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Año: 2021 Mes: ENERO-ABRIL Número: 89
Sección: MISCELANEA Apartado: MISCELANEA
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Cornelia
Karla Selina López López

Cornelia

Por: Karla Selina López López

Era una noche fría de invierno, todos se encontraban en la calidez de sus hogares reinados por el amor y la alegría. Sin embargo, la calle de Cornelia se encontraba sin luz, sin amor y sin entusiasmo, parecía un lugar fantasmal, vacío y triste, aquel lugar lejano a la hermosa tradición navideña.

Un día Dorothea caminaba cerca de aquella calle, apresurando el paso porque recordó que sus padres le habían dicho que se pasará con cuidado por ese lugar. Todo pasaba como de costumbre, paso rápido la calle sin dificultad alguna, pero algo sucedió, un niño avanzaba hacia ella, Dorothea se asustó e intento caminar más rápido pero no pudo, él pequeño logro ponerse frente a su camino.

-       ¿Cómo se llama tu muñeco? – dijo el niño.

-       ¿Este? – Con voz temblorosa, respondió Dorothea.

-       Sí, ese. Es que quiero dibujarlo para jugar con él, por eso quiero saber su nombre – Suplicando el niño.

-       Pues dile que te compren uno tus papás, se llama Kristoff, sale en una película que se llama Frozen – más tranquila la niña y con tono amigable.

-       La última película que vi fue La era del hielo y eso fue cuando una familia dejo las cortinas abiertas en navidad y pude verla. – En un tono triste respondió aquel niño.

-       Oh! Bueno, adiós. – La niña con una voz entre cortada por la tristeza de aquellas palabras, se marchó.

Llegando a su casa Dorothea, por primera vez le surgió la duda de porque era así aquel lugar, porque sus padres le decían que se anduviera con cuidado, porque le decían que eran unos amargados cuando las luces navideñas reinaban en la ciudad y esa callecita permanecía sin luz… Su nana se acercó y le pregunto qué pasaba, la niña le contó sus inquietudes.

-       Ven, vamos a tu habitación, es hora de tu siesta – le dijo la anciana.

-       Sí nana, ya voy.

-       Acomódate y acurrúcate, te voy a contar la pequeña historia de Cornelia… Aquel lugar era lleno de alegría en navidad, todo un festival. Pero algo paso, mientras rompían la piñata y se lanzaban los cohetes festejando la llegada de la navidad, todo cambio… cuando por error el bate pegó en la cabeza del pequeño Jesús, que después de unos segundos quedo inconsciente, todo mundo quedo en shock, y María, su madre, se acercó al niño y lloro hasta que se dio cuenta de que ya no respiraba, quedo desolada, la calle prometió no celebrar más la navidad, pues le recordaba aquel incidente. El festejo era fuente de ingresos, pues la gente les pagaba por entrar a festejar con ellos, pero cuando eso paso y no festejaron, poco a poco se hizo aquella pobre y triste calle que es ahora. – Contó la anciana.

-       Ahora todo tiene sentido, con razón los niños no reciben juguetes, nana, sé que estoy muy enferma, mi corazón no resistirá. Prométeme que con mí herencia, cada año, llevaran la navidad a aquellos niños y que les proyectarán películas, pero no lleven piñatas y cohetes… - susurro la niña.

-       Claro que sí mi niña, ahora duerme.

La niña durmió y no despertó jamás.                                                                                            


Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx

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