partir de su historicidad se van construyendo todas sus representaciones simbólicas que le otorgan su identidad basada en toda la riqueza cultural que lo acompañado a lo largo de su vida y que le han dotado de significado a su existencia.

Deconstrucción semiótica: su significado y alcances

 

El lenguaje se nos presenta como la mejor aproximación a través de la cual podemos hacer un análisis de los sistemas simbólicos, los signos y la significación de los sujetos. El lenguaje se convierte en una radiografía que nos permite observar

 

 

 

a detalle la construcción histórica de una sociedad y su interrelación con los diferentes miembros que la conforman (Margulis,2011).

Debemos partir del hecho de que la cultura está conformada por un sistema complejo de significados que a su vez comprenden una serie de códigos y reglas que determinan el uso correcto de dichos signos y dotan al sujeto de una historicidad social que orienta su accionar en el mundo, haciendo posible la comunicación que permite una convivencia fructífera. Podemos decir que la construcción de un signo cultural parte de la subjetividad del individuo y de la interpretación de su entorno, es decir, está determinada por su forma de percibir, de sentir y de los modos de procesar el tiempo y el espacio.

Es importante precisar que los signos culturales constituyen solo una parte de lo que conocemos como realidad, pues esta se compone de una estructura multidimensional. También tenemos que los códigos culturales son muy importantes porque sin ellos no se podría establecerse una dialógica cultural que permitiera el intercambio de ideas, necesario para toda construcción social de sentido; estos provienen o son construidos por los hombres como resultado de su interacción a lo largo de su vida social y existen una gran diversidad de ellos en función de todos los aspectos que se quieran analizar de una cultura desde una visión antropológica donde resulta interesante como es que habiendo culturas tan diversas, en cierto sentido compartimos muchas características en común que acortan esas diferencias étnicas tan marcadas.

Hibridación cultural: proceso intrínseco o forzado

 

Cuando pensamos en hibridación cultural inmediatamente viene a nuestro imaginario la combinación que se da entre diversas razas o culturas, pero este proceso denota una complejidad que se debe analizar con detenimiento, pues hay otros aspectos más intangibles que se suscitan como lo son: la emancipación y la renovación socio cultural. Al hablar de emancipación nos estamos refiriendo a los

 

 

 

grandes movimientos libertarios e independentistas del S. XIX que se vivieron en toda América Latina, buscando la tan anhelada libertad y soberanía de las naciones, pero que hasta cierto punto fue efímera porque continuaron los abusos de los poderosos sobre los débiles, prueba de ello fue que a los pueblos originarios se les sometió como nunca con el fin de exterminarlos, pero fieles a su resistencia ancestral estas comunidades se negaron a morir pues se reconocían portadores de una herencia milenaria que estaba destinada a perdurar indefinidamente.

Por otro lado, la renovación socio cultural se intentó consolidar a través de los diferentes foros nacionales como internacionales que fomento la UNESCO para la defensa del patrimonio cultural, aunque actualmente es debatible el actuar de estos organismos internacionales, pues muchas de las veces sirven a los intereses de las hegemonías mundiales acrecentando la globalización asimétrica que se refleja con la homogeneización recesiva de la que hemos sido objeto en los últimos 40 años debido a la política neoliberal que lo único que hizo fue empobrecer a los pueblos latinoamericanos (Canclini,2005).

Un estudio de caso: Los mexicanos radicados en USA

 

La tan anhelada “modernidad” hacía su aparición en México en la década de los 80´s con la llegada de los tecnócratas al gobierno, específicamente con Miguel de la Madrid Hurtado como presidente del periodo (1982-1988) y quien sería el encargado de instaurar la política neoliberal en nuestro país, pero uno de los saldos más trágicos de esta política entreguista y antipatriótica, fue que nuestra nación experimento una de las más grandes migraciones de las que se tenga memoria en el mundo, millones de mexicanos cruzaban la frontera en busca de oportunidades para poder subsistir mediante el envió de remesas a sus familiares, un sinfín de historias donde nuestros connacionales abandonaban su tierra que los vio nacer para probar suerte a miles de kilómetros y dejando atrás sus costumbres, sus fiestas y tradiciones.

 

 

 

Lo increíble fue que al paso de los años toda esa diversidad cultural que emigro comenzó a dar a origen a movimientos tan peculiares como los chicanos que inundaban los grandes suburbios en Nueva York o los barrios más violentos de chicago. Estábamos frente a la creación de una nueva cultura mexicana fusionada con los nuevos valores de la cultura norteamericana, el producto final termino siendo un hibrido muy interesante, desde el punto de vista sociologico de cómo fue que se logró este proceso tan complejo de adaptación y asimilación hacia una nueva cultura que pugnaba por la supervivencia.

Al mismo tiempo conforme fueron pasando los años las nuevas generaciones de mexicanos nacidos en EE.UU. se fueron sintiendo cada vez más ajenos a sus orígenes y fueron adoptando la nueva cultura estadounidense que les resultaba más apropiada debido a que estaba más acorde con los valores del posmodernismo determinados por una sociedad capitalista y de consumo (Arizpe,2011). Esto propicio una reconfiguración cultural de los mexicanos ante esta nueva realidad que se les imponía por lo que tuvieron que echar mano de aspectos tan cruciales como su originalidad y creatividad que les permitió adaptarse rápidamente, aun cuando no dejaban de ser objeto de discriminacion y racismo.

Afortunadamente un pilar fundamental para la tan acelerada expansión de mexicanos en la unión americana es que nuestra cultura tiene una gran estima ante toda la comunidad internacional. Uno de los ejemplos más claros de como nuestra cultura es apreciada alrededor del mundo es la gran aceptación que se tiene de todo aquello que está impregnado del folclor mexicano, como los colores vivos, la calidad de las artesanías y la garantía de todo aquello que lleva el sello de hecho en México, paralelamente nuestro país siempre ha tenido una representación muy digna con artistas contemporáneos de talla internacional que ponen el nombre de México muy en alto a través de su escultura, pintura, arquitectura, música y demás producciones artísticas. Como no sentirnos orgullosos de todo este bagaje cultural que viene de lejos y que nos distingue como una nación con tanta riqueza y diversidad, desde nuestras tradiciones más entrañables, las diferentes fiestas regionales como la

 

 

 

Guelaguetza en Oaxaca o nuestras increíbles playas del caribe mexicano, sin olvidar los pueblos mágicos que nos sorprenden con su gastronomía suculenta que propicia el que los extranjeros digan: “como México no hay dos” y nada más cierto que esta afirmación que hace honor a lo que somos y a lo que tenemos que ofrecer al mundo ya sea desde lo local o como en el caso de nuestros connacionales en el extranjero llevándolo a todos lados a donde llegan.

Conclusiones

 

Podemos ver como el concepto de cultura ha sufrido una serie de transformaciones multifacéticas a lo largo de la historia, pero sigue manteniendo su esencia como cohesionadora del patrimonio de las distintas civilizaciones y en la actualidad ante la vorágine de la globalización que nos bombardea todo el tiempo y por todos los frentes tenemos que estar atentos y bien definidos, con convicciones muy claras acerca de nuestros orígenes para saber quiénes somos, porque como dice la máxima: “El que no sabe de dónde viene no sabe hacia dónde va”, y es cierto hoy más que nunca tenemos que defender a toda costa aquello que nos otorga nuestra identidad como individuos y como nación; todo ello para resistir los embates de la cultura hegemónica que busca homogenizar todo a una sola gran cultura mundial que sirva a los intereses de una minoría insaciable que solo tiene como meta seguir acumulando grandes capitales sin importar lo que destruya a su paso incluida la cultura misma de los pueblos (Gramschi,1973).

Estamos frente a una nueva reconquista del patrimonio cultural de la humanidad donde mediante campañas mediáticas que son sembradas en el subconsciente colectivo se busca predisponer a los sujetos para que terminen aborreciendo o rechazando sus costumbres y tradiciones, esto lo vemos muy claramente en las nuevas generaciones donde es muy común que conozcan más de modas o culturas importadas desde el extranjero a sus propias raíces que les confieren de identidad.

Es por ello que el fenómeno de la hibridación tiene que analizarse con mucho cuidado debido a que sin darnos cuanto podemos incurrir en un exceso, me refiero

 

 

 

a que sin duda que la hibridación es necesaria y hasta cierto punto inevitable, pero no podemos cometer el error de generar el etnocidio de una cultura madre, por lo que debemos salvaguardar a toda costa nuestras raíces para evitar que los pueblos sigan perdiendo su identidad que lo único que esto ha hecho es sumir a la humanidad en un estado de desesperanza constante impulsado por una incertidumbre caótica donde todo se vuelve efímero (Bauman, 2007).

Podremos estar a la altura de las circunstancias esa es una pregunta que habremos de respondernos con el paso de los años, pero por el momento se hace imprescindible enseñar a las nuevas generaciones de la importancia que tiene el constructo socio-cultural de la identidad y como pedagogos tenemos esa responsabilidad de enseñar y concientizar a las juventudes para que puedan hacerle frente a este mundo inclemente que como león rugiente anda buscando a que cultura devorar.

 

 

 

Referencias Bibliográficas:

 

 

 

Arizpe, L. (2011). Cultura e identidad. Mexicanos en la era global. Revista de la Universidad de México, número 92. Págs. 70-81. Recuperado de http://www.revistadelaunidad.unam.mx/9211/arizpe.htlm

 

 

 

Bauman, Z. (2007). Vida líquida. Editora Schwartz - Companhia das Letras. Págs. 13-25

 

 

Bourdieu, P. (1987). Los tres estados del capital cultural. Sociológica. Pág. 47

 

 

 

Busquet, J. (2006) Reflexiones en torno a la concepción humanista y antropológica de la cultura. Questiones publicitarias, vol. I, No. 11, Págs. 95-109

 

 

García Canclini, N. (2005). Las culturas híbridas en tiempos de globalización. En, Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad (pp. I-XXIII). México: Grijalbo.

 

 

Gramsci, A. (1973). El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce. Buenos Aires, Argentina, Nueva Visión. Pág. 38

 

 

Margulis, M. (2011). La noción de cultura. En, Sociología de la cultura. Conceptos y problemas. Buenos Aires: Biblios. 19 págs.


Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx

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