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Año: 2020 Mes: SEPTIEMBRE-DICIEMBRE Número: 88
Sección: PALABRAS PERIPATÉTICAS Apartado: Enseñanza de la Historia
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CHIAPAS: INDEPENDENCIA Y AGREGACIÓN A LA FEDERACIÓN MEXICANA
Dr. Arturo Corzo Gamboa
Hace 199 años.
La independencia que promulgó Comitán el 28 de agosto de 1821 fue una declaración local redactada por el Ayuntamiento en la asamblea que celebró ese día a instancias de los síndicos Miguel José Ortiz y Victoriano Cancino. Los asistentes discutieron el peligro que representaba para la ciudad el avance del ejército libertador mexicano, denominado de las Tres Garantías, que ya se había apoderado de Oaxaca. Creyeron que lo más conveniente era declarar la independencia y reconocer al gobierno imperial para no sufrir la ocupación de aquel ejército. La declaración comiteca dio lugar a la que el 3 o el 4 de septiembre las autoridades de la intendencia elaboraron en Ciudad Real (hoy San Cristóbal de las Casas), capital civil y eclesiástica, que fue más lejos al anunciar que toda la provincia era parte integrante del Imperio Mexicano. De modo que Chiapas se liberó de España y se entregó voluntariamente al recién independizado país del norte, olvidando su pertenencia a la Capitanía General de Guatemala. El gobierno de Ciudad Real aceptó de buen grado que Chiapas estaba dentro de la América Septentrional, entidad en la que sobresalía el México del libertador Agustín de Iturbide. El camino que trazaron los ciudadrealeños sería seguido por las autoridades de las demás provincias guatemaltecas, lo cual fue sencillo porque en esos momentos declarar la independencia era consumarla sin padecer una guerra fratricida. Todos esos intentos derivaron del triunfo mexicano.
Las declaraciones de Comitán y Ciudad Real, a las que se sumaron las de la villa de Tuxtla y el pueblo de Chiapa, provocaron que el 15 de septiembre en la Ciudad de Guatemala el capitán general Gabino Gaínza, los funcionarios de su gobierno, los representantes del clero y del ejército y otros personajes distinguidos proclamaran la independencia de la capital únicamente. Enseguida hicieron lo mismo otras provincias de la capitanía, algunas de las cuales decidieron unirse al Imperio Mexicano.
En esta etapa de la historia de Chiapas sus dirigentes aceptaron que la provincia formara parte del país que el coronel Iturbide había emancipado. Se trata de una declaración que pudo haber quedado sólo en eso. No obstante, llegó la precipitación cuando leyeron y discutieron el acta independentista de la Ciudad de Guatemala y comprobaron que marcaba una buena distancia respecto de México. Por esa diferencia sustancial y otras que especificaron una a una, a finales de octubre comisionaron al bachiller Pedro José Solórzano, cura de Huixtán y miembro de la Diputación provincial, para que gestionara en la Ciudad de México la separación de la provincia del gobierno de la capitanía y su aceptación en el imperio. Los ciudadrealeños atribuyeron al gobierno mexicano las funciones que antes desempeñaba la administración española. La gestión del comisionado Solórzano se vio recompensada el 16 de enero de 1822 al expedir la Regencia el decreto por el cual Chiapas quedaba separada perpetuamente del Reino de Guatemala y admitida en el número de las que componen el Imperio Mexicano…
Durante el corto gobierno iturbidista, antes de la coronación del emperador (en julio de 1822), el general Vicente Filisola salió de la Ciudad de Oaxaca a la cabeza de 500 soldados con rumbo a Ciudad Real. Por coincidencia, esto ocurrió el 16 de enero, el día en que Chiapas fue reconocida como una de las provincias del imperio. Desde la capital chiapaneca, la llamada División protectora avanzó hasta llegar, en junio, a la Ciudad de Guatemala. Su objetivo era proteger a los independentistas de Chiapas y de las otras provincias guatemaltecas que deseaban anexarse al imperio. Esa avanzada triunfal se detuvo porque, entre diciembre de 1822 y los primeros meses de 1823, el gobierno mexicano sufrió los embates de sus enemigos: diputados y militares se rebelaron contra el Imperio y proclamaron la República, consiguiendo que el emperador abdicara el 19 de marzo. Los chiapanecos evitaron esa lucha, declarándose en un primer momento partidarios de Iturbide. El proyecto imperial no pudo concretarse, pero distingue a Iturbide entre todos los gobernantes mexicanos por haber sido el único que pudo contemplar una gran patria indohispánica que se extendía desde California, Nuevo México y Tejas hasta Costa Rica.
El nuevo régimen político se propuso dar forma a un país republicano, siguiendo el modelo estadounidense; en ese proyecto el antiguo Reino de Guatemala quedó relegado, como si los rectores de la política mexicana supieran que las provincias guatemaltecas continuarían unidas a México. En lo que atañe a Chiapas, la provincia fue alcanzada por el cambio, viéndose de pronto sin una autoridad superior que la gobernara. Para subsanar esa carencia, en junio de 1823 sus dirigentes organizaron una Junta Provisional Gubernativa a la que el día 8 le confirieron el carácter de Suprema y discutieron la vigencia del pacto de unión a la nación mexicana. Nada pudo resolverse porque se registró un empate entre los 10 representantes de los partidos territoriales que estaban presentes (faltaron 2).
La Junta Suprema Provisional Gubernativa expidió, entre otros, 3 decretos esenciales en la historia chiapaneca: 1) El decreto “de bases”, que promulgó el 31 de julio de 1823, 52 días después de su instalación. En ese documento se comprometió a verificar con detenido examen el pronunciamiento de los pueblos respecto del país al que quisieran agregarse, que eran las repúblicas federales de México y de las Provincias Unidas del Centro de América (no Guatemala, como se acostumbra decir erróneamente). No especificó el mecanismo que utilizaría para darle cumplimiento. 2) Durante todo agosto nada sucedió, menos aún en septiembre, pues, estando de paso el general Filisola, que iba de Guatemala a México, el día 4 desbarató a la Junta suprema por órdenes de su gobierno. Fue hasta 42 días después de la salida de Ciudad Real (el 4 de noviembre) del coronel Felipe Codallos y el centenar de soldados que habían quedado a su mando, que la Junta suprema reinstalada expidió, el 16 de diciembre, la circular o manifiesto en el que pidió a todos los pueblos y partidos, ayuntamientos y personas ilustradas que le dirigieran sus informes o memorias y le patentizaran si les convenía ser de México o de Guatemala (lo correcto hubiera sido referirse a las Provincias Unidas del Centro de América). De nuevo, no mencionó el mecanismo que usaría para finiquitar la consulta. 3) Debido a que no todos los pueblos habían mandado sus actas, el 24 de marzo de 1824 la Junta expidió una nueva circular en la que les pidió que lo hicieran cuanto antes y les advirtió que no haría más que declarar solemnemente el pronunciamiento conforme a la base de la población. Esto significaba que no habría debates ni confrontaciones entre los representantes y que la cantidad de habitantes sería fundamental, es decir, todos serían contados, hasta los niños recién nacidos. A pesar de su importancia, no dispuso formar un padrón de población que indicara la cantidad de habitantes de cada pueblo.
El 26 de mayo, dos meses después de esta última circular, el Congreso mexicano publicó un decreto en el que señaló al gobierno de Chiapas que tenía un plazo de 3 meses para que mostrara su voluntad de agregarse a México. Este decreto funcionó como un ultimátum que obligó a la Junta suprema a apresurar el desarrollo de los trabajos que había emprendido; de modo que el 28 de agosto formó una comisión para que organizara un padrón de población y otra para que examinara las actas y contestaciones de los pueblos. Nadie sospechó —era imposible— que en 15 días los representantes conductores de la Junta iban a dar por concluido el proceso (12 de septiembre). Las comisiones cumplieron la tarea que les fueron encomendadas y entregaron su dictamen: el 9 de septiembre la que revisó las actas de los pueblos y, el 11, la que preparó el padrón de población. Es evidente que los representantes de los pueblos no pudieron saber cuántos habitantes tenían, pues la Junta, con el padrón en sus manos, dejó pasar tan sólo 24 horas para anunciar que todo había terminado. Esto ocurrió el domingo 12 de septiembre de 1824.
Firmaron el acta de ese día sólo 9 de los 12 representantes de los partidos territoriales; no se presentaron los de Tonalá, Llanos (Comitán) y Ocosingo por diversos motivos que justificaron. La reunión se desarrolló en presencia del señor Agente del Supremo Gobierno de la República Mexicana, Don José Javier de Bustamante… El gobierno de las Provincias Unidas del Centro de América no envió ningún comisionado.
Los representantes, haciendo labor de escrutadores, determinaron que quisieron unirse a la federación mexicana: Ciudad Real, Chamula y Zinacantán, en total, 3 pueblos; el partido de Llanos (Comitán) sin los pueblos que se mencionan en el párrafo siguiente, en total, 12 pueblos; los partidos de San Andrés (8 pueblos), Huixtán (6 pueblos) y Simojovel (6 pueblos); y los pueblos de Yajalón y Petalcingo (2 pueblos del partido de Tila). Los totales fueron: 37 pueblos y 96 829 personas.
Resultaron por la agregación a la federación de las Provincias Unidas del Centro de América: el pueblo de San Felipe (1 pueblo del partido de Ciudad Real); los pueblos de Zapaluta y Chicomuselo (2 pueblos del partido de Llanos o Comitán); los partidos de Tuxtla (16 pueblos), Tonalá (3 pueblos), Ixtacomitán (17 pueblos), Palenque (3 pueblos); el pueblo de Tila (1 pueblo del partido del mismo nombre), y el partido de Soconusco (14 pueblos). Los totales fueron: 57 pueblos y 60 400 personas.
El partido de Ocosingo (7 pueblos) y los pueblos de Sabanilla, Tumbalá y Moyos (3 pueblos del partido de Tila), por no dar opinión a una ni a otra parte fueron considerados como indiferentes. Aquí los totales son: 10 pueblos y 15 724 personas (datos numéricos que no están consignados en el acta). En realidad, son indiferentes los 7 pueblos del partido de Ocosingo (10 836 personas), pero no Sabanilla, Tumbalá y Moyos, del partido de Tila, que expresaron su deseo de ser independientes. Los totales de estos últimos fueron: 3 pueblos y 4 888 personas.
La Junta suprema afirmó: la Provincia de Chiapa, compuesta de doce Partidos […] y en ellos de ciento cuatro pueblos, presenta por base de su población ciento setenta y dos mil novecientas cincuenta y tres mil almas, y concluyó que la mayoría de la población se pronunció a favor de la República Mexicana.
Dos días después, el martes 14 de septiembre de 1824, en el salón de juntas de Ciudad Real, se reunieron los representantes de los partidos territoriales, el comisionado mexicano Bustamante, el venerable Cabildo sede vacante en unión del gobernador del Obispado, el jefe político, el Ayuntamiento, el intendente con los empleados de hacienda, los prelados de las comunidades religiosas y el vecindario de distinción. Hicieron uso de la palabra el presidente de la Junta, Manuel de Jesús Robles, representante del partido de San Andrés, y el secretario Martín de Esponda, de Ixtacomitán. Bustamante, el comisionado mexicano, ofreció al estado libre de Chiapa la protección del gobierno de México para encaminarlo a su mayor rango y felicidad. También participaron el jefe político Luis Antonio García y otros funcionarios civiles y eclesiásticos.
Firmaron el acta sólo 8 representantes, debido a que el capitán Joaquín Miguel Gutiérrez, representante del partido de Tuxtla, se retiró de Ciudad Real y volvió a la villa de Tuxtla argumentando que no estaba de acuerdo con la forma en que procedió la Junta. De manera que sólo dos poblaciones, ambas del partido de Tuxtla, protestaron por el hecho consumado: la villa de Tuxtla, el 16 de septiembre, y el pueblo de Chiapa, el 19.
Así se consumó, el 14 de septiembre de 1824, la unión de Chiapas a la federación mexicana, hecho histórico que en este 2020 está cumpliendo 196 años.
Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx