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Año: 2021 Mes: SEPTIEMBRE-DICIEMBRE Número: 91
Sección: INVESTIGACIÓN Apartado: Investigación Educativa
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EL SENTIDO DEMOCRÁTICO
Jaime Raúl Castro Rico, Octavio Paz. El Arco y la Lira

El presente documento es simplemente un pretexto que el autor utiliza para abordar un tema que se ha sido varias veces postergado; espera que denuncia en una simple palabra, su falta de existencialidad; ya que la historia del hombre -nos dice Octavio Paz-, podría reducirse a las relaciones entre palabras y pensamientos y, esta sociedad en particular, atraviesa por la crisis de sus fundamentos. Valga la pena entonces, reivindicar esta espera, acuñando de una vez el mundo del sentido con respecto al vocablo democracia.

Iniciemos con una pregunta básica ¿cómo encontrar el sentido en el silencio?, ¿cómo no denunciar a la sociedad silente que sólo nos ha enseñado el balbuceo?, ¿cómo no demandar la rebeldía de las palabras, en su definición y en su trato diario?; en aquello que el viejo mundo llamó “humanismo” y el mundo nuevo resignifica como Humanidad.

Ciertamente la tarea primera del hombre consistió en fijar significados -precisión de vocablos que el padre Adán ejerció-, y a pesar de ello, la palabra DEMOCRACIA se nos va de las manos gracias a la potencialidad de sus direcciones.

En este flujo y reflujo de sentidos y de quehaceres los contrarios no desaparecen, pero se funden por un instante, -afirma el maestro-, el discurso de la palabra aspira a constituirse en significado, lo que encierra “un para” y “un hacia” que desemboca en el hombre concreto.

Pero vayamos por partes, ¿qué entiende el hombre común por democracia?, ¿hasta dónde el hombre puede sacudirse la inmediatez?, ¿acaso este signo pertenece a un idioma sagrado, secreto o es el cansancio de una sociedad que no da más que silencios, acaso vacíos?

Es verdad que cada vez que se da una rebelión de valores en una sociedad determinada, debe sospecharse que esa sociedad padece males incurables -nos dice Paz-, sin embargo, la rebelión contra las palabras muertas supone voces vivas y éste es el caso de voz democracia.

 Dicha exclamación es un grito esperanzado y no un vacío la palabra misma, en sí, es pluralidad de sentidos, por lo tano de esperanzas.

Pero la democracia no yace en el Estado como un depositario, acaso éste como un poder pernicioso y bárbaro; el poder político de esta institución es estéril cuando no compromete, cuando no nos libera, aunque la libertad -reza Paz- define ciertos obstáculos dentro de ciertos límites.

El silencio mismo, está poblado de sentidos y, aunque este tipo de sociedad nos forma y nos deforme en el silencio, es acción humana darle sentido a los mismos, es acción natural rebelarse ante este vacío, ante esta nada, ante la razón de la sinrazón.

El quehacer democrático, se da de igual forma en lo cotidiano, que en la esfera macro-social, pareciera que padecemos de un mal congénito que no logra ver en el otro, al semejante, que no se da la posibilidad de ver al diferente como parte integral de nuestra realidad, y en el nombre de los dioses con minúscula y de algunas naciones que se piensan con mayúscula se arremete contra su historia.

La democracia no es un sésamo mágico que permita depositar en el otro, en lo otro, en los otros nuestra esperanza, es una acción sí, porque es un tipo de proceder, es una acción que acontece y que cometemos a la luz del día y a los ojos de la noche, es un quehacer cotidiano que da cuenta de nuestra intencionalidad, con y para el otro, con y para los otros.

Demócrata no es aquel que bien nos gobierna, que bien hace política, sino aquel que se concede el espacio para rescatar al ser genérico, su ser, los seres en este marasmo social.

La democracia -siguiendo la definición de Lincoln-  es “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, así entonces, los pilares de aquella se asientan en:

  • La soberanía,  reside en el pueblo, esto supone el respeto al sufragio universal como punto de partida, pero más aún, parte del supuesto de ciudadanos de tiempo completo y no solo electorales; asímismo, supone la elección de los gobernantes en forma directa y no sólo su elección, sino las decisiones que éstos toman.

 

El pueblo delega su autoridad en sus representantes, pero éstos tienen que estar en contacto con aquellos a través de la consulta que debe ser el fundamento de su proceder, en discurso zapatista “mandar obedeciendo”.

 

  • Libertad como acto plural que acepta y fomenta la crítica de decisiones y con ello, propicia el diálogo como un acto humano y no como una imposición de un criterio o visión parcial.

 

Si bien es cierto que la sociedad del silencio busca un depositario, la sociedad alterna propone la participación ciudadana, porque qué es lo más natural al hombre en la vida política; entendiendo por política la acción que busca el bien común y no la serie de acciones afanosas en la búsqueda del poder por el poder mismo.

 

Así entonces, vislumbramos al Estado como una institución que puede potenciar y enriquecer la libertad de cada uno. Pero si el Estado es para el hombre y no el hombre para el Estado, éste debe respetar al máximo tanto la autonomía individual, como la de aquellos grupos en los que convive el hombre.

 

Toda agrupación nacional tiene derecho entonces, a que se le conceda y reconozca autonomía (que no es lo mismo que separatismo) siempre que así asegure mejor el bienestar de sus miembros.

El gran problema en México como en otros tantos países, reside en la tendencia progresiva de las masas a la despolitización, las causas son múltiples y muy variadas:

  • Crepúsculo de las ideologías
  • Decadencia de la fuerza de los partidos políticos
  • Aculturación
  • Etc

 

La sociedad que queremos ver hecha realidad con el esfuerzo y acción de todos deberá estar orientada hacia:

-       El respeto a los derechos del hombre

-       Reconocimiento y mantenimiento de las libertades públicas

-       Implantación y construcción de justicia social que destierre desigualdades

-       Respeto al pluralismo cultural, regional y nacional

 

Rescatar en un principio:

La idea ontológica, principio de libertad, antropología filosófica. El manejo de dicha ontología en Paz, introducción al libro vacío. La invención de América como utopía y la comunión de Paz con Ogorman (América es solo si es utopía); América vuelve a nacer no como un pasado, sino como un futuro, un sueño [el sueño filosófico] donde los hombres no luchen contra su historia, sino contra la naturaleza.


Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx

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