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Año: 2020 Mes: MAYO-AGOSTO Número: 87
Sección: PALABRAS PERIPATÉTICAS Apartado: Sociales
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DISCURSO PARA LA OCTAVA GENERACIÓN DE LA MEB
Dra. María Guadalupe Villegas

Deseo agradecer al Comité de Posgrado de la Maestría en Educación Básica de la Unidad UPN 094 Centro Ciudad de México por  la invitación para dirigir este discurso, que para mi es un honor, un compromiso y un privilegio.

 

Los tiempos actuales, donde las certidumbres se nos escapan de las manos, donde al ser humano se le ha cosificado  y soló ha sido considerado un objeto de consumo, con un capitalismo voraz que no le interesa el daño que cause al único planeta habitable que conocemos hasta este momento. Históricamente se ha coloca la esperanza de cambio en a educación, pero la  escuela de la modernidad y posmodernidad ha cambiado poco, se nos presenta intacta, en su estructura y prácticas escolares cotidianas, quien se atreve a cuestionar el orden establecido,  quien se atreva a iniciar un cambio, inmediatamente es etiquetado como desadaptado, rebelde y conflictivo. Porque el cambio atenta contra la falsa estabilidad, contra el “deber ser”, lo que ha contribuido a que la escuela haya permanecido tal como la conocemos el día de hoy, durante  tres siglos y casi dos décadas del siglo XXI, en sus espacios la inercia y la exclusión  han sido las Reynas escolares.

 

Inmersos en una cultura posmoderna, en donde todo se nos desvanece de las manos el maestro ya no cuenta con un “populacho” que ilustrar y ennoblecer, como lo había sido en sus orígenes en los tiempos de la ilustración, ahora cuenta con clientes que hay que seducir, la seducción es una actividad que se prologa de forma indefinida, ahora se trata de crear necesidades nuevas, mientras se mantienen aquellas que ya están afianzadas  o permanentemente insatisfechas, el objetivo central de la cultura de hoy es  evitar el sentimiento de satisfacción  en sus ex súbditos y pupilos hoy transformados en clientes a quienes hay que mantener siempre con hambre, insatisfechos para dejar espacio a nuevos antojos y necesidades que satisfacer. Como lo ha planteado Bauman (2013) en una de sus obras “La cultura en el mundo de la  modernidad líquida”, Además en una nueva época como la ha denominado Gorostiaga (2000) Geocultural, de aprecio a la diversidad que se entreteje con un tejido social deshecho y un capitalismo voraz en donde todo es mercancía. Este es el escenario donde laboran nuestras egresadas, espacios donde se vive en el día a día la inclusión y la exclusión de todo tipo.

 

Hoy nos encontramos en este bello recinto para celebrar el egreso de esta generación de profesionales de la  “Maestría en Inclusión e Integración Educativa”, “Lengua y Recreación Literaria” e “Interculturalidad y Pedagogía de la Diferencia”de la Unidad 094 Centro CDMX de la Universidad Pedagógica Nacional. Egresadas que han mostrado un compromiso con su propio proceso formativo como profesionales de la educación inmersas en el cambio,  cuyas acciones han estado y estarán permeadas de la hospitalidad hacia el Otro, recordando a Skliar, “Ese debería ser  el sentido del gesto-acto de educar: recibir al otro sin cuestiones, sin preguntas, sin sospechas y, sobre todo, sin juzgar, para entablar una conversación a propósito de qué haremos con el mundo y qué haremos con nuestras vidas”. (Skliar, 2017:20)

 

Esta es una generación de profesionales de la educación brillante, que enorgullece a esta casa de estudios, porque su constante fue manifestar un compromiso con su propio proceso formativo, a semejanza de un diamante tuvieron que pulirse así mismas, porque el diamante para lograr el brillo de sus múltiples caras, requiere esparcirse así mismo en polvo, y ese polvo que cubre al diamante posibilita el pulido al hacer fricción en un disco giratorio sobre cada una de las caras, pero esta brillantes que logra con el pulido, hace que el reflejo de la luz sea más intenso y nos deleite con su belleza, así ha sido este proceso formativo que un día inicio, pero que nunca terminará.

 

Afortunadamente en este proceso han estado acompañadas de sus seres queridos, (padres y madres de familia, conyugues, tíos, hijos, hermanos, amigos), que con su amor y paciencia han minimizado las omisiones y los silencios que se hicieron en esos momentos de reflexión y de estudio, de quebranto y transformación. Porque la familia ha compartido con ellas alegrías y tristezas en este arduo proceso formativo, que nunca terminará, porque la formación es permanente, es un constante pulirse para mantener el brillo deseado y nunca alcanzado, que posibilite no caer en las tinieblas. Por lo que no queda más que decirles a estos seres queridos ¡Gracias por su compañía, por el brazo enérgico que las sostuvo cuando paso por la mente el claudicar, por las palabras de aliento, por las sonrisas, por las noches de desvelo, por la compañía, por la prudencia y por su gran amorosidad!

 

Sin lugar a dudas, algunos de sus maestros han dejado huella en ustedes porque los han acompañado en este proceso de aprendizaje, que exige construir una atmosfera, un clima, en donde la educación tenga un sitio peculiar dentro de las relaciones y las experiencias esenciales de la vida. Maestros, gracias por la exigencia permanente de  que se incidiera en la transformación de las prácticas escolares, por incitar a la  reflexión del propio hacer y el descubrimiento de lo que nos habita. Porque es ahí en las prácticas escolares donde han realizado y continuaran realizando diversos encuentros con el Otro, con los niños,  jóvenes y adultos de este siglo XXI, cuestionándose como Ana Arendt en su libro “Entre el pasado y el futuro!”. (1996) “Si educar no tendría que ver con una cierta  forma de amar el mundo lo suficiente como para no dejar que se acabe y abrir, así, el paso a lo nuevo en tanto nacimiento; y si el educar no tendría que ver con una cierta forma de amar a los demás lo suficiente como para no librarlos a su propia suerte, a su propio destino en apariencia inconmovible e inamovible” (Arendt en Skliar, 1996:16) Por ese amor a la educación, al conocimiento, a los otros, al mundo, permítanme hacer un reconocimiento a cada uno de sus profesores, pero también a cada una de las maestras que hoy egresan.

 

La Universidad Pedagógica Nacional, cimbra sus esperanzas de cambio en esta generación, en este momento histórico donde la educación básica propone un enfoque humanista a través de la “Nueva escuela Mexicana”, en donde una prioridad es visibilizar a los invisibilizados, a los sin voz, a los excluidos, a partir de construir una  “patria de los afectos” como lo ha planteado Skliar. (Skliar, 2017:16) para que todo niño o joven o adulto, goce y pueda ser un actor social para esparcir un ambiente de amistad, amor, fraternidad y hospitalidad y permitir que la alteridad proporcione la oportunidad de valorar la diferencia y poder convivir en paz. Esto exige el trastocamiento del papel del profesor, ya no más en el centro de gravedad, sino como un mediador que tiene la oportunidad de surcar mares incognitos, espacios misteriosos, tiempos detenidos, y rumbos inciertos, porque siempre hay un encuentro por venir, un mundo por venir y en esa búsqueda de participar como actores educativos cargados de amorosidad hacia el Otro, como plateó Heidegger (se le va la existencia en su existencia misma). “Que le va en su existencia esta existencia misma”. (Heidegger, en Levinas,2005 :47)

 

Por qué a la vida le basta una grieta para brotar, como lo ha planteado  el argentino y literato Ernesto Sábato, en la medida que vayamos haciendo grietas en los muros y rocas que oprimen a los excluidos del aprendizaje en las aulas escolares, y que posiblemente engrosen las filas de los excluidos socialmente, lograremos poner en alto el lema de la Universidad Pedagógica Nacional “Educar para transformar”.

 

FELICIDADES 8ª.  GENERACIÓN,   

por esa responsabilidad ilimitada por el Otro.


Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx

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