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Año: 2018 Mes: MAYO-AGOSTO Número: 81
Sección: PALABRAS PERIPATÉTICAS Apartado:
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GÉNERO Y TURISMO SUSTENTABLE UNA RELACIÓN CULTURAL
Vicente Paz Ruiz

UPN Unidad 094

 

Resumen

Con el propósito de dar a conocer la relación que se da entre el género y el turismo en este caso sustentable se hace este escrito que aborda lo que es el turismo, sus variantes, sus empleados, las labores que realizan, así como una relación cultural de los sitios donde la riqueza beta implica un manejo sustentable de los recursos naturales y el papel que las comunidades y la mujer tiene en ellas. Se llega a que la relación ideal de emancipación de la mujer por el autoempleo se enfrenta a prácticas sociales en zonas del país -México- que no permiten esto, al menos de manera inmediata.

Palabras clave:

Turismo sustentable, Género, Zona protegida, Práctica cultural, Proyectos comunitarios.

Turismo y desarrollo económico

México es una potencia en servicios turísticos, en este sexenio 2012 - 2018 ha pasado del 16º lugar al 6º país más visitado a nivel mundial por turismo extranjero, así mismo se ha incrementado en turismo nacional. Esta actividad aportó el 8.7% de la economía nacional, generó 2.3 millones de empleos, el 6% del total nacional (INEGI, 2018). El turismo ofrece principalmente servicios, el 89.4% de los ingresos se dan por ello, en tanto que el 10.6% se da por la producción de bienes. Los principales servicios son: transporte aéreo, terrestre, servicios de alimentación en restaurantes y bares, así como en centros nocturnos. Esto nos dice que la principal fuente de ingresos en los centros turísticos son los referidos al tipo de turismo de masas o de las tres S, sun, sea and sand. De todos los servicios el de mayor potencial económico es el alojamiento con un 29% del total de los ingresos por servicios.

El turismo internacional aporta el 18% del consumo en tanto que el 82% es por parte del turismo nacional. La importancia del turismo nacional es evidente, si bien no por gasto individual, en este sentido el internacional es más alto, sino por la abundancia de viajeros. Turista se recuerda es aquel que pernocta en un lugar ajeno a su sitio de residencia con fines de ocio y recreación en incluso trabajo. El crecimiento de esta actividad en nuestro país es del 2.4% anual.

Los puestos de trabajo que genera esta actividad comercial fueron 2.3 millones, de ellos el 29% fue contratado para atender a los visitantes en bares, centros nocturnos y restaurantes. El 25% está dedicado a los transportes, terrestres, aéreos y acuáticos. Un 9% se dedica al alojamiento, en este rubro domina el género femenino, pero en promedio toda la actividad de servicios y productos turísticos ocupa al 40.6% de personal femenino y 59.4 de personal masculino. Así el papel de la mujer en este sector es abundante (INEGI, 2018).

Cinco estados de México son los que concentran el 62% de los servicios turísticos y de los visitantes, Ciudad de México es el primer destino turístico del país, a la capital del país se le unen Jalisco, Estado de México, Baja California Sur, Quintana Roo, también concentran el 50% de los trabajadores del ramo. Los destinos más visitados como vemos no son las playas, sino que predominan las ciudades coloniales o modernas: Ciudad de México, Jalisco y Estado de México no tienen playas y son ejemplo de cómo las entidades sin litoral captan dos tercios del total de los turistas internacionales y por ende de los ingresos brutos de esta actividad.

En lo referente al turismo internacional, las potencias mundiales son; Francia, le siguen Estados Unidos, España, China, Italia y México. El turismo ocupa un lugar destacado en la economía de cada uno de esos países, España debe parte de su milagro económico de los ochentas a su potencial y promoción turístico. En México esta actividad ofrece grandes oportunidades de empleo, por ejemplo, en Ciudad de México se da empleo a 391,000 personas y Quintana Roo emplea a 350,000 personas, son los más grandes empleadores y los clústeres con mayor crecimiento.

Las cinco entidades mencionadas son las que más invierten en turismo es decir en infraestructura y medios de comunicación la llamada formación bruta de capital fijo de turismo. La infraestructura representa el 73% de la inversión que se realiza y el 27% a medios de transporte, así como maquinaria. Se da un círculo, a mayor inversión mayor dividendo, lo que redunda en contar con mejor oferta y el crecimiento de la demanda de visitantes. Es necesario señalar que dentro del entorno laboral a nivel nacional la mujer representa el 43.8% de empleadas, este porcentaje es similar al que se registra en el sector turístico (40.6%), y la tendencia es similar 40% de los puestos de trabajos creados a nivel nacional son ocupados por mujeres. Así el turismo hace realidad lo propuesto por la ONU en 2017:

“un elemento central de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el plan mundial acordado por los líderes de todos los países para hacer frente a los desafíos que enfrentamos. El Objetivo 5 de este plan, pide específicamente la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas, siendo fundamental para el logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

La distribución nacional de la ocupación laboral de la mujer forma un gradiente, hacia el norte se reduce su participación (37%), en tanto que hacia el sur se incrementa (49%). En los servicios que se ofrecen en turismo la mayor ocupación de la mujer se da en los servicios de alojamiento temporal, de preparación de alimentos y bebidas (50.6%). Lo anterior nos dice que en general en el turismo de masas la participación de la mujer se da en puestos precarios y de bajo nivel como limpieza, cocina y hospedaje.  Desafortunadamente vinculados a centros turísticos de ingresos internacional se encuentra el sexo servicio, lo que no se documenta ni en números de puestos de servicio ni vulnerabilidad de las empleadas.

En contraste las mujeres ocupan cada vez más puestos de mando medio y dirección en los servicios formales de la actividad turística, el turismo cuenta con el doble de ejecutivas y empresarias que cualquier otra actividad económica, aun así, ganan ente 10% y 15% menos que sus homólogos masculinos (ONU, 2012). La mujer es más frecuente como empresaria de microindustria turística, pero eso se revierte ya que implica que no reciben remuneración por los trabajos de esas empresas familiares. La relación entre trabajo - género, en el que la mujer sea más frecuente como microempresaria en el turismo que en otros sectores, promueve que las comunidades tomen este como eje de desarrollo económico para lograr una reducción de la pobreza de las zonas rurales (ONU – OMT, 2010).

Richter (1995) esquematiza la distribución de los empleados del sector turístico, como una pirámide con una base de muchas mujeres y un pico con pocas de ellas. Las mujeres desarrollan empleos de baja calificación como empleadas de limpieza, afanadoras, cocineras y limpieza de habitaciones, la administración de esos servicios también recae en las mujeres, pero los puestos de gerencia de hoteles, restaurantes, bares y operadores de maquinarias son mayoritariamente ocupados por hombres, lo que implica desigualdad de calidad de empleo y remuneración. Desde luego que existe la tendencia es a revertir esta situación. Algo similar se vive en los servicios de transporte donde la mujer si bien mejor remunerada, se encarga de actividades de limpieza, servicio, atención a los clientes como sería en un bar en tierra o un restaurante, por ello no es común que logren ser oficiales de vuelo o directivas de los servicios de las empresas en tierra. En 2010, por ejemplo de los 80,000 pilotos comerciales registrados sólo había 450 mujeres capitanes (5%) (ONU – OMT, 2010).

Tipos de turismo

El turismo se puede percibir como un referente de riqueza en varias vertientes: Riqueza biótica, de paisaje o cultural del sitio, riqueza histórico cultural con patrimonios inmanentes, riqueza de la población que viaja como una modalidad de ocio, riqueza de servicios del lugar visitado, riqueza escolar - educativo de los visitantes, su análogo con los hospederos. Todo lo anterior refleja que el turismo no se da por la buena voluntad de una política sino por el reconocimiento de la comunidad externa al sitio a visitar de su riqueza. México cuenta con riqueza histórico cultural, patrimonios inmanentes, riqueza de paisaje, riqueza biótica beta. En contraste no todas sus comunidades tienen riqueza de servicios, sólo los grandes centros turísticos cuentan con ellas, en tanto que los servicios en desarrollos comunitarios o de turismo sustentable carecen de los mismos.

Hay al menos dos tipos de turismo, el de las tres S (sun, sand, sea) sol arena y mar y el cultural, emergiendo una tercera línea el ecológico o sustentable. En el primero se traslada el estilo de vida y necesidades creadas a un sitio determinado, haciendo que no exista diferencia entre los grandes hoteles a nivel mundial. El turismo busca encontrar las comodidades y servicios de las grandes ciudades en su sitio de visita, por lo que el ámbito cultural local queda cancelado y a lo más se ofrece como mercancía folk. En el segundo tipo de turismo el visitante se interesa por conocer principalmente la cultura y sus manifestaciones del sitio a visitar, no privilegia los servicios de confort sino el conocimiento de una forma de vida diferente a la suya.

El tercer tipo puede ser del tipo SSS o cultural, lo “ecológico” o sustentable no redunda necesariamente en baja en los servicios y confort que se ofrece. Por ejemplo, un resort como Ritz Carlton de Punta Mita Nayarit, en Bahía de banderas, México, es sustentable pues recicla sus desechos, cuida el medio, limpia su agua, pero los servicios son comparables al de cualquier gran hotel y desarrollo habitacional de elite. En contrate proyectos como los que se ofrece en la comunidad de las cascadas de Eyipantla, dentro de la Reserva de la Biósfera de los Tuxtlas son pobres en servicios, bajos en confort, pero ponen en riesgo la continuidad del entorno donde se encuentran (UNAM, 2012). Proyectos como los de los pueblos chiapanecos son sustentables y naturales pues siguen un uso racional de medio y sus desechos son tratados pero su confort y servicios, así como vías de acceso son pobres (Ávila 2015).

Turismo sustentable

A partir de 1992 en la Cumbre de la Tierra sobre el medio ambiente y el Desarrollo uno de los puntos centrales de esa reunión fue “encontrar un equilibrio viable y equitativo entre el medio ambiente y Desarrollo”, para cuestiones de la vida cotidiana este discurso se pidió que bajara a la población por medio de la Educación ambiental, Europa comunitaria lo asumió como compromiso, pero no todos los países lograron desarrollarlo en sus sistemas educativos, el caso México nos tocó presenciarlo en la reforma educativa que se derivó del Acuerdo nacional para la modernización de la educación básica, la modificación curricular dejó muchos pendientes en este rubro pues quedó en un discurso ecológico más no ambiental.

En la realidad de la sociedad mexicana esa cumbre se quedó en la academia y discurso político, se notó la falta de una formación de prácticas culturales medioambientales, por ello se carece de una educación informal de educación de adultos y cualquier tipo de educación paralela a la formal que permita la formación de actitudes hacia la naturaleza y la construcción de una convivencia equitativa y autónoma con el planeta, es decir lograr “el equilibrio entre medio ambiente y desarrollo”.

En ese orden de ideas, sin una base social fortalecida como producto de una transformación profunda, no se podría esperar una modificación real del sistema educativo y de las prácticas sociales imperantes en nuestro país en las diferentes regiones. Eso aplicado a nuestro tema, el turismo y en este caso en relación con el medio ambiente derivó en seguir el acuerdo con la Organización Mundial de Turismo (OMT, 2016), donde se define la relación equilibrio – desarrollo en lo referido al turismo como “el turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales que implican satisfacer las necesidades de los visitantes, la industria, el entorno y las comunidades anfitrionas”. Se acuño así una etiqueta el turismo sustentable, que sin una base social transformada y educada en los principios del cuidado del medio y desconocimientos técnicos mínimos en las comunidades derivó en un juego demagógico donde se dice que el turismo sustentable no sólo debe de ser amigable con el medio, sino con la sociedad y además ser incluyente, ofrecer bases para tomas de decisión informadas.

Considerar una participación social incluyente para democratizar las decisiones y asumir las responsabilidades que conlleva la conservación del patrimonio natural y cultural de una localidad o región es lo deseable. Su fundamento es la distribución equitativa de las ganancias, la responsabilidad de la conservación del patrimonio turístico y, particularmente, la participación de toda la sociedad involucrada en esta actividad (gobierno, empresarios, ONG’s, trabajadores turísticos y comunidad local), sin perder de vista que debe ser capaz de generar un beneficio real para quienes participan en esta actividad. Luego el turismo sustentable se liga a pequeños desarrollos comunitarios, a la búsqueda de cargas bajas de servicios turísticos para evitar en lo posible alterar el medio ambiente que sirve de sustrato y recurso para esta actividad.

Los ejemplos como la destrucción de Tajamar en Cancún para favorecer la construcción de un desarrollo inmobiliario “Malecón Tajamar” habla de que la retórica oficial no es aplicable a los grandes desarrollos turísticos, el 90% del manglar, el “riñón” y vivero costero de Cancún quedó devastado, luego es evidente que no exista educación ambiental en México, sus funcionarios especializados no toman decisiones que busquen el “equilibrio entre medio ambiente y desarrollo”, existe desprecio por la dimensión social en la realidad, se favorece que los elementos económico y ambiental vayan por senderos separados.

De ahí que el turismo sustentable voltee su mirada hacia las comunidades que de manera tradicional han sabido conservar ese equilibrio que el pensamiento occidental desarrollista apabulla. Por ello voltear la mirada hacia las comunidades para que en ellas se generen ingresos económicos con desarrollo turístico que sean de bajo impacto (negativo) en sus entornos natural y cultural, involucra a las personas (entendidas como el elemento social) y el éxito de dichos desarrollos dependerá de equilibrar las relaciones entre los turistas y los anfitriones en un ambiente de tolerancia, respeto y cooperación. Se trata de salvaguardar los recursos naturales en el presente para que futuras gene raciones puedan aprovecharlos; al mismo tiempo se procura el crecimiento social, cultural y económico de la población local. Vemos que el discurso y más aún las acciones favorecen el desarrollo comunitario para que se cuente con fuentes de empleo a partir de preservar los recursos naturales, pero al mismo tiempo se favorece que desarrollos inmobiliarios destruyan grandes extensiones naturales, poco recurso, poco daño, pocos visitantes, muchos recursos, mucho daño, muchos visitantes. De ahí la importancia de alentar el turismo sustentable no sólo en pequeñas comunidades, sino como una política de Estado.

Al respecto CECADESU en su publicación sobre turismo sustentable señala que es importante considerar algunos principios prioritarios en las comunidades donde se pretende realizar un proyecto turístico sustentable: sustentabilidad, biótica, política social, cultural: se refiere a la importancia de mantener la diversidad cultural y valores de un territorio, porque son parte de la herencia que dejan los sectores de una escala local, regional, nacional o internacional, englobando tanto ciudades como pueblos. Sustentabilidad político-social: se refiere al abordaje político desde un enfoque de gobernanza, en el que las decisiones del territorio consideran a las comunidades locales a través de la implementación de métodos que permitan un desarrollo social enfocado a la democracia, la participación social y la equidad.

Todo lo anterior al parecer aplica sólo a pequeñas comunidades pues los ejemplos del turismo de masas que depreda el medio ambiente también deterioran la sustentabilidad cultural y marca aún más la desigualdad y estratificación social.

Zonas protegidas de México

En México existe un área dentro de la SEMARNAT dedicada al estudio, cuidado y regulación de las zonas naturales protegidas, estas se dividen en seis de corte federal: parque nacional, zona protegida, reserva de la biosfera, monumentos naturales, áreas de protección de recursos naturales, áreas de protección de flora y fauna y santuarios. Las definiciones de las áreas naturales protegidas se encuentran en la Ley general del equilibrio ecológico y la protección del ambiente (LGEEPA) en los artículos del 45 al 56 (DOF, 2016). Los criterios originales para decretarlos como sitios protegidos ha variado desde finales del siglo XIX a la fecha, afortunadamente las zonas han aumentado, actualmente son 182 en proporción, aun está lejos de ser satisfactorio (12% del territorio), tomando como referente Costa Rica (20 – 25%) para la protección de la biodiversidad.

Uno de los criterios fundamentales para que se consideren favorablemente en este status es, según el CONANP (2018).

Riqueza de especies; presencia de endemismos; presencia de especies de distribución restringida; presencia de especies en riesgo; diferencia de especies con respecto a otras áreas protegidas previamente incorporadas al Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas; diversidad de ecosistemas presentes; presencia de ecosistemas relictuales; presencia de ecosistemas de distribución restringida; presencia de fenómenos naturales importantes o frágiles; integridad funcional de los ecosistemas; importancia de los servicios ambientales generados, y viabilidad social para su preservación.

Se cuenta con 44 reservas de la biósfera, 67 Parques nacionales, 40 áreas de protección de flora y fauna, 18 santuarios, 8 áreas de protección de recursos naturales y 5 monumentos naturales, el país se ha dividido para su conservación en nueve regiones: centro y eje neo volcánico, frontera sur, istmo y pacífico sur, noroeste y sierra madre oriental, noroeste y alto golfo de california, norte y sierra madre occidental, occidente y pacífico centro, península de baja california y pacífico norte, península de Yucatán y caribe mexicano y Planicie costera y golfo de México.

Los tipos de zona protegida varían en extensión y en sus regulaciones, en ellos se ha dado un impulso al cuidado del medio a partir no de su uso depredador, sino fomentando su uso tradicional y empleando dichos usos y cuidados como elementos de atracción turística sumados a los que ofrece el paisaje. Las zonas explotables se deben de encontrar fuera del núcleo, en las zonas de amortiguación y la actividad debe de estar regulada, ser de extracción de recursos de forma moderada y vigilar la carga de densidad de visita, así no se limita la existencia de núcleos de población en las zonas protegidas de gran extensión como las reservas de la biósfera o parques nacionales, pero se debe de seguir los mandatos de la LGEEPA al respecto.

Diversidad biológica de México

La diversidad biológica de nuestro país es reconocida a nivel mundial, somos parte de un exclusivo club de 12 países megadiversos según la CONABIO (2018). En conjunto esta docena de naciones contiene el 70% de la diversidad del planeta. Ocupamos el 5° sitio en plantas vasculares, 3° en mamíferos, 11° en aves, 5° en anfibios y 2° en reptiles. Los países megadiversos como el nuestro comparten posición geográfica de transición o en zona tropical, diversidad de paisajes, aislamiento (geológico / biogeográfico), tamaño, historia evolutiva, cultura.

El aspecto cultural es clave y humanizante en la noción de Biodiversidad, la riqueza de entornos, paisajes deriva en una relación con grupos que habitan en ellos históricamente y que han establecido una relación, en muchos casos simbiótica ya que la domesticación de plantas y animales ha contribuido a enriquecer los reservorios genéticos de las poblaciones naturales, a la riqueza natural. En México se hablan 66 lengua indígenas lo que habla de gran riqueza de grupos étnicos en comunión con su medio, esas formas de expresar su relación histórica es lo que entendemos como cultura, como parte de ella la domesticación ha pasado a formar parte de sus costumbres, por ello nuestro país es uno de los principales centros de domesticación del mundo.

La biodiversidad o diversidad biológica en esos pueblos trata se únicamente como una idea intuitiva. En vox populi se abusa de la palabra convirtiéndola en algo demasiado amplio para ser empleado con propiedad. En Biología ese problema se ha superado la diversidad biológica en la actualidad es un indicador del estado de los sistemas biológicos (Magurran, 1988) y se utiliza ampliamente para fines de conservación y gestión ambiental. Para la ONU y la LGEEPA se define como:

"la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas"

El conocimiento de la diversidad nos permite abstraer modelos que nos representen el funcionamiento de un ecosistema, esos estudios han mostrado que la actividad humana influye en dicha dinámica y que al perder elementos de un sistema se pierde la oportunidad de conocer su desarrollo evolutivo como conjunto. En los ecosistemas el hombre obtiene recursos – servicios- que al conocer la estructura y función de cada parte nos permitirá explotarlo de forma racional y sustentable, para ello es fundamental preservar la biodiversidad ya que muchos recursos que no explotamos y desechamos son fundamentales para otros.

 La biodiversidad tiene precisiones desde un punto de vista técnico, regularmente se usa el término para referirse al número de especies presente en un sitio y tiempo determinado, a ello se agregan los criterios de equitabilidad o sea la dominancia relativa. Su uso amplio se debe a lo práctico pues la riqueza de especies es fácilmente medible, históricamente en las colecciones existe información al respecto, en genética, individuos y ecológica. Su practicidad permite su uso en ámbitos de conservación y toma de decisiones en políticas públicas al respecto. Como toda concepción está en proceso constante de cambio y uno de sus principales puntos de debate es que se apoya en el concepto de especie, el cual es todo un tema.

En lo anterior hablamos de la diversidad alfa, que se forma por riqueza específica y abundancia relativa de especies o estructura de la comunidad. La primera se evalúa mediante índices de rarefacción (no paramétrica), la segunda mediante abundancia proporcional (modelos paramétricos).

La diversidad beta se define como como el grado de remplazo o cambio biótico entre las distintas comunidades de un paisaje se basa en proporciones o diferencia, el grado de cambio entre dos o más comunidades se evalúa mediante índices de similitud o disimilitud tomando el índice de remplazo de especies. La diversidad gama es la riqueza de especies de una serie de hábitats resultante de la diversidad alfa de las comunidades individuales y de su diversidad beta producto del grado de cambio de especies entre ellas.

México es rico en diversidad beta pues su grado de remplazo de especies entre comunidades es alto. Para decir lo anterior se toman en cuenta los elementos de un modelo predictivo, los patrones de biodiversidad están relacionados con los procesos ecológicos ya que diferentes escalas explican diferentes patrones. Estas escalas permiten entender por qué nuestro país tiene riqueza beta ya que factores como la heterogeneidad ambiental del país, conjunción de dos reinos biogeográficos y la historia geológica entre otros se conjugan para dar una alta diversidad beta (Rodríguez, 2009).

La diversidad beta nos dice que la biodiversidad es producto del grado de remplazo de especies entre comunidades, no en un sitio único: Una zona protegida actual ubica a cierto número de comunidades, pero no a las posibles de una región. La actividad humana en las zonas de reserva rompe este remplazo por simple interferencia, por ello se requiere que se definan zonas de reserva tipo corredores, como de manera natural se desplazan las especies, definiendo zonas de abundancia beta como islas y áreas intermedias con actividades afines a la conservación.

Ejemplos de cómo se ha dado esto se tiene en los cafetales y zonas ganaderas de bajo impacto en el corredor neotropical del golfo de México, pero es escasa la documentación del uso y manejo de sistemas naturales y la conservación de especies. El turismo –comunitario- de tipo sustentable, es otra actividad de bajo impacto que armoniza con la conservación de áreas que permitan el remplazo de especies en zonas geográficas determinadas (las zonas núcleo de las reservas).

 

Género en México y prácticas culturales

Recordemos algo que ya hemos documentado, la ONU y el INEGI, de forma global y nacional respectivamente, ofrecen datos del tipo de empelado que utiliza el Turismo, este no se aleja de la distribución de frecuencia de otras industrias o servicios. El empleo de la mujer es del 43% y su mayor distribución está en puestos de servicio de piso y preparación, disminuyendo en puestos de jefatura o gerenciales. Para el caso México se repite esta tendencia, el 40% del personal contratado en centros turísticos es femenino, su mayor cantidad está en la base de la pirámide de jerarquías y se reduce en puestos de jefatura y gerenciales. Esta tendencia coincide con la cantidad de estudiantes de turismo, ahí el 80 % es femenino, donde se le prepara para servicios especializados en preparación, servicios de piso, gestión de medio y alto nivel (IPN, 2014). Esa tendencia no sólo se observa en el tipo de turismo SSS sino en su conjunto, aunque los niveles de jerarquía varían favorablemente para las mujeres en el tercer tipo de turismo emergente, el sustentable.

El género se constituye en un criterio de corte metodológico para comprender procesos productivos, en este caso la dinámica de las empresas turísticas del país. El género no sólo se puede emplear como criterio metodológico, sino que se nutre de otros aspectos como los símbolos (mujer cuidadora del hogar, un hotel es un “simíl” del hogar), estereotipos (mujer ordenada y limpia implica trabajar en arreglo de alcobas y su limpieza), prácticas sociales (mujer en casa prepara alimentos, mujer cocinera preferida en desarrollos turísticos), sujeto de variaciones normativas (el derecho a la igualdad en el trabajo), entre otros aspectos.

Así el género es algo que deriva en una variante que debe de tomarse en cuenta de forma permanente en nuestra sociedad. El criterio para lograr empleo o desarrollo dentro de las actividades económicas no debe de tener como criterio el género, entendiendo este como el conjunto de roles y relaciones socialmente construidos, así como a los rasgos de la personalidad, las actitudes, los comportamientos, los valores, el poder relativo y la influencia que la sociedad atribuye a los dos sexos de manera diferencial. En términos generales el sexo es biológico y está determinado por las características genéticas expresadas en las fenotípicas. En tanto que el género es una identidad adquirida socialmente, inculcada en el medio cultural donde nos desenvolvemos y que se aprende, cambia con el tiempo y varía ampliamente entre culturas.

Al pertenecer a una sociedad dominada por hombres –históricamente- el género cobra relevancia como construcción social pero no como criterio de exclusión, por ello conocer de la evolución de su análisis es un examen y un proceso sistemático de los distintos efectos que tienen el desarrollo, las políticas, los programas y la legislación en la vida de las mujeres y los hombres. Implica, primordialmente, la recopilación de datos desagregados por sexo e información sensible al género acerca de la población en cuestión que deben de ser tomadas en cuenta como diagnósticos que permitan un desarrollo sin exclusión por cuestiones de dicha índole. Lo que se busca es la igualdad de género remite a la idea de que los seres humanos, tanto mujeres como hombres, deben ser libres de desarrollar sus capacidades personales y tomar decisiones sin tener como barrera para ello, las limitaciones establecidas por los estereotipos, los roles o los prejuicios impuestos por las relaciones de género.

La igualdad de género está lejos de buscar que los hombres y mujeres, genéticamente diferentes sean iguales, no, eso destruiría la concepción de género mismo, se busca la igualdad de trato, de oportunidades y de posibilidades de desarrollo, dentro de una sociedad, para ello se recurre a la idea de equidad de género, que alude que mujeres y hombres deben ser tratados de forma justa según sus respectivos deseos y necesidades. Esto puede incluir la igualdad de trato bajo un enfoque de no discriminación y considerado equivalente en cuanto a derechos, beneficios, obligaciones y oportunidades. Así la mujer como el hombre debe de ser iguales en la sociedad por el trato que reciban, por su figura en la legislación y su presencia en la vida pública. Ello no implica una inversión de poder, se busca lo que Freire llamó el esclavo y el amo, el esclavo existe mientras exista amo, si se invierte la relación entre el poder y presencia de la mujer y el hombre en sociedad se daría esa inversión y ahora el hombre sería el discriminado.

Por ello no debemos confundir el empoderamiento – tanto mujeres como hombres – como una inversión de roles de poder, sino de la desaparición del esclavo pero también del amo, ese ideal freiriano de igualdad, la muerte del amo busca su remplazo, pero la ausencia del mismo busca igualdad entre personas que puedan asumir el control de sus vidas, fijar sus propias prioridades, adquirir destrezas (u obtener el reconocimiento de sus propias destrezas y conocimientos), aumentar la confianza en sí mismos, resolver problemas y desarrollar su independencia, independientemente de su género.

La sociedad mexicana se encuentra en tránsito hacia la incorporación de la perspectiva de género y de las implicaciones que tiene para mujeres y hombres, cualquier acción planificada, incluyendo la legislación, las políticas y los programas en todas las áreas y en todos los niveles. El pasar de una sociedad dominada por andros hacia una de convivencia sin dominio de una de las partes que la constituyen constituye una estrategia para lograr que las preocupaciones y las experiencias de ambos sexos sean parte integral del diseño, la implementación, el control y la evaluación de todas las políticas y los programas en todos los ámbitos políticos, económicos y sociales de tal modo que no se perpetúen las desigualdades (UNIFEM, 2010).

Históricamente la mujer ha sido vista en nuestro país como una propiedad, como una persona de menor valía socialmente que el hombre, el enraizamiento que esta mirada se tiene en las comunidades deriva en prácticas que reproducen las condiciones de sumisión y diferencia de trato, Chiapas nos dio la nota en las elecciones de 2018, 36 “juanitas”, en alusión a la mascarada por la delegación Iztapalapa del entonces Distrito Federal, que protagonizó Juan Acosta en años pasados, fueron obligadas a renunciar a sus 26 sillas de regidoras y 10 diputaciones por representación proporcional en dicho estado para que sus lugares los ocupen hombres. De no haber existido la determinación del INE de denunciar este hecho, “son renuncias de planillas completas que se han recibido en el órgano electoral y hay indicios de que fue un mecanismo que desde el principio previeron los partidos políticos para que esos espacios fuesen ocupados por varones” (El Universal, 07/09/2018), esto se hubiera consumado de forma legal, pero ello no implica que se opere de facto, es decir quien regirá y decidirá será el hombre, este tipo de prácticas ancestrales es promovida por los partidos políticos, incluso el PVE, y el partido de los maestros, o al menos del SNTE.

Así de nada sirve la política si no hay educación que permita dejar en el pasado ese tipo de prácticas, por cierto, en un estado con alta población indígena y bajo nivel de escolarización. Pero la escolarización no cuenta al parecer pues “el partido de los maestros”, cuenta con miembros con nivel de estudio, pero con prácticas socialmente desafortunadas que refuerzan el uso de la mujer para los fines del hombre, esa nota nos dice y recuerda cual ha sido el papel de la mujer en nuestra sociedad.

 El rol de la mujer en algunas comunidades del país

Hablar de la mujer en México es abordar un tema que implica a más de la mitad de su población económicamente productiva, de más de la mitad de la matrícula del sistema educativo nacional y aludiendo el pasado proceso electoral de 2018, de más de la mitad de los votantes. La mujer por su masa tiene un peso específico que la sociedad de prácticas machista que hemos construido históricamente niega.

El bono demográfico a favor de la mujer ha derivado en la creciente participación de esa mitad de la población en la vida social, política, cultural, educativa, productiva, en sí en su presencia en la sociedad, pero esto se aprecia preferentemente en zonas urbanas. La tasa de natalidad (2.4 hijos por mujer), y el aumento en la esperanza de vida (la mujer vive más que el hombre) de 77.3 años predice una sociedad donde ya no se debe ni puede ocultar o negar su importancia.

La escolaridad y sobre todo las prácticas culturales derivan en deformaciones de esos números nacionales, las mujeres con menor nivel de escolaridad son también las de menor esperanza de vida y mayor tasa reproductiva, así en Chiapas este es de 3.1 hijos por mujer, su escolaridad no rebasa la primaria completa (3.6 años), en tanto que en la Ciudad de México la tasa reproductiva es de 1.7 hijos por mujer y escolaridad de bachillerato (10.3 años), la UNAM reporta que el 51% de su matrícula de licenciatura y el 52% de posgrado es femenina. La dependencia de la mujer por el hombre tiene el componente educativo, en zona rural 22% de las mujeres casadas carecen de primaria completa (3.6 a 4.4 años) y el 23% tienen secundaria completa. En ciudades el 32% de las mujeres divorciadas o separadas cuenta con estudios superiores. Lo que habla de la relación directa entre falta de estudios y dependencia de una pareja.

No es de extrañar que el mayor número de analfabetas corresponda a las mujeres, así como aquellas con mayor rezago educativo. En México el nivel de analfabetismo es de 6.9%, pero si se toma sólo a la mujer estas son el 8.1%, en tanto el hombre tiene el 5.9%. Más de dos millones de diferencia entre analfabetas por género. Esto se magnifica en las zonas indígenas de cada 100 de ellas, 24 no estudiaron, 25 no acabaron la primaria y sólo 11 cursaron bachillerato. Lo que nos ubica en el índice mundial de género en el subíndice de logro educativo en la posición 69 (Moctezuma, Narro y Orozco, 2014).

En cuanto a la participación laboral de la mujer, Moctezuma, Narro y Orozco (2014) reportan que las mujeres con empleo formal son 17.8 millones, que representa el 43% de la población económicamente activa, el lado negativo es que el 57% de las mujeres no cuentan con empleo formal y remunerado. En el caso del hombre el 33% no trabaja y el 77% de su población está empleado. Una diferencia de 14% a favor de los hombres a pesar de que en totales poblacionales la mujer es superior por 1% (51% de mujeres por 49% de hombres).

El 43% de mujeres empleadas en su conjunto perciben 5.3% menos en promedio por su trabajo que el hombre en funciones y puestos similares, esta brecha se ha reducido del 16.1 al 5.3 pero no debería de existir. Además, a eso se suma que la mayor cantidad de trabajadores que recibe menos de un salario mínimo son mujeres, casi el doble que los hombres y por cada mujer que gana más de cinco salarios mínimos hay 1.3 hombres. Las mujeres han hecho evidente que la cuarta parte de los hogares mexicanos son encabezados por la mujer, pero eso habla en contra de sus condiciones económicas, hay 53.3 millones de personas en pobreza y por ende 47.7 millones fuera de ella, en los estratos de ingresos superiores a los cinco salarios mínimos por cada 100 pesos que aumentaban sus ingresos, los pobres sólo incrementaron 4.4 pesos, es decir más pobres y más desigualdad.

Como señalamos antes la cuarta parte de hogares mexicanos son encabezados por mujeres, ellas son quienes mayoritariamente perciben un sueldo menor al mínimo, que las arroja a una pobreza llamada multidimensional, 24.4 millones de mujeres viven en la pobreza contra 22.6 millones de hombres. Es ocioso señalar que estos promedios nacionales de pobreza se disparan en las zonas rurales, donde incluso 3.5 millones de personas están en pobreza extrema. Las entidades con mayor cantidad de pobres son Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Puebla, salvo puebla, coincide con los más bajos niveles educativos y mayor número de personas en pobreza extrema. En contraste Nuevo León, Ciudad de México, Sonora y Coahuila son los que tienen menos pobres y casi está erradicada la pobreza extrema (Moctezuma, Narro y Orozco, 2014).

No es extraño que las mujeres sean el grupo con mayor pobreza y pobreza extrema y que las indígenas ya sea en sus comunidades de origen o en los cinturones de miseria de las ciudades sean quienes tienen esa condición de pobreza extrema, falta de seguridad social, de servicios educativos. Las mujeres pobres han aumentado sobre todo en zonas rurales, hay un millón más de mujeres con pobreza alimentaria y 1.9 millones con pobreza patrimonial, lo que arroja que 14.4 millones de mujeres viven en pobreza, ya sea extrema, alimentaria o patrimonial. De ahí que México ocupe el lugar 61 de un total de 181 países en el índice de desarrollo humano con un IDH del 0.775, arriba del promedio de América Latina (0.741) y mundial (0.694), pero esto es ilusorio, pues al ajustarlo por la desigualdad se tiene un 0.593, debajo del promedio mundial

Esa es una medida real de la desigualdad social de nuestro país, los ricos hacen que promediemos como país desarrollado pero los pobres nos envían debajo de los índices de los países de Asia central. Y como es de esperarse esto afecta principalmente a la mujer pues ocupamos el lugar 72 de 181 en desigualdad de género, con un índice de 0.382, debajo de América Latina (0.419) y mundial (0.463). Lo que quiere decir que, de la población nacional, la mujer es la más pobre, la menos educada, la menos empleada, la de menor remuneración, la de menor protección social y la de mayor marginación en su desarrollo (World economic fórum, 2012).

Mujeres en ámbito de trabajo comunitario

El papel de la mujer en la sociedad ha sido ampliamente estudiado, sin embargo, eso no ha derivado en cambios radicales del papel de la mujer en sus comunidades, en gran medida se ha quedado como un objeto de estudio más no de intervención. Martínez, Zapata, Alberti y Díaz (2005) realizan una investigación sobre el papel de la mujer en un entorno rural ahí encuentran que la actividad de la comunidad es dominada por el hombre al ejercer el poder incluso de forma violenta para dar paso a la continuidad de prácticas socialmente aceptadas en dicho entorno, la comunidad en su accionar no se puede entender sin el poder hegemónico del hombre que así adquiere identidad.

La mujer por el contrario enfrenta problemas en las organizaciones rurales de trabajo, entre ellos están: La invisibilidad de su trabajo, la devaluación de la mujer sola –abandonada- o soltera, la estructura piramidal masculina en la toma de decisiones, papel fundamental en la permanencia de la estructura tradicional del poder comunitario, analfabetismo o bajo nivel educativo, carencia de recursos productivos propios, dependencia económica del marido, desigualdad en la competencia, poco valor de las organizaciones mixtas.

En lo referido a la invisibilidad del trabajo, en las zonas productivas del norte, no se toma en cuenta su labor cotidiana de cuidado de la familia, preparación de alimentos, limpieza del hogar, a ello se suma su participación en el trabajo en el campo que es a la par de su pareja, sin embargo, sólo esto último es apreciado, el resto de su actividad es invisibilizada, no existe pues es una obligación “natural” de la mujer.

La devaluación de la mujer sola. En las gestiones, en la organización y el trabajo la mujer sola es vista como un peso muerto más que como una ayuda. El término de mujer “fracasada” a aquella que vive sola o que ha perdido a su pareja, estigmatiza y describe de cuerpo completo la idea de que la mujer sola es incompleta, pero no solo ello, sino incapaz de vivir y participar productivamente en sociedades de trabajo. Así se le relega, cuando es tomada en cuenta a la preparación de la comida, al cuidado de niños, si logra formar parte de una gestión, sólo se le admite como apoyo y no como elemento de decisión, eso corresponde al hombre.

Estructura piramidal masculina en toma de decisiones. Esto es una forma de reforzar la identidad del hombre en comunidades de trabajo a partir de su ejercicio de poder. La organización de la comunidad, las decisiones y el poder interno de las comunidades productivas recaen en el hombre, reproduciendo las condiciones de falta de importancia de la mujer como participante político en la toma de decisiones.

Analfabetismo. Si bien las reuniones internacionales como Dakar y Jomthien de la UNESCO destacan el compromiso de que los estados miembros de la ONU promuevan la educación para todos y la equidad de la mujer en la educación, en el entorno rural esto no se vuelve realidad, la mujer es condicionada a su aprendizaje social de su rol, como un aspecto prioritario para no ser una mujer “fracasada”, el estudio cae en un segundo nivel de importancia, por ello la mujer en estas organizaciones rurales tiene bajo nivel de estudio y su peso en las decisiones de grupo se ven desestimadas.

Falta de medios de producción propios. La revolución mexicana en su fase agraria, la pelearon tanto hombres como las soldaderas, ambos lucharon y murieron por el derecho a la tierra. Sin embargo la Reforma agraria desde un principio no tomó en cuenta a la mujer para ser titulares de un pedazo de tierra en un ejido, para tener derecho a ello debería mostrar que era cabeza de familia y carecía de un hombre que decidiera por ella, algo impensable de ser aceptado por las comisarías ejidales pues la mujer no puede estar completa sin un hombre, luego no tiene derecho a la tierra, esto limita su participación en proyectos comunitarios como igual que un hombre pues en las reglas de operación de apoyos a mujeres en el campo (Promusag, 2003), se pide que la mujer sea titular de una parcela, título expedido por la autoridad ejidal o comunal.

Dependencia económica del marido. Al carecer la mujer de figura jurídica para tener por sí misma una parcela, depende del hombre para participar de un trabajo productivo. El hombre así hace dependiente a la mujer para su beneficio e incluso cuando los créditos ya han rebasado la capacidad de pago del hombre, empeñan el trabajo de la mujer para obtener más recursos.

Desigualdad en la competencia. Toda la cadena de producción del campo, desde la compra de semilla, el trabajo de siembra, la cosecha y sobre todo la comercialización de los productos está controlado casi de manera exclusiva por el hombre, no existe cadena paralela dirigida por la mujer o grupo de las mismas, por ello en el mejor de los casos, la mujer cuando logra desarrollar un proyecto productivo y tiene frutos, estos quedan a la buena voluntad de quien domina la cadena de comercialización, lo trae como consecuencia una auto explotación de la mujer que tiene que vender su producción a menor precio que el de proyectos dirigidos por el hombre, bajando así su rendimiento llegando incluso a no tener para pagarse ellas mismas.

Poco valor de las alianzas mixtas. El papel de la mujer en organizaciones productivas no es de la misma importancia que la del hombre, carecen de preparación técnica, son sujetos de tratos injustos pues se emplea su trabajo e incluso son la primera línea en la toma de tierras, sin saber cuáles son las demandas por las que luchan, no se les da importancia a sus opiniones ni decisiones, a menos que estén acompañadas de sus “hombres”, hijos y marido.  Todo lo anterior lo sintetiza Campaña (2003) de forma desalentadora:

 “…algunos de los factores de discriminación más decisivos en relación con el género están arraigados en el entorno cultural del medio rural, como por ejemplo        el machismo, el que determina los prejuicios basados en el sexo presentes en el derecho consuetudinario. Hoy en día, a pesar de que la mayor parte de los países han cambiado sus marcos jurídicos e institucionales respecto a la herencia, la compra y la tenencia de la tierra, y que la titulación conjunta hace parte de la ley de propiedad agrícola de muchos de nuestros países, los programas de titulación y de propiedad de la tierra continúan favoreciendo a los hombres en porcentajes importantes.Asimismo, difícilmente se acepta a la mujer como beneficiaria directa en los programas de crédito oficiales aun teniendo un título de propiedad”.

Algunas prácticas culturales y género

El término cultura más que concepto lo hablan los sociólogos como categoría, Antony Giddens coincide con Pierre Boudieu en señalar que la cultura no es la posesión, práctica y comprensión de las artes refinadas, el segundo autor incluso señala que habría entonces una alta cultura y una baja cultura. Esta no se puede entender por lo que no es, sino por lo que sí es, las diferentes manifestaciones de formas de vida de las diferentes sociedades. Eso implica que sociedad y cultura no son lo mismo, como sería un texto y su comprensión. La primera es un sistema o entramado de interrelaciones, de interacciones en un tiempo y espacio, la segunda implica un conjunto de prácticas con significado compartido, las prácticas tienen sentido en una sociedad y tiempo y de forma revolvente, no puede existir cultura sin sociedad, pero tampoco puede existir una sociedad sin cultura, una es a manera de sustrato el espacio histórico donde las prácticas se comparten con significados comunes.

La socialización es un proceso por el cual las nuevas generaciones (niños) de una sociedad adoptan gradualmente prácticas y significados comunes, el aprendizaje a diferencia del escolarizado se da en todo momento y durante toda la vida. Aludiremos a la mediación para comprender cómo un sujeto al ser mediado por las personas de su entorno en las prácticas y significados que son comunes a su entorno y los rituales que debe de seguir para emplearlos adecuadamente, esto se da de forma progresiva hasta que el sujeto es consciente y puede reflexionar sobre su papel en la sociedad donde se encuentra y de la naturaleza y características de dichas prácticas (Guiddens, 1964).

México es rico en diferentes manifestaciones de formas de vida en sociedad, y por ende en manifestaciones culturales. Nuestros pueblos originarios son ricos y diversos respondiendo a la riqueza biótica de nuestro país, en el uso de sus recursos se asienta la diversidad y respeto a su entorno. Aun hoy existen 56 grupos étnicos indígenas en nuestra geografía, cada uno con costumbres y prácticas que sobrepasan sus lugares de origen ya que el 85% de nuestra población es urbana, en contraparte 17% de la población indígena habita en ciudades, municipios como Ciudad Nezahualcoyotl en el Estado de México cuentan con más habitantes originarios de Oaxaca, por ejemplo que algunas de las regiones del mismo estado, por lo que las costumbres y prácticas culturales se han adecuado a las condiciones urbanas y se alejan de su sentido original.

México presume de su riqueza cultural, pero esta se asienta no sólo en el mundo virreinal y actual, se asienta también en la diversidad de sus grupos originarios. Los pueblos indígenas in situ tienen costumbres ligadas a sus recursos y aprovechamiento, por ejemplo, en la zona lacustre de Michoacán tierra de purépechas se tiene apego a la pesca de sobrevivencia, la agricultura de productos de zona templada y en menor proporción la caza. El grupo sobrevive promoviendo las artesanías de madera basada en la explotación forestal en baja escala, el buen manejo de recursos naturales ha promovido una vía más de recursos, el turismo que visita esta zona para conocer de sus expresiones musicales como la danza de los viejitos que es el baile de cosecha de otoño invierno, la danza del pescado en Pátzcuaro, sólo dos ejemplos de las más de 520 danzas vivas y 150 en desuso que no conocemos.

Su organización familiar es por familias extendidas, con privacidad por familia pequeña y compartiendo un mismo patio o espacio común. El esposo lleva a casa de su familia a su esposa y ahí viven, la esposa forma parte de la familia del novio y adquiere derecho a la herencia (de tierra), su organización comunitaria se da por mayordomías representativas de los barrios, se articulan para organizar las fiestas patronales. El papel de la mujer es secundario y realiza trabajo que se invisibiliza y en algunos casos se autoexplota.

En el norte los grupos étnicos son abundantes, pero hay estados que no tienen grupos originarios como Coahuila, pero otros como Durango, Chihuahua y Sonora tienen una población importante de ellos. Si tomamos a Durango ellos cuentan con cuatro grupos: mexicaneros, huicholes, tepehuanes y rarámuris. A pesar de que Durango tiene zonas boscosas estos grupos, salvo los Rarámuri viven en zonas semidesérticas y rocosas del desierto chihuahuense.

Sus medios de producción son rudimentarios y de sobrevivencia o autoconsumo, se dedican a la recolección, siembra en laderas, en el trabajo participan toda la familia pero la distribución de los beneficios lo determina el hombre, el trabajo de la mujer es variado pues lo mismo cuida a la prole que prepara los alimentos que pastorea los pocos animales con que cuentan y además hacen labores agrícolas y en algunos casos como los Huicholes comparten con el hombre la elaboración de textiles y productos de venta como artesanías,  a pesar de ello su papel en las comunidades es secundario.

Una situación diferente tanto en la explotación del medio como de la organización social se da en los Rarámuri pues ellos se dedican a la agricultura, pastoreo, explotación forestal (mínima) y venta de productos artesanales. La mujer y el hombre tienen distribución equitativa del trabajo, aunque hay división de actividades por género. La mujer al casarse va a prueba un año con su pareja, los casamientos se dan en personas muy jóvenes (adolescentes) por lo que viven en grupo extendido con los padres del novio, su papel es relevante en la economía pues es la mujer quien realiza todas las artesanías para venta (cestos, útiles de cocina) y uso como los textiles. Cuidan de sus animales y los pastorean.

Las mujeres y hombres al nacer y ser niños no son discriminadas pues todos son muchi, en su desarrollo no hay diferencia sólo que el hombre tiene el número 3 y la mujer el 4 que son el número de almas que tienen, a partir de los 11 años las tareas se dividen por género y son complementaria así el towi cortará la leña, pero la tewe la acarreará, el hombre desgranará las mazorcas, pero la mujer preparará las tortillas. En las carreras en que participan, distingo del grupo, el hombre usa una pelota y la mujer un aro en las largas carreras que emprenden primero de forma lúdica y después ritual.

La elección de la pareja corresponde a la mujer quien elige a su acompañante, éste preferirá a las mujeres redondeadas y con cierta gordura, el modelo de belleza está lejano de la delgadez. La mujer busca en el hombre lo que ella le cuesta trabajo hacer y el hombre viceversa. Pues la mujer se dedicará al hogar y el hombre a tareas agrícolas. En general el papel de la mujer es secundario pues siempre sigue al hombre, es complementaria tanto en el trabajo como en la vida, sin embargo, la mujer Rarámuri no es dependiente económica del hombre ni carece de patrimonio pues tiene sus animales y tierra heredada de sus mayores para facilitar su vida.

El papel de la mujer en otra región del país es contrastante con esa incipiente autonomía de las Rarámuri, Chiapas cuenta con el 27% de su población que habla una lengua indígena el mayor porcentaje en el país, a diferencia de la tendencia nacional, aquí el 51% de las personas viven en entorno urbano, el 49% en rural. La situación económica de la población rural de Chiapas es de pobreza a pobreza extrema, Eso hace que 109 de los 122 municipios de Chiapas sean de alta o muy alta marginalidad.

Las mujeres chiapanecas de medio rural viven en condición de exclusión y violencia, inclusive dentro de sus propias comunidades, violencia institucional por parte del estado (recuérdese el caso de las “juanitas”), no se le garantiza derecho a tenencia de la tierra (patrimonio), vivienda digna, alimentación, educación, y salud, por ello este estado es el de mayor marginación para la mujer rural.

Los derechos humanos son algo inexistente para ellas, pues son vulneradas de forma triple, por su origen étnico, por su clase social y por su género. Por ejemplo, el mayor número de mujeres analfabetas se encuentra aquí, esto es una de las causas y   consecuencias de la dependencia de la mujer con su pareja, familia y con las autoridades de su comunidad que obligan a reproducir estas prácticas sociales.

Los rezagos en la calidad de vida de las mujeres de Chiapas se reflejan con los indicadores que miden el desarrollo humano, una de las principales causas es la conservación de las prácticas culturales que lo permiten por “usos y costumbres”, donde el derecho positivo choca con el derecho consuetudinario, este resquicio es el que permite que se violenten los derechos humanos de las mujeres y sus implicaciones en todas las dimensiones (CDDH, 2012).

Con estos tres ejemplos de las sociedades indígenas se desea hacer notar que la condición de la mujer en dichos espacios de la geografía nacional no es favorable, su situación es un reflejo de la cultura machista que discrimina por el criterio de género a los de su mismo grupo, así como las condiciones que las reproducen. Los grupos sociales más desfavorecidos se encuentran en reservas de la Biosfera o en otro tipo de zonas protegidas, pareciera que la biodiversidad y zonas protegidas está relacionada con la pobreza.

Turismo sustentable y género

Los proyectos comunitarios que tienen bajo impacto en el entorno natural son los que respetan el uso racional de los recursos que de manera tradicional se da en la zona, ejemplos como los de la norteña Cuatro Ciénegas en Coahuila o Montes azules en Chiapas nos podrán dar luz de la incorporación de la mujer a una actividad de autoempleo.

Caso Cuatro Ciénegas Coahuila

Un ejemplo de un proyecto comunitario no sustentable está en proceso en cuatro Ciénegas Coahuila. Es un desierto entre Monclova zona siderúrgica y Torreón zona agrícola y ganadera, ahí está el pueblo de cuatro Ciénegas nombrado recientemente -2012- pueblo mágico y cuna del varón de cuatro Ciénegas Venustiano Carranza. Cuenta en las cercanías -40 minutos en carretera- del pueblo con un sistema lagunar relicto del mar de Tetis y por ende con una riqueza biótica única en el mundo que a la vista poco se percibe, es un oasis en medio del desierto con estromatolitos y especies únicas de tortuga, peces, moneras, y en general todo tipo de microfauna que se estudie, como podrían ser los arácnidos, en 1994 se le declaró zona natural protegida.

Cuenta con una infraestructura educativa que atiende desde preescolar hasta bachillerato en carreras técnicas terminales, su población tiene acceso a servicios de agua entubada, electricidad y comunicación telefónica, ha tenido expansión en los servicios de hotelería y restaurantes en el centro del pueblo.  Sin embargo 44.3% de su población no tiene educación básica.

Junto a este pueblo están las zonas ejidales (11 en total) y lagunas (siete las más importantes) se encuentran zonas de explotación agrícola de los miembros del pueblo y alfalfares de empresas lecheras, rodeados de huizacheras, en las lagunas hay tulares y humedales Ramsar que crean gradientes de riqueza biótica. El pueblo requiere de agua para su vida diaria y para la siembra de hortalizas, la industria lechera requiere de forraje y agua, pero las lagunas de donde ambos extraen el agua requieren de cuidado.

El pueblo fue invitado a un proyecto de conservación que no fue bien recibido, pues aducían que la especie primordial que habría que proteger no era la tortuga o los estromatolitos sino las personas mismas. Así el desarrollo turístico del pueblo que poco a poco se ha dado ha llevado empleo extra a parte de la comunidad, su principal fuente de ingreso es la producción agrícola, ganadera de especies pequeñas y el cuidado de los alfalfares, tanto propios como de las empresas lecheras.

El agua es repartida por tandas sin que importe que ya algunas lagunas se han secado, otras han sido seriamente perturbadas pues son empleadas para el turismo -sustentable-proviene principalmente de Torreón y Saltillo. El proyecto comunitario hace uso de las lagunas, no todas, para turismo de aventura y “ecológico”, sus servicios se ofrecen por personas del pueblo que se trasladan a las lagunas, lo ofrecen de forma equilibrada mujeres y hombres, pero los proyectos los coordinan los hombres, muchos de ellos expulsados de Estados Unidos. A pesar de esfuerzos de las universidades e institutos UNAM, UAM, IEUNAM, entre otras que siguen realizando inventarios para definir de la mejor manera criterios de protección de la zona, comandados por los doctores De Souza y Egiarte, que intentan involucrar a la población de la zona en proyectos de protección de la zona sustentable y científica, esto no ha dado fruto, este ritmo de uso de esas lagunas no augura un futuro alentador terminando así como su medio mismo de subsistencia el pueblo.

Las actividades económicas que más dañan a las lagunas se derivan de la agricultura, el 82 % del agua es empelada con ese fin y 80% de la misma es casi un monocultivo de alfalfa, forraje para la cuenca lechera de la Laguna. El resto se divide en agua de riego para siembra de hortalizas, consumo para necesidades vitales y canalización para otros valles cercanos de los 11 ejidos de que consta la región. El turismo a pesar del daño que causa en la biodiversidad es la que menos agua demanda pues la emplea como sitio de recreo en un corredor ecoturístico. 

 

Fotografía N° 1. Habitantes de Cuatro Ciénegas inconformes por el cierre de los

balnearios. Note lo escaso de las mujeres. Tomado de García y López, 2017.

 

   En 1994 se decretó como área natural protegida por lo que se autoriza el uso de sus recursos de forma controlada, pero separando una zona núcleo de reserva para uso de investigación. En las zonas de aprovechamiento regulado es donde existen balnearios rústicos cuya normatividad está plasmada en el capítulo III del documento de zonificación emitido por SEMARNAT en 1999. Ahí se expresa que los prestadores de servicios deberán de respetar la densidad de carga e informar a los paseantes que están ingresando a un área natural protegida, que no deben de alterarla y de contar con infraestructura necesaria para residuos orgánicos (SEMARNAT, 1999).

El proyecto de del corredor turístico de Poza azul, Río mezquite, Poza de la Becerra (clausurado en 2008) y las playitas (clausurado en 2004) presentado y aprobado como ecoturismo –de bajo impacto- fue gestionado por ejidatarios, es controlado por los hombres, sin embargo los servicios como de ingreso, limpieza, preparación de alimentos y servicios de los mismos los hace en su mayoría mujeres, a ellas se les emplea en los diversos espacios de “balneario” en que se convierten estas Pozas y su pago se les acorta en un porcentaje para usos ejidales, criterio que no se aplica al hombre.

En las reuniones y asambleas de trabajo, participan las mujeres, opinan y toman decisiones, pero estas no son respetadas, ni en su comunidad ni en el desarrollo de su trabajo (ver fotografía1). La mujer es explotada y poco reconocida en su esfuerzo, se le liga al hombre como su complemento para la toma de decisiones, la falta de estructura legal que le permita poseer tierra –ejidal- la empobrece en patrimonio y no les permite participar de las decisiones.

El turismo en cuatro Ciénegas no ha cumplido con la protección del medio ni un uso controlado de los recursos, su sobre explotación más de 20,000 visitantes por temporada, duplican la población fija del municipio, ello causó la clausura de dos balnearios promovidos por la misma ANP, para dar una forma de vida digna a los ejidatarios, ni cumplió con promover el empoderamiento de la mujer pues esta sigue en su papel secundario y autoexplotada como prestadora de servicios.

 Causas Verdes las nubes Chiapas

Causas verdes es uno de los proyectos ecoturísticos impulsado por el programa de turismo alternativo en zonas indígenas, este programa tiene como finalidad aportar en la mejora de la calidad de vida de los pueblos originarios y al mismo tiempo promover actividades de bajo impacto en zonas naturales protegidas. El ejido de las Nubes se encuentra en el municipio de Maravilla Tenejapa. Es una pequeña comunidad con 360 habitante tzotziles, tojolobales y tzetzales principalmente.

La mayoría son testigos de Jeová y Pentecostés, el ejido de las Nubes se encuentra en la reserva de la Biosfera Montes Azules, la población se dedica a la agricultura del café, pesca de agua dulce, pequeña ganadería y agricultura de milpa para autoconsumo. Causas verdes es una sociedad de solidaridad social, formada por 21 personas, 19 hombres y 2 mujeres. Sin embargo, ese es sólo el registro oficial pues hay más mujeres en el grupo. Se encuentra a 120 Km de Comitán y colinda con la frontera sur con Guatemala.

Debido a que está en una reserva de la biósfera es uno de los proyectos sociales más exitosos de Chiapas, su atractivo es el Rio Santo Domingo, afluente del Grijalva, en las Nubes forma cascadas y su corriente permite la práctica de actividades acuáticos extremos. Su infraestructura cuenta con un restaurante, palapas, 15 cabañas, sanitarios, hamaqueros y estacionamiento. Es indudable la mejora en los ingresos de los miembros de la sociedad y del ejido, pues aportan 10,000 anuales al mismo.

En el proyecto participan tanto hombres como mujeres, promueve que las escuelas primarias reciban cursos de educación ambiental por parte de CONAFORT, tienen un manejo correcto de los desechos sólidos, los orgánicos los compostean y los inorgánicos los vendes, su fuente de energía eléctrica es por paneles solares, una planta de tratamiento de aguas residuales empela enfriador de botellas de gas no eléctrico, el centro ayuda a que la carretera que los une con Comitán esté en buen estado,

Todos estos logros se dan en buena medida, según entrevista (Ávila, 2013) por la participación de los hombres en el diseño, trabajo, operación y administración del centro, las mujeres tienen un papel secundario en limpieza y preparación de alimentos, además la zona atrae a vendedoras de artesanías que se ven beneficiadas por la atracción ecoturista. Recordemos que los hombres en la sociedad suman 19 contra 2 mujeres, esto la presencia de mujeres es un punto a favor para la aprobación de las sociedades de solidaridad social.

A cambio las personas de la sociedad y las que venden en sus alrededores han dejado de cultivar la tierra, por lo que pagan a otros para que trabajen sus tierras, se da una disminución en las actividades económicas tradicionales por el incremento del turismo, el cual empieza a tener impacto en el sito, lo perturban en temporada alta y personas ajenas a la comunidad de forma clandestina talan y cazan en zonas con esa actividad limitada.

El papel de la mujer en la sociedad es de membrete, pues en las reuniones, decisiones y discusiones no participan, su función es validar la equidad del proyecto en lo formal. En el trabajo dentro del proyecto ecoturístico, se dedican a preparación de alimentos, limpieza, pero poco al servicio directo a los huéspedes, asimismo se dedican a la venta de artesanías elaboradas por ellas mismas. Así su trabajo es invisibilizado no retribuido de forma directa pues el hombre es quien tiene control de ingresos, la mujer depende del hombre en lo económico y en sus decisiones. Además, al llegar a su hogar se dedica a las labores regulares de su vida de casada, atender a la prole y a su esposo además de los miembros de su familia extendida. El hombre de más edad controla al grupo social y detenta las tierras y el producto del trabajo agrícola por lo que la mujer tiene pobreza de patrimonio, económica, dependencia del hombre, invisibilidad de su trabajo

La escolaridad es baja, la mujer es generalmente casi analfabeta, pues para la comunidad la mujer debe de educarse en las costumbres de los mayores y en prepararse para adquirir alma la cual se adquiere con la madurez. Por alguna razón la población de mujeres es mayor que la de los hombres en esta región, pero eso no las libra de la condición de marginación económica, social, cultural y con represión para el desarrollo de su salud sexual y reproductiva.

Así el proyecto Causas verdes las Nubes, es reconocido como exitoso por traer mejora económica en la comunidad e ingresos extras, pero discrimina a la mujer pues sólo la incluye como requisito formal, en los hechos la margina socialmente y se abusa de su fuerza de trabajo, en cuanto a la protección del medio el proyecto empieza a causar daño en la zona núcleo de Montes Azules por lo que debe de bajar la densidad de carga para preservar la biodiversidad.

Algunas señales de cambio

En contraste a los papeles de marginación de los proyectos comunitarios ecoturísticos mencionados, hay otros que hacen que la mujer se reconocida dentro de los proyectos que ellas mismas dirigen, En el primer caso Jalcomulco municipio de Veracruz en cercanía con la capital Xalapa, es el lugar donde el río Antigua representa un recurso que es explotado por sus habitantes como desarrollo turístico. Su actividad comercial es la agricultura de caña de azúcar, café, mango y maíz. Pero el turismo ha dinamizado la economía del municipio.

El papel de la mujer es de alta importancia en lo que denomina campamentos, desde donde parten los turistas para bajar en los rápidos del río. La mujer forma parte de la organización del trabajo, de la preparación de los turistas para su aventura, de la guía de los botes en varios casos y de apoyar además los servicios tradicionales de limpieza y preparación de alimentos.

La mujer se “masculiniza” pues ocupa puestos que compiten incluso contra prestadores del mismo servicio en la comunidad, esto se da principalmente con mujeres de otras comunidades. Esta comunidad presenta una transición en el rol del trabajo. Las mujeres de Jalcomulco se dedican preferentemente a los servicios de limpieza, preparación de alimentos y hospedaje, en tanto que los puestos de gerencia, administración, conducción de turistas lo ocupan las mujeres citadinas provenientes de Xalapa principalmente. Así el papel tradicional de la mujer sigue en Jalcomulco, pero es perturbado por la presencia de mujeres citadinas. La escolaridad y falta de pertenencia a la comunidad permite que la mujer de la comunidad vislumbre otros horizontes, más allá que la cría y marginación (Díaz, 2012).

Otro sitio donde los proyectos comunitarios potencian el empoderamiento de la mujer se tiene en Bahía de Huatulco Oaxaca. Fernández y Martínez (2009) reportan la participación de las mujeres empresarias en desarrollos turísticos a partir del estudio de dos cooperativas Mujer de barro y Flor de barro fundadas en 2005 y 2006 respectivamente, se ubican en la desembocadura del Río copalita y los dos ofrecen servicios de masajes con barro del río, ambas están formadas exclusivamente por mujeres.

Los proyectos nacen aprovechando que los hoteles de Huatulco ofrecían ese servicio a los turistas y contrataban a mujeres para ofrecer masajes con lodo. Ante esto las emprendedoras se colocan como proyectos propios independientes de los hoteles. Una de las empresas es la fundadora, pero a poco de fundada nueve mujeres se independizan para ofrecer por competencia el mismo servicio.

Las cooperativas formadas exclusivamente por mujeres se reúnen y organizan para tomar decisiones que se someten a votación y las ganancias se reparten de forma equitativa. El éxito de las sociedades se debe a que su visión empresarial ha promovido acuerdos con agencias de viajes y hoteles para ofrecer el servicio por comisión, todos ganan y se asegura clientes aún en temporadas bajas.

El impacto en el empoderamiento de la mujer es evidente, refieren que eran tímidas y tristes, dependientes de sus hombres, pero ahora están alegres y seguras se sienten más independientes y útiles, no sólo para su empresa sino con su familia, se da un cambio de percepción de ellas mismas. El hombre sigue siendo pieza clave en la pareja, la mujer no ha abandonado sus “obligaciones de género” en su familia cumplen con sus tareas domésticas y papeles tradicionales en la comunidad pues los masajes se consideran propias de las mujeres, el varón no compite por esa actividad, no obstante, la mujer ha aprovechado el nicho para dejar de ser dependiente y auto marginadas.

 

A manera de conclusiones

En las áreas naturales protegidas de México que resguardan la Biodiversidad del país antes de ser decretadas como tales, tenían ya poblaciones que hacían uso de los recursos de su entorno, actualmente se ubica aquí el 2.5% de la población nacional y el 5.7% de la población rural originaria. El índice de marginación de los habitantes de las áreas naturales protegidas es significativo. Como hemos documentado en el texto la población más marginada de México es la indígena y de ellos las mujeres.

Las áreas naturales protegidas, tienen poblaciones incluso en las zonas núcleo, pero estas hacen un uso moderado de sus recursos, lo que promueve la conservación de la biodiversidad, tanto en su componente alfa como la beta. La segunda es una medida que permite medir la biodiversidad a partir del grado de remplazo de las especies en dos o más comunidades, esta requiere que las zonas protegidas mantengan su continuidad y conexión con otras.

Las áreas naturales protegidas deben cuidarse en ese componente el remplazo, sin embargo, es poco tomado en cuenta al momento de planear la zonificación de dichos sitios. La presencia de comunidades de pueblos originarios en dichas áreas debido a su baja población y prácticas culturales de respeto al medio nperturba ese remplazo.

Los proyectos ecoturísticos han sido impulsados por la CONANP para así promover la calidad de vida de sus habitantes a partir de actividades económicas no depredadoras del medio y protectoras de este, pues los servicios turísticos que se autorizan para ofrecer son de bajo impacto en su entorno. Otro factor para elevar la calidad de vida de los habitantes de dichas comunidades es la visibilización de la mujer y suprimir su papel de dependencia y marginación en su comunidad, a partir de su participación en los proyectos comunitarios turísticos.

Sin embargo, tanto la protección del medio y su biodiversidad como el cambio de importancia de las mujeres en las comunidades originarias no se han dado. Ejemplos como los de Cuatro Ciénegas Coahuila, y Montes Azules Chiapas nos muestras que la mujer es relegada a trabajos “tradicionales” como limpieza, preparación de alimentos, hospedaje además de cumplir con sus “obligaciones” rutinarias de atención a su familia, se le niega otro papel de mayor relevancia y se le reafirma su pobreza de patrimonio, dependencia económica, invisibilidad de su trabajo y auto explotación.

En dichas comunidades los índices de marginación son los más altos del país, pobreza, marginación, analfabetismo y prácticas tradicionales relegan a la mujer. Por el contrario, en áreas donde la mujer tiene escolaridad y están fuera de zonas protegidas, no son miembros de pueblos originarios, la calidad de vida de la mujer y su participación en proyectos turísticos es mayor. En dos ejemplos se señala como a la mujer citadina se “masculiniza” al ocupar puestos asignados tradicionalmente a los hombres, pero las mujeres no citadinas asumen puestos de actividades de limpieza y preparación de alimentos, auto marginándose.

En Huatulco en el ejemplo ofrecido las mujeres incluso forman sus propias cooperativas y se vuelven empresarias, pero eso no las aleja de su rol tradicional, atender a su familia y complementar a su pareja. Si bien ocupando nichos que los hombres desprecian por no ser masculinos, la mujer logra sentirse útil, independiente y dejar de tener pobreza por falta de patrimonio.

Pareciera que la relación conservación – bajo nivel de vida – marginación de la mujer es condición para que se conserve la biodiversidad del país, pues en las ANP es donde las poblaciones tienen los más altos niveles de pobreza y las mujeres de marginación. Al estudiar dos casos de empoderamiento de la mujer fuera de esas zonas se observa “masculinización” e independencia de la mujer.

La cuestión de género en los proyectos comunitarios atraviesa prácticas tradicionales de sociedades indígenas que favorecen la invisibilidad de la mujer y su maltrato, el uso respetuoso del medio producto de usos y costumbres de las comunidades que las habitan deberán de mutar en su relación y presencia de la mujer en esas sociedades, pero los cambios culturales que ello implica requieren de educación.

Debido a que las mujeres en dichas comunidades ya tienen un rol y prácticas sociales ancestrales, el desempeño de ellas en dichos proyectos es el que han desempeñado por siempre en sus comunidades. Servicios, apoyos personales, preparación de comida, de artesanías en tanto el hombre es el que ordena, lleva la administración del sitio y la toma de decisiones.

Sin dejar de reconocer los avances en la normatividad y legislación en materia de derechos humanos de las mujeres, es necesario reconocer que la desigualdad y discriminación que padecen las mujeres, y las indígenas en mayor grado, sigue siendo enorme. Siguen manteniéndose, con raigambre profunda y extendida, prácticas sociales y culturales muy antiguas que colocan a las mujeres en situaciones de inequidad, exclusión, injusticia y desigualdad. Retomando a Moctezuma, Narro, Orozco, (2014) perduran altos niveles de violencia contra ellas. La pobreza -que afecta más a las mujeres y de ellas a las indígenas- agudiza esta situación. La realidad confirma que las estructuras de discriminación y exclusión que históricamente han acompañado la vida de las mujeres no son fáciles de erradicar.

Estas prácticas dificultan e impiden el reconocimiento y ejercicio pleno de los derechos de las mujeres, especialmente en las zonas rurales e indígenas alojadas en las áreas naturales protegidas. El intento de aportar en la equidad de género para un desarrollo social más completo de la mujer a partir del turismo no ha sido exitoso, por las prácticas culturales arraigadas en las comunidades ubicadas en áreas naturales protegidas y si han aportado a la perturbación de las zonas.

Reducir la brecha existente entre hombres y mujeres es un reto no sólo jurídico sino también personal, familiar y por tanto, social y cultural. El turismo sustentable aporta, pero no es suficiente un programa nacional ajeno a las prácticas culturales de los pueblos involucrados, se requiere una transformación social basada en la educación primero y en la modificación gradual de las tradiciones que lastiman y marginan a la mujer.

 

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Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx

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