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Año: 2019 Mes: ENERO-ABRIL Número: 83
Sección: PRÁCTICAS DE CLASE Apartado:
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Valores en educación.
González García Michel
Introducción.
A través del presente artículo aproximaremos algunas ideas sobre los valores, el impacto en la educación, la escuela y la sociedad; cómo transforma la manera de actuar en las generaciones, como la escuela es un catalizador de la sociedad y la importancia del docente en el contexto, el contexto de la construcción de los ciudadanos.
El modelo de educación global que ofrecen las escuelas ha sido profundamente influido por escritores críticos del modelo mecanicista que prevalece y que heredamos del pensamiento científico de Descartes y Newton, ese modelo que puede haya causado una profunda crisis cultural en el mundo, caracterizada por una alineación de la humanidad, de su mundo natural y que ahora retoma con gran importancia ciertas características que se tenían descuidadas como el tema en valores.
Los valores forman parte irrenunciable de cualquier proyecto social y educativo, no es posible construir una sociedad sin el soporte de los valores, educar no significa “llenar de conceptos” al alumnado, es necesario formar ciudadanos, por ello los valores son contenidos, explícitos o implícitos, inevitables en la educación es el énfasis de las generaciones para incorporarse de forma activa y responsable en la sociedad.
Al igual que en los alumnos, concibiéndolos como uno de los principales protagonistas de la educación básica, los docentes de igual forma, necesitan una formación en valores, valores que con el proceso de tutoría abonarían a la causa, la propuesta que parte del servicio profesional docente 2013, rescata los elementos del aprendizaje dialógico entre pares para la construcción de un profesional de la educación en miras de profesionalizarse.
Nos preocupamos por los hechos sociales que impactan al mundo, y poco nos detenemos a pensar en las verdaderas raíces del problema, somos, cómo sociedad, fruto de nuestra cultura y de nuestras experiencias, pero por el simple hecho de ser seres humanos, ponemos en juego valores, que permiten el desarrollo potencial de esas habilidades que permite llegar a distintos niveles de raciocinio.
Poder participar en sociedad exige estar organizado. Sin organización no hay participación y es en la organización en donde se practican los valores y se aplican los principios. Estos principios y valores delimitan las características de las organizaciones democráticas y orientan sus actuaciones.
La normatividad de la moral, en cuyo horizonte de universalidad, constituido por la perspectiva de las múltiples culturas, se va tejiendo dialogalmente la ética de la interculturalidad, orienta las interpretaciones y discursos que transforman valores en formas de comportamiento correcto, gracias al principio de justicia como equidad. Esta es la tarea fundamental de la educación en valores para la ciudadanía: valorar el multiculturalismo, para transformarlo en interculturalidad, al reconocer valores de máximos en la génesis de los derechos humanos universales.
Desarrollo.
Dentro de un sistema interactivo donde los cambios sociales afectan directamente la formación de las nuevas generaciones, la educación a través de la ciudadanía se orienta a que los alumnos aprendan los valores cívicos por medio de su ejercicio en la escuela, educar en valores debe tener su concreción en el propio funcionamiento de la escuela, la guía que oriente la transformación escolar debe incluir participación, respeto, tolerancia y solidaridad, resaltando que educar con valores debe complementarse a través de la reflexión.
Educar a través de valores significa situar el aprendizaje de tal forma que el alumno se incorpore de forma activa y responsable en la sociedad sin olvidar los aprendizajes básicos, que en su conjunción permitan un suficiente nivel de autonomía y de progreso personal y profesional.
En algunos casos como lo cita (Villoro, 2005) Los valores y fines colectivos eran transmitidos por la tradición y reafirmados por la costumbre. En una gran mayoría esta afirmación sigue prevaleciendo.
La educación en valores debe tener su concreción en el propio funcionamiento del centro educativo, debe impregnar y transformar el significado y la acción educativa global de las escuelas, en las que la tolerancia, la participación, la solidaridad y el respeto muto y las exigencias a los alumnos con sus deberes sea una guía que oriente la adopción de decisiones y las iniciativas de la escuela.
La educación en valores, así como las estrategias de acompañamiento y la tutoría en el nuevo paradigma educativo y su impacto en los procesos centrados en los aprendizajes de los estudiantes se han convertido en objeto de permanente estudio. Los constantes cambios y transformaciones de la educación ante el nuevo paradigma formativo, obliga a reflexionar sobre los procesos de orientación, el desarrollo de conocimientos actitudinales y valorales, así como de la tutoría, como elementos sustanciales en la construcción de la educación integral de los estudiantes.
El mundo de los valores como componente esencial de la acción educativa no significa ninguna condescendencia o moda pasajera, es reivindicar una educación de la totalidad de la persona, en la cual el actuar del docente proyecta una concepción de, y promueve unos determinados valores que se viven y actúan en la práctica, sin embargo, no es fácil separar los aprendizajes instructivos de los componentes actitudinales y valorativos. En cualquier actuación profesional estamos filtrando y proyectando una determinada concepción de la persona, promoviendo unos determinados valores, por lo mismo que no podemos renunciar a nuestra condición de humanos que viven y actúan en y desde unos valores.
La reflexión y la deliberación dentro del arco valorativo se tienen que llevar a la práctica, como forma de incorporación. Estas necesidades objetivas se estructuran en un código cultural de normas, valores y conocimientos que son comunicados por el grupo generacional como “conservación de la cultura heredada del pasado”. (Salamón, 1980).
Desde la Psicología moral, como área dedicada al estudio de los procesos que llevan a un individuo a legitimar reglas, principios y valores morales que pautaran sus acciones, señala que la deliberación moral no es solo un tema disciplinar, Es un tema complejo que alcanza al juicio moral, al actuar y al quehacer actuar. No hay educación moral separada de la formación ética. La escuela puede y debe ofrecer oportunidades para que los alumnos aprendan el fenómeno humano complejo que es la moralidad y ayudarlos a estimar opciones de vida para vivir bien.
En esta perspectiva, la educación del futuro deberá regirse bajo los principios de conjunción entre el conocimiento y los valores como condiciones básicas para la nueva educación, los valores no pueden ser enseñados como se enseñan los contenidos disciplinares y la consecuencia inmediata es una intelectualización de los valores, al no caer en cuenta de que junto al componente cognitivo (conocimientos y creencias) es indispensable considerar, asimismo, y de forma interrelacionada, el componente afectivo (sentimientos y preferencias) y el componente conductual o conativo (declaraciones de intenciones).
Conclusiones.
Los valores en la educación representan un intento de clarificación del discurso teórico sobre el valor y al mismo tiempo una praxis distinta de la educación en valores. La evolución en la sociedad exige, de esos aprendizajes que se podrían considerarse olvidados o infravalorados, indispensables para una convivencia digna; ejercicios de tolerancia, participación social, respeto por el medio natural, solidaridad, por mencionar algunos, son necesarios para transitar a una declaración de realización personal y social.
(Durkheim, 1978) opone su concepción educativa a la concepción liberal vigente, que consideraba a la educación solo como un vehículo para el máximo perfeccionamiento a que todo ser humano debía aspirar como individuo, tenía un carácter eterno y esencialista, donde los valores básicos que la educación debía desarrollar eran visualizados abstractamente, sin vinculación con las condiciones histórico sociales.
Los valores se perciben en las actuaciones de los otros, y en la relación de cada uno con el resto, cada persona debe construir su propio esquema de valores. La función de los educadores es colaborar en el proceso, permitiendo y desarrollando situaciones en el entorno de los alumnos para que los vivan y experimenten, y así, ser interiorizado por ellos (Castro, Cervantes, Reséndiz, 2015).
La importancia de los valores como elemento integrante de la acción educativa, significa una necesidad operante en la tarea profesoral. Es claro que si no es a partir de los valores no hay posibilidad alguna de llevar un proceso educativo.
Los cambios en educación no se operan solo mediante leyes, requiere de un cambio en las actitudes y formas de pensar, un cambio en la mentalidad, una educación centrada en aquellas competencias que permitan la formación integral de la persona sin perder de vista el enfoque en los aprendizajes.
Consciente o inconscientemente el profesor ha actuado, y actúa, desde una determinada concepción del mundo y del hombre, desde un determinado sistema de valores, que, mediatizado su interpretación de la realidad, también condiciona, en una determinada orientación, su actuación como profesor.
Intentar caminar con éxito por el espacio de la educación supone de ciertas barreras, no solo es el discurso sobre valores en la educación, supone un actuar, un estado convincente, un docente reflexivo que cuando hable sobre educación, necesariamente se refiera a los valores.
Es claro que, si no es a partir de los valores, no hay posibilidad alguna de llevar a cabo un proceso educativo, incorporar los valores en el currículo escolar obedece a distintos factores y en especial énfasis a la necesidad de potenciar el desarrollo de la persona en las distintas dimensiones del ser humano.
La práctica docente incluye la práctica pedagógica, pero además la trasciende, pues se constituye por el conjunto de relaciones que se establecen en el campo laboral docente. (Duhalde, 1999).
Referentes bibliográficos.
Castro, R. D. & Cervantes, R. D. & Reséndiz, E. (2015). La educación en valores y las nuevas tutorías. Estrategias del nuevo paradigma de la educación superior. Revista internacional de Ciencias Sociales y Humanidades, núm. 1. (Vol. XXIV), pp. 9-24.
Duhalde, M. A. (1999). La investigación en la escuela. Un desafío para la formación docente. Buenos Aires Argentina: Ediciones Novedades Educativas.
Durkheim. (1978). Educación y Sociología. Buenos Aires Argentina: Clásicos de la cultura.
Salomón, M. (1980). Panorama de las principales corrientes de interpretación de la educación como fenómeno social. Perfiles educativos, núm. 8. Pp. 3-24.
Villoro, L. (2005). De la libertad a la comunidad. México: Fondo de cultura económica.
Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx