Se necesita un valor.

Puedes Buscar por: Año, Número, Autor, Artículo.

Menú Principal

Redes Sociales

Contador

Número de visitas: 120543 desde Febrero 2012

Sitios de Interés

Revista Xictli
Revista Xictli Nueva Época

Comentarios sobre el artículo

Comentarios (0)

Artículo

Estas viendo el artículo número: 168

Imprime el artículo

Año: 2020 Mes: MAYO-AGOSTO Número: 87
Sección: INVESTIGACIÓN Apartado: Educación Ambiental
Ver más artículos de esta sección

BREVE HISTORIA DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL
MTRA. MARÍA GUADALUPE HERNÁNDEZ PÉREZ

Sinopsis:

 

El documento realiza un breve recorrido por las principales cumbres sobre la constitución de a Educación Ambiental, reflexiona sobre la manera en cómo surgió y sobre la responsabilidad humana que nos exige una ética ambiental o nueva racionalidad ambiental, más aún cuando el siglo XXI impone retos y escenarios llenos de incertidumbre.

 

Palabras Clave: Ecología; Educación Ambiental; Racionalidad Ambiental

 

INTRODUCCIÓN

 

La historia de la Educación Ambiental tiene un proceder singular, inicia con tratamiento disciplinario desde la ecología y va incorporando el ambiente humano o ambientalismo, así como una racionalidad ambiental a fines del siglo XX.

 

La ecología se concibe como una disciplina biológica, que se aboca al estudio de la “vida en la casa”, hace hincapié en “la totalidad o patrón de las relaciones entre los organismos” (Castro Rico, 2004:65), afirma la necesidad de las interrelaciones entre los individuos con respecto a la naturaleza.

 

De hecho, la ecología se encamina a ver los esfuerzos civilizatorios para modificar el medio. En este sentido, se plantea como una ciencia que ha tenido un desarrollo gradual (Ibidem.:66) que representa la preocupación por la relación del hombre con la naturaleza.

 

El medio ambiente siempre ha representado una opción transformable, una alacena, un satisfactor permanente, que en la década de los sesenta se plantea como un “equilibrio roto”.

 

Los ecólogos fueron escalando el concepto disciplinario que partió de la idea de ecología como “ciencia de las relaciones de los organismos con el medio” (Hackel,

 1987: 57), disciplina que intento integrar la totalidad y que poco a poco fue admitiendo la “reflexión de la naturaleza del ser humano en, con y para su medio ambiente” (Castro Rico, 2004: 72).

 

El Ambientalismo es entonces, un hacer con-conciencia que accede a la complejidad (Leff 1986:9), por ello, la necesidad de escalar el concepto de una racionalidad biologicista a una ética ecológica (Sosa 1990:32).

 

Todo esto, nos da la oportunidad de acceder a un “cosmovisión ambiental” (Kormody 1975:237) porque el hombre, en contraste con el resto de los otros seres posee una necesidad ético-moral de proteger el ambiente; vigencia vital (Amor 1999:18), por tanto, se exige una revisión radical de nuestros presupuestos.

 

El Ambientalismo refiere los siguientes ámbitos:

  • Éticos: por percatarse de la responsabilidad del hombre en la conservación de la naturaleza en todas sus manifestaciones.
  • Estéticos: para la inspiración y el reposo.
  • Científico: para conocer la naturaleza y los procesos dinámicos de ésta.
  • Educativos: para entender el ambiente en que vivimos.
  • Recreativo: para el cambio de actividades y diversión
  • Económico: Para los beneficios materiales derivados de los recursos naturales.

 

Reconoce diversos tipos de valores con respecto al ambiente:

  • Valores éticos
  • Valores educativos
  • Valores científicos
  • Valores económicos

 

I.- HISTORIOGÉNESIS

 

La Historia Ambiental o Eco-historia nace con el objetivo de identificar los        procesos de las sucesivas y crecientes modificaciones resultantes de la interacción sociedad / naturaleza, desde los orígenes de la humanidad hasta el presente. Este enfoque histórico ambiental contribuye al abordaje de una compleja problemática para alcanzar la necesaria articulación del plano del conocimiento científico-técnico

con el de la gestión ambiental.

 

Partimos desde un pasado que nosotros no hemos vivido pero que está presente en nuestra forma de ver el mundo y la vida, de interactuar, de educar, de crear y de vivir, queriendo llegar a comprender otros momentos críticos de la historia para prevenir, rectificar y reorientar los procesos actuales de interacción sociedad/ambiente.

 

Ninguna disciplina por sí sola es capaz de abarcar los conceptos y las realidades que se encierran en una interpretación ambiental de los principales hitos de la historia humana, de sus causas y consecuencias, porque el enfoque ambiental las atraviesa a todas.

 

La evolución humana puede verse con una mirada ambiental, como un proceso dinámico de interacción entre tres factores: el hombre, su medio socio-cultural y la naturaleza.

 

Desde los primeros tiempos los grupos humanos se fueron diferenciando de las otras especies por la interacción que establecieron entre su potencial orgánico, psíquico, espiritual y su entorno social y natural. El hombre primitivo se confundía con la naturaleza, era uno más entre los seres vivientes de la Tierra, dependía muy estrechamente de lo que el medio natural le ofrecía. Para satisfacer sus necesidades de subsistencia, debía proveerse de agua, alimento y protección.

 

En etapas posteriores, la interacción entre los factores se hizo más compleja a partir de la intervención del ser humano. Sus recursos tecnológicos se perfeccionaban, impactaban sobre los recursos naturales renovables (suelo, agua, aire, vegetación, animales) y sobre los no renovables (cobre, plata, oro, zinc).

 

El paso de las economías de producción y consumo a las de acumulación/producción de excedentes, alteró las relaciones sociales y las sociedades interactuaban con la naturaleza en forma cada vez más compleja. Así nacieron estructuras (económicas, culturales, religiosas) con predominio de unas en detrimento de otras.

 

De tal manera, el ser humano inicia un tipo de relación con la naturaleza y con sus pares, diferente a la de otras especies. Como nómades, son recolectores de frutos y semillas, pero construyen puntas de flechas con madera, hueso y piedras talladas para la caza y la pesca. Aun así, viven condicionados por las estaciones, con períodos de abundancia y escasez. Pueden aprovisionarse de pocos alimentos y todavía no conviven en grupos grandes. Con el dominio del fuego aumenta y mejora su alimentación.

 

Tras largas observaciones a lo largo de miles de años, los varones y mujeres de los grupos nómades descubrieron el potencial de la tierra y sus secretos. Podían hacer sus propios alimentos: sembrar semillas, cosechar y construir más y mejores instrumentos; se vuelven agricultores y se asientan en aldeas. También aprenden a criar ganado y domesticar animales. Si bien cultivaban la tierra, se fueron extendiendo como trashumantes en busca de suelos vírgenes, tanto para cultivar, como para alimentar el ganado.

 

Con la expansión de sus economías de consumo y conservación para la subsistencia, se producían disputas y conflictos con otros pueblos. En un principio, no existía la propiedad del territorio, pero varios grupos tribales se posesionan de algunas tierras ya trabajadas o que ofrecían buenos pastos a las hordas pastoriles nómades. Cada familia constituía una unidad de producción y de consumo con el dominio comunitario de la tierra. Se asumen roles cada vez más diferenciados entre los varones y las mujeres, crece la capacidad tecnológica y productiva, el uso de fertilizantes (desechos humanos y de animales) aumentan y mejoran las plantas cultivadas y las especies animales para la producción de carne, leche y lana. Se crean objetos de cerámica que permiten cocer y almacenar los alimentos.

 

En esta etapa comienzan las alteraciones más importantes producidas por las actividades económicas de subsistencia sobre el medio ambiente: al haber mayor productividad, comienzan los procesos de deterioro del suelo, se buscan otras tierras para cultivar y se incendian bosques cuyos suelos también quedan expuestos a la degradación, comenzando los procesos de desertización en muchos territorios.

 

En esta etapa de la revolución agrícola, algunas sociedades fueron acumulando tantas innovaciones tecnológicas que provocaron importantes cambios socio- culturales. La acumulación de excedentes de alimentos permitió la aparición de diversas ocupaciones y el reordenamiento de toda la estructura interna de la sociedad.

 

A partir del incremento de la productividad se da, paralelamente, un proceso político facilitador de la acumulación de riqueza en manos de grupos minoritarios que incentivan cada vez más el desarrollo productivo con nuevos productos tecnológicos y con mano de obra de los prisioneros de guerra que sobrevivían en calidad de esclavos.

 

Las sociedades se estratifican verticalmente y se organizan políticamente, surge el estado   y   la   diferenciación   entre    campesinado    y    sociedad    urbana.    Sin embargo, al cabo de siglos, la deforestación, el exceso de cultivos y el pastoreo propiciaron el agotamiento de las capas de tierra fértil.

 

 

Una nueva etapa se agrega en el momento de la expansión de las agriculturas incipientes. Es producto de una innovación tecnológica que da lugar a civilizaciones centralizadas políticamente y más estables: el regadío.

 

De allí que una tecnología aplicada inteligentemente a ambientes naturales aptos pueda modelar la vida social, las culturas y crear civilizaciones más avanzadas o evolucionadas.

 

Con la extensión de los sistemas de irrigación y defensa contra las inundaciones y la construcción de obras hidráulicas se fomentó el crecimiento de las ciudades programas de urbanización, construcción de acueductos, redes.

 

En esta etapa de la evolución cultural de las sociedades, muchas civilizaciones se expandieron para la guerra o para el comercio, dando así lugar al establecimiento de los imperios.

 

Éstos se sustentaron en la productividad de los suelos manejados tecnológicamente, que permitieron la apropiación, el depósito y la distribución de los excedentes por parte de los agricultores. En realidad, tanto las historias de la Mesopotamia y Egipto, como la del Imperio Inca, están estrechamente ligadas al riego. Los reyes babilonios y sirios fueron, antes que nada, constructores de obras hidráulicas.

 

Los imperios de regadío se expandieron también gracias a una tecnología perfeccionada de la metalurgia de hierro forjado para la fabricación de herramientas, armas, ruedas, ejes y partes metálicas de embarcaciones. También se acuñaron monedas, se mejoraron carros de transporte, barcos mercantiles y de guerra. A ello se agregaron máquinas hidráulicas, molinos movidos por el agua, acueductos, la noria, la muela rotativa, cabrestantes y guías, así como los faros marítimos.

 

Con todo ello produjeron un impacto profundo pues crearon un sistema productivo nuevo, expandiéndose sobre extensas áreas y modificando el estilo de vida de innumerables pueblos. Estas civilizaciones ya mercantilistas, se relacionan con la naturaleza de una manera muy diferente a las civilizaciones del regadío que con sus tecnologías cuidaban el equilibrio natural. Con los instrumentos de metal, los imperios mercantiles esclavistas (asirios, griegos, romanos y bizantinos) destruyeron muchos bosques para abrir áreas de cultivo, ahora sólo dependientes de las escasas lluvias.

 

El caso más conocido es el Imperio Romano, que hacia fines del siglo IV y comienzos del V, se desintegra además por la invasión de los bárbaros quienes terminaron, con el tiempo, transformándose en sedentarios campesinos y en artesanos urbanos. Sus jefes, fueron luego la aristocracia y realeza de las antiguas provincias romanas.

 

Ya en la Edad Media, mediante el proceso de feudalización muchos latifundios agrícolas se convierten en tierras de uso común y en bienes administrados por la iglesia. La sociedad se organiza en tres estratos principales: la nobleza, el clero y los campesinos. En los primeros tiempos, la vida estaba concentrada en la comunidad rural prestando sus servicios al señor del dominio. En los campos de los campesinos libres o en los dominios del señor feudal, se cultivaba la tierra con fines diferentes. También se incendiaban matorrales en los límites del bosque para obtener tierras de cultivo.

 

Si el suelo quedaba agotado, se abandonaba. Se practicaba la ganadería usando los pastos naturales en las épocas en que no se cultivaba. Los bosques cobran importancia por sus maderas y frutos. Las casas, utensilios y armas se hacían con la madera de sus árboles, siendo la leña el único elemento para producir calor para cocinar y protegerse del frío.

 

Fue durante esta etapa cuando comienza a generalizarse el uso del molino de viento como fuente de energía para múltiples labores. Nuevas técnicas agrícolas como el arado de vertedera y el uso de la herradura y del estribo permiten una mejor explotación del campo. Se producen grandes cambios locales, pero la tierra en general, no ha cambiado mucho. Sin embargo, asistimos a un paisaje cada vez más transformado por el hombre.

 

Otro gran acontecimiento ocurrió en las culturas orientales y europeas, entre los siglos XIII y XVI. Las nuevas tecnologías de la navegación oceánica: brújula, carabelas, barcos mercantes y de guerra, permiten concretar el propósito de reestablecer el comercio de mercancías en el continente y con la expansión oceánica podrán hacerlo con las colonias. Con dicha expansión aumenta la presión sobre los ecosistemas naturales agrícolas, porque se necesitan más alimentos y más productos para manufacturar (vestidos, calzados, instrumentos de trabajo).

 

Como interesaba a los propietarios rurales la producción de lana, muchas áreas  de cultivo se convirtieron en praderas para ovejas, con los riesgos del sobrepastoreo.

 

Irrumpe así el capitalismo considerado por muchos como el mayor movimiento expansionista de la historia humana. Este movimiento toma dos rumbos.

 

  • Por un lado, un conjunto de naciones europeas como Holanda, Inglaterra, Alemania y Francia, que aplican capitales a sus manufacturas para el mercado interno y para la explotación de ultramar, sustentan sus economías rurales con grandes explotaciones agrícolas y pastoriles y su economía urbana con mercancías que comercializan en todo el mundo.

 

  • Por otra parte, naciones como España y Portugal establecen un conjunto de colonias en Asia y África que pasan a ser sólo centros mercantiles, proveyendo mano de obra esclava o servil, situación que con muy pocas variantes se reproduce en áreas americanas, a las que además, se les extraen sus recursos naturales (minas y plantaciones), a través de sus agentes coloniales.

 

Consecuentemente, para esa época, todo el mundo extraeuropeo es valorado predominantemente, como fuente de materia prima y como mercado, lo que provocará un importante grado de deterioro socio-ambiental. Una de las consecuencias de este proceso fue la inequidad en las relaciones económicas entre países y continentes, situación que, aún con mayor conciencia y conocimiento y con realidades políticas, económicas, sociales y ambientales más complejas, suele persistir hasta el día de hoy.

 

De todas formas, estemos o no de acuerdo con los resultados de hechos históricos de magnitud casi universal, es importante tenerlos en cuenta y cotejarlos con algunas formas de actividades económicas actuales. Hoy en día gobiernos, pueblos, organismos internacionales y medios de comunicación social han fortalecido el crecimiento de la conciencia social y más lentamente el de la ecológico-ambiental.

 

La evolución humana puede verse como un proceso sistémico entre tres diferentes factores interdependientes: el factor humano, el social y el natural.

 

Interesa aquí la forma en que los hombres de todas las épocas han usado el entorno para su subsistencia, indagando en los procedimientos tecnológicos utilizados y sopesando la relación de equilibrio o desequilibrio entre la cultura y el ambiente.

 

En el análisis de los acontecimientos históricos en donde el hombre es protagonista y modificador de su entorno, no puede soslayarse la invención de la máquina de vapor con la cual se inicia una época de profundas transformaciones en todas las dimensiones.

 

La fábrica - como nueva forma de organización productiva - asigna una participación creciente a las ciudades como ámbito de generación de bienes. Las migraciones rural-urbanas son la respuesta a un requerimiento sostenido de mano de obra industrial. Nace como institución social y jurídica el trabajo asalariado y el contrato individual; del consumo personalizado artesanal, en el que el productor respondía a una demanda preexistente, se pasa a la producción estandarizada. Del producto a la medida, a la confección.

 

Cambian también otras organizaciones sociales. La educación - vinculada hasta entonces al puesto de trabajo a través del aprendizaje - se escolariza y urbaniza a los migrantes rurales con una forma diferente de ordenar el uso del tiempo: de la vinculación con los ciclos biológicos del campo a la estructura horaria regular de las ciudades.

 

La familia misma, patriarcal y ampliada, con diversas generaciones conviviendo y participando conjunta y solidariamente en la producción rural, se reduce a la familia nuclear urbana, compatible con espacios más pequeños, dando lugar, a menudo, al sórdido hacinamiento.

 

El imperio victoriano prevalece durante el siglo XIX y extiende su dominio a todo el planeta. Los campos de Australia, India, Egipto y el Sur de los Estados Unidos, abastecen de lana y algodón a los telares ingleses. A partir de mediados de este siglo, sin embargo, la fabricación del acero, la química pesada, el uso de la electricidad, las comunicaciones, la aparición del motor de explosión interna, el uso del frío y los descubrimientos médicos, van a caracterizar a la llamada Segunda Revolución Industrial.

 

Hacia 1880 Alemania y Estados Unidos comienzan a disputar el predominio industrial de Inglaterra y su preponderancia a nivel internacional. Alemania establece un modelo sustentado en la industria pesada y Estados Unidos define, luego de la cruenta Guerra de Secesión, el modelo hegemónico interno y también sienta las bases de una Nación integrada.

 

La expansión productiva de los Estados Unidos presenta tres características destacables: la actividad agrícola-ganadera, es subsidiaria y funcional a la industria nacional e independiente. Da lugar a un importante aporte migratorio proveniente de todo el mundo y genera, mediante la participación de los pioneros en la propiedad de extensiones razonables de tierra, los pilares de una democracia económica como sustento de una democracia política estable.

 

En cuanto a la organización de la producción, se diseña y difunde la línea de montaje y sus consecuentes: la producción en gran escala y el consumo masivo.

 

La Revolución Industrial produjo un aumento de la población, un poderío tecnológico antes inimaginable, influencia sobre otras culturas, remodelación interna de cada sociedad a la que alcanza, alteración de las clases sociales tradicionales, modificación de las formas del poder, finalmente transforma la cosmovisión del mundo.

 

Las consecuencias de tales cambios en los procesos productivos, fueron de la más diversa índole: emigración masiva de campesinos a las ciudades; absorción de gran cantidad de mano de obra por la minería; acelerada adaptación de las estrategias readministración.

 

Este proceso de industrialización trajo aparejados, además, efectos ambientales positivos y negativos. Entre los primeros podemos mencionar: el perfeccionamiento de las actividades agrícolas y pastoriles a través de la generalización de las técnicas de cultivo, tales como la rotación y el uso de fertilizantes naturales; el éxito en la erradicación de algunas plagas; la selección de semillas y el mejoramiento del ganado en base a descubrimientos y aplicación de la genética.

 

Se difunde con buenos resultados el cultivo, en otras latitudes, de plantas originarias de América, como la papa, el maíz, el tomate, el cacao, el maní, entre otras.

 

Mientras tanto, podemos diferenciar a los efectos ambientales negativos en dos tipos:

 

  • De contaminación y
  • De incidencia sobre los recursos naturales.

 

Entre lo primeros figuran los desechos tóxicos que se dispersan en el aire, el agua y sobre las cadenas alimentarias, contaminando las capas superiores de la atmósfera y las profundidades marinas; la alteración del entorno natural por los efluentes generados por las industrias textiles, minero extractivas y metalúrgicas, instaladas muy cerca de las fuentes de provisión de energía, transporte o materias primas. Cuando esas mismas industrias se implantan cerca de los centros urbanos, contaminan los ríos y agua subterránea, reduciendo también los espacios verdes suburbanos.

 

En cuanto a la incidencia sobre los recursos naturales, la actividad industrial presiona sobre los mismos para extraer insumos para su producción. Al ampliarse los mercados, peligra la sustentabilidad por deterioro o agotamiento del suelo y uso excesivo de fertilizantes y fitosanitarios.

 

Ante las nuevas circunstancias económicas, sociales y políticas, se irán experimentando cambios en los requerimientos de calificación, en la distribución espacial de la población y en la naturaleza de los instrumentos de política económica.

 

Es indiscutible que la crisis ambiental que padecemos: efecto invernadero, desechos tóxicos, agujero en la capa de ozono y otros fenómenos; así como la crisis de valores, adicciones, manías, fobias, son consecuencia del progreso material. Vivimos pues en un nuevo ambiente humano creado por nosotros mismos, cada vez más artificial y más complejo.

 

Las circunstancias de hoy no tienen precedentes, ni en la civilización del riego, ni en la edad del bronce, ni en ninguna otra. Nuestro dominio de la naturaleza basado en innovaciones tecnológicas, no garantiza la supervivencia de los descendientes del futuro mediato; por el contrario, los podría convertir en rehenes de su misma cultura material.

 

La Revolución Industrial significó el inicio de la explotación de los recursos naturales no renovables: carbón, petróleo y gas, aplicados a la generación de electricidad. Significó asimismo, el incremento de la contaminación de ríos, aire y paisaje en general. Ahora significa un reto para la sociedad tecnificada, que debe buscar nuevas formas de utilización de la energía, de re-conceptualizar el progreso, de equilibrar lo cuantitativo con lo cualitativo, de tener y de ser, de mirar hacia el pasado para aprender de nuestros errores, en fin, de vivir el momento sin perder de vista el porvenir.

 

 

 

II.- CUMBRES Y CONFERENCIAS

 

Si en sentido estricto tratáramos de establecer el origen del surgimiento de la Educación Ambiental (E.A.), tendríamos que remontarnos a las sociedades antiguas en donde se preparaba a los hombres en estrecha y armónica vinculación con su medio ambiente.

 

Por otro lado, si partimos del momento en que empieza a ser utilizado el término Educación Ambiental, situaríamos su origen a fines de la década de los años 60 y principios de los años 70, período en que se muestra más claramente una preocupación mundial por las graves condiciones ambientales en el mundo, por lo que se menciona que la educación ambiental es hija del deterioro ambiental.

 

Sin negar de ninguna manera el surgimiento de la educación ambiental desde la época antigua, en estas notas situaremos sus orígenes en los años 70, debido a   que es en el período que con mayor fuerza empieza a ser nombrada en diversos foros a nivel mundial, aunque es cierto que antes ya se habían dado algunas experiencias de manera aislada y esporádica.

 

Estocolmo (Suecia, 1972).- Se establece el Principio 19, que señala:

“Es indispensable una educación en labores ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a los adultos, y que preste la debida atención al sector de la población menos privilegiada, para ensanchar las bases de una opinión pública bien informada y de una conducta de los individuos, de las empresas y de las colectividades, inspirada en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la protección y mejoramiento del medio en toda su dimensión humana. Es también esencial que los medios de comunicación de masas eviten contribuir al deterioro del medio humano y difundan, por el contrario, información de carácter educativo sobre la necesidad de protegerlo y mejorarlo, a fin de que el hombre pueda desarrollarse en todos los aspectos”. (Cfr. Estocolmo 1972 )

 

En Estocolmo básicamente se observa una advertencia sobre los efectos que la acción humana puede tener en el entorno material. Hasta entonces no se plantea un cambio en los estilos de desarrollo o de las relaciones internacionales, sino más bien la corrección de los problemas ambientales que surgen de los estilos de desarrollo actuales o de sus deformaciones tanto ambientales como sociales.

 

Belgrado (Yugoslavia, 1975).- En este evento se le otorga a la educación una importancia capital en los procesos de cambio. Se recomienda la enseñanza de nuevos conocimientos teóricos y prácticos, valores y actitudes que constituirán la clave para conseguir el mejoramiento ambiental. En Belgrado se definen también las metas, objetivos y principios de la educación ambiental.

 

  • Los principios recomiendan considerar el medio ambiente en su totalidad, es decir, el medio natural y el producido por el hombre. Constituir un proceso continuo y permanente, en todos los niveles y en todas las modalidades educativas. Aplicar un enfoque interdisciplinario, histórico, con un punto de vista mundial, atendiendo las diferencias regionales y considerando todo desarrollo y crecimiento en una perspectiva ambiental.

 

  • La meta de la acción ambiental es mejorar las relaciones ecológicas, incluyendo las del hombre con la naturaleza y las de los hombres entre si. Se pretende a través de la educación ambiental lograr que la población mundial tenga conciencia del medio ambiente y se interese por sus problemas conexos y que cuente con los conocimientos, aptitudes, actitudes, motivaciones y deseos necesarios para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones a los problemas actuales y para prevenir los que pudieran aparecer en lo sucesivo.

 

  • Los objetivos se refieren a la necesidad de desarrollar la conciencia, los conocimientos, las actitudes, las aptitudes, la participación y la capacidad de evaluación para resolver los problemas ambientales.

 

En el documento denominado Carta de Belgrado que se deriva de este evento se señala la necesidad de replantear el concepto de Desarrollo y a un reajuste del estar e interactuar con la realidad, por parte de los individuos. En este sentido se concibe a la educación ambiental como herramienta que contribuya a la formación de una nueva ética universal que reconozca las relaciones del hombre con el hombre y con la naturaleza; la necesidad de transformaciones en las políticas nacionales, hacia una repartición equitativa de las reservas mundiales y la satisfacción de las necesidades de todos los países.

 

Tbilisi (URSS, 1977).- En este evento se acuerda la incorporación de la educación ambiental a los sistemas de educación, estrategias; modalidades y la cooperación internacional en materia de educación ambiental. Entre las conclusiones se mencionó la necesidad de no solo sensibilizar sino también modificar actitudes, proporcionar nuevos conocimientos y criterios y promover la participación directa y la práctica comunitaria en la solución de los problemas ambientales. En resumen se planteó una educación ambiental diferente a la educación tradicional, basada en una pedagogía de la acción y para la acción, donde los principios rectores de la educación ambiental son la comprensión de las articulaciones económicas políticas y ecológicas de la sociedad y a la necesidad de considerar al medio ambiente en su totalidad.

 

Moscú (URSS, 1987).- Ahí surge la propuesta de una estrategia Internacional para la acción en el campo de la Educación y Formación Ambiental para los años 1990 - 1999. En el documento derivado de esta reunión se mencionan como las principales causas de la problemática ambiental a la pobreza, y al aumento de la población, menospreciando el papel que juega el complejo sistema de distribución desigual de los recursos generados por los estilos de desarrollo acoplados a un orden internacional desigual e injusto, por lo que se observa en dicho documento una carencia total de visión crítica hacia los problemas ambientales.

 

Río de Janeiro (Brasil, 1992).- En la llamada Cumbre de la Tierra se emitieron varios documentos, entre los cuales es importante destacar la Agenda 21 la que contiene una serie de tareas a realizar hasta el siglo XXI. En la Agenda se dedica un capítulo, el 36, al fomento de la educación, capacitación, y la toma de conciencia; establece tres áreas de programas: La reorientación de la educación hacia el desarrollo sostenible, el aumento de la conciencia del público, y el fomento a la capacitación.

 

Paralelamente a la Cumbre de la Tierra, se realizó el Foro Global Ciudadano de Río 92. En este Foro se aprobó 33 tratados; uno de ellos lleva por título Tratado de Educación Ambiental hacia Sociedades Sustentables y de Responsabilidad Global el cual parte de señalar a la Educación Ambiental como un acto para la transformación social, no neutro sino político, contempla a la educación como un proceso de aprendizaje permanente basado en el respeto a todas las formas de vida. En este Tratado se emiten 16 principios de educación hacia la formación de sociedades sustentables y de responsabilidad global. En ellos se establece la educación como un derecho de todos, basada en un pensamiento crítico e innovador, con una perspectiva holística y dirigida a tratar las causas de las cuestiones globales críticas y la promoción de cambios democráticos.

 

Al mencionar la crisis ambiental, el Tratado identifica como inherentes a ella, la destrucción de los valores humanos, la alienación y la no participación ciudadana en la construcción de su futuro. De entre las alternativas, el documento plantea la necesidad de abolir los actuales programas de desarrollo que mantienen el modelo de crecimiento económico vigente.

 

 

Guadalajara (México, 1992).- En las conclusiones del Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental, se estableció que la educación ambiental es eminentemente política y un instrumento esencial para alcanzar una sociedad sustentable en lo ambiental y justa en lo social, ahora no solo se refiere a la cuestión ecológica sino que tiene que incorporar las múltiples dimensiones de la realidad, por tanto contribuye a la resignificación de conceptos básicos. Se consideró entre los aspectos de la educación ambiental, el fomento a la participación social y la organización comunitaria tendientes a las transformaciones globales que garanticen una óptima calidad de vida y una democracia plena que procure el autodesarrollo de la persona.

 

Otras reuniones celebradas en diferentes partes del mundo de manera paralela a las señaladas fueron: Chosica, Perú 1976; Managua 1982, Cocoyoc, México 1984, Caracas 1988; Buenos Aires 1988; Brasil en 1989 y Venezuela 1990.

 

En el apretado resumen que se muestra se puede observar que el concepto de educación ambiental ha sufrido importantes cambios en su breve historia. Ha pasado de ser considerada solo en términos de conservación y biológicos a tener en muchos casos una visión integral de interrelación sociedad-naturaleza. Así mismo de una posición refuncionalizadora de los sistemas económicos vigentes, se dio un gran paso hacia un fuerte cuestionamiento a los estilos de desarrollo implementados en el mundo, señalando a éstos como los principales responsables de la problemática ambiental.

 

  • Como todo cuerpo de conocimiento en fase de construcción, la Educación Ambiental se vino conformando en función de la evolución de los conceptos que a ella están vinculados. Por lo que cuando la percepción del medio ambiente se reducía básicamente a sus aspectos biológicos y físicos, la educación ambiental se presentaba claramente de manera reduccionista y fragmentaria, no tomando en cuenta las interdependencias entre las condiciones naturales y las socio - culturales y económicas, las cuales definen las orientaciones e instrumentos conceptuales y técnicos que permiten al hombre comprender y utilizar las potencialidades de la naturaleza, para la satisfacción de las propias necesidades.

 

 

III.- REFLEXIONES PEDAGÓGICAS EN TORNO
A LA EDUCACIÓN AMBIENTAL

 

 

La educación a través de la historia, en especial en épocas de crisis, se concibe como un medio excelente para lograr el perfeccionamiento humano. Mediante la educación se busca la formación de seres activos en la solución de los problemas, se demandan cambios de pensamiento y de conducta, se intenta formar hombres y mujeres diferentes.

 

En la época actual, la educación también representa una alternativa ante la realidad ambiental, porque se considera que si no se educa oportunamente a la población acerca del peligro que representa continuar deteriorando el ambiente, en poco tiempo estaremos enfrentando situaciones más dolorosas que pongan en riesgo la preservación de múltiples formas de vida, entre ellas, la humana.

 

La educación se concibe así, como una opción que contribuye a la superación de las crisis; sin embargo, la educación ha olvidado poner el acento en la importancia de armonizar la relación de nuestras sociedades con la naturaleza.

 

La educación tradicional olvidó crear y valorizar los componentes de responsabilidad con la problemática ambiental; siguió esquemas fragmentarios de la realidad; promovió la división entre las ciencias sociales y las naturales y desvinculó la relación entre las estructuras productivas y la destrucción del medio. A través de la educación se han reforzado valores de carácter mercantil, utilitario y competitivo, tales como el éxito material, el consumismo, el individualismo, el lucro y la sobreexplotación de los recursos naturales y el hombre, valores todos ellos más eficientes en sistemas deteriorantes del medio.

 

La parcialización de la realidad favoreció respuestas aisladas, escasas, poco procesadas y dificultó el camino para llegar a la esencia de las cosas para transformarlas hacia relaciones más armónicas con el entorno.

 

Para enfrentar la crisis ambiental, se necesita, por tanto, una nueva educación. Se considera que no habrá soluciones reales mientras no se dé una transformación de la educación en todos sus niveles y modalidades y no haya un cambio en el paradigma educativo.

 

Una nueva educación requiere del replanteamiento de los procesos educativos en su conjunto y desarrollarse en un marco de nuevos enfoques, métodos, conocimientos y nuevas relaciones entre los distintos agentes educativos. Esta nueva educación debe:

 

  • Abarcar el medio social y natural como un todo interrelacionado entre sí y vincular los modelos de crecimiento, con un desarrollo integral sustentado en un ambiente sano.

 

  • Facilitar la comprensión de la esencia de los procesos, desenmascarar sus apariencias para con ello propiciar un acercamiento crítico integral a la realidad.

 

  • Convertirse en un proceso social que facilite una formación que proporcione armas intelectuales y emotivas para la acción consciente.

 

  • Utilizar métodos apropiados que despierten al hombre de su sueño letárgico, para que surja un hombre que sea el autor y el principal actor de su propia historia.

 

La educación aquí planteada, se conoce como Educación Ambiental (EA.) y, aunque permeada por muchos de los problemas del sistema educativo tradicional, es entendida como "un proceso integral, político, pedagógico, social, orientado a conocer y comprender la esencia de la situación ambiental, para propiciar la participación activa, consciente y organizada de la población en la transformación de su realidad, en función de un proyecto de sociedades ambientalmente sustentables y socialmente justas" ( Pérez Peña, O. 1994: 117 )

 

La educación ambiental se ha concebido como una estrategia para proporcionar nuevas maneras de generar en las personas y en las sociedades humanas cambios significativos de comportamiento y resignificación de valores culturales, sociales, políticos, económicos y los relativos a la naturaleza, al mismo tiempo propiciar y facilitar mecanismos de adquisición de habilidades intelectuales y físicas, promoviendo la participación activa y decidida de los individuos de manera permanente; reflejándose en una mejor intervención humana en el medio y como consecuencia una adecuada calidad de vida.

 

Este planteamiento, que probablemente no refleje del todo la nueva concepción que se ha logrado de la educación ambiental desde sus orígenes, presenta una idea de su finalidad. Desde esta concepción es que en las últimas décadas se ha puesto la confianza en el proceso educativo para contribuir a la respuesta de los problemas ambientales. (Bedoy, V. 1997:56 )

 

El objetivo de la educación ambiental es restablecer las condiciones de interacción hombre/hombre y hombre/naturaleza, que orienten el quehacer desde una perspectiva globalizadora, crítica e innovadora, que contribuya a la transformación de la sociedad. Esta formulación pasa por una premisa política, por el ejercicio de la ciudadanía y por la óptica de lucha de clases. Bajo esta dinámica, la educación ambiental es eminentemente ideológica y se constituye en un acto político, basado en valores y actitudes para la transformación social. (Soares De Moraes, Dense. 1995: 56)

 

Se le otorga a la educación una importancia capital en los procesos de cambio, e insta a recrear una nueva educación que desarrolle nuevas relaciones entre los estudiantes y maestros, entre las escuelas y las comunidades y entre el sistema educativo y el conjunto de la sociedad. Recomienda el desarrollo de nuevos conocimientos, teóricos y prácticos, valores y actitudes que constituirán la clave para conseguir el mejoramiento del ambiente.

 

En este sentido se requiere una identidad educativa propia, que especifique el cómo, el cuándo, el dónde y el a través de qué; esto es lo que se necesita en la educación ambiental, es decir, un planteamiento pedagógico.

 

Estamos conscientes que la educación atiende tres esferas del individuo: los aspectos cognitivos, el desarrollo psicomotriz y los valores morales, más que lo afectivo de los grupos sociales. La manera de incidir en los sujetos es competencia de lo pedagógico.

 

En este sentido nos hemos enfrentado a un problema serio, el del desarrollo histórico de la educación ambiental. Éste ha sido realizado con más fuerza por quienes carecen de formación pedagógica, es por eso probablemente que la sistematización de la educación ambiental ha costado mucho, desde el esfuerzo intelectual hasta el económico, pasando, por supuesto, por cambios poco sustanciales en la resolución de problemas del ambiente. También, la lectura pedagógica incluida en la educación ambiental es poco clara para muchos ya que incluye una postura sobre el tipo de individuos y sociedad que se quiere.

 

Este componente pedagógico faltante en muchos de los quehaceres educativos en materia ambiental facilitará el tránsito multidimensional que implica lo ambiental y el cumplimiento de sus objetivos. (Los objetivos se refieren a la necesidad de desarrollar la conciencia, los conocimientos, las actitudes, las aptitudes, la capacidad de evaluación y participación en la protección y mejoramiento del ambiente.

 

En la meta se plantea lograr que la población mundial tenga conciencia del medio ambiente y se interese por él y por sus problemas conexos y que cuente con los conocimientos, aptitudes, actitudes, motivación y deseos necesarios para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones a los problemas actuales y para prevenir los que pudieran aparecer en lo sucesivo)

 

 

 

El planteamiento pedagógico contenido en la educación ambiental posee determinadas características (Colom A. y Sureda, J 1996:35):

 

  • La buena calidad de la vida y del medio ambiente donde se desarrolla ésta como una preocupación central La protección, la conservación y el mejoramiento del medio ambiente como una meta.
    • Los problemas ambientales como el campo de atención.
    • La relación y la interdependencia como el enfoque.
    • El ejercicio de la participación y la toma de decisiones como el instrumento metodológico básico.

 

Para lograr esta tarea, los programas de educación ambiental se fundamentan en ocho principios básicos de orientación:

 

  1. Tener en cuenta el medio natural y artificial en su totalidad: ecológico, político, económico, tecnológico, social, legislativo, cultural y estético.
    1. Desarrollar un proceso continuo y permanente en la escuela y fuera de ella.
    2. Tener un enfoque interdisciplinario.
    3. Hacer hincapié en una participación activa en la prevención y resolución de los problemas ambientales.
    4. Estudiar las principales cuestiones ambientales desde un punto de vista mundial, si bien atendiendo a las diferencias regionales de una manera sistémica.
      1. Centrarse en situaciones ambientales actuales y futuras.
      2. Considerar todo desarrollo y crecimiento desde una perspectiva ambiental.
      3. Fomentar el valor y la necesidad de cooperación a escalas local, nacional e internacional en la resolución de los problemas ambientales.

 

La función pedagógica de la educación ambiental está centrada en: a) favorecer la dinámica particular de los sistemas naturales (como filosofía propia); b) inculcar una nueva ética como parte de la cultura ambiental (programa axiológico); y, c) el cambio de actitudes (su objetivo).

 

Un problema sustancial en la pedagogía es precisamente su puesta en práctica, cómo hacer que funcione a través de los educadores, sean éstos formados en pedagogía o no, trátese de la educación formal o la no formal. En otras palabras, cómo hacer posible que esta complejidad, pedagogía y medio ambiente, estén articulados, surtan efecto y formen individuos y sociedades críticas, autocrítico, creativas e integrales.

 

Estas premisas han sido producto de un sinnúmero de acciones intergubernamentales y de grupos sociales organizados. A ellas se hace referencia permanentemente debido a su gran aportación a la consolidación de este concepto educativo.

 

El término de educación ambiental está históricamente ubicado a finales del siglo

xx. Los aportes de las ciencias de la educación y las llamadas ciencias ambientales son su fundamento conceptual. Posiblemente la filosofía e ideas de J.

J. Rousseau (1712-1778), contenidas en su discurso sobre el naturalismo pedagógico, pueden considerarse como el más claro referente histórico de la educación ambiental. Rousseau manifiesta que la naturaleza es la única y verdadera maestra para los alumnos. La naturaleza era entendida como una fuente de sabiduría de la que los sujetos debían aprender.

 

A partir de los años sesenta las referencias históricas a la educación ambiental se centran en la sensibilización de instituciones internacionales y estamentos políticos de muchos países —especialmente los europeos y norteamericanos— preocupados por el estado de deterioro del medio ambiente. Esta progresiva toma de conciencia de las instituciones pronto se ve reflejada en la necesidad de diseñar estrategias educativas globales de acción social para remediar y solventar el grave estado de deterioro de la biosfera.

 

Es conocida, por su carácter precursor, la definición que sobre ea incluyó la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus Recursos (UICN) en uno de sus documentos (1971):

 

La ea es el proceso que consiste en reconocer valores y aclarar conceptos con objeto de fomentar las aptitudes y actitudes necesarias para comprender y apreciar las interrelaciones entre el hombre, su cultura y su medio biofísico. Entraña también la práctica en la toma de decisiones y en la propia elaboración de un código de comportamiento con respecto a las cuestiones relacionadas con la calidad del medio ambiente.

 

La respuesta de la UNESCO a estas iniciativas se plasmó en la realización de un estudio comparativo sobre el medio ambiente en la escuela, mismo que pretendía detectar qué y cómo se estaban realizando, en cada país, las actividades educativas de carácter ambiental. A partir de aquí se inicia una importante campaña, a mediano y largo plazo, para concientizar y convencer a los diferentes gobiernos y autoridades educativas de la importancia que tienen los centros escolares para la potenciación de actitudes que favorezcan una relación equilibrada entre los seres humanos y el medio ambiente.

 

La formación e intervención de movimientos organizados contribuye para que las naciones atiendan la importancia de las relaciones del hombre con la naturaleza y el grave deterioro natural y social; los cuales tienen cabida en el marco de la educación ambiental de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente celebrada en Estocolmo en 1972. Esta reunión se ha convertido en un punto de referencia ineludible. Ella marcó el principio de una serie de encuentros internacionales que continúan hasta nuestros días y que han pretendido profundizar y reflexionar sobre el estado y la problemática del medio ambiente a nivel mundial. El pronunciamiento fundamental de nuestro interés es:

 

Se ha llegado a un momento en la historia en que debemos orientar nuestros actos en todo el mundo atendiendo con mayor solicitud a las consecuencias que puedan tener para el medio. Por ignorancia o indiferencia, podemos causar daños inmensos o irreparables al medio terráqueo del que dependen nuestras vidas y nuestro bienestar. Por el contrario, con un conocimiento más profundo y una acción más prudente, podemos conseguir para nosotros y nuestra posteridad unas condiciones de vida mejores en un medio más en consonancia con las necesidades y aspiraciones del hombre.

 

Es indispensable una labor de educación en cuestiones ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a las adultas, y que preste la debida atención al sector de la población menos privilegiado, con el fin de ensanchar las bases de una opinión pública bien informada y de una conducta en los individuos, en las empresas y en las colectividades inspiradas en el sentido de super- responsabilidad en cuanto a la protección y mejoramiento en toda su dimensión humana.

 

Para dar respuesta a esta necesidad, se creó en 1973 el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), dependiente de la UNESCO y cuyo fin era: "contribuir a reforzar la dimensión medioambiental en toda la gama de actividades ejercidas por las otras organizaciones internacionales, particularmente las que dependen de las Naciones Unidas" (UNESCO, 1978:28).

 

Entre los objetivos del PNUMA queremos destacar el referido a la educación ambiental que se formuló en los siguientes términos: "Aportar medios para el desarrollo de programas de información y educación en materia de medio ambiente".

 

En esta línea, y dentro del marco del PNUMA, se abordó la tarea de diseñar el Programa Internacional de Educación Ambiental (PIEA) en colaboración con los países miembros de Naciones Unidas, además de otros organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales, con el fin de que dicho programa sirviese de referencia para las acciones educativas en ámbitos locales y regionales. Sus objetivos fueron:

 

  • Promover el intercambio de ideas, información y experiencias dentro del campo de la educación ambiental, entre los distintos países y regiones.

 

  • Promover el desarrollo y coordinación de trabajos de investigación que tiendan a una mejor comprensión de los objetivos, contenidos y métodos de la educación ambiental.

 

  • Promover la elaboración y evaluación de nuevos materiales, planes de estudio, materiales didácticos y programas en el campo de la educación ambiental.
  • Promover el adiestramiento y actualización de personal clave para el desarrollo de la educación ambiental, tales como docentes, planificadores, investigadores y administradores de la educación.

 

  • Proporcionar asistencia técnica a los Estados miembros para el desarrollo de programas de educación ambiental (UNESCO, 1975 )

 

Como podemos observar, este programa pretendía aunar esfuerzos y optimizar informaciones, recursos, materiales e investigaciones en materia de educación ambiental para extender el conocimiento de las aportaciones teóricas y prácticas que se iban produciendo.

 

La gran novedad que el programa introdujo al discurso en torno a la educación ambiental radica en el reconocimiento explícito de la metodología interdisciplinaria a la hora de hacer referencia a cualquier tema medioambiental. Esta innovación se convertiría, en posteriores reuniones, en uno de los principios fundamentales de la educación ambiental.

 

Una de las principales aportaciones de este programa consistió en organizar, en 1975, en colaboración con el Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Belgrado, el Seminario Internacional de Educación Ambiental que sirvió para la elaboración de la "Carta de Belgrado". En ella se reconocía el estado global del medio ambiente y la problemática derivada de las acciones económicas, políticas y tecnológicas de la civilización moderna. En concordancia con este análisis se fijaron las metas de la educación ambiental de la siguiente manera:

 

Lograr que la población mundial tenga conciencia del medio ambiente y se interese por él y por sus problemas conexos y que cuente con los conocimientos, aptitudes, actitudes y motivación y deseos necesarios para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones a los problemas actuales y para prevenir los que pudieran aparecer (UNESCO, 1975).

 

Por primera vez se formulan los objetivos de la educación ambiental en las siguientes categorías: Conciencia, conocimiento, actitudes, aptitudes, capacidad de evaluación y participación (volveremos sobre ellos más adelante).

 

La "Carta de Belgrado" expresa el sentir de los participantes en una serie de recomendaciones que han sido seguidas por numerosos países y que han tenido una gran trascendencia para el arraigo de la E.A en todas las sociedades. Destacamos que se reconoce que los destinatarios de las acciones educativas relacionadas con el medio ambiente no sólo serán los alumnos de centros escolares, sino también la ciudadanía en general.

 

A partir de este seminario se convocaron diversos encuentros regionales a escala mundial en los que se elaboraron documentos con propuestas concretas. Posteriormente, un grupo de expertos se encargó de revisar y sintetizar las conclusiones de cada seminario con el objeto de formular un documento de principios que pudiera ser utilizado como base de trabajo de un foro más amplio.

 

Con este precedente, la UNESCO y el PNUMA convocaron en el otoño de 1977 a la Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental de Tbilisi (URSS). En esta macrorreunión los distintos gobiernos participantes aprobaron, después de extensos debates y con algunas modificaciones importantes, el documento presentado inicialmente por la comisión de expertos.

 

Este documento recogía una evaluación y revisión de los logros de la primera etapa del PIEA, estableciéndose pautas de actuación y prioridades para el futuro en relación con los siguientes temas:

 

  • Principales problemas ambientales en la sociedad contemporánea.
  • Cometidos de la educación ambiental para contribuir a resolver problemas ambientales.
  • Actividades en curso a escalas nacional e internacional con miras a potenciar la educación ambiental.
    • Estrategias de desarrollo de la educación ambiental a escala nacional.
    • Cooperación regional e internacional con miras a fomentar la educación ambiental: sus necesidades y modalidades (UNESCO, 1978:5).

 

También se concretó una amplia lista de declaraciones y recomendaciones que se ha convertido en referencia necesaria para la E.A., por la validez que aún presentan para:

 

  1. Definir la naturaleza, los objetivos y los principios pedagógicos de la educación ambiental:

 

El objetivo fundamental de la E.A. consiste en lograr que los individuos y las colectividades comprendan la naturaleza compleja del medio ambiente natural y del creado por el hombre, resultante de la interacción de sus aspectos biológicos, físicos, sociales, económicos y culturales; y adquieran los conocimientos, los valores, los comportamientos, y las habilidades prácticas para participar responsable y eficazmente en la prevención y solución de los problemas ambientales y en la gestión relacionada con la calidad ambiental del medio.

 

  1. Concretar las grandes orientaciones, en el plano internacional y nacional, que debía tener la educación ambiental para su desarrollo.

 

En referencia a este último punto, la UNESCO, a través del PNUMA, recomienda que la EA se incorpore a los programas educativos nacionales. Considera, a su vez, la incorporación, en los programas de educación ambiental, de estrategias educativas que potencien contenidos sobre el patrimonio cultural y que se encaminen a conseguir el mejoramiento de los asentamientos humanos sobre el espacio físico; procurando para ello gran atención respecto a los problemas derivados de las áreas urbanas.

 

Habría que destacar, dentro de estas recomendaciones especiales del Informe final, el reconocimiento y potenciación que se dio a las asociaciones internacionales de jóvenes, las asociaciones de voluntariado y los organismos no gubernamentales (a escalas local, nacional e internacional) como agentes de desarrollo de estrategias y programas educativos en materia ambiental.

 

Tbilisi marcó un hito en la historia reciente de la educación ambiental en las sociedades occidentales, entre otros motivos, por el alto grado de consenso que refrendó a través de sus recomendaciones, las cuales pretenden dirigir un llamamiento internacional a los Estados miembros para que incluyan en sus políticas de educación medidas encaminadas a incorporar contenidos, direcciones y actividades ambientales en sus sistemas educativos, basados en los objetivos y características descritas en el informe final.

 

Se invitó a las autoridades educativas a intensificar su labor de reflexión, investigación e innovación con respecto a la EA. Se instó a los Estados miembros a colaborar en este esfuerzo, en especial mediante el intercambio de experiencias, investigaciones, documentaciones y materiales, poniendo además los servicios de formación a disposición del personal docente y de los especialistas de otros países.

 

 

En México se amparó la educación ambiental en la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente y se han realizado un sinnúmero de actividades relacionadas con este tema, como es el caso de los Congresos Iberoamericanos de Educación Ambiental (1992 y 1997), cuyas aportaciones han fortalecido la educación ambiental en la región, incluyendo el propio concepto.

 

En 1992 se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, que generó el documento "Agenda 21", gran parte-aguas para intensificar las acciones en educación ambiental.

 

Sin duda han sido muchos los esfuerzos por continuar con la puesta en marcha de acciones educativas que transformen el desarrollo de las naciones en uno más armonioso con la naturaleza, donde el beneficio sea perdurable y palpable. Una de las últimas reuniones (1997), hace referencia a la educación y sensibilización del público para la viabilidad, sustentada en un documento denominado "Educación para un futuro sostenido: una visión transdisciplinaria para una acción concentrada", elaborado por la UNESCO.

 

Los asistentes a la conferencia ratificaron que, entre otras cosas, para alcanzar el objetivo de viabilidad, un inmenso trabajo de coordinación y de integración de esfuerzos es necesario, en un cierto número de sectores clave, así como una modificación rápida y radical de los comportamientos y modos de vida, incluyendo una evolución de los hábitos de producción y consumo.

 

Es indispensable, por tanto, reconocer que una educación y una sensibilización apropiadas del público, constituyen uno de los pilares de acción en favor de la viabilidad, junto con la legislación, la economía y la tecnología; la pobreza dificulta el suministro de servicios educativos y de otros servicios sociales, y favorece el crecimiento de la población y la degradación del medio ambiente. Reducir la pobreza es, pues, un objetivo esencial y una condición sine qua non de la viabilidad; la reorientación de toda la educación en el sentido de la viabilidad, concierne a todos los niveles de la educación formal, no formal e informal en todos los países.

 

La noción de viabilidad incluye cuestiones no sólo de medio ambiente, sino también de pobreza, población, salud, seguridad alimentaria, democracia, derechos humanos y paz. La viabilidad es, en último extremo, un imperativo ético y moral que implica el respeto de la diversidad cultural y del saber tradicional.

 

Está por celebrarse en Venezuela, en el mes de julio de 2000, el III Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental. Se seguirá afirmando que es imprescindible las acciones educativas relativas al medio ambiente. Hace ya muchos años nos lo han estado diciendo de una u otra manera, al parecer no queremos oír, o tal vez, no sabemos oír. El que tenga oídos para oír, oiga, y el que tenga, manos, pies y corazón, póngalo en práctica: "La Tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la Tierra".

 

v  La Nueva Crisis Planetaria: un desafío para el Próximo Milenio

Existe un consenso creciente que la situación actual mundial necesita en forma urgente generar nuevas ideas y más aún, nuevos modos de pensar y actuar. Es cada vez más obvio que las visiones parcializadas, disociando al ser humano en compartimentos estancos, no están dando resultados eficaces para resolver los grandes y complejos problemas que enfrenta hoy la humanidad.

 

Parece claro que la especie humana está enfrentando hoy uno de los mayores desafíos de su corta historia evolutiva, a medida que la civilización alcanza el estadio planetario.

 

En términos generales es necesario reconocer que, a pesar de que en 1992, se cumplieron 20 años desde la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente Humano realizada en Estocolmo y que se están tomando medidas en muchos países, la situación ecológica planetaria no sólo no mejoró sino que empeoró

 

Esto es visible en un número de dimensiones, entre las que se pueden destacar:

 

Calentamiento Global: las crecientes concentraciones de anhídrico carbónico, metano y otros gases de efecto invernadero producirán un calentamiento global estimado entre 1,5 y 4,5 ºC para el año 2030 (con eventos climáticos extremos en diferentes partes del mundo). El efecto es alimentado por la combustión de las reservas de energía fósil (petróleo, gas y carbón), las emisiones industriales y la deforestación (particularmente en los trópicos). Las consecuencias más graves del calentamiento climático se traducirán más probablemente en un ascenso general del nivel del mar, con la consiguiente inundación de muchas zonas costeras, un aumento de la variabilidad climática y un corrimiento de las grandes zonas agroclimáticas planetarias.

 

Disminución de la Capa de Ozono: además de su papel en el efecto invernadero, los clorofluorocarbonos reaccionan muy agresivamente destruyendo las moléculas de ozono que se acumulan en la estratósfera, y que actúan como una pantalla protectora que absorbe gran parte de las radiaciones ultravioletas provenientes del sol. Los pronósticos indican que un incremento de la penetración de estas radiaciones al nivel de la superficie terrestre, tendrá como consecuencia un aumento en las frecuencias de los cánceres de piel y de las cataratas oculares, además de otros efectos menos conocidos sobre el sistema inmunológico humano. También producirá un efecto sobre las algas y animales marinos microscópicos (fitoplancton y zooplancton) que constituyen la base alimentaria de poblaciones de peces y provocará un impacto negativo en algunas especies de plantas terrestres (entre las que se encuentran algunos de los principales cultivos).

 

Contaminación Atmosférica: está aumentando en muchas partes del mundo. Cada año se emiten a la atmósfera miles de sustancias de efectos desconocidos. Las lluvias ácidas siguen destruyendo bosques en Europa y Norteamérica, y comienzan a afectar zonas del Tercer Mundo.

 

Contaminación del agua dulce: la contaminación por compuestos de nitrógeno está creciendo en el mundo, particularmente debido a las filtraciones de aguas contaminadas por fertilizantes desde las tierras agrícolas, a la contaminación industrial y a los escapes de automotores.

 

Océanos: la captura de peces marinos sigue creciendo, acercándose al límite máximo sostenible. Este límite ya ha sido excedido en algunas zonas pesqueras, generando el colapso de las capturas. La contaminación por derrames de petróleo, desechos tóxicos arrojados al mar, la escorrentía de aguas contaminadas desde el continente y otros efectos continúan aumentando.

 

Deterioro de las tierras productivas: las tierras productivas representan la base ecológica de la producción y el desarrollo. Se estima que más del 60 % de las tierras productivas en las zonas secas ya sufrieron una degradación entre moderada y severa de su productividad biológica, lo que puede llegar a convertirlas en desiertos improductivos. Degradación que se origina en el sobrepastoreo,   recolección   de   leña   y    el    cultivo    de    tierras    frágiles.  Se habla mucho de la crisis del petróleo, pero nunca se habla de la crisis energética del Tercer Mundo, la crisis de la leña, que está afectando en forma creciente a millones de personas en los países pobres. Las pérdidas de tierras agrícolas bajo riego debidas a la salinización, el anegamiento y la alcalinización, originados en el manejo inadecuado del agua, están también aumentando en todo el mundo.

 

Deforestación: los bosques tienen importantes funciones ecológicas reguladoras, representan hábitats para millones de especies, protegen los suelos de la erosión y contribuyen a moderar el clima y las inundaciones, además de proveer una oferta ecológica de madera, leña y alimentos. Muchas de las tierras deforestadas pierden su capacidad productiva en pocos años.

 

Extinción de especies: se estima que el número de especies existentes ronda los 30 millones y se cree que los bosques densos tropicales contienen entre el 50 % y el 90 % de todas las especies. Las tendencias actuales indican que entre el 20 y el 50% de las especies existentes se habrán extinguido a fines de este siglo.

 

El panorama descrito anteriormente muestra una trayectoria globalmente insostenible a largo plazo. Esto quiere decir que inexorablemente ocurrirán grandes transformaciones en las próximas décadas, lo queramos o no. Pero si bien los cambios son inevitables, su naturaleza, dirección y consecuencia dependen en gran medida de la voluntad humana.

 

Estamos asistiendo a una crisis inédita en la historia de nuestra especie. Pero toda crisis es al mismo tiempo no sólo una amenaza, sino también una oportunidad. Es una oportunidad en el sentido que, al poner drásticamente en evidencia la desigualdad y el saqueo a la naturaleza, está movilizando a los pueblos y a los gobiernos a buscar alternativas de fondo a un camino inviable.

 

En este mundo en cambio intenso, interdependiente, complejo e impredecible, en el umbral de gigantescas transformaciones que pueden culminar tanto en un florecimiento de la civilización como en catástrofes nucleares, ecológicas o sociales, uno de los grandes desafíos es el de encontrar nuevas formas de pensar y actuar, más apropiadas a la nueva situación que las heredadas de un pasado diferente. Éste es un rol para la comunidad académica y también para los organismos no gubernamentales y las organizaciones comunitarias

 

Desde este punto de vista los aspectos fundamentales que se necesitan desarrollar son los siguientes:

 

  • un nuevo sentido de solidaridad, a nivel de la especie humana que abarque a la diversidad de toda la vida y al planeta mismo;
  • una nueva visión: holística, totalizadora, sistémica;
  • una capacidad de percibir la riqueza de las interacciones, de integrar nuestro aprendizaje, nuestros conocimientos y nuestras acciones y
  • una profunda integración del pensamiento racional con la experiencia sensorial y emocional

En síntesis, es necesario:

 

“Pensar globalmente, actuar localmente… Pensar a largo plazo, actuar hoy. Amar a la especie, actuar sobre nosotros

 

Éste es uno de los mayores desafíos. Si esto se lograra en este momento de la historia de la especie, la antigua sabiduría y las más modernas concepciones completarían un círculo histórico y se reencontrarían en un mismo sendero: Nuestro Futuro Común.

 

 

CONCLUSIONES

La conformación de la Educción Ambiental, si bien nace como un constructo biologicista, escala su origen e integra el ambiente humano como un quehacer que merece nuestra atención, ya que es evidente que el proceder del hombre como sujeto en, con y para la naturaleza, no es el centro del mundo, ni el administrador de los recursos naturales.

 

Un elemento que es digno de resaltar, es que fue a partir de la producción masiva vía la revolución industrial, el impacto del hombre sobre la naturaleza se convirtió en un peligro para esta última. Si bien conceptos como la polución se hicieron coloquiales, es ahora más que nunca cuando el impacto ambiental de la huella ecológica es más que preocupante.

 

Las cumbres y conferencias internacionales, nacionales y locales han aportado un sinnúmero de aportaciones, que si bien es cierto no han logrado convertirse en vinculantes, el proceso de concienciación es día a día más y más fuerte. A reserva de que las grandes potencias han mostrado poca o nula voluntad política al respecto.

 

Finalmente creemos firmemente que el quehacer ambiental, es un asunto de corte ético-moral, y más aún, ya que se exige la militancia como un sesgo de compromiso social, donde no basta el quehacer teórico, sino que se exige la participación política y ciudadana en , con y para ello.

 

FUENTES DE COSULTA

  • Amor 1999: Naturaleza y Sociedad: Relaciones y tendencias desde un enfoque eurocéntrico. En Revista Revista Luna Azul  Núm 44  Universidad de Caldas

 

  • Bedoy, V. 1997: Historia de la Educación Ambiental: reflexiones pedagógicas. En Educarte Revista Educación Nueva Época, Universidad d Costa Rica

 

  • Castro Rico, Jaime Raúl (2004) De la filosofía política a la Filosofía ambiental. UPN 

 

  • Caride Gómez, José Antonio. (1991). Educación ambiental: realidad y perspectivas, Chile, Ed. Torculo. Caride, José Antonio y Meira, Pablo Ángel. (2001). Educación ambiental y desarrollo humano, Barcelona, Ed. Ariel.

 

  • Coronil, Fernando. (2000). “Naturaleza del poscolonialismo: del eurocentrismo al globocentrismo”, en: Lander, Edgardo (comp.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales, perspectivas latinoamericanas, (2000), Buenos Aires, CLACSO.

 

  • Colom A. y Sureda, J 1996: Educación Ambiental e intervención socioeducativa. Universidad de las Islas Beleares.

 

  • Congresos Iberoamericanos de Educación Ambiental (1992 y 1997),

 

  • Conservación de la Naturaleza y sus Recursos (UICN) en uno de sus documentos (1971)

 

  • Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos en Viena 1993

 

  • Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo en El Cairo. 1994

 

  • Conferencia Global sobre Desarrollo Sostenible de Islas Pequeñas en Barbados. 1994

 

  • Conferencia Mundial de Mujeres En Beijing. 1995

 

  • Conferencia de las Naciones sobre Población (Hábitat II) en Estambul. 1996

 

  • Cumbre de la Tierra (1999)  Río de Janeiro; Brasil

 

  • Cumbre Mundial de Alimentos en Roma. (1996)

 

  • Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente celebrada en Estocolmo en 1972

 

  • Declaration of Thessaloniki, UNESCO-EPD-97/ CONF.401/CLD.2.

 

  • Elizalde Hevia, Antonio. (2003). Desarrollo humano y ética para la sustentabilidad, México-Chile, Ed. PNUMA, Universidad Bolivariana.

 

  • Escobar, Arturo. (1996). La invención del Tercer Mundo, construcción y deconstrucción del desarrollo, Bogotá, Editorial Norma.

 

  • Estrategia Internacional para la acción en el campo de la Educación y Formación Ambiental para los años (1990)

 

  • González Gaudiano, Edgar. (1999). “Una nueva lectura a la historia de la educación ambiental en América Latina y el Caribe”, en: Tópicos en Educación Ambiental, vol. 1, No. 1, México, Semarnap - UNAM.

 

  • Leff, Enrique. (1998). Saber ambiental: sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder, México, Ed. Siglo XXI, PNUMA, CIIECH.

 

  • Leff, Enrique (coord.). (2000). La complejidad ambiental, México, Ed. Siglo XXI.

 

  • Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente

 

  • Kormody 1975:237) Concepto de ecología. Alianza Editorial. España

 

  • Memorias Seminario Universidad y Medio Ambiente en América Latina y El Caribe, 24- 26.11.1999, Santiago de Cali, Colombia

 

  • Meyssan, Thierry. (feb. 2005). “La guerra de civilizaciones”, en Memoria, No. 192, México
  • Novo, María. (1995). La educación ambiental, bases éticas, conceptuales y metodológicas, Madrid, Editorial Universitas S.A.

 

  • Nuestro Futuro Común, Comisión del Medio Ambiente y del Desarrollo. (1988 [1987]). Madrid, Alianza Editorial

 

 

 

  • Sauvé, Lucie. (1999). “La educación ambiental entre la modernidad y la posmodernidad: en busca de un marco de referencia educativo integrador”, en: Tópicos en Educación Ambiental, vol. 1., No. 2, México, Semarnat.

 

  • Sauvé, Lucie. (2004). Una cartografía de corrientes en educación ambiental, http://www.uam.es/departamentos/ciencias/ecologia/documentos%20descargables/C2/doc%202%20una%20ca rtografia%20de%20corrientes%20en%20EA. pdf

 

  • Tratado de Educación Ambiental hacia Sociedades Sustentables y de Responsabilidad Global

 

  • Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)

 

  • Zemelman, Hugo. (2000 [1996]). Problemas antropológicos y utópicos del conocimiento, México

Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx

Imprime el artículo

Volver al Inicio