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Año: 2020 Mes: SEPTIEMBRE-DICIEMBRE Número: 88
Sección: PALABRAS PERIPATÉTICAS Apartado: Literatura
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ACUARIO
Mtro. Alfredo Maldonado Sánchez

ACUARIO

Mtro.  Alfredo Maldonado Sánchez

            Ella se lo pidió una y otra vez. Pero después de dudarlo, y no sabiendo si jugaba con él igual que hacía poco lo hicieron  las otras, decidió decirle que no, que mejor esperara.

            Con el rostro contrito ella se sentó resignada frente a la incomprensión de sus necesidades. Cómo convencer a alguien a quien apenas había visto a partir de la semana pasada y que no la conocía lo suficiente como para intuir la causa de su petición,  esa corriente, a punto de desbordar, que fluía avasallante desde su interior.

           Así, él, muy formal en su papel de profesor de inglés, continuó con el ejercicio de jaijaguarllú, pero alguien desde atrás gritó: “hay agua en el piso”, y él exclamó: “ya tiraron de nuevo una botella”, pero alguien más aclaró, “no, es Acuario que se está haciendo pipí en su silla”.

            Y, efectivamente, sentada en su banca, Acuario, que antes le había pedido permiso insistentemente para salir al baño, no pudo aguantar más, y a la vez que dejo correr silenciosamente sus lágrimas lo hizo también con el líquido tiránico que su vejiga ya no pudo contener.

            “Trágame tierra” pensó el profesor de inglés, que por primera vez en su vida trataba con niñitas y niñitos de segundo grado de primaria. Desesperado, volteó a buscar a la maestra titular del grupo, para solicitarle llevara a la alumna al baño, pues aunque el asunto era urgente, no resultaba lo más apropiado que él atendiera a la niña en ese delicado aspecto. Buscó a la maestra en los alrededores del salón pero no la encontró, por lo que decidió  correr a la dirección a buscar la ayuda de la primera maestra que encontrara.

            Luego, la titular del grupo supo del asunto, y, para deslindar responsabilidades, después del niño ahogado, o mejor dicho de la niña empapada, doctamente, dio el consejo al profe de inglés, de que debía ser muy cuidadoso con las peticiones para ir al baño que le hicieran niñas tan serias como Acuario, y que, además, sería importante que por una parte anotara el hecho en su bitácora así como que por otra, le pidiera disculpas a los padres de la niña, que ya habían sido avisados para recogerla o traerle ropa para que se cambiara.

            Sería hora en que el profe de inglés debería haberse retirado de la escuela, pues ya había cubierto el tiempo que en ese día le tocaba impartir clase, sin embargo, esperó a que los padres llegaran, para explicarles que había sido él quien había negado el permiso de salir al baño a Acuario, y que como responsable del hecho, les pedía una disculpa, todo ello frente a la maestra de grupo, quien quedó satisfecha de que no le fueran a colgar el santito, porque, “ya ve luego que hay cada papá”.

            Mientras tanto, el profe de inglés recordó que el año anterior con los de sexto, había tenido un grupo en el que la maestra tenía dos cartones para salir al baño, uno para las niñas y otro para los niños. Si el cartón estaba en el salón, cualquiera podía solicitar salir de inmediato, si no, sólo debía esperar el regreso de quien hubiera ido en ese momento. Por ello, la gran innovación que el profe de inglés pensó establecer, a partir de la siguiente clase fue que quien quisiera ir al baño debía pedirlo por lo menos en una de las tres formas sinónimas en inglés con  que  aprovechó el triste suceso, para enriquecer el vocabulario del alumnado.

            También se rumora que es cierto que el profe de inglés fue a informar a la directora de lo que había sucedido, no porque ésta no lo supiera, sino por lo mismo que se esperó más allá de su horario, simplemente para que los hechos fueran oportunamente aclarados y la noticia no se volviera chisme.

            Así que, el profe sigue saludando de besito a la maestra y todos contentos, aunque, a decir verdad, él también probó el sabor de unas apenadas lágrimas que jamás rodaron por sus ojos y que, no obstante, le dejaron un amargo sabor en la garganta, además de aguantarse las ganas de hacer pipí, que no satisfizo por estar al pendiente de la llegada de los papás de Acuario y luego salir volado hacia el otro lugar donde desde hacía una hora ya debería haber estado enseñando a decir apropiadamente a otros niños: meiaigotudibadrrumplis?

 

Alfredo Maldonado Sánchez

nicebutterflies@hotmail.com.mx  


Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx

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