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Año: 2012 Mes: JULIO-SEPTIEMBRE Número: 65
Sección: PALABRAS PERIPATÉTICAS Apartado: Sociales
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VIOLENCIA ESCOLAR O BULLYING
Reyna Linares Gutiérrez, Patricia Morales Ricardes, Abigail Ortega Galicia, Miguel Ángel Reyes Espinobarros y Rocío Reyes Lara

Resumen

Para determinar la frecuencia de la violencia escolar dentro de Iniciación Universitaria (nivel secundaria) de la Escuela Nacional Preparatoria No.2 “Erasmo Castellanos Quinto” de la UNAM, se aplicó un cuestionario a 90 estudiantes, cuyas edades oscilan entre los 11 y 14 años de edad y que forman parte del primer año. Los resultados obtenidos indican que éste fenómeno no se presenta con frecuencia (sólo en algunas ocasiones se observa algún tipo de violencia en la institución, ya que el 77% respondió a esta opción).

Sólo una minoría ha presenciado violencia dentro de la escuela (22% de estudiantes si ha vivido algún tipo de violencia dentro de esta institución). Por lo regular, es en los pasillos donde ocurren los incidentes violentos y son los profesores quienes los detienen. La mayoría de los estudiantes nunca ha violentado a sus compañeros (el 72% nunca ha amenazado ni maltratado a nadie), por lo cual se llega a concluir que el problema está en los estudiantes de Preparatoria.

Con base en los resultados del cuestionario, se hizo un curso-taller con el propósito de prevenir en los y las adolescentes del primer año la violencia escolar, con el fin de concientizar y reflexionar este fenómeno, para disminuir conductas de riesgo en sus relaciones intrapersonales e interpersonales y lograr un desarrollo íntegro en un ambiente sano y armonioso, en su vida personal, social y académica. Ofreciendo un conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes  y valores necesarios para que enfrenten con acierto, mediante la vía pacífica y el diálogo responsable, las situaciones de conflicto que surjan en la escuela y en sus vidas.

 

Introducción

La adolescencia, es el periodo de transición entre la niñez y la edad adulta. Se considera un estadio trascendente en la vida de todo ser humano, ya que es una etapa en la cual hombres y mujeres definen su identidad afectiva, psicológica y social (González, 2001).

La adolescencia es una etapa de la vida en la que los sujetos deben confrontar su pasado y su futuro, así como asumir los cambios biológicos que los llevan a hacer frente a un nuevo rol social. En dicha etapa es fundamental la exploración de capacidades personales y la construcción de cosmovisiones en la búsqueda de la autonomía, el reconocimiento identitario, la valoración grupal y el posicionamiento social. Todos estos aspectos que la educación puede articular en los individuos,  tienen especial relevancia cuando la convivencia escolar se ve favorecida, ya que ésta nos plantea nuevos retos en los tiempos presentes. Retos que la misma sociedad demanda de la comunidad educativa, como respuestas creativas que proporcionen situaciones de aprendizaje encaminadas a la regulación emocional que muchos adolescentes necesitan para establecer relaciones intrapersonales e interpersonales sanas y armoniosas, con el fin de evitar y disminuir los altos índices de conductas violentas que se han presentado en el ambiente escolar, en tiempos de la posmodernidad.

Es importante mencionar que la educación en la escuela no debe enfocarse únicamente a la adquisición de conocimientos, sino más allá de esto, en una formación integral en la que se fomenten habilidades y valores para el pleno desarrollo de la personalidad humana y el sentido de su dignidad, que promueva la convivencia pacífica entre las y los miembros de la comunidad, esto encaminado a propiciar el pleno desarrollo de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, quienes conforman el futuro de nuestro país. Lo anterior adquiere importancia ya que, según datos recientes, el 10% de los alumnos de primaria y secundaria han sido víctimas de abuso escolar, siendo este último una de las primeras causas de deserción escolar, además de que se ha convertido en un problema de salud pública.

Para el comportamiento de acoso entre escolares se ha acuñado una palabra anglosajona: bullying, término utilizado para hacer referencia a los comportamientos prolongados y sistemáticos de rechazo social, intimidación, amenazas y/o agresividad física entre los propios alumnos que se convierten en víctimas de sus compañeros del centro escolar (Trianes, 2000, citado por Valdés 2007).

En español se emplean las expresiones “acoso escolar” o “matonismo” (término muy ajustado semánticamente pero con menor uso en el lenguaje pragmático). Los casos de bullying, tal como señala Ortega (1998), se establecen por las relaciones de dominio-sumisión en las que determinados alumnos emplean prácticas abusivas para someter y controlar a los otros, en una clara vulneración de los derechos humanos básicos del respeto y la tolerancia; estas prácticas son la amenaza, el chantaje, la agresión verbal y física, la falta de respeto (burla, insulto y ridiculización) y las prácticas de exclusión o marginación, ignorando a la víctima e impidiendo su participación social. (Valdés 2007).

Por lo tanto, al hablar de bullying se está haciendo referencia a todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes, en contra de uno o varios de sus compañeros.

 

Método

Población

Se llevó a cabo una detección de necesidades en la Escuela Nacional Preparatoria No. 2 “Erasmo Castellanos Quinto” de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En total, participaron 90 estudiantes, de los cuales 53% eran mujeres y 47% hombres. Todos los estudiantes pertenecían al primer año de Iniciación Universitaria, aunque una minoría era mayor en edad. Por lo cual, las edades de éstos se encuentran entre los 11 y 14 años. El 4 % de ellos tiene 11 años, el 73 % 12 años, el 15 % 13 años y el 6% de ellos tiene 14 años.

Se eligió trabajar con adolescentes porque sabemos que la adolescencia es una etapa crucial para la transmisión de valores y actitudes que dan significado a su personalidad; pero también porque es una buena edad en la cual se pueden modificar o mejorar ciertas actitudes para lograr una buena convivencia entre iguales.

 

Instrumento

Se utilizó un sólo instrumento, específicamente un cuestionario, que fue adaptado a la población y al fin que perseguíamos. Dicho instrumento fue elaborado por la Universidad Internacional SEK de Chile.

Este cuestionario quedó conformado por 15 preguntas, las cuales midieron la relación entre los mismos compañeros, la frecuencia de las acciones violentas y la participación, tanto de los estudiantes como del personal de la institución educativa, en dichas acciones.

Se contemplaron estas preguntas con el fin de saber si los alumnos encuestados tenían conocimientos sobre: violencia, tipos de violencia;  si han participado como víctimas, agresores o espectadores de la violencia y cómo han enfrentado este problema, si han actuado solos o han recurrido a alguna autoridad para solucionar el problema; finalmente, se les preguntó si consideraban que este problema tiene solución: si su respuesta era afirmativa, se les preguntaba cómo proponían resolverlo, y si era negativa, por qué argumentaban que no se podía resolver.

 

Procedimiento

Nos fueron asignados tres grupos, por lo cual el instrumento fue aplicado de manera colectiva en horarios de clase o al final de ésta, en este caso los profesores del grupo, dieron su consentimiento para su respectiva aplicación. Nos presentamos ante los diferentes grupos, enseguida se dieron las instrucciones para contestar el cuestionario, y se les aseguró la confidencialidad de sus respuestas.

 

Resultados

El cuestionario que utilizamos como instrumento arrojó los siguientes resultados, se les preguntó:

Si sabían cuales eran los tipos de violencia; el 67% de los estudiantes conocen algunos tipos de violencia, en tanto que el 33% no conoce ninguna. Entre los tipos de violencia mencionados están: emocional, sexual, oral, moral, intrafamiliar, social, bullying, física, económica, racista (discriminación).

Frecuencia de situaciones violentas en el plantel; la mayoría de los encuestados, el 77%, cree que sólo en algunas ocasiones se presenta algún tipo de violencia, el 4 % opinó que siempre hay algún tipo de maltrato en la Prepa 2, y el 19% cree que no hay violencia en la institución.

Si habían vivido situaciones de violencia en la Prepa 2;  el 78% de los estudiantes contestó que no ha vivido ningún tipo de violencia, mientras el 22% dijo que sí ha vivido algún tipo de violencia.

Quién solía detener las situaciones de violencia en el plantel, ellos respondieron: algún profesor (el 33%), algún compañero (el 11 %), nadie detiene la situación (el 17%), no saben quién detiene la situación (el 15%), y el 24% de ellos cree que son otras personas como los prefectos, el conserje y la Secretaría de Iniciación Universitaria.

De las personas que sufren violencia escolar el 26% prefiere decirle de esta situación a su familia, el 11% a un amigo, el 3% a sus compañeros, el 13% a sus profesores, el 4% prefiere no contarle a nadie, el 39% no ha recibido amenaza y el 4% lo habla con otra persona; de este último 4%, el 34 % avisaría a la Secretaría de Iniciación Universitaria, el 33% a la dirección y el 33% a su novio(a).

Cuando alguien ve que alguno de sus compañeros sufre de algún tipo de violencia escolar; 35%  de los alumnos avisa a alguien para que detenga la situación, el 29% no hace nada, al 10% no le interesa si hay violencia en su institución y el 26% intenta detener la situación.

Amenazaría a alguien; el 56% de los encuestados dijo que nunca sería capaz de amenazar a nadie, el 25% no sabe si en algún momento podría amenazar o maltratar a alguien, el 17% sólo si es provocado, el 1% si es inducido por sus amigos y el 1%  restante por molestar a uno de sus amigos.

Por último, se les preguntó si creían que este problema tiene solución y de los alumnos encuestados; 86% cree que sí se podrá eliminar el problema de violencia escolar en su institución, y sólo el 14% no lo cree.

De los alumnos que sí creen que se puede eliminar la violencia escolar en su institución: 18% sugiere que sea por medio de una plática, una campaña contra la violencia o un curso, 14% cree que llevándose bien, 18% opina que la violencia se puede eliminar hablando entre ellos, 13% con la contratación de más prefectos que estén en los salones y pasillos, 8% cree que con inculcar valores, 5%  piensa que expulsando y castigando a los agresores, 6% cree que dando aviso a algún profesor (delatando al agresor), 2% piensa que poniendo más orden, y por último el 5% de las respuestas fueron anuladas, ya que no había coherencia en sus respuestas.

De los que no creen que se pueda eliminar la violencia escolar en la Prepa 2; 49% dice que siempre va a existir violencia, el 25% no sabe cómo eliminarla, el 13% dice que es una población muy grande para terminar con la violencia y el 13% afirma que este problema no se presenta muy seguido.

 

Discusión

Debido a que los alumnos de Iniciación Universitaria (nivel secundaria) y de nivel bachillerato comparten las instalaciones educativas, el contexto estudiantil trae como consecuencia actos de acoso escolar, minando así la integridad física y emocional de los y las adolescentes. Todo esto se debe a la falta de supervisión y control de la población estudiantil por parte del personal capacitado.

De los estudiantes que contestaron el cuestionario, 86% cree que sí se puede eliminar el problema de la violencia escolar en la Prepa 2, y sólo 14% cree que no se podrá solucionar este problema.

Es probable que la opinión de los estudiantes que creen que no se puede solucionar el problema de la violencia, se deba a la falta de información y desconocimiento sobre dicho tema. Debido a que la mayoría de los estudiantes consideran que sí se puede acabar con la violencia en su escuela, y un 18% de éstos concuerdan con que se puede disminuir por medio de pláticas, cursos y campañas, propusimos el siguiente proyecto:

 

Propuesta

Alternativa de solución: Curso-taller para prevenir la violencia escolar, “PREPArándonos para UNAMejor convivencia entre iguales”.

Para combatir y/o prevenir la violencia escolar dentro de la institución educativa Escuela Nacional Preparatoria No. 2 “Erasmo Castellanos Quinto” de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se realizó e implementó un curso-taller encaminado principalmente a concientizar a los estudiantes sobre el fenómeno de la violencia escolar, para que con esto, aprendan a poner en juego sus potencialidades e identifiquen  los tipos de violencia más frecuentes en su entorno escolar, las causas que la originan y las maneras en que se puede contrarrestar; desde esta postura, el alumno pasará de ser partícipe o espectador de la violencia, a ser un agente solucionador del problema, adoptando actitudes como la denuncia, manejo de toma de decisiones, actitudes asertivas y manifestando en todo momento una comunicación efectiva  para crear un ambiente armónico, donde predominen el respeto, la tolerancia, la confianza y la empatía.

Objetivo: Prevenir las conductas de acoso escolar o bullying presente entre las y los adolescentes de primer grado de Iniciación Universitaria, con el fin de generar entre ellos y ellas procesos colectivos de concientización y reflexión en relación con este fenómeno; para que, en consecuencia, disminuyan las conductas de riesgo en sus relaciones intrapersonales e interpersonales, y así, puedan desarrollarse íntegramente los alumnos en un ambiente sano y  armonioso, que coadyuve a un mejor crecimiento personal, social y académico.

Ofrecer a los y las adolescentes  los recursos cognitivos, sociales y emocionales que les permitan reflexionar en torno a la violencia escolar; con el fin de generar en ellos un conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y valores necesarios para que puedan enfrentar con acierto, mediante la vía pacífica y el diálogo responsable, las  situaciones de conflicto que vayan surgiendo dentro del ámbito escolar y a lo largo de sus vidas.

Población atendida. El curso-taller fue impartido al grupo 160, conformado por 38 estudiantes, nos fue asignado debido a que regularmente presentaba problemas de conducta.

Duración. La duración del curso-taller fue de 20 horas, con 15 sesiones en total; fueron impartidas cuatro sesiones por semana,  cada una con una duración de 1 hora 20 minutos.

Estructura del curso. Los contenidos del programa se dividieron, cada uno  en tres niveles:

Nivel I: Contextualización del sujeto.

UNIDAD 1. LA ADOLESCENCIA: Construcción de identidades

 

Nivel II: Aproximación al problema.

UNIDAD 2. LA VIOLENCIA ESCOLAR: Conflictos y conductas de riesgo

 

Nivel III: Alternativas de solución al problema.

UNIDAD 3. APRENDIENDO A CONVIVIR: PREPArándonos para UNAMejor convivencia entre iguales.

 

Conclusiones

La experiencia que nos brindó aplicar el curso-taller, Preparándonos para UNAMejor convivencia entre iguales, nos permitió conocer los dos lados de la moneda,  como diseñadores y nosotros mismos como actores, lo que posibilitó detectar nuevas necesidades e implementar, según el caso,  soluciones.

Desde las primeras sesiones del curso-taller, nos enfrentamos con el problema de un espacio fijo y adecuado para llevarlo a cabo, por lo tanto nos adecuamos al espacio brindado.

Ajustamos la planeación a las necesidades reales del grupo, el hecho de que tuviéramos la planeación didáctica en las manos, no quería decir que se tuviera que llevar a cabo sin modificación alguna, sino por el contrario, en la marcha del curso-taller se afirmaron o rechazaron las actividades planeadas o bien, se implementaron nuevas, debido a que cada grupo tiene características diferentes y, por lo tanto, responden de forma  diferente. Aunado a lo anterior, redujimos el número de actividades didácticas, previamente planeadas, ya que durante la práctica, nos dimos cuenta de que no nos alcanzaba el tiempo para llevar a cabo todo lo planeado, y consideramos que algunas eran innecesarias.

También fue importante que nosotros, como facilitadores, aprendiéramos a manejar la preocupación por alcanzar los objetivos planeados, es decir, queríamos que los alumnos demostraran en poco tiempo un cambio de actitud de acuerdo con los objetivos establecidos; el priorizar los objetivos y no el proceso pudo alterar nuestra actitud y acción frente al grupo en el trascurso del curso-taller.

Además, durante el curso aprendimos  la responsabilidad que tiene  un profesor al estar a cargo de un grupo; las decisiones y la dirección del grupo son responsabilidad suya. En la práctica no hubo nadie observándonos para que aprobara y orientara nuestro actuar, lo que resultó favorable puesto que es aquí donde se ponen en juego los conocimientos adquiridos durante nuestra formación.

En general, la práctica nos posibilitó conocer concretamente y comprender,  más allá de la teoría. La práctica nos lleva a confirmar la teoría, a refutarla y cambiarla, específicamente en donde teoría y práctica son parte  del fenómeno educativo, que es el objetivo de nuestra acción.

 

Referencias

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Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx

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