Artículo
Estas viendo el artículo número: 11
Año: 2012 Mes: ABRIL-JUNIO Número: 64
Sección: PALABRAS PERIPATÉTICAS Apartado: Eventos de la Unidad
Ver más artículos de esta sección
VALIÓ LA PENA POR CADA INSTANTE VIVIDO. DISCURSO PRONUNICADO EN LA CEREMONIA DE CLAUSURA DE CURSOS DE LA GENERACIÓN 2008 – 2012 DE LA LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PREESCOLAR Y PRIMARIA PLAN 2007 U UPN 094
Sandra Trejo Flores
Buenos días:
Agradecemos la asistencia, a los integrantes del presídium, a las autoridades, maestros y personal administrativo de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 094 D.F. Centro, a nuestros compañeros, familiares y amigos.
Representa un honor para mí tomar la palabra en nombre de mis compañeros en este día tan especial. Una fecha que marca el fin de una etapa en nuestras vidas y el inicio de nuestra vida profesional en la que hemos de adquirir un compromiso social. Las reformas educativas que vivimos requieren actuar con alto nivel de compromiso. La actualización permanente debe ser el principio que guíe nuestra labor, recordemos que fuimos formados en una universidad cuyo lema es: “Educar para transformar”; por tanto, nuestro desempeño en el ámbito educativo debe ser ejercido con reflexión y crítica. No tendremos disculpa si nuestro trabajo no está dirigido a coadyuvar en la construcción de un México más justo, digno y equitativo.
Recuerdo que hace cuatro años ingresamos a las aulas con incertidumbre; vislumbrábamos qué traería para nosotros la formación universitaria. Ahora estamos aquí, ha llegado el momento de cerrar un ciclo y comenzar otro; mostrar por qué y para qué fuimos formados en nuestra entrañable Universidad Pedagógica Nacional. Llegó la hora de agradecer con hechos a todos nuestros maestros, a los que con su dedicación y ejemplo nos enseñaron que la docencia se ejerce con responsabilidad, compromiso, perseverancia, paciencia y amor. Así mismo, a los que se empeñaron en mostrar lo que no se debe hacer, porque todos contribuyeron y fueron parte fundamental de nuestra formación.
Al momento de redactar estas palabras surgió en mí esta reflexión: durante la estancia en la universidad comprendí que tanto el maestro como el alumno estamos en constante proceso de reconstrucción; es en la praxis cotidiana donde se descubre que ambos enfrentamos retos por superar y objetivos que lograr, como refiere el pedagogo brasileño Paulo Freire: “No hay docencia sin discencia”; quién más que un maestro conoce las capacidades y limitaciones de sus alumnos, y los impulsa para desarrollarlas al máximo.
Compañeros, agradezco a todos los que se hicieron partícipes en la retroalimentación, ese ejercicio que constantemente enriquece y contribuye a valorar la diversidad.
Queremos agradecer a todos los que han contribuido y han estado presentes en nuestra larga etapa de estudiantes, a nuestras familias, y amigos; a aquellas personas que con paciencia nos supieron comprender, mostrando su apoyo incondicional y regalando el tiempo que tendría que haber sido dedicado a ellos.
Deseo compartir con ustedes un pasaje de mi vida de estudiante: una de mis hijas de tan solo seis años de edad, un día me dijo: “Mamá, por qué pasas tanto tiempo en la computadora haciendo la tarea; a mí, no me haces caso y a la computadora sí”. Ahora estoy aquí frente a ellas, y es el momento de expresar mi infinito agradecimiento por sus palabras, estoy segura de que algún día comprenderán que mi esfuerzo y constancia ha sido inspirado y dedicado a ellas.
En estos momentos muchos de los que estamos aquí presentes tenemos sentimientos encontrados, una enorme alegría por haber conseguido una meta personal; pero, a la vez, alguna preocupación por lo que ocurrirá de ahora en adelante, llega a nosotros la melancolía porque en nuestras mentes quedarán muchos recuerdos que nos acompañaran por el resto de la vida.
A mi mente vienen los inolvidables recuerdos que vivimos en el interior de las aulas y fuera de ellas, en donde se formaron lazos de amistad y afectos que nos llevaremos todos de forma personal en nuestro corazón. Tendremos que despedirnos de nuestros amigos, aquellos que compartieron instantes de alegría y de tristeza; los que estaban ahí, justo en el momento en que se necesitaban; brindando su apoyo y mostrando en sus acciones respeto, lealtad, amor y amistad. Así mismo, quiero agradecer al grupo de danza de la unidad 094, grandes compañeros y amigos con los que compartí el amor y pasión por la expresión artística, en ellos encontré personas adorables, sensibles y con calidad humana.
Compañeros, quién no recuerda las incontables noches de desvelo y las satisfacciones por cada logro obtenido; es el momento de decir:
¡valió la pena por cada instante vivido!
¡Muchas felicidades! a todos, los que este día concluimos nuestra formación universitaria.
Por su atención, gracias.
Junio 23 del 2012
Artículo publicado en la Revista Xictli de la Unidad UPN 094 Ciudad de México, Centro, México. Se permite el uso citando la fuente u094.upnvirtual.edu.mx